08 | an act of solidarity
viii. un acto solidario
Así que Cyrelle había mantenido una distancia un tanto exagerada con su madre desde aquella discusión en el pasillo. Y eso había sido hacía ya un tiempo prolongado, ni siquiera cuando se acercó a felicitar a Fleur por su participación en el torneo o cuando intentó solucionar las cosas. Cyrelle no iba a dar su brazo a torcer tan fácil. Era un niño, pero no era tan tonto como para perdonar tan rápido a su madre después de tantas mentiras que había dicho y poco a poco iban saliendo a la luz.
── No puedo creer que hasta su amiga lo haya dejado de lado ── murmuró Gabrielle, mientras miraba hacía un extremo de la mesa de Gryffindor. Harry Potter se hallaba sentado completamente solo, sin nadie que lo acompañara mientras comía en silencio, frustrado.
Un poco enojado con la vida y con los que decían ser sus amigos.
── ¿Y si nos sentamos junto a él? ── inquirió Fleur, apuntando ligeramente con su cabeza hacía el lugar en el que Harry se hallaba.
── Sí, creo que deberíamos hacer el acto solidario del día ── dijo Cyrelle, bromeando un poco ──. Vamos ahora o se nos pasará la cena armándonos de valor para ir hacía allá.
Tras decir eso, fue él el primero en levantarse de la mesa de Ravenclaw. Nadie le prestó atención, ni siquiera a Fleur siendo ella una de las campeonas elegidas para el torneo, lo que facilitó el traslado de una mesa a otra sin que los demás murmuraran cosas al respecto. ¿Era fraternizar con el enemigo? No del todo, aunque si el torneo fuera una guerra, de seguro que los demás lo verían de esa forma, pero siempre decían que mantener a tus rivales cerca era bastante beneficioso; Cyrelle no estaba tan seguro de eso, pero comprobarlo no lo iba a matar.
── ¡Hola! ── Gabrielle fue la primera en hablar, captando la atención de Harry, quien no se había percatado de la llegada de los franceses a su lado.
── ¿Qué hacen aquí? ── soltó, confundido y un poco malhumorado. Cyrelle comprendía su actitud, si fuera él a quien habían dejado de lado a causa de algo que no cometió, de seguro reaccionaría de la misma forma, o peor.
── Bueno, te vimos solo y pensamos que te gustaría un poco de compañía ── habló Fleur, marcando muchísimo su acento, lo que dificultaba un poco la comunicación con el chico, pues el inglés no era un aliado de la muchacha.
La mueca que hizo Harry fue suficiente para dar a entender que no había comprendido nada de lo que la chica había dicho.
── Perdona, ella no es muy buena con el inglés ── se apresuró en decir Cyrelle ──. Lo que trataba de decir Fleur es que, decidimos hacerte compañía porque te vimos solo y no queríamos que te sintieras como si no tuvieras a nadie. Nosotros te apoyamos y creemos en tu inocencia.
Harry parpadeó y movió su cabeza como si estuviera aturdido, como si ni siquiera creyera lo que estaba escuchando.
── ¿Qué? ¿Por qué ustedes me creerían? Ni siquiera me conocen...
── Es cierto, no lo hacemos, pero nos hemos dado cuenta de que no es verdad lo que dicen sobre ti. No eres un egocéntrico, no buscas fama y no pusiste tu nombre en el cáliz. Tal vez te incriminaron, pero tú y nosotros sabemos la verdad, o creemos hacerlo.
── Uhm... está bien, supongo ── murmuró y siguió engullendo la comida ya fría de la cena ──. Tú debes ser Cyrelle.
El susodicho ladeó la cabeza, sorprendido por el hecho de que Potter supiera su nombre y que lo conociera.
── Eh, sí, lo soy ── respondió el francés ──. Ellas son Fleur y Gabrielle, son hermanas. ¿Puedo hacerte una pregunta?
Harry se limitó a asentir sin decirle que acababa de hacerlo, pero entendía el punto de Cyrelle.
── ¿Cómo sabes mi nombre? No recuerdo habértelo dicho.
── Ron me había hablado mucho de ti, pero sé que no se conocen realmente. Tu madre es una amiga del señor Weasley, así que él te conoce solo por las cosas que ella le ha mencionado a su padre acerca de ti. Ron habla de ti con tanta admiración, cree que eres genial, sobre todo por el cuarto de veela... ── las hermanas Delacour escuchaban atentas la conversación, incluso cuando ninguna de las dos entendía del todo el idioma.
── ¿Mi madre habla de mí? De seguro estaba bromeando cuando dijo que era genial, porque no lo soy... ¡Espera! ¿Mencionó eso? Qué vergüenza.
── Bueno, en lo personal, yo no creo que sea algo de lo cual avergonzarse. Y Ron también piensa que eso te hace único, debes de ser popular en Beauxbatons.
¿Acaso él y su amigo no se habían percatado de que nadie salvo las Delacour le hablaban? La gente a menudo huida de él por lo mal catalogadas que tenían a las veelas, y siendo él una veela bastante peculiar, las personas creían que era una abominación de la naturaleza, pero no, la sencilla respuesta era que Cyrelle Canaveris era un efecto colateral de algo más grande, algo que ni siquiera él sabía.
── Bueno, puedes ser el chico más popular y codiciado, pero eso no quita que al final del día estés solo.
── Vaya... eso es muy poético ── no supo si era sarcasmo o no, pero de cierta manera, era verdad.
── Je sais! A veces me sorprendo a mí mismo ── Cyrelle miró a sus amigas, quienes estaban jugando piedra, papel o tijeras, aburridas de comprender lo que decían ──. Me caíste bien, te ayudaré a que tus amigos vuelvan a creer en ti, solo confía en mí.
── Dudo que puedas convencer a Ron, es tan terco... ¡Ah! Dile a tu amiga que se prepare, porque la primera prueba puede que sean dragones.
Y ahí murió la interacción, ese fue el acto de solidaridad del día.
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