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Heedo ya no leyó lo que sus amigas comentaron, se había encaminado hacia su casa y guardo su celular, cualquier cosa podría pasar en las calles
Decir que no quedo idiotizada por la chica de la mañana sería una total mentira. Casi casi que baba escurría de sus comisuras, por lo que tenía un plan
El cual no era muy complicado, solo iba a ir a comprar con doña Lora y ya, y si la chica estaba ahí por lo menos iba a poder verla y cruzar palabras con ella
Tomó dos respiraciones profundas al darse cuenta de lo nerviosa que está, puede que esté exagerando, pero realmente se puso muy entusiasmada al verla hace unas horas, aunque no le pudo ver por completo el rostro
Con una sonrisa amplia y sincera se acercó a esa casa de dos pisos, dándole dos toques a la reja de metal
—¡Doña Lora! —Vocifero con voz alegre. No espero tanto antes de que esa agradable y amable señora abriera la puerta de su casa y le sonriera al notar su presencia
—Hija, que bueno verte ¿que se te ofrece?
—Buenas tardes, doña Lora. Uno de oreo y uno de chocolate, por favor— Era la excusa perfecta y a parte refrescaria a su mamá con el calor infernal que hay en estos momentos
–Claro que si, mamita. ¡Yurim, uno de oreo y otro de chocolate!
—¡Voy!
Ese nombre jamas lo había escuchado y doña Lora tampoco lo había mencionada en todo el tiempo que la lleva conociendo
Lo único que su mente captaba era la suave y ligeramente ronca voz que grito la respuesta
No tardo mucho antes de que una joven que aparentaba tener su edad saliera de la casa, igual que en la mañana, con un brassier deportivo ahora que lo veia bien y un short que le llegaba a mitad de los muslos, descalza
Tenia un cuerpo para morirse, para Heedo estaba totalmente perfecta y de su rostro ni hablar, sentía que estaba viendo un angel y se hubiese quedado mas tiempo viéndola sino fuera porque tenia que sacar el dinero
—Gracias. —Musito embobada, chillando internamente cuando la desconocida de nombre Yurim le sonrió de forma amable
Padre santo
Sus manos se tocaron cuando le paso los saborines y quedaron a solas cuando la mujer fue por su cambio
Vamos, Heedo. No es tan difícil, solo abres la boca y dices algo que no sea estúpido
Sus ánimos dieron frutos y tomo una bocanada de aire antes de hablar. Aparte Yurim la seguía viendo fijamente con una comisura elevada de forma suave, se estaba poniendo nerviosa
—Hola. —Se las arreglo para que su voz no saliera temblorosa. La contraria sonrió un poco más amplio y se apoyo en la reja, sosteniendo un barrote por encima de su cabeza como soporte. Se sintió grande al ver que ella era mas grande que la pelinegra por media cabeza de altura. —Me llamo Heedo
Estaba tan nerviosa que alzo su mano libre para que la estrechara
La chica miro su mano y no dudo en estrecharla, sacudiendola un momento
—Soy Yurim. —No soltó su mano ni despego los ojos de los suyos hasta que ambas escucharon a doña Lora salir de la casa nuevamente
—Aquí tienes, hija. —Le dio su cambio e hizo que regresar al presente. —Me saludas a tu mamá
—E-Eh, ah, si. Nos vemos. —Miro sobre el hombro de la señora, notando que Tzuyu la veía con una suave sonrisa que no sabría calificar como juguetona o amable, ella simplemente huyo de ahi con el corazon ligeramente alborotado
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