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Ariana

—¡¡Ariana!! Si sigues durmiendo llegarás tarde a la universidad—gritó su madre Natalia desde el comedor.

Ariana, una chica de 26 años, vive con su madre Natalia y su padrastro Rubén en el barrio de Caballito en Buenos Aires.

Ariana ya se encontraba despierta y vestida; Se puso su ropa favorita, su jeans negro, zapatillas convers negras de cordones blancos, una remera blanca ajustada al cuerpo, le gusta mucho llevar el pelo suelto, largo hasta los hombros, al igual que su madre tiene el pelo rubio, pero en Ariana se ondula más. Se delinea los ojos para que resalte el azul de sus ojos. Los labios pintados de un rojo suavemente casual, prefiere verse natural.

Controla cuánto tiempo tardaría su madre en darse cuenta que no se levantó. «sólo 15 minutos» pensó, tomó su morral gris, que se encontraba en la cama recién tendida, siempre le gustó ser ordena, como su madre le enseñó de pequeña; vio por una última vez su habitación, la cual está pintada de un color verde manzana, de techo alto y blanco, con una bella y cálida claridad que ingresaba por los ventanales. Salió de su habitación, caminó por el pasillo, de paredes blancas con cuadros que recuerdan su niñez , fotos de su graduación de la primaria, siendo abanderada en el secundario, como también de escolta en los actos escolares, también de toda su familia, antes de bajar por las escalera toca la foto de su padre a modo de saludo, al bajar las escaleras giró a la izquierda.

Ya en el comedor, que no es muy grande pero sí acogedor, su madre, una mujer elegante de 56 años que trabaja de psicóloga en su propio estudio en capital federal, sirve el desayuno en una mesa de madera negra con una cesta de fruta en el medio. Un café y medialunas para Rubén, marido de Natalia desde hace 15 años y padrastro de Ariana. Es un importante arquitecto. Pero últimamente un tanto indiferente con Ariana, él se encontraba en la punta de la mesa, en una mano sostenía el diario y en la otro una taza de café « todavía no le agrada la idea de leer las noticias en el celular como ya lo hacen todos, aun así, siempre me inspiró mucho respeto» Ariana, tenía 11 años cuando lo vió por primera vez a Rubén de la mano de su madre, es el único padre que conoció; «Antes de Rubén, no conocí a mi padre. solo por fotos y cuentos o anécdotas que me contaba mi madre cuando me sentía mal, él murió cuando tenía 5 años, en un accidente de trabajo, me da tristeza tener pocos recuerdos de él».

—Buenos días— saluda Ariana al entrar al comedor.

—Buen día, Ariana— saluda Natalia.

Rubén deja la taza en la mesa y hace un ademán con la mano a modo de saludo.

—Hija hoy te noto muy alegre— Sonríe Natalia.

—Y eso que se acercan los parciales— Responde Ariana sonriendo un poco preocupada.

—Todo va a ir muy bien, últimamente estás muy enfocada en tus estudios.

—Estoy a punto de cumplir 27 años, no creo poder cumplir con todo lo que lograste a mi edad, pero haré lo mejor posible, como me enseñaste, siempre dando lo mejor de mí— Se queja con mucha alegría mientras se sienta a la izquierda de Rubén.

—No te presiones tanto cariño, no estás obligada a nada, hacé lo que te haga feliz, te queremos mucho y siempre vamos a estar orgullosos de tí— se acerca a Ariana y le frota el pelo mientras le sirve un té.

Ariana sonríe, Abraza a su madre por la cintura—Bueno Ma, sabes que los amo mucho pero...—bebe un poco de té— se me hace tarde—se levanta apurada, da un beso a su madre, la mira a los ojos —con una manzana voy a sobrevivir— toma la manzana del centro de la mesa y se marcha apurada.

