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Marcos

Despierto de un terrible sueño, siento mi frente transpirada, «espero no haber asustado a Ella» la veo de reojo, veo su espalda marcada por todos sus huesos «ya te vas a mejorar amor, te lo prometo». Salgo de la cama, lento, intentando no despertarla. El cuarto apenas está iluminado por unos escasos rayos de sol que entran por la persiana, salgo de la habitación cerrando la puerta dejando a penas una luz, la casa está totalmente en silencio.

Caminó lento por el pasillo hasta llegar al baño, me lavo la cara y veo que mis ojos están rojos, me mira fijo al espejo y odio todo lo que en él refleja, tomo el cepillo de dientes para distraer mi mente, voy pensando en todo lo que puedo hacer para que Ella se sienta mejor. «hoy tiene que ser un buen día, se merece lo mejor después de todo el tiempo perdido».

 Escucha que los pájaros cantan, un poco de viento, los perros de los vecinos ladran «ahí está el mundo diciéndome que él no se detiene por nada, que no le importo, ni nadie en este planeta» escupo la pasta dental y me enjuago la boca. Salgo del baño, paso la por la pieza que solía ser de mi hermano, mira un tirante en el techo «hoy no, hoy es mi día» bajó por las escalera con un paso lento para no despertarla, abre todas la ventanas y cortinas. La luz de la mañana baña todo la casa, al correr la última cortina junto a la puerta principal de la casa, se pone de espalda contra la puerta y miró el panorama, «ahora sí es un hogar, Ella duerme en nuestra cama, yo estoy de humor, el día está soleado, será un gran día», se dirige hacia la cocina y al entrar veo los pisos sucios, tomó la escoba, que se encuentra en junto a la heladera. Paso caminado por la cocina y pongo a calentar agua en una pava, «unos buenos mates para comenzar la mañana», mira la mesa con bolsas de mercadería y comienza a poner cada cosa en su lugar en la alacena, luego toma la escoba y juntando la mugre del piso de la cocina, silva la pava. parado frente al a cocina ceba unos mates y mira el patio, recordó el lindo día que pasó con Ella, miro las plantas al costado de la casa, y se le vino a la memoria a Ella regando, mientras miro el patio trasero por la ventana de la cocina, pienso en que le hace falta un corte el pasto, término de sorber el último mate, miro la bacha ve que están los platos sucios de anoche en los cuales Ella casi que no pudo comer y otros de los que yo comí, me arremango la camisa blanca que llevo puesta y me pongo a la lavarlos «¿Qué le gustará comer hoy a mi amor?» al terminar de lavar los platos, me secó las manos y vuelvo a tomar la escoba, salgo de la cocina, paso al living, no solo pasó la escoba, el plumero y ordeno todo lo que puedo.

« La mañana pasó muy rápido».


«Que linda se ve acostada» piensa Marcos sentado frente a la cama. Marcos se había bañado, un sándwich de fiambre y ahora después de haber traído una silla de la cocina, junto a una taza de café, mira al amor de su vida que todavía sigue en la cama.

