Kinn
Advertencia: Querido lector, debo de advertir que no hay una idea concisa, son simples ideas sueltas. Iniciamos con KinnPete para terminar con VegasPete. Gracias por su atención.
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Kinn sonreía discretamente al nuevo guardaespaldas de su hermano mayor. Pete Phongsakorn, como le había dicho que se llamaba entre tartamudeos, bajo la mirada.
—¿Kinn? —Su padre lo miró con esa calma ya tan típica—. Hijo, ¿estás bien?
—Por supuesto. —Kinn asintió mientras desviaba su mirada de Pete—. Lo lamento, por un momento me distraje.
Pete siguió con la mirada baja pero con la estremecedora sensación de los ojos de Khun Kinn en él.
Esa fue su primera interacción.
🔹🔹🔹
Kinn beso los labios de un Pete completamente sorprendido.
—¿Debería terminar con Tawan? —Kinn acarició el rostro del sureño y le sonrió.
Pete suspiro mientras negaba con la cabeza—. Ambos sabemos que todo esto lo hace por mera venganza. —El chico se mostró firme sin dejar decaer su mirada, dando a entender que él sabía perfectamente que era utilizado y no estaba dañado por ello—. Khun Kinn, esto no lo hace mejor que Tawan.
Kinn miró fijamente al chico. Lo cierto era que la infidelidad de Tawan estaba causando estragos en él, aunque irremediablemente se sentía tan bien esconderse entre los labios de Pete.
Kinn sabía que su corazón le pertenecía a Tawan pero su deseo físico era completamente de Pete.
—Tienes razón. —Kinn le mostró una sonrisa avergonzada—. Lamento si te incomode.
—No se preocupe, Khun Kinn. —Pete hizo una reverencia—. Estoy para servir.
Pete se fue de ahí sin darse cuenta de las ganas que tenía Kinn de que esta noche se quedara con él.
El mayor suspiro mientras se revolvía el cabello. Estaba tan confundido; No quería engañar a Tawan como este lo estaba haciendo con él, pero tampoco quería dejar a Pete.
—Tal vez necesito dejar de verlo. —Se planteó el Theerapanyakul.
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El tiempo había transcurrido; había dejado su extraña obsesión por Pete a un lado y se centro en arreglar las cosas con Tawan.
Las cosas no terminaron bien.
Tawan lo había traicionado vendiendo información a los italianos y ahora se encontrá dolido, molesto y se sentía estúpido.
Tiro la botella de alcohol y dejó que su cama fuera su único consuelo.
—Khun Kinn. —Una voz masculina lo trajo al mundo real. Miró el rostro que tanto se empeñó en soltar; Pete lo veía con ligera preocupación—. Khun Tan quiere confirmar que se encuentra bien.
—¿Bien? —Kinn rio mientras se incorporaba— ¿Me ves bien?
Pete bajo la mirada mientras negaba suavemente.
Ambos se quedaron en silencio. Kinn estiró sus manos y tomó la cintura del guardaespaldas de su hermano.
—Khun Kinn...
—Quedate conmigo esta noche. —Kinn enterró su rostro en el estómago del guardaespaldas—. No quiero dormir solo.
Pete no puso resistencia. Dejó que su cuerpo fuera manipulado al antojo del Theerapanyakul. No hubo palabras amorosas, no hubo sonrisas cómplices.
Kinn atendió la asfixiante necesidad de sentir a Pete de nuevo con él y tratar de curar su propio corazón roto.
🔹🔹🔹
Kinn actuo tontamente; se dijo que tenía que cerrar capítulos en su vida, tenía que dejar ir a Tawan pero también a Pete. No quería lastimarlo, no cuando se sentía tan inseguro de su sentir.
Estar con Pete era maravilloso. El problema radica en que el guardaespaldas atendía sus necesidades sin replicar para después volver con su hermano y fingir que nada había pasado.
Kinn se estaba volviendo dependiente de otro chico; ya no quería repetir esa historia. Contrato a varios tipos que pasaron por su alcoba al menos una vez. Fingió no ver la mirada de confusión de Pete y siguió cometiendo estupidez tras estupidez.
Cuando era demasiado tarde, se dio cuenta de que Pete jamás le reclamo, tampoco lo culpo o miró mal. Pete no sentía nada por él cuando él ya no podía sacar a Pete de su cabeza.