Ariana sale de la casa y cuando llega hasta su auto, un Renault Clío de color rojo, regalo de su madre al cumplir sus 18 años. Busca las llaves en los bolsillos, dentro del morral y no las encuentra, recuerda que dejó las llaves sobre la mesa al tomar la manzana. Sonríe, da media vuelta y decide volver, ésta vez más tranquila, abre la puerta de madera oscura, al entrar escuchó que sus padres están hablando de una modo casi de secretismo, queda parada en el lugar para escuchar con atención lo que dicen

—Ya es tiempo de que Ariana se entere.

—No creo que sea el momento para contárselo— Dice Natalia con un tono triste.

—Mientras más tardemos, más tiempo seguiremos con ésta farsa—dice Ruben molesto.

Ariana, al escuchar esto, ya imagina de qué va la charla y decide dar un pequeño portazo para que se enteren que entró en la casa, camina directo al comedor.

El ambiente ya no era el mismo, siente todo frío y falso.

Su madre está sentada junto a Rubén, él sigue leyendo el diario y no la miró al entrar al comedor, Natalia da una sonrisa, ahora Ariana puede darse cuenta que es falsa.

—¿Qué pasó hija?— preguntó Natalia.

—Es que... Me olvidé las llaves del auto—Ve que su madre se sorprende y muestra un poco de desconfianza y miedo— Pero acá están —dice y camina hasta la mesa, toma las llaves— Bueno me voy, ya voy atrasada— da una leve sonrisa y trata de irse rápidamente, pero la interrumpe su madre y se detiene.

—¿Vendrás a comer más tarde?— preguntó Natalia.

—Todavía no sé Ma, después te mando un mensaje— Ariana aparta la mirada.

—Bueno hija—hace silencio Natalia, mira a Rubén y vuelve a mirar a Ariana— Te quiero, espero que tengas un buen día — dice Natalia.

Ariana posa su mirada en Rubén, que permaneció en silencio y se sintió molesta por su actitud tan fría con ella «¿Si tanto insiste en decir la verdad, porque no lo hace?» da media vuelta y sale de la casa rápidamente, recordando que está llegando tarde «Pero...¿porque se van a separar? ¿Qué habrá pasado?» pensó Ariana y se comenzó a sentir triste.

Llegó al auto, mientras abre la puerta, miró la entrada de la casa "flia. Herrera" dice el cartel «¿Volveremos a estar solas otra vez, mamá?».

Durante el viaje a la Universidad Pública de Palermo, Ariana sigue dándole vueltas a la posible separación de su madre con Rubén «Tanto tiempo casados ¿porque ahora? la boda, ¿qué pasó con los votos? ¿qué pasó con hasta la muerte?». Ariana recuerda todo el tiempo que estuvieron solas con su madre, siempre una para la otra hasta que conoció a Rubén y volvió a confiar en el amor otra vez.

El tránsito en las calles, la está atrasado mucho «Apenas entre en la universidad tendré que ir a corriendo al aula» a unas cuadras de la universidad ve un estacionamiento y decide dejar el auto ahí «no me voy a confiar en encontrar lugar libre en la universidad» bajó del auto y caminó unas tres cuadras. Mira el reloj y se da cuenta que pasó una hora desde que salió de la casa.

Entra a la universidad saludando a los guardias y a un que otro compañero de otras materias, el camino se lo sabe de memoria, un par de vueltas y está en el salón, tomaré fotos a los apuntes de mis compañeros «Ariel se encuentra de licencia y no me puede salvar en esta, luego tengo que llamarlo para saber cómo sigue»

Da vuelta al último pasillo de su recorrido y ve a Ariel, su único y mejor amigo, apoyado en la pared del salón, vestido tan normal como siempre «el yeso no le sienta con su vestimenta, aunque creo que a nadie le queda bien un yeso» lo conocí en la secundaria y del cual nos hicimos amigos inseparables desde un primer momento. Tanto así que Ariel terminó cursando la misma carrera. Pero no coincidimos en la mayoría de las aulas «¿Qué está haciendo en la Universidad? si está con licencia médica, tiene el brazo izquierdo quebrado»

—Ariel — saluda Ariana con alegría. Ariel responde con una sonrisa— ¿La profesora ya está en el salón? — Ariana lo mira a los ojos «No cambia más su vestuario! Siempre tan él... nada destacable».

