Habitación
¿Cuál es la diferencia entre estar vivo y estar muerto? Yo no encuentro la diferencia. La vida es una mierda completa o bueno la mía es una completa mierda. ¿de que me sirve tener a gente a mi alrededor si me siento solo? ¿de que me sirve tener a las mujeres a mis pies sino amo a ninguna? ¿de qué me sirve vivir si siento que estoy muerto por dentro?
Déjenme presentarme. Soy Zayn Bladimof y mi vida es una mierda completa. Tengo 19 años – dos meses para tener 20 – estudio en una de las mejores universidades del país, me gano la vida yendo de fiesta en fiesta. Tengo una banda, no me puedo quejar, me va bien, tocamos en algunos bares o tenemos algunos conciertos. Soy el vocalista principal resumiendo la banda no sería nada sin mí. Tocamos generalmente rock de los 80 y algunas veces cuando el grupo no se puede reunir hago de solista. Me gusta, pero igual siento que mi vida es una mierda.
Hace aproximadamente un año no sé nada de mi familia. No fui en navidad y menos en sus cumpleaños así que prácticamente estoy desaparecido y lo que me duele es que ellos ni si quiera han tenido el atrevimiento de intentar llamarme, tan solo envían el dinero para mis estudios.
Triste lo sé, pero esa es la puta familia que tengo.
Mi alarma vuelve a sonar. Bufo y con una mano la apago. Me levanto de mi cama mientras que parpadeo para que mis ojos se acostumbren a la luz. Trato de removerme las sabanas, pero es ahí cuando el dolor de cabeza llega. Vuelvo a cerrar los ojos me tiro en mi cama.
¿Qué mierda sucedió ayer? Con mis manos busco mi celular por mi cama cuando siento algo que emana calor y no es mi cuerpo. A regañadientes abro mis ojos para encontrarme con un cuerpo en posición fetal al lado mío. Es una mujer.
Una sonrisa se forma en mis labios al verla, no sé ni cómo cojones se llama, pero si de algo estoy seguro es que ayer tuve una noche agitada. Los labios de aquella mujer se encuentran entre abiertos, lo pienso un momento y sin pensarlo estampo mis labios con los de ella.
Su reacción es inmediata, sus labios se mueven al compás de los míos. Me coloco encima de ella y le tomo por el trasero. La froto contra mí y escucho como algunos gemidos escapan de ella. Sin perder el tiempo le quito la poca ropa que le queda. Ella al sentir mi tacto siento como su cuerpo reacciona al mío haciendo que ella arquee su espalda.
Busco con la mirada sus ojos. Se encuentra una vez que conectamos miradas, sin pensarlo dos veces entro en ella de un tirón. Un grito se escucha en toda mi habitación y es cuando lo recuerdo. Rompo la conexión de miradas y recorro la estancia con la mirada rogando que no encuentre nadie en la habitación. Sonrío al ver que no hay nadie y continuo con mi trabajo.
La verdad es que pagar la habitación por mí solo es un poco costosa y necesito ahorrar dinero si quiero hacer lo que pensaba hace unos momentos. Nadie se quiso mudar conmigo porque bueno aquí no es que me conozcan de la mejor manera así que.... Vivo solo, o bueno eso será hasta hoy día porque contacte a una persona –no pregunten como – que si accedió a vivir aquí y eso no es lo mejor: es una chica, si, una chica que vivirá bajo mi mismo techo y eso significa que follare duro con ella.
Los gemidos de la chica continuaron haciéndose más seguidos y más débiles hasta que por fin logre que se llegara a su tope. Ella me sonrió y se quiso acercar a mí para poder darme un beso, pero la verdad, era que ya había terminado con ella y no me apetecía continuar con ella.
Antes que pueda estampar sus labios con los míos me aleje de ella, ella tan solo me regalo una pequeña sonrisa. Se acercó más a mí y beso mi cuello, no la detuve, sus manos viajaron a mi abdomen y empezó a tocar por ahí. Mi cuerpo por reacción propio se alejó de ella quitando sus manos.
-no me toques – dije lo más duro que pude, en realidad, el tono que siempre utilizaba. La chica me miro con los ojos llenos de confusión, hice lo mismo. Sus ojos eran realmente hermosos, eran verdes combinados de azul ¿acaso eso era posible? Sus rasgos eran delicados como si de una rosa se tratara, su piel era de porcelana, tan solo había un único problema, no era ella, no era mi chica.
Abrí mi boca para poder decirle que se largara de una vez, pero fui interrumpido por el sonido de la puerta. Me levanté de la cama y recogí mi ropa, al instante me la puse y antes de acercarme a la puerta, le tiré su ropa y decirle que se vistiera. Ella tan solo me dio una mirada triste. No me importaba.
