01 | secrets, vomits and tournament on the way
i. secretos, vómitos y un torneo en camino.
No es como si Cyrelle pensase que podía librarse de aquel viaje, quería quedarse con los demás alumnos de la academia, pero ya había hecho una promesa y romperlas no era muy propio de él.
Pero un Canaveris siempre rompe sus promesas.
¿Qué importaba eso? Ya no podía retractarse de todos modos, estaba viajando en aquel carruaje azul tirado por Abraxans que pertenecían a Madame Maxime.
── ¿Cuándo le dirás a tu madre, Relle? ── quiso saber Fleur.
── ¿Decirle qué cosa? ── estaba mirando un libro para colorear, estaba aburrido y prefería pintar y hacerse el desentendido antes que mantener ese tipo de charlas con Fleur. No debería de ser relevante decirle eso a su madre o no.
── Sabes qué cosa, Cyrelle, no te hagas el stupide conmigo. Sé que lo eres, pero no te pases.
── No estoy listo para decírselo, además no tiene tiempo para mí. ¿No te has dado cuenta que jamás me envía cartas o me las responde de vuelta? ¿Cómo sabré si está viva?
── Es una funcionaria del ministerio, si muere te mandarían a buscar o a informar. Un poquito más de lógica, Cyrelle ── repuso Gabrielle impidiendo que su hermana hablase ──. Si te pones a pensar, tengo razón.
Bueno, no podía no reconocer que era cierto, pero si lo analizamos desde un conocimiento previo con los ministerios, si alguien muere no te avisarían de inmediato. Es más, quizás te enteres por terceros ajenos al ministerio; pero estaban hablando de Francia, allí las cosas no eran una completa mierda como en Reino Unido con aquel incompetente ministro que solo abusaba de s poder y buscaba fama con mentiras en la prensa o en diarios mágicos.
── Bueno, tienes un punto, pero no voy a decirle nada a mi madre hasta estar seguro y listo para hacerlo. No quiero que termine echándome de casa solo por eso.
── Relle, es tu mamá, por más que no lo acepte, no puede botarte simplemente por algo con lo que naciste.
── ¿Cómo estás tan segura tú de eso? Por más que sea mi madre no quiere decir que me va a aceptar como soy, no te equivoques Fleur, no todo funciona así ── replicó mientras miraba el suelo del carruaje ──. No te engañes, la familia no siempre va a estar para ti y viendo que ni mi padre está presente, ¿qué te hace pensar a ti que mi madre seguirá estando para mi después de decírselo? Tengo catorce años, dirá que estoy confundido y si el tiempo le alcanza, me mandará a terapia.
── ¡No! Eso es lo que tú piensas.
── Y lo que miles de personas como yo también Fleur, entiende que no todo es tan fácil como piensas. Y ya no quiero seguir hablando sobre esto.
Tal vez tenían ambos la razón, quizás ninguno estuviese realmente en lo cierto.
Ciertamente, Cyrelle no sabía cómo reaccionaría su madre al saber sobre eso, no quería que los próximos veranos que quedaban por pasar en casa y no en Beauxbatons se volvieran un infierno. No es como que su madre estuviera todos los días en casa, se mataba haciendo turnos extras para llevar la comida a la mesa o mandarle algo de vez en cuando a su hijo, pero no era una madre constante y a duras penas era alguien presente.
── Creo que voy a... ── pero el vómito no permitió que Gabrielle terminase la oración. El chico que estaba a su lado se llevó la peor parte, todo él revoltijo de comida y líquidos fue expulsado directo a su regazo ──. Oh... lo siento.
── Ya, no importa ── murmuró el chico. La niña no tenía la culpa. Cyrelle ocultaba su risa debajo de un periódico que estaba en inglés donde salía aun la fotografía de un fugitivo al que no podían encontrar por ningún lado.
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── Estamos a solo unos minutos de llegar a Hogwarts, den lo mejor de ustedes en la presentación ── decretó Madame Maxime.
¿A quién le importaba una tonta presentación? Probablemente fuesen las veelas quienes dirigieran aquello, rezaba a cualquier cosa que lo estuviese oyendo, que por favor él no formara parte de tal humillación. Una cosa era dejarse en evidencia ante los alumnos de Beauxbatons que lo conocían hacía años y otra mucho más diferente era exponerse a cientos de desconocidos a los que jamás había visto en su vida.
── ¿Crees que Maxime me haga ser parte de su espectáculo?
── Tal vez sí, puede que no. Hay una respuesta negativa en un millón de otras positivas, pero no te calientes la cabeza pensando en eso ── deseaba que fuese un no, siempre tenía respuestas negativas, no veía por qué esta vez tendría que ser la excepción ──. Disfruta lo poco que queda de viaje.
Pero era inevitable no hacerse la cabeza con el simple hecho de pensar que podría ser obligado a ser participé de un show ridículo simplemente por tener un cuarto de veela.
── El chico al que le vomité me ha dado dulces, ¿tendrán veneno?
── ¡Gabrielle!
── Solo decía, no te enojes. ¿Quieres, Relle?
No iba a desconfiar del muchacho porque no tendría sentido, pero realmente no quería caramelos ahora.
── Por más que ahora me quiera morir, tendré que decirte que no, Gabri.
── Mira a este rompiendo sus promesas de cuidar de mi torpe persona hasta la muerte ── musitó la mayor.
── ¿No que para eso fueron creadas? ¿Para romperlas? Además, veamos quién se muere primero si es que piensas participar en ese tonto torneo.
Fleur expulsó el aire acumulado.
── El precio lo vale.
── Lo tienes todo Fleur.
── Eso hasta que salga este año de Beauxbatons, luego de eso estoy por mi cuenta. Tengo que ganar ese torneo al precio que sea ── y la verdad es que eso podría ser peligroso en ciertos puntos que creo están de más ser mencionados. El fin puede que no justifique los medios, pero cuando estás en una situación desesperada, ¿acaso no recurres a medidas mucho más desesperadas, con cero sentido común y menos moral?
── Tienes un punto, pero creo que el dinero de un torneo no va a ayudarte. ¿Qué pasa si pierdes? Todo tu mundo se desmorona y te vas a la mierda.
── No sabré si puedo ganar si no lo intento.
Pero lamentablemente, el destino ya estaba escrito en un libro.
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