—No deberías de correr por los pasillos—dice Ariel

—Es una caminata rápida, el tránsito me atrasó—Ariana lo abraza, y él se lo devuelve más fuerte.

—Sí, la profesora ya está en el salón, vino con todas las pilas— dice Ariel, y Ariana nota como él la mira fijo a los ojos y luego baja la mirada a sus labios— ¿Qué estás haciendo, no tendrías que estar de reposo en tu casa, o al menos jugando a los videojuegos que tanto te apasionan?.

—Ya llevo tres semanas con este yeso en el brazo—muestra su brazo izquierdo y sonríe.

—Aparte, desde que tengo el yeso, mi hermana se ha quedado en mi casa acompañándome, dice que es para ayudarme con los quehaceres de la casa— Ariel se encoge de hombros — Pero en realidad lo que más le gusta, es salir a mirar vidrieras por el Centro. La profe pidió comprar unas fotocopias, y te traje unas copias para vos — dice Ariel

—Te extrañe mucho, perdón por no poder visitarte, pero sabes que no quiero bajar las notas «Ariel se está atrasando, si no se presenta a las clases»— se excusa Ariana.

—Vamos, entremos, luego déjame sacarle una foto a tus apuntes.

—No te preocupes, luego te las mando— dice Ariana mientras ambos caminan para entrar en el salón.

En el salón, ellos se sentaron frente al pizarrón, en el medio del aula, ya que a Ariana le molesta el brillo que entra por la ventana, no la deja ver lo que los profesores escriben en el pizarrón y también porque en el fondo del aula no escucha bien.

Ariana recibe un mensaje de su madre:

Amor:

Vamos a salir a comer afuera esta noche, tengo algo que contarte ¿te parece?

Ariana quedó en silencio, luego de leer el mensaje, se sentía desanimada.

—¿Qué pasa, peque? ¡Te veo triste!¿No?—dice Ariel y le apoya la mano en el hombro.

Ariana mira a Ariel con los ojos llorosos «peque... hace mucho que no me llama por ese apodo, no otra vez Ariel, ¡no otra vez!» suspira y le susurra.

—Hoy descubrí que mis padres están por separarse, pero todavía no se animan a contármelo. Pero mi madre hoy quiere dar el primer paso—mira a Ariel, que volvió a estar concentrado en copiar lo del pizarrón.

— ¿Tienes crédito en tu celular Ariel? — Pregunta Ariana

—Sí, tengo, ya te lo paso — dice Ariel sin apartar la vista del pizarrón.

—Me olvidé de cargar crédito de camino a la Universidad, venía pensando en lo de mi madre y se me olvidó, ni hablar del tránsito — responde Ariana. «¿Qué le respondo? no sé si estoy lista para hablar con mi madre de este asunto, necesito más tiempo ¿pero que le digo?»

Mira a Ariel como intenta sacar su celular guardado en su bolsillo izquierdo del jean, con su brazo derecho «que torpe» piensa Ariana y sonríe sin ganas.

Ariel se da cuenta que Ariana se divierte viendo como lucha con el bolsillo y se encoge de hombro mientras suelta una sonrisa.

—Ariel... ¿quieres tomar una cerveza esta noche?— pregunta Ariana, ve que Ariel, dejó de forcejear con el bolsillo y sigue mirando el pizarrón, su cara cambió por completo «felicidad».

—Bueno dale, hace mucho que no salimos por unas cerveza— dice Ariel y con mucha paz continúa intentando sacar el celular.

—Pero no lo estarás haciendo para evitar a tu madre ¿no? — pregunta Ariel, saca su celular y se lo pasa rápido a Ariana para poder seguir copiando.

Ariana toma el teléfono y va a directo a la casilla de mensaje para responder a su madre.

