Primer dia
P.O.V. Mack
Era el primer día de escuela. Jamás en mi vida me había emocionado un inicio de clases o bueno, en realidad, el tiempo me había enseñado que tenía que valorar los pequeños momentos.
Después de estar encerrada en un hospital por mas de dos años en terapias y rehabilitación. Pasar de tenerlo todo en tu familia, creer tener todo y de un momento ser diagnosticada de cáncer me había cambiado la vida.
Era mi ultimo año de escuela. Después de ello tendría que irme a la universidad y estaba convencida de mi vocación. Quería estudiar medicina. Era definitivo.
Por suerte o para mala, en realidad, aún no estaba segura con certeza. Mis familia y yo nos habíamos vuelto a mudar así que no tenía amigos. Todos mis amigos se habían quedado en España. Solo sabía una cosa:
Tia Sam vivía aquí con mi primo Jace. Recordaba a la tía Sam, pero no a mi primo.
Había recuperado la memoria en un 10%. Sabia quienes eran mis padres, mi familia, de donde era y mi nombre. Los conocimientos aparecían con el pasar del tiempo y bueno porque en el hospital no había mucho que hacer así que me dedicaba a leer libros y libros.
Según el médico todo era un proceso, estaba segura que recordaría todo o bueno gran parte. Por suerte mis padres me ayudaban enseñándole fotos y explicándome.
Todo era progresivo, al igual que la movilidad de mi cuerpo había vuelto con estímulos, mis recuerdos volverían de la misma manera. Esperaba con fuerzas poder recuperarme por completo.
- baja, tenemos que llevarte. - dijo mi padre sacandome de mis pensamientos. Mi privacidad se habla vuelto nula, no podía tener nada con clave o cerrar la puerta porque en cualquier momento llegarían algún nuevo recuerdo y estos no llegaban de la mejor manera. Alguna veces me daban ataques.
Sonrei. No podía quejarme. Quería que mis padres dejaran de preocuparse por mi, pero era algo imposible. Era su hija y era hija única. Estaba perdida.
Tome la mochila y metí los cuadernos junto con un par de lapiceros. Era el primer día así que estaba segura que no haría gran cosa. Me observé en el espejo. Había perdido mucho peso y mis brazos y piernas eran a penas unos pequeños huesos. Mis padres me habían dicho que no era obligatorio ir a la escuela, pero quería hacerlo, quería recuperar aunque sea una parte de la vida que tenía.
Mi cuerpo me daba pena. Debajo de mis ojos había unas bolsas negras y mi piel blanca no ayudaba demasiado porque me hacía ver como un cadáver. El suéter verde que me había colocado era ancho junto con mis pantalones y unas zapatillas de color blanco. Mis uñas estaban pintadas, pero con aquellas manos huesudas eran opacadas. Mi cabello suelto tapaba mis aretes que eran lo único que me gustaban así que me lo amarre. Me di una pequeña sonrisa a mi misma y salí.
-¿estás lista?- pregunto mi madre al verme bajar las gradas. Asenti.
Ella me tendió una bolsa donde se encontraba mi almuerzo. Me dio las últimas indicaciones antes de irme donde mi padre que me esperaba con su auto.
El tiempo pasó mucho más rápido de lo esperado y ya me encontraba en mi nueva escuela y nueva ciudad. Ya no vivía en Madrid, esto era otro mundo completamente diferente para mi. A pesar de haber estado viviendo los últimos cuatro años de mi vida todo se hacía completamente extraño porque uno me lo había pasado en coma y el resto en rehabilitación.
La escuela que se imponía ante mi era completamente diferente a lo que me imaginaba. Habia perdido dos años de mi vida así que era más que lógico saber que iba ser la persona con más edad en la clase que me tocará. Era una escuela especial donde iban las personas que tenían alguna serie de problemas. Por normal del estado había un límite de edad y yo ya lo había pasado, pero al ser mi caso de alguna forma especial me habían dado la facilidad de terminar mis estudios en una escuela especial. Al principio me había negado rotundamente, pero al enterarme que no afectaba en nada mi ingreso a la universidad que quisiese aquello no fue más un impedimento.