—Hola amor, ¿Cómo estás hoy?— Hace silencio, sorbe de la taza, luego se limpia las lágrimas de la cara— Sabes, todavía recuerdo el día que nos conocimos— Una pequeña sonrisa, y da un suspiro largo... y continúa — ¿Qué tenía unos 9 años u 11 años? No lo recuerdo con precisión, pero fue para primavera, estaba cansado de estar haciendo la tarea, mi padre salió con mi hermano a comprar mercadería para el mes y mi mamá me tenía estudiando desde el almuerzo, con la tarea, en Matemática me iba genial pero con Lengua me iba fatal, por ese motivo es que perdía toda la tarde estudiando, mi mamá Susana, que se encargaba de cuidarnos a Maximiliano y a mí, que él era 3 años menor, ella se encargaba de la casa mientras yo estudiaba en la cocina, miraba cada tanto por la ventana que da al patio trasero, el sol brillaba como nunca y se podían escuchar a los pájaros cantar y yo peleando con unas oraciones que se suponen que son fáciles. Mi madre pasó por la ventana, llevaba puesto una camisa blanca con unos jean clásicos, su pelo lacio hasta los hombros, me sonríe yo estaba muy frustrado sin saber qué hacer, por la ventana, ella sonreía y me hacía tan feliz de verla, me guiña el ojo y con un gesto de cabeza me dice que me vaya, que contento que estaba ese día, cerré la carpeta y cuando me pare de la silla, dijo sin mirarme y yendo a colgar la ropa "no quiero tener un hijo pelado por el estrés" me causó mucha gracia y salí a la vereda más que contento, que podía hacer, lo primero que vi en el living fue la pelota de futbol, también estaba la bicicleta, pero recordé que solo estaba mi madre y ocupada como para ponerme a andar en bicicleta por el barrio, entonces salí al patio frontal, que también tenía a mi más grande compañero de diversión, un árbol de mora al cual me gustaba trepar, al cual miré con ánimo de imaginar una escalada a una montaña o escapar de alguna catástrofe, y ahí estaba yo, de pantalón conto azul una zapatilla simples y una camiseta de mi equipo favorito de Boca JR. Parado con el balón bajo el brazo mirando a la cima del árbol y llegaste a al portón de mi casa— Marcos ríe, mostrando lo que una vez fue una hermosa sonrisa, toma un poco de café, baja la taza y mira su contenido, sujeta la taza con ambas manos, siente el calor y cierra los ojos— Me contaste que ese día te impresionó mi postura, que según vos, tenía el porte de una estrella del fútbol, quería ser un gran jugador, no lo niego, pero desde ese día me cambiaste el mundo, me viste a través de las rejas y me dijiste "Hola, a mí también me gusta el fútbol, ¿jugamos?. Así no más de la nada me hablaste como si nos conociéramos de toda la vida, cuando quise decir Hola, me interrumpiste para decirme que te llamabas Ella Martínez, y que vivías en la cuadra con tu tía Irma, que está muy grande, no parabas de hablar. Ese día jugamos con la pelota, a saltar la soga, nos contamos chiste hasta que te llamo tu tía, cuando te fuiste recién me preguntaste mi nombre— Marcos se ríe pero se calla de golpe— ¿escuchaste eso? Creo que fue la puerta de entrada, tenemos visitas— Marcos hace un silencio escuchando, por los pasos sabe que hay una solo persona que entró, paso por el living a la cocina y luego comenzó a subir por la escalera, mi habitación es la primera puerta al subir la escalera, los pasos se hacen menos audible «es precavido» piensa Marcos que se encuentra sentado de espalda a la puerta. Apenas escuchó la bisagra de la puerta al abrirse...

—Hola, Vector—escucha Marcos y reconoce la voz de Ariel y siente que se quedó parado en el lugar— ¿es Ella?— lo escucha decir con asombro al verla acostada en la cama.

—Hola, Ariel—dice Marcos sin voltear a verlo— si amigo es Ella, no me preguntes cómo es posible porque es difícil de explicar— baja la cabeza y mira la taza vacía y de la cual ya no siente calor.

—¿Ella está...?— antes que Ariel termine la oración, lo interrumpe Marcos.

—No amigo— ambos en silencio— Ella está muerta— Marcos suspira profundo

—¿Hace mucho?— pregunta Ariel

—No sabría decirte, si amaneció así o en algún momento de la mañana—Marcos deja la taza en el piso, se pone de pie y voltea a mirar a Ariel, Marcos tiene los ojos llorosos.

—¿Qué le hiciste a Ariana? Desde lo que pasó en esa casa que no despierta.

—No te preocupes, ya está mejor, puedes verla, debe estar despierta en estos momentos.

—No me iré, y dejar que te escapes de nuevo, sabes que llame a la Policía cuando me di cuenta que estas acá.

—No pienso huir, amigo, antes había una posibilidad, pero ya no—aprieta el puño, Ariel retrocede un paso— mirá— señala a Ella— volvió conmigo de nuevo, y piensas que fué feliz— se le quiebra la voz y corren las lágrimas por sus mejillas— para nada, vivió de una forma muy triste y penosa, sentía frío, hambre y cuando comía le hacía muy mal, estaba débil y dormía mucho, su cuerpo se apagaba lentamente y su alma quería volver a alejarse de este mundo.

—¿Por qué no seguiste con tu vida Marcos?

—No pude, soy débil, nunca me animé y ya no quiero saber más nada, hice todo mal, la vida es muy dura cuando no se toman buenas decisiones.

—No eres el único con problema Vector ¿Por qué no dejaste que te sigamos ayudando? ¿Por qué te fuiste?