"Hola Ma, soy Ariana, éste es el número de Ariel, perdón hoy no puedo salir, Ariel volvió a la escuela y me invitó a salir para ponernos al día. ¿Puede ser mañana?"

Envía el mensaje y luego lo borra, ve en la casilla de mensaje:

Juan trabajo:

"Hace unos días lo vi a Marcos,

Te cuento, ya que ustedes eran muy buenos amigos"

Sale a la pantalla de inicio y se queda pensando «¿será posible?»—Ariel, ¿Marcos volvió? — Pregunta Ariana.

—¿Qué?—dice Ariel sin sacar la vista de la hoja.

—¿Él volvió?—dice sorprendida Ariana, Ariel se queda mudo, de a poco se va poniendo nervioso y da golpecitos con la lapicera sobre la hoja del cuadernillo.

—No entiendo lo que decís—dice Ariel y sigue el golpeteo de la lapicera con la rodilla.

—No te hagas el desentendido, Ariel—Ariana levanta un poco la voz.

—¿Marcos volvió o no? ¿Lo viste?—Vuelve a preguntar Ariana, Ariel guarda silencio y mira al pizarrón. Detiene todos sus movimientos, Ariana se impacienta y le chasquea los dedos frente a la cara de Ariel.

Ariel traga saliva y sin sacar la vista del pizarrón le dice —te estás confundiendo, Ariana.

—¡¡Chicos!! Por favor estoy dando la clase—interrumpe la Profesora.

—Voy a pedir que me esperen afuera del aula—señala la Profesora a la puerta del aula.

Ariana recoge sus útiles, y sale del salón, ve de reojo que Ariel la persigue sin decir una palabra «Por mentiroso me hizo ganar un regaño de la profesora».

Al salir Ariana se apoya en la pared del aula y se cruza de brazos.

Ariel extiende los brazos y le muestra las palmas —No te enojes conmigo, yo no comencé el problema.

—Nunca en mi vida me sacaron del salón—Ariana sacude la cabeza enojada. «porque me pasó hoy, con lo feliz que desperté, después, me entero que mis padres se van a separar, tantos años juntos. Pasé la primaria con las mejores calificaciones, en el secundario igual, aparte que fui abanderada en casi todos los años y hoy que estoy transitando esta etapa, tengo mi primera mancha, no lo puedo creer» Suspira Ariana.

Ariel se coloca frente a Ariana y cuando va a hablar, salen los demás alumnos del salón.

Ariel sonríe y dice —Ah... ¿ya se terminó la clase?

—Por lo visto, si—replicó Ariana.

—Bueno— Ariel se encoge de hombros—¿Vamos a tomar un café antes de que cada uno tome su rumbo? —pregunta Ariel.

—No, gracias —«por qué se toma todo tan a la ligera este chico, me saca de quicio»— mira para otro lado y se relaja un poco.

—Ustedes no se van a ningún lado—interrumpe la Profesora.

Ariana quedó sorprendida.

—Pero debo ir a trabajar—dice Ariel «Si tiene el brazo roto, creo que se quiere ganar una suspensión por gracioso» mira la reacción de la Profesora pero ésta no le da importancia.

—Le estabas ofreciendo tomar un café—La profesora se enoja y se cruza de brazos dejando en jaque a Ariel.

Ariel se frota la cabeza y sonríe— Es una forma de decir profe.

Ariana ve que la profe le hace seña de que se vaya a Ariel «esta vez salió bien parado, pero no creo que la profesora se lo perdone de nuevo»

Ariel se despide de la Profesora y de Ariana, y se marcha.

Ariana no le presta mucha atención.

—Ariana, ¿qué sucede?. Tu comportamiento de hoy no fue típico de vos—Ariana intenta decir algo en su defensa pero no sabe qué decir, sus ojos se llenan de lágrimas.

Es interrumpida por la Profesora—No digas nada, te lo dejo pasar porque sé que no lo harás de nuevo.

—Muchas gracias Profesora, no pasará de nuevo, se lo prometo— se siente avergonzada por lo sucedido y comienza a alejarse.