🔹🔹🔹
—Pete... —Porsche, el nuevo guardaespaldas de Kinn lo miró fijamente.
Phongsakorn le mostró una sonrisa para poner su atención en él.
—¿Tienes alguna duda sobre el trabajo? —Preguntó Pete ingeriendo de nuevo la espantosa ensalada que servían en ese lugar.
—¿No has notado que todos los chicos que entran a la habitación de ese imbecil tienen un ligero parecido contigo? —Preguntó realmente curioso el moreno.
Pete se ahogo con la comida. Porsche le pasó agua y Pete pudo respirar de nuevo.
—¿Qué tontería preguntas?
—Lo he estado pensando. —Porsche puso un rostro pensativo—. De verdad juraría que hay algo en esos tipos que me recuerda a ti.
—Soy único, mi gran amigo. —Pete puso una de sus manos a la altura de su rostro y con el pulgar y el índice delineó su barbilla—. Mi rostro no lo ves en cualquier lado.
Porsche le aventó la lechuga para después negar divertido.
No se refería a que eran identicos; nadie podría igualar la belleza de Phongsakorn, pero cada que veía a uno de ellos, había algo que le recordaba ligeramente a su amigo. Ya sea el repetitivo cabello negro liso cayendo por sus frentes, los ojos grandes o el cuerpo esbelto.
—Tal vez yo solo soy demasiado ordinario. —Pete sonrió amable—. Y yo soy el que tiene razgos en común con todos esos chicos.
—Ten cuidado, Pete. No vaya a ser que seas el siguiente en entrar a esa habitación. —Bromeó Porsche.
Pete tuvo que fingir una sonrisa mientras tragaba con fuerza.
🔹🔹🔹
El mal chiste de Porsche parecía más una temible profecía en ese momento.
Pete no sabía que hacer con sus manos más que aferrarse a las sábanas. Kinn sobre él descargaba todo el estrés y lujuria que cargaba consigo.
—¡Ah! —Las cejas pobladas de Kinn se relajaron en un estado de excitacion— ¡Ah! ¡Porsche!
Pete quedó paralizó al escuchar el nombre de su amigo desde los labios del Theerapanyakul. Todo acto se detuvo al sentir como el ambiente se volvía uno tenso y pesado.
—Khun Kinn...
—Lo lamento. —Kinn se notaba de verdad arrepentido—. Perdoname, Pete.
Pete se levantó de la cama, tomó sus ropas y se vistió con ese típico estado de calma. Kinn perdió la ereccion y las ganas de seguir, se levantó de la cama y desnudo corrió hasta el guardaespaldas para detenerlo antes de que esté saliera de la habitación.
—Pete...
—Khun Kinn, debería ser más sincero con sus propios sentimientos. —El guardaespaldas no se notaba triste ni decaído como había imaginado Kinn. Más bien, cargaba consigo una mirada de culpa—. Si esta enamorado de Porsche...
—¿Yo enamorado de Porsche? —Kinn sonrió incrédulo.
Por primera vez en todo el tiempo que se conocian, Kinn vio como Pete se mostraba irritado ante sus palabras.
—No trate de engañarse. Toda su vida han sido malas decisiones tras otras. Tenga el valor de reconocerlo y de darse una oportunidad para amar. Piense bien lo que hará a continuación. —Pete miró a su alrededor y después al heredero de la primera familia—. Desde ahora no pienso entrar a esta habitación. No puedo hacerle eso a mi amigo.
Entonces Kinn lo entendió. Pete no estaba celoso, dolido o confundido por él. El bonito chico tenía bien en claro lo que sentía y quería, y en ese momento se sentía culpable por ser usado para olvidar a su amigo y quería mantenerse fiel a esa amistad.
Kinn para Pete seguia siendo lo mismo que tiempo atrás; una simple autoridad.
🔹🔹🔹
Vegas tenia un objetivo; Porsche Pachara.
Siguio con la mirada a Kinn, quien a su vez seguía a Porsche. Era un triangulo lo bastante gracioso y divertido para Vegas.
Pero luego estaba esa maldita sonrisa que lo hacía tambalear en sus planes.
—¡Pete! —La irritable voz de Tankhun llamó a su guardaespaldas favorito. Sin embargo, Khun no fue el motivo por el que terminó volteando; su mirada depredadora terminó en un hermoso chico de hoyuelos en las mejillas lo suficientes coquetos para hacerlo perder la concentración— ¡Veamos una serie hasta el amanecer!