Los golpes se hicieron más fuertes. Sabía quién era. Sin hacerla esperar más abrí la puerta y al fin pude verla. Su mirada conecto con la mía, sus ojos detrás de esas gafas color negro me empezaron a examinar de pies a cabeza, igual que yo hice con ella; Era de estatura media, era delgada, su piel era blanca, blanca como la nieve, sus labios eran perfectos para su rostro, su nariz era respingada, sus pómulos estaban teñidos de un color carmesí perfectamente acorde a ella, tenía una de las manos aferradas a sus libros y la otra estaba agarrando la maleta, estaban sin esmalte, tan solo tenían un poco de brillo y nada más, sus labios tenían una fina capa de brillo que si mas no que equivoco es por usar eso labiales para que no se resequen los labios, sus largas pestañas no tenían absolutamente nada de rímel y sus parpados estaban sin ninguna gota de sombras, su cabello estaba en una simple cola ¿acaso continuaban existiendo este tipo de mujeres?
Su mirada quedo fija en un punto detrás de mí. Primero no le tome importancia porque tal vez estaban mirando como era el lugar, pero luego recordé. Allí estaba la chica. Gire sobre mis talones y si, allí estaba ella.
-adiós – dije en un tono amenazador. Ella solo se acercó tratando de besarme, pero me aparte. – dije que te vayas – la fulmine con la mirada. Entendió mi advertencia y chocando el hombro con la allegada salió. Una vez que escuche el crujir de las gradas decidí sonreír a la chica que tenia delante mío, que por cierto no me acordaba como era su nombre.
-hola – dije tratando de sonar lo mas amigable posible, aunque, claro, que eso era prácticamente imposible ya que se trata de Zayn Bladimof. La chica volvió a levantar la mirada para conectar sus ojos con los míos, realmente había algo que me atraía de ellos, algo... especial.
-ho...la – dijo en un susurro casi inaudible. Sus mejillas se sonrojaron mas de lo que ya se encontraban. Sonreí de lado, me encantaba ver sus mejillas rosadas.
- ¿quieres que te ayude con las maletas? – las palabras salieron de mi antes que pudiera controlarlas. La chica esta vez sonrió y sin más me tendió la maleta que llevaba en la mano. La tome y junto con ella avance dentro de la estancia. Sus ojos recorrieron toda la estancia. Sus ojos tenían un hermoso brillo fuera de lo común que hacía que me atraiga verla directamente a los ojos. Un suspiro broto de sus labios a la vez que la pequeña cartera que llevaba cruzada la dejara encima de la cama que se encontraba delante de ella. Aquella parte de la habitación, no era para nada mi favorita o bueno nunca me había gustado ir por allí porque sentía que era un lugar muy vacío.
Ella se sentó encima de su cama, luego la froto con sus manos para luego sonreír. La mire sin entender que era lo que hacía, quería irme de ese lugar o siquiera hacer otra cosa para no mirarla, pero se me hacía imposible no pasar la mirada por donde ella se encontraba.
Un gritito broto de sus labios a la vez que se levantó de su cama y fue corriendo hacia su maleta, la abrió como si su vida dependiera de ello, y lo que sucedió, en realidad, nunca pensé que sucedería. La gran mayoría de chica por no decir todas en una maleta de mudanza llevan toda la ropa que pueda caber allí ¿verdad? Pues en aquella maleta tan solo había acerca de ¿4? Si o seis prendas ya que lo demás estaba lleno de libros. Con sus pequeñas manos rebusco entre todas sus cosas hasta que encontró un libro un poco viejo para mi gusto, una vez que lo tuvo en sus manos soltó un suspiro de alivio y volvió a la cama.
Me senté en mi cama y continué viéndola como si de una estatua se tratara. Ella no se percató que la veía seguía leyendo aquel libro. Saqué mi celular para disimular que la estaba viendo y continué con la misma tarea. Sus ojos se abrían a como platos cada vez que pasaba las paginas, no sabía de qué cojones se trataba en libro, pero quería leerlo y no es que yo sea una persona que ame leer libros, en realidad, los odio –como la gran mayoría de cosas – pero verla a ella hace que quiera hacerlo.
- ¿Qué lees? – la pregunta salió antes que pudiera detenerla. Ella levanto la mirada y me miro interrogante para luego decir: - poesía – volvió la mirada al libro y continúo leyendo. Asentí, pero ella no me miraba.
Los minutos pasaron mientras miraba mi celular y me llego un mensaje. Era de Jane, levante la mirada para ver lo que hacía. Rodé los ojos, no podría traer a Jane aquí. Me levante de mi cama y me encamine a la salida no sin antes decirle que si necesitaba algo me llamara.
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