Mi ex ¿Mi vecino?
– Quien quita y consigues hoy al amor de tu vida...
Las palabras de su mejor amiga resuenen en su mente mientras observa firmemente como los labios de su ex novio se acercan lentamente a los de ella.
¿Cómo llegó a este punto?
Hoy solo vería a sus mejores amigas y conocería a su nuevo vecino el cual ¡Resultó ser su ex novio!
Unas horas antes...
Los 25, edad en la cual no era muy mayor pero tampoco joven. Donde la mayoría de las personas están comenzando a cumplir sus metas cortas, casarse, tener hijos o viajar por el mundo. Con solo 5 años para llegar a los 30.
Pero ese no era el caso de Melissa Sanz, entro a los 17 a la universidad para estudiar publicidad y mercadeo, se graduó a los 21 comenzando a ejercer en su profesión, en estos 4 años ha trabajado sin parar para poder llegar a un buen puesto en su empresa. Logrando a sus 25 años ser la jefa de marketing, solo por debajo del director. Pero no disfrutando su vida, no ha viajado, no ha tenido pareja desde hace algunos años. Solo ha trabajado y vivido una vida rutinaria. Bastante aburrida
– Debería tomar vacaciones –Dice para sí misma mientras elije que usar.
Como es sábado y no hay que trabajar, acordó verse con sus dos mejores amigas. Ahora que eran adultas ya no se frecuentaban tan a menudo por sus trabajos y familias.
– ¿Debo usar un vestido? –Pregunta mientras se coloca un vestido sobre su cuerpo– Mejor unos jeans–
Se coloca un suéter de rayas mostazas con blancas, el cual mete en un jean pegado y a la cintura rojo en las rodillas y por último, unos zapatos casuales blancos. Su figura no era voluptuosa pero tampoco delgada, era común. Solo que sabía arreglarse. De accesorios toma su collar largo y un bandolero blanco pequeño, perfecto para guardar el celular, unas medicinas, su pequeño set de aseo y el monedero.
–Creo que estoy lista. – Dice mirándose en el espejo.
Se peina su cabellera negra la cual llega a su cintura y se maquilla con lo básico. Corrector, polvo, rubor e iluminador. Como sus cejas son negras solo se las peina bien. Para finalizar se coloca un bálsamo rosado y rímel en sus ojos verde oliva.
– Soy linda, hoy saldremos con la autoestima alta y volveremos así –Vuelve a decir.
Después de haberse chequeado por décima vez, sale de su departamento y cierra la puerta con llave. Camina hasta el ascensor y baja en él.
– Melissa, ven acá un momento –La llama Betty.
Betty era la señora encargada de condominio, cobraba los alquileres y mantenía todo en orden.
– ¿Cómo estas Betty? ¿Sucede algo? –Se apresura a preguntar.
– No cariño, quería decirte que hoy llega tu nuevo vecino. Cuando vuelvas pasame buscando a mi departamento para que lo visitemos juntas, sabes que me gusta presentarlos –Dice con suavidad.
– ¡Claro! Me parece bien –Sonríe– Iré a ver a mis amigas, hasta luego–
Después de despedirse, sale hasta la parada del autobús y llega justo a tiempo para tomar el que necesita, no consigue puesto así que va de pie. Esperando a llegar a su destino. Una vez se para el autobús, baja y camina en dirección al café donde se encontraría junto a sus amigas.
Lo bueno de vivir en Cromdown es que es una ciudad pacifica que tiene buenas universidades y negocios. Las personas son tranquilas y se puede caminar sin apuro.
– ¡Mel! Aquí estamos – Dice su amiga elevando la mano.
Ella camina en dirección a la mesa donde están sus dos mejores amigas y después de saludarlas con un beso, se sienta.
Luisa Marín una morena alta y delgada con ojos oscuros, su cabello rizado a tal punto de hacer un afro hacia que llamara la atención, era muy hermosa.
Diana Mondes pequeña y curvilínea, tiene muy buen cuerpo el cual sabe presumir cada vez que camina, con su cabello castaño claro liso y ojos claros.