Las clases siguientes se hacen más largas, el mensaje que vió en el celular de Ariel la dejó impaciente y los recuerdos de Marcos vuelven a su mente; En los tiempos que lo veía reír, y más aún lo último que le dijo antes de irse.

"¡Gracias Ariana!" «Ariel dice que estoy confundida, ¿Será verdad... que no es él de quien hablaba?, su actitud me dice otra cosa». Ariana mira por la ventana del aula y sabe que por pensar en Marcos ya se perdió media clase «pobre Marcos, desde que murió Ella ya no fue el mismo, ¿Tanto se puede amar una persona para llegar a cambiar tanto? El amor que se tenían el uno al otro, ése amor que me gustaría tener ¿por qué no se fijó en mí?. Se entiende su duelo pero... ¿más de un año?... sólo... sin salir... tampoco cuando yo lo invitaba, venía... Sé que también rechazó la ayuda de Ariel que es su mejor amigo, él lo perdió todo, se dejó morir, dejó de trabajar, de ir al gimnasio. Volvió a rechazar mi amor, nunca había encarado a ningún chico, pero él valía cada intento, pero sus ojos estaban apagados y los míos brillaban. Que hermoso era, lo amo ¿Cómo pude olvidarme de él todo este tiempo? ¡Si es el hombre de mis sueños, esto no va a quedar así, lo pienso volver a ver! »

Horas más tarde...

Ariana toma el teléfono, después de haberle cargado crédito y llama a Ariel. Suena el tono de llamado y Ariana se impacienta—vamos contesta tu teléfono— camina en círculo en la habitación para no ponerse nerviosa. Ariel—si... ¿Quién?

—Ariel, son las 18 hs, es tarde, ¡¡no puedes estar durmiendo!!

—Es que... no se— bosteza—después de la Universidad, comí con mi hermana y miré una película que me dio mucho sueño.

—Ok, está bien, te voy a dejar que sigas durmiendo, Chau Ariel.

—Hey, espera, ¿Estás bien?

—Sí, estoy bien—Ariana suena triste.

—No parece, si quieres nos podemos ver, cierto.... que quedamos en vernos.

—¿No vas a estar ocupado?—ahora más tranquila «menos mal que lo llamé, si no, capaz que me dejaba plantada» —Bueno—Ariel más despierto queda en silencio.

—No me digas que te dormiste—Ariana se molesta.

—Espera un poco—dice Ariel—Bueno a las 23 hs estoy libre.

—Bueno nos vemos en el bar de siempre.

—Bueno dale y cualquier cosa me mandas un mensaje—Dice Ariel.

Ariana le dice—Chau— y corta la llamada, su casa está en silencio nuevamente, sabe que Rubén hasta las 20 horas no llegará, si es que no tiene una nueva reunión de socios y faltan 3 horas para que llegue su madre de trabajar. Esta vez, no es su hora de paz, como solía pensar de chica, esta vez la casa está fría y desolada, dejó de ser un hogar calmo para ella.

Respira profundo, siente como si un nudo en el pecho comenzará a presionar contra su garganta y sus ojos se comienzan a humedecer.

«No quiero llorar, ya he llorado mucho por Marcos, ahora , no se, si es cierto que volvió, Ariel no lo confirmó tampoco lo desmiento, se que está mintiendo, siempre se pone muy nervioso cuando se lo confronta y debe mentir, lo he visto muchas veces».

La noche llega rápido, la hora del encuentro con Ariel ya estaba encima de Ariana, que sale de la ducha y se cubre el cuerpo con un toallón, se dirige a su tocador y saca un espejo de un cajón, se mira y sonríe, se acomoda el pelo detrás de las orejas, escucha que golpean la puerta.

—¿Quién?—pregunta Ariana mientras recoge un lápiz labial rojo que es su preferido.

—Soy yo hija—se escucha decir a Natalia del otro lado de la puerta.

—Pasa—dice y sigue pintando sus labios.