El rostro lleno de circunstancias del chico causó cierto revuelo en Vegas, sin embargo, se obligó a concentrarse y desviar su atención a él.
Kinn dejó de seguir a Porsche con la mirada para seguir a Pete. Los ojos de su primo recorrieron la silueta del guardaespaldas de Tankhun y pronto una mirada cargada de deseo lo sorprendió.
¿Cuál era el maldito juego de Kinn?
🔹🔹🔹
Vegas juraría que Porsche y Kinn tenían algo, que muy a su pesar, lo hizo sentir como un perdedor. Las atenciones y palabras amorosas no parecían funcionar en Porsche, quien necio, se mantenía fiel a su primo.
Suspiro cansado por todo el maldito teatro. Necesitaba mover sus piezas con cuidado para poder ganar esa partida.
—No voy a dejarte aquí. —La celda fue abierta y su palma se extendió hacia el moreno.
Una pequeña muestra de fidelidad con una mirada de esperanza fingida fueron suficiente para que Porsche confiara en Vegas.
Vegas tomó fuerte la mano de Pachara y corrieron rumbo a la salida. Al menos, eso hasta que apareció ese sujeto.
—No lo hagas más difícil. —Pete mantenía un porte decidido.
Vegas trató de salir, pero la boca del arma pronto lo apunto. Cuando Porsche decidió enfrentarse a su gran amigo, Vegas salió de ahí no sin antes encontrarse con Kinn en el camino; se preparo para enfrentarlo pero Kinn pasó de él y se dirigió de inmediato donde estaba Porsche y Pete.
¿A quién elegirá?
Vegas siguió a Kinn. La pelea había terminado con Porsche subiendo por las escaleras y Pete en el piso. El Theerapanyakul de la segundo familia quedó congelado al ver como Kinn ignoraba a Porsche para correr auxiliar a Pete.
El moreno tenía la misma cara de incredulidad.
Vegas apretó la mandíbula. Pieza equivocada.
🔹🔹🔹
—Será mejor que marques. —Vegas tomó el celular del guardaespaldas y sonrió sádico al ver el contacto de Kinn—. No queremos que te encuentren, ¿cierto?
El sureño no escondió su sorpresa. La mirada de Vegas se lo confirmo. Lo sabía todo.
—Está sonando. —Vegas se pego al cuerpo del sureño—. Contesta y responde bien sino quieres que la abuela pague las consecuencias.
Pete lo miró con verdadero odio despertando en Vegas una extraña sensación de reto.
—¿Pete? —La voz de Kinn se escucho en el celular.
El Theerapanyakul de la segunda familia observó los gestos del guardaespaldas.
—Khun Kinn... —Pete evitó la mirada de Vegas—, me apena decir esto, pero creo que necesito vacaciones...
—¿Vacaciones? —Su primo se escucho incrédulo— ¿Dónde estás?
—Khun Kinn, por favor —Vegas fue directamente al cuello del sureño. Beso el lugar, lamio y mordió disfrutando de la tensión en el cuerpo de Pete— Extraño a mi abuela.
El silencio molesto a Vegas; Kinn no estaba de acuerdo, Kinn se negaba a soltar al sureño.
—De acuerdo. —Kinn aceptó—. Un tiempo lejos te hará bien, nos hará bien.
Vegas colgo irritado.
🔹🔹🔹
Pete mantuvo la mirada fija en el techo. Los días dentro de ese lugar parecían asfixarlo.
—Te traje curry. —Vegas puso el plato en la pequeña mesa y le sonrió—. Ven a comer.
El sureño se levanto de la cama y obedeció al Theerapanyakul. Olisqueo el aire y la boca se le hizo agua; podía soportar esas cuatro paredes si Vegas lo alimentaba con todo esos jugosos platillos.
Los ojos de Vegas no se despegaron de Pete. Era como si el chico no quisiera perderse nada de lo que Phongsakorn hacía.
—¿Cómo fue que comenzaste a tener sexo con Kinn? —Preguntó Vegas de la nada.
Pete escupió la comida y lo vio molesto.
—No puedes preguntarme eso mientras como.