Sin más me despedí de mi padre prometiendo que me cuidaría. Una vez que el auto de mi padre se alejó decidí ingresar. Allí dentro todo era más extraño de lo que normalmente sería una escuela. Había mucha seguridad. No había tenido mucho tiempo para investigar en que escuela me estaba metiendo así que no entendía mucho de la modalidad.
Por dentro lucia como una escuela normal, casilleros, pasillos grandes y largos, clases por doquier, anuncios de los bailes y demás cosas. Lo único extraño eran algunos de los alumnos, parecía una escuela muy liberal. No usábamos uniforme como estaba acostumbrada, pero algunos de mis nuevos compañeros se pasaban. Parecía que no tenían límite.
Camine en busca de mi casillero. Guarde algunas cosas y saque el horario para buscar mi primera clase. El camino fue fácil de encontrar por suerte. Al entrar a la clase desgraciadamente ya estaban haciendo la clase así que tuve que pasar con un poco de vergüenza.
Toque la puerta rezando porque no me pidiera mi presentación y ese tipo de cosas.
El profesor era un hombre joven parecido, realmente con un gran parecido a uno de los cantantes preferidos de mi madre. Lo único que sabía era que había tocado en una banda que había tenido un gran éxito y además hizo una carrera de solista. Era obvio que no era el, pero aquellos ojos esmeralda y sus rasgos hacia que se pareciese.
- buenos días, señorita- dijo el hombre frente mío. Me examino de pies a cabeza y en aquel pequeño instante me sentí hermosa, me sentí que por primera vez una persona me tomaba atención y no de la manera en de lastima por mi aspecto, por aquella milésima de tiempo me sentí de alguna forma deseada.
- disculpe, soy nueva y me demoré un poco en encontrar la clase - menti. La verdad era que ya iba tarde.
El profesor asintió levemente y me invitó a pasar al centro de la clase para hacer mi presentación. Era algo ilógico pues a lo largo de lo que quedaba del año iba cambiar de clases y no vería a las mismas personas además era el último año.
- Soy Mack Thompson. Me gusta escuchar música y bueno, no sé que decirles supongo que espero llevarme bien con ustedes. - dije encogiendome de hombros.
Di una pequeña mirada a la clase. No había mucho por decir. Todos se encontraban sin ningún intereses en mi, algunos, los que lo tenían murmuraban entre ellos riendo y otros, simplemente me daban una mirada de lastima. El profesor que se encontraba sentado en su escritorio mordió levemente su labio inferior haciendo que soltara un pequeño suspiro.
- ¿nada más? - pregunto recostandose en su silla. Asenti.
- Entonces yo haré las preguntas ¿cuántos años tiene?- pregunto él mirándome fijamente. No podía con su mirada tenía algo que me hacía volverme más tonta, algo que me hacía pensar con más lentitud.
- 18 - me limité a responder. Él asintió.
- ¿qué es lo que piensa hacer después de estudiar?- preguntó después de unos segundos de silencio.
- ¿ahora? ¿después de clases? Pues no tengo ningún plan- respondí. La clase entera empezó a reír ante mi respuesta. No lo entendí hasta unos segundos después donde me di cuenta lo estupido que había sonado ello.
- hablaba de terminar el año escolar- dijo el profesor sonriendo con una sonrisa juguetona.
- pues estudiare medicina - me limité a responder. Estaba lo suficientemente avergonzada para dar respuestas más largas.
- me parece un buen plan Mack Thompson. Yo soy el profesor Dalton Grey, espero sea de agrado el curso de filosofía. -
La clase se encontraba en completo silencio tomando atención solamente a Dalton y a mi persona. Asenti y sin más procedi a sentarme en la primera carpeta vacía que encontré.
Dalton se volvió a parar y continuó su clase. Sus movimientos y su voz hicieron eco en mi cabeza haciendo que mi corazón latiera mucho más rápido y sintiera escalofríos sin saber que sucedía.
...
Espero les guste ♡
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