—Te ves radiante, ¿te vas a ver con un chico?

—Si—sonríe mostrando sus prolijos dientes—Pero no es lo que piensas, me voy a ver con Ariel.

—Ese chico es un amor, tan bueno y lindo, te trata muy bien hija.

Sentada frente al espejo Ariana se peina—Él es un gran amigo, madre todavía soy joven, no moriré soltera...

—A tu edad, con 26 años, ya salía con tu padre—La madre la interrumpe—y nos amábamos mucho y dos años después te teníamos en la mente.

—Me dejas sin palabras, pero los tiempos cambiaron—Ariana se levanta y le da un abrazo—siempre voy a estar agradecida por tener una madre tan buena y cariñosa como vos.

—Me haces muy feliz amor, te dejo que te vistas, qué lástima que hoy no te puedas quedar a comer conmigo, hace mucho que no hablamos.

—No te pongas triste, en unos días tendremos nuestras noches de chicas nuevamente, cuando termine con los parciales.

Pasa una hora. Con un jean negro gastado, musculosa blanca, una campera de cuero en la mano, Ariana sale de su casa, sabe que su madre duerme y que Rubén todavía no llegó. Recorre las calles de Palermo en su auto, hasta llegar al bar donde esperará a Ariel. Típico bar de esquina que suele haber en cualquier ciudad, muebles de madera, con una gran barra, famoso lugar por sus excelentes pizzas, un lugar donde el fin de semanas se llena. Todos se conocen. Ariana entró al bar, sabe que no hace falta mirar a su alrededor para saber que la mayoría de los hombre la van a mirar, y una que otra mujer también, tampoco le importa si no lo hacen. Ve que en una mesa casi en el rincón del bar, como si quisiera ocultarse y no ser molestado, esta Ariel, un chico de 25 años, simple, muy modesto, típico chico que no llama la atención, pelo corto negro y delgado de 1,70 metros de altura. Solo en la mesa tomando unas cervezas y jugando con dos maní en la mano, despreocupado de la vida y que no le saca la vista de encima. Lo saluda de lejos, Ariel se pone nervioso y toma un trago para disimular.

—Hola Ariel, ¿cómo estás?—preguntó con voz dulce, le da un beso en la mejilla y se sienta.

—Estoy muy bien, gracias—responde Ariel—Estás muy linda—sintió vergüenza y se ocultó en un largo trago.

—Estoy bien—soltó una risa y miró para donde está el camarero y lo llamó con una seña.

El mozo llegó rápido y no le despegó la vista a Ariana en ningún momento.

—Nos traes dos cervezas, por favor—dice Ariana y el mozo asentó con la cabeza y preguntó si deseaba algo más, con lo cual Ariana negó con la cabeza.

—Ariel—dice Ariana y deja una pausa larga— ¿en tu celular estaban hablando de Marcos?—toma un trago del vaso de Ariel lo mira fijo.

Ariel traga saliva por los nervios, mira el vaso «habla»

—Todavía no se— hace una pausa y se mira las manos—Tengo que preguntar bien, hace mucho que no paso por la fábrica.

—¿Pero lo vas a averiguar por mí?—interrumpe Ariana y le devuelve el vaso con una sonrisa.

Ariel responde— Si, en unos días te cuento—Ya más relajado— ¿Viste hoy a tu Madre?—pregunta Ariel.

Ariana lo mira—Si la vi pero muy poco, se había puesto feliz que salía con vos— Mira como el mozo deja las dos cervezas.

—Fue un año raro, ¿qué pasó después que Marcos desapareciera?

Ariana toma un trago de cerveza y baja la botella, lo queda mirando un rato—Lo estuve buscando, escuchaba algo de él en algún lugar y para ahí iba.

—¿Entonces no fué un año sabático?—dice Ariel muy serio y algo desilusionado por la actitud de Ariana.

—Es lo que les dije a todos para que no me traten como a una niña enamorada, aunque lo fuí y no lo niego.