—Pete. —Los ojos de Vegas mantenían una pequeña advertencia— ¿Acaso estas enamorado de él?
El guardaespaldas dejó la cuchara para después suspirar. Jamás pensó que tendría que darle explicaciones a Vegas.
—¿Cómo podría enamorarme de Khun Kinn? —Pete se abrazo las piernas y escondió su rostro en ellas—. Es un hombre vacilante en el amor.
—¿A qué te refieres?
—Jamás me dijo que me amaba pero sus ojos parecían querer gritarlo —Confesó el sureño— aunque después aparecía alguien más en su campo de visión y los sentimientos parecían desvanecerse.
—¿Querías que te amara?
—No, muchas veces me dije que no necesito alguien como él. —Pete miró a Vegas—. Lo supe la primera vez; Khun Kinn necesita a una persona capaz de llevarle la contraria.
—Tú...
—Solo soy un perro fiel. —Pete sonrió dolido.
🔹🔹🔹
Vegas lo hizo caer en su juego de seducción; Pete se dejó tomar por él, se dejó abrazar por sus brazos y sucumbir a las más oscuras fantasías.
El sonido de las cadenas contrastaba con el de sus pieles chocando, con el sonido morboso del pene entrando y saliendo de él, con los jadeos y gemidos rotos y escandaloso.
Pete sentía sus muñecas adoloridas pero eso irónicamente aumentaba el placer.
Vegas era muy diferente a Kinn. Vegas era dominante, agresivo, sucio y seductor.
—No pienses en él —Vegas lo tomó del rostro—. Look at me.
El chico encima de él encontró su próstata y Pete no puedo evitar soltar un largo gemido. Vegas siguió rozando ese punto mientras que sus manos comenzaron a presionar su cuello blanco lleno de chupetones.
Pete se corrió junto con Vegas.
Admiro el rostro agitado y satisfecho del Theerapanyakul antes de desvanecerse.
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La inquietante sensación en su pecho lo asustó; Vegas era tan distinto a Kinn. No había vacilación ni puntos intermedios.
Vegas decidía si eras simple basura o todo en su mundo.
—Vegas...
El hombre beso los labios de Pete sin dejarlo terminar. El Theerapanyakul sonrió en medio de los besos y mordió los labios del guardaespaldas siendo juguetón.
—¿Tienes hambre? —Vegas pego ambas frentes, acaricio su nariz con la suya y volvió a besarlo.
Pete se dejó abrazar por el hijo de Kan, se dejó besar, se dejó mimar y arrullar entre sus brazos.
Sonrió ante su tonto pensamiento; Vegas era como un gato arisco. De esos que escapan de tu tacto pero cuando logras ganarte su cariño es difícil que no te busque.
—Te amo, Pete. —Escuchó entre sueños.
🔹🔹🔹
Cuando Porsche vio llegar a Pete, inevitablemente fue testigo del suspiro aliviado de Kinn. Como única explicación se dijo que Pete era como de la familia.
—Pete... —Insistió al saber que su amigo no decía la verdad.
—¿Puedes creerme? —Phongsakorn lo miró con el alma rota—. Estoy bien.
Pachara no pudo evitar sentir un nudo en la garganta. Pete se veía terriblemente devastado, muerto en vida, sin esa luz propia.
Pete tenía esa mirada; estaba enamorado.
Curó las heridas del chico y salió del cuarto dejándolo solo. Jamás espero toparse con el pecho de su pareja en la puerta.
—¿Cómo está? —Kinn lo miró preocupado.
—Él dice que está bien. —Porsche suspiro y se cruzó de brazos—. No hay que molestarlo.
—Pero...
Los sollozos detrás de la puerta hicieron que Kinn desviara su atención de Porsche y entrará al cuarto sin preguntar.
—Pete...
Kinn abrazo el cuerpo tembloroso del sureño ante la atenta mirada de Porsche.
🔹🔹🔹
La mirada curiosa de Kinn lo hizo colgar no sin antes establecer un horario y lugar.
—¿Quién era? —El Theerapanyakul le sonrió.
—Número equivocado. —El moreno le correspondió la sonrisa.
Kinn lo abrazo y se mostró mucho más contento. Porsche no quiso hacerse ideas equivocadas, pero su pareja parecía mucho más tranquila desde que Pete apareció.