Las tres han estado juntas desde que se les asigno la misma habitación en la universidad de Cromdown, cada una había estudiado una carrera distinta. Luisa estudio veterinaria y Diana periodismo. Y aunque sus actitudes también eran diferentes, se sabían complementar muy bien.
– ¿Pedimos? –Pregunta Diana.
– Si, necesitamos una buena taza de café para actualizarnos –Dice Luisa.
Levanto la mano llamando la atención de la mesera y ella se acerca a nuestra mesa.
– ¿Qué desean ordenar? –Pregunta.
– Yo quiero un expreso, un late de vainilla y un moca–Pide Luisa.
La mesera se retira después de anotar la orden, desde luego Luisa sabía de memoria que pediría cada una
– ¿Quién quiere hablar primero? –Pregunta Melissa.
– Yo tengo algo que decirles –Levanta la mano Diana– Estoy embarazada–
– ¿En serio? Felicidades –La abraza Luisa.
Diana se había casado hace 6 meses con su novio Tim, con el cual tenía ya 3 años de relación, así que Melissa no pudo evitar sonreír al ver como su amiga cumplía sus sueños.
– ¿Cómo te sientes? Era una de tus metas –Dice Melissa.
– Sabes que siempre quise casarme y formar una familia, así que estoy feliz. Tim y yo estamos haciendo un presupuesto, al menos compramos la casa cuando nos casamos y bueno, poco a poco sé que podremos. Aunque tengo nervios. –
– Todo estará bien –Dice Luisa.
– Nos tienes a nosotras que te apoyaremos. –
– ¿Quién sigue? –Pregunta Diana.
Le mesera llega y coloca los café en la mesa – Aquí tienen sus pedidos.
Diana toma su late, Luisa el expreso y yo el moca.
– Yo quiero contarles algo –Informo Luisa con una sonrisa en su rostro– Después de tanto pensarlo Sara y yo decidimos vivir juntas, queremos convivir más antes de pensar en casarnos–
– Es una muy buena decisión ¿Cómo lo tomo tu familia? –Cuestiona Mel.
– A mis padres aun le cuesta entender que soy lesbiana, y eso que ya tengo 4 años junto a Sara. Pero aceptaron mi decisión –Explica.
Sara y Luisa cuando Luisa hizo prácticas en la clínica donde Sara trabajaba, después de todo ella también era veterinaria, ella le lleva solo 2 años a Luisa.
– Si eres feliz, no importa nada más –Expresa Diana.
– Melissa, no creas que te escaparas –Me señala Luisa.
–Cuéntanos que te ha sucedido últimamente –Diana me mira fijamente.
Suspiro con pesadez al saber que debo hablar.
–Me ascendieron a Jefa de Publicidad –Cuento– Ahora el único que está a cargo de mi es el director del departamento. –
– ¡Qué bueno! Te has esforzado mucho –La felicita Diana.
– Me alegra pero ¿Estas feliz? –Pregunta Luisa.
Melissa dirige su mirada a su café cuando pregunta eso.
– Me alegra que tengas logros laborales, pero en lo personal ¿Qué tal estas? –Pregunta nuevamente Luisa.
– Bien –Alza los hombros restándole importancia– No ha cambiado nada. –
– ¿No has conocido a alguien? –Pregunta Diana
Mel las mira– No, saben que no he podido enamorarme–
– ¡Debes olvidar a Adam! –Exclama Luisa– Puedes volverte a enamorar–
– No es por el –Dice mientras da un trago a su cafe.
– Mel, cariño. Aun usas el collar que te regalo –Diana señala el collar que tiene puesto Melissa.
– Es que solo he logrado conectar con el –Explica– No es que no quiera, es que no puedo–
– Te dejo hace 4 años, debes pasar página –Dice con suavidad Luisa.
– ¿Desde hace cuánto tiempo no tienes sexo? –Pregunta Diana colocando sus codos sobre la mesa.
– ¿Es necesario que sepan? –Desvía la mirada Mel.
– ¿Desde hace cuánto no tienes un orgasmo? –Cuestiona Luisa.
Melissa siente como sus mejillas se sonrojan y las mira.
– Desde hace un año ¿Bien? –Miente apenada.
– Bueno, al menos fue más reciente de lo que esperaba –Dice en tono de burla diana.