—¿Con Marcos fueron novios e igual te abandonó?— preguntó Ariel molesto.

—En realidad nunca fuimos novios, después de la muerte de Ella, me quedé junto a Marcos para apoyarlo, sacarlo de su soledad y tristeza—Mira la botella de cerveza vacía—¿Te parece si pedimos más?.

—Bueno pero estás, las invito yo—dice Ariel mientras le hace señas al mozo.

—Si supieras la depresión que tuvo Marcos—continúa Ariana.

—No puedo imaginarlo, pero me doy una idea, a Marcos se les mueren los padres, el hermano, teniendo 18 años, su amiga de la infancia se vuelve su novia y después de 10 años de relación también se muere, en el funeral de Ella Marcos era un fantasma, que incomodo con la cantidad de gente que fue a despedirse de Ella y él teniendo que recibir el pésame de toda esa gente desconocida—dice Ariel compasivo.

—La muerte de Ella lo devastó mucho, en el funeral estuve todo el tiempo cerca de él para lo que necesitará, quise ayudarlo, él estaba solo— Ariana se entristece—Pasé mucho tiempo a su lado, varias veces me quedé a dormir con él, pero de a poco sentía que lo iba perdiendo, lo obligaba a bañarse, a que coma todos los días. De vez en cuando tenía que buscarlo en la comisaría. Y un día no volvió más, lo primero que pensé es que estaría preso por estar en pleito en los boliches que frecuentaba.

—¿De nuevo?—interrumpe Ariel.

—Sí, de nuevo. Se había puesto muy problemático, pero solo con los ajenos, siempre me trató muy bien, la última vez que salió de la comisaría no lo volví a ver nunca más.

—Entonces, ¿fue por eso que saliste de viaje, y abandonaste tus estudios?.

—Se puede decir que sí, estaba muy preocupado por Marcos, pregunté por él, a sus vecinos, también fui a su trabajo.

—¿Qué te dijeron?—interrumpe Ariel.

—Que lo último que supieron de él es que estaba con parte médico por estrés y luego renunció, después de eso nada más.

—el estaba sin trabajo y se estaba llenando de deudas

—Eso lo estaba afectando anímicamente. para sacarlo y hacerlo sentir mejor, le di una mi tarjeta de crédito, extensión que me dio mi madre— dice Ariana y que Ariel se queda pensando— entonces cuando Marcos se fue comprando un pasaje de micro con la tarjeta, supe dónde iba. Primero fui a Córdoba, eso me desesperó, al hombre que amaba se iba de mi vida. no lo pensé dos veces, tome la tarjeta de mi madre, me subí al auto y fui tras de él para que vuelva y retome su vida.

—¿Qué pasó cuando llegaste a Córdoba?— preguntó Ariel.

—No lo encontré, busqué en el hotel que pasó la noche, hablé con los empleados. Me contaron que estaba averiguando pasajes para Catamarca y que se había ido por la mañana. cuando quise cargar gasolina al auto para ir hasta Catamarca, ya no pude, mis padres habían bloqueado mi tarjeta y la de mi madre, me llamaron un montón de veces hasta que atendí, estaban muy molestos con todo y la deuda que se había generado con los viajes y gasolina, estadía de hotel—Ariana hace una pausa, ve que Ariel toma un poco más de cerveza y pide otra botella, Ariana se levanta y va al baño, se mira al espejo y soltó unas lágrimas, una gran tristeza oprimió su pecho, no pudo sostener la mirada y bajó la vista «¿donde estas? Marcos, ¿por qué me dejaste?, por favor déjame cuidarte» Piensa mientras seca sus mejillas con un pañuelo «Ariel sabe algo, tengo que lograr que me cuente y si no, lo encontraré por mis medios» tomó un profundo respiro, sonríe y sale del baño, camina a donde está Ariel, cuando pasa por su lado apoya la mano en su hombro y Ariel mira, Ariana le sonríe.

—Hey no me contaste como te rompiste el brazo—dice Ariana y toma asiento. 

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