Marcos comienza a caminar y pasa cerca de Ariel, apaga la luz de la habitación

—Vamos, Ariel, bajemos — se limpia las lágrimas con el dorso de la mano «se acabó, mi mundo se terminó»

—No creas que te dejaré escapar— dice mientras lo sigue por detrás, bajan las escaleras.

—No pienso huir, solo escapan lo que tienen algo que perder, no soy valiente Ariel, simplemente quiero que esto ya se termine— se siente en el primer escalón mirando a la calle por la puerta abierta— Perdón por lo del brazo, no quise lastimarte —ve como Ariel que está a unos dos metros de distancia se mira el brazo izquierdo, con el yeso— me diste muy buenos golpes por cierto.

—¿Por qué no me mataste?— dice Ariel impaciente.

—¿Por qué lo haría?, yo quería a Ella de nuevo y a Ariana sana y salva, no me olvido que somos amigos.

—Tenés pedido de captura por el asesinato de tu tío en Brasil, me habías contado que lo viste, pero no que lo asesinaste.

—Piensas que es tema de conversación, ¿sabes el problema en que me metió mi tío o ya te olvidaste?— dice enojado, Marcos se mira las manos con las cuales mató a su propio tío «su rostro y esos ojos sedientos de aire» se toma la cara queriendo borrar ese recuerdo.

—Un tema económico no se resuelve asesinando, ¿pensaste que jamás se darían cuenta?

—El me salvó de lastimar a algún inocente, ya lo conocía y también lo que me hizo, simplemente se cruzó conmigo en un mal momento y lo sacrifique por una oportunidad— Marcos recuerda a Ella, «perdón por no poder traerte del todo, pero no quise pagar el precio con la vida de Ariana» se pone de pie al escuchar la sirena del patrullero— vete Ariel, ve con Ariana y dile que me perdone por todo.

—No pienso dejarte escapar, yo los llame y acá los voy a esperar.

—¡Que no pienso escapar!— gritó enojado, se frota la cara con ambas manos, respira profundo— espérame acá voy arriba a despedirme de Ella y bajó— ve como Ariel asienta con la cabeza, Marcos estira el brazo y apoya su mano derecha en el hombro derecho de Ariel en muestra de agradecimiento— Gracias— Sube los escalones un poco pausado cuando va por la mitad voltea, mira a Ariel que lo observa con desconfianza «como me mira, ya no es esa mirada de idolatría y celos que tenía cuando salíamos los cuatro juntos, te fallé y me fallé» 

Marcos entra en la habitación, Ella sigue en el mismo lugar, siente la habitación fría, ella acostada con la mano colgando de la cama, la sábana que deja descubierto la mitad de su espalda blanca en muestra que todo sigue su curso, que él no puede cumplir su promesa «quise volver a hacerte feliz y lo único que provoque fue hacerte más daño, aún así te mantuviste siempre positiva, la peleaste hasta lo último». Cada palabra hablada con Ella las noches anteriores vuelven a su mente como una cascada de emociones, toda la tristeza que guardó para poder mostrar fortaleza, sale sin piedad, destrozando todo a su paso, sus piernas no son capaces de soportar su propio peso y son vencidas por todas las emociones, siente ganas de destrozar todo el lugar, suspira y se acerca de rodillas al lado de Ella y toma su mano, se la apoya en la mejilla— perdón, perdón, perdón— le besa los nudillos y pone el brazo sobre la cama, mira su rostro apacible y sin emociones «ese rostro que siempre me miró con amor ahora es indiferente ante mi» — me lo merezco... eso y mucho más, te mentí amor, con Ariana, con Ariel, que a pesar de todo está ahí abajo para llevarme por el camino correcto y si le hubiera contado todo lo que tenía planeado seguro que todo este drama no hubiera pasado y en algún momento en compañía de mis amigo te hubiera mantenido como un hermoso recuerdo y seguiría con mi vida, como me pediste cuando estabas internada a días de morir— Marcos que estaba llorando, se seca las lágrimas al escuchar que un auto se detuvo frente a su casa y una sirena que se apaga— debo irme, algún día nos veremos de nuevo, sé que te hubiera gustado despedirme anoche— se pone de pie— chau amor, sabes que siempre te amé, lástima que después se convirtió en un amor poco sano, perdón por ser tan débil y no haber seguido con mi vida — toma de la sábana y la mira por última vez... la cubre y sale de la habitación, al llegar a la puerta escucha que abajo Ariel está hablando con dos sujetos, bajo el marco de la puerta ve por última vez a su amada.

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