Luisa suelta una carcajada – Debo admitir que pensé lo mismo. –
– Son lo peor –Se tapa el rostro Melissa.
– Bueno es hora de irme –Dice Luisa mirando su celular– Quede con Sara para ver algunos apartamentos cerca del trabajo.
– Entonces vámonos –Se levanta Diana– Mel ¿Te llevo?
– Tranquila, sabes que me gusta usar el autobús –Asegura Mel.
Las tres amigas pagan la cuenta para salir del café y abrazarse para despedirse.
– Piensa en lo que te dijimos –Recuerda Luisa– A veces el amor también es necesario.
– Quien quita y consigues hoy al amor de tu vida –agrega con una sonrisa perspicaz Diana.
– Tontas, nos vemos luego –Se despide Mel.
Cada una toma su camino, Mel suspira con su humor más decaído. Aunque sus logros laborales la hacen feliz, su vida era aburrida. No había nada de emoción en ella y eso la hacía sentir mal.
Su vista se posa en la vitrina de una pastelería recordando que debe presentarse a su nuevo vecino, así que entra y ve todo lo que tienen hasta que un postre en específico llama su atención.
– Quiero ese –Pide señalándolo.
Después que le empacan en una caja linda el postre y paga sale de la tienda en camino a la estación del autobús, pero se tropieza con sus pies hasta casi caer.
– Cuidado –Dice un hombre ayudándola.
– Disculpa, soy algo torpe –Se reincorpora agradeciendo que no se cayó el pastel.
– A todos nos puede suceder –Dijo con una sonrisa.
Es un hombre alto, con cabello y ojos negros, piel trigueña y una sonrisa muy linda.
– Gracias por ayudarme –Sonríe Mel– Debo tomar el autobús así que, adiós. –
Después de despedirse con su mano se apresura para lograr subirse a tiempo al autobús, esta vez logra conseguir un puesto así que se sienta.
– Quien quita y consigues hoy al amor de tu vida –
Aunque el hombre era muy atractivo, Melissa no creía en eso llamado destino. Todo sucedía por una razón, además que es probable que no vuelva a encontrarse con ese hombre nuevamente.
El camino de regreso le parece largo, no estaba tan alegre como cuando salió más temprano, nota que llego a su parada y se baja para volver al edificio. Va hasta el apartamento de Betty donde toca el timbre es espera que ella salga.
– ¡Ya volviste! Vamos de una vez –Exclama con alegría Betty al verla.
– Esta muy feliz –Dice Melissa.
– Me alegra tener dos jóvenes en el edificio, él tiene tu edad y está soltero –Susurra lo último como si estuviera alguien más en el ascensor.
– Que bueno que haya otro joven–
– Puede que te llame la atención, es lindo –Comenta– Aunque está lleno de tatuajes–
Llegan al piso donde vive Melissa y caminan hasta la puerta de al lado, donde Betty toca el timbre y ambas esperan a que el nuevo inquilino abra la puerta.
– Hola señora Betty ¿Necesita algo? –Dice el hombre que abrió–
– Dime Betty querido –Corrige ella.
Melissa instintivamente se esconde el collar y no dice una palabra al quedar impactada de su nuevo vecino, esa apariencia era inolvidable para ella.
Aquel cabello castaño claro desordenado, esos ojos grises, sus labios carnosos. Las facciones de la cara definidas, dos piercing en sus ojeras. Un metro setenta y nueve de altura, piel blanca y cuerpo delgado pero definido.
Vestido en un jogger negro y una musculosa blanca también lucia hermoso a pesar de lo poco arreglado que estaba.
– Melissa, saluda al vecino –Dice Betty sacándola de sus pensamientos.
– Hola Adam, soy tu vecina –Se presenta extendiéndole la mano.
– No esperaba verte de nuevo, Tuli –Dice el estrechándola.
Ambos se miran fijamente por un momento, aunque su rostro es indiferente ella puede notar que también está sorprendido. Al verlos se pueden notar las chispas que salen de sus ojos encontrándose
– ¿Ya se conocían? –Pregunta con asombro Betty–
– Si, estudiamos en la misma universidad –Explica Mel.
– ¿Necesitan algo? –Cuestiona Adam.