Y entendía que su amigo era parte fundamental en ese lugar. Era como familia para los hermanos Theerapanyakul, pero no podía evitar los celos y el miedo al imaginar otra cosa.
—Parece que Pete esta mejor. —Kinn comentó mientras acariciaba el rostro de Porsche—. Khun no dejará que se decaiga.
—Sí. —Pachara desvío la mirada—. Hoy lo llevaremos al bar de Yok.
—¿No es muy pronto para que salga?
—Pete no es una damisela en peligro. —Porsche contestó a la defensiva.
Kinn se quedó callado sin entender su comportamiento agresivo.
—Amor, fue secuestrado, aunque él no lo quiera decir... —Kinn suspiro buscando paciencia— cualquier persona ordinaria estaría aterrada de salir. Khun lo estaba.
Porsche asintió con la mirada baja.
🔹🔹🔹
Para Kinn no fue fácil aceptar la relación de Vegas y Pete. Después del enfrentamiento y la muerte de su tío, Pete los había abandonado para irse detrás de su primo.
Ahora que los volvía ver, todo era tan... Confuso.
—Amor. —Vegas llamo al sureño.
Todos en el lugar miraron asombrados al Theerapanyakul de la segunda familia y como Pete le sonreía con cariño para dirigirse rápidamente hacia él.
Vegas, en la cama del hospital, estiró sus brazos y cuando tuvo cerca al sureño lo jalo hacia él.
Kinn vio como Vegas recostada su rostro en el pecho de Pete y este acariciaba su cabello con ternura mientras reía por el comportamiento caprichoso de su primo.
Porsche lo abrazo y lo miró preocupado. Kinn le regalo una sonrisa mientras besaba su mejilla y negaba en contestación a la muda pregunta de Porsche.
No pasaba nada.
🔹🔹🔹
Tankhun sacó a Pete de la habitación aun cuando el antiguo guardaespaldas se negaba a separarse de Vegas.
Kinn vio como Porsche, Arm y Pol los seguían entre risas divertidas y escandalosas.
—Kinn. —La voz de Vegas lo detuvo antes de salir y seguir al resto—. No te quiero cerca de Pete.
Kinn suspiro antes de dar la vuelta y enfrentar la mirada calculadora de Vegas.
—Así que lo sabes. —Kinn soltó midiendo las reacciones de Vegas—. Aunque no lo creas, es algo que ya supere.
—¿Entonces por qué no quitas tu asquerosa mirada de Pete? —Vegas se puso a la defensiva—. Pete is mine.
Kinn quiso rebatir ante las palabras de Vegas, pero entonces lo vio; su primo tenía miedo de perder eso que tanto bien le hacía.
Pete se había vuelto su ancla, su felicidad, su vida entera. Vegas jamás le entregó ese privilegio a nadie y ahora estaba aterrado de perderlo.
—Solo me siento culpable —Declaró el mayor— por todo.
—No lo hagas. No quieras remediar nada. —Vegas desvío su mirada a la puerta y volvio su mirada a Kinn—. Concéntrate en no perder a la única persona que te soporta y aléjate de Pete. No tienes nada que pagar.
Kinn salió de la habitación.
🔹🔹🔹
Pete sonrió ante la mirada apenada de Kinn.
—Vegas puede tener una mente muy retorcida, pero en el fondo, cuando se trata de los sentimientos, sigue siendo un niño miedoso. —Phongsakorn se encogió de hombros.
Pete había escuchado todo.
—¿Lo amas? —Preguntó mirando fijamente al antiguo guardaespaldas— ¿De verdad lo amas?
—Lo hago. —Pete sonrió para sí—. Lo amo con toda mi alma.
Kinn recordó la mirada que le dedicaba Pete. Siempre llena de lástima y de confusión.
Kinn agradecía que Pete pusiera una barrera en sus propias sentimientos. Kinn y Pete pudieron ser todo para terminar siendo nada por culpa del Theerapanyakul.
Pete no pelearia por Kinn y Kinn no le daría nombre a sus sentimientos.
Kinn aceptó que todo tenía que terminar así.
—Sé muy feliz, Pete.
El sureño entró a la habitación de Vegas después de agradecerle. Miró una vez más la manera en que Vegas se aferraba a Pete y cómo este se mantenía firme para no dejarlo caer.
Por primera vez, Kinn no tuvo la necesidad de ir detrás de Pete.
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