– Vine a presentarte a tu vecina –Betty señala a Mel– Trajo un pastel. –
–Pueden pasar –Dice Adam mientras se hace a un lado y permite la entrada.
– No es necesario –Melissa le extiende la caja.
– No seas mal educada querida –Betty la empuja haciendo entre al apartamento.
–Pero –Intenta decir pero vuelve a ser interrumpida.
– Yo debo irme a hacer algo, disfruten su momento –Dice Betty para irse rápidamente.
Apenas Betty se van Adam cierra la puerta y camina hacia la sala mientras Melissa se queda parada en la entrada.
– No te quedes ahí, entra –Le indica con su voz gruesa.
Melissa obedece y camina hacia la sala.
–Está un poco desordenado por la mudanza, pero puedes sentarte–
Ella se sienta en el sofá– Toma, es un regalo –
Vuelve a extenderle la caja el cual el abre y se sorprende al ver el pastel.
– Pie de Limón, mi favorito –Dice con una sonrisa de medio lado.
– No sabía que tú eras mi vecino, solo lo vi y lo compre...
– Tranquila ¿Quieres que comamos? –Pregunta.
Ella niega– No quiero molestarte, debes estar cansado. –
Adam la mira fijamente, su amabilidad seguía siendo la misma de hace 5 años, cuando se conocieron. Su cabello había crecido, su cuerpo desarrollado más y a sus ojos, seguía siendo preciosa.
– No sé dónde deje los platos pero vi los cubiertos –Dijo ignorando el rechazo de Mel.
Vuelve para sentarse junto a ella, colocar el pastel en la mesa frente a ellos y extenderle un tenedor.
– Recuerda que debes comer la parte de limón junto al merengue para no sentir tanto el ácido –Le dice.
– Tu primero, después de todo es tuyo–
El rueda los ojos y con el tenedor toma un pedazo del pie, para luego llevárselo a la boca y comerlo con lentitud.
Melissa lo mira embobada, sin poder creer que haciendo eso se vea tan hermoso y golpeándose mentalmente por pensar eso de su ex.
– Te toca –Dice él.
Ella toma un pedazo y lo come para inmediatamente fruncir el ceño y apretar sus labios al sentir el ácido.
Adam ríe ligeramente, viendo que sigue siendo la misma.
– No has cambiado nada –Dice y acerca su mano al rostro.
Ella se sonroja cuando el toca la comisura de sus labios, luego ve como su dedo tiene algo de merengue que el luego se lo lleva a la boca y lo lame. Haciendo que el corazón de Mel palpite con fuerza.
– Tú tampoco has cambiado –Dice ella con una sonrisa– Aun notas mi torpeza–
– Siempre te notare –Él se acerca a ella.
El rostro de Adam queda a pocos centímetros del Melissa, al punto que ella puede sentir su respiración unirse pero el sentido común la salva de hacer algo que probablemente la haga arrepentirse después.
– Creo que es mejor que vaya a casa –Se levanta la pelinegra bruscamente– Gracias por recibirme, espero seamos buenos vecinos.
Adam se frustra internamente, pero lo esconde usando su rostro indiferente y se levanta detrás de ella. Le agrada reencontrarse con ella pero tampoco quiere que piense que la usara para algo casual.
– Permíteme te abro la puerta –Dice el chico tomando la delantera y abriéndole la puerta a su ex novia.
– Hasta luego, Adam... –Exclama para después salir del departamento.
– Hasta luego, Tuli –Dice casi en un susurro inaudible el chico mientras la ve caminar a su hogar.
Ella abre con rapidez y puerta y la cierra, para desplomarse en ella y sentarse en el piso.
– Todo iba a bien... Soy exitosa, tengo mejor humor y me sentía mejor conmigo misma – Dice en un suspiro– Pero ahora soy vecina del ex que me dejo con el corazón roto hace cuatro años
La chica se lleva la mano a su pecho y siente como sus latidos son rápidos– Lo peor... es que aún siento algo por él.
NOTA DE AUTOR:
He vueltooo, espero que le guste esta nueva historia que viene con mucho suspenso, divers{on, amor y posiblemente escenas Hot.
Si quieren saber más de mi.
Instagram: vs_mariajose
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro