Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cap. 4

Este capitulo esta dedicado a Asura_Hozuki, usuaria de AO3

Día: 30/12/2016. NOTA: Para nuevos lectores (y quien quiera releer) este fic esta LIBRE de OoC (Out of Character-Fuera de personaje) lo que significa que la personalidad de TODOS personajes es la misma que la de la serie.
Gracias por su atención.
~Moon Erebos~

--------------------------------------------

Cap. 4

Sabes que siempre has sido diferente,

No tienes por qué sentarte, jugar al buen chico;

Destruye este mundo por completo.

El tiempo es corto, tienes que tomar una decisión,

No ofrezco estas cosas todos los días;

Arbolito, piensa en lo grande que podrías crecer,

Si solo dijeras la palabra y me dejaras quedarme.

deCipher – Madame Macabre

Mira el cielo con algo de pereza, las tonalidades anaranjadas y violáceas del amanecer le hacen sonreír con suavidad. Su primera sonrisa sincera en días. Suspira, apoya su cabeza en sus rodillas y abraza sus piernas con fuerza.

Está muy cansado.

Dormir en esos días se había vuelto una misión imposible. Mabel con sus pijamadas le había obligado a dormir fuera, la música a volumen alto no le permitió pegar el ojo durante noches y desde el incidente con los lobos ir al bosque no presentaba un panorama agradable para él, al menos no de noche.

Se pregunta porque todo tiene que ser tan malo en ese momento. Porque de pronto la cabaña se había vuelto como un campo minado dónde a cada paso que daba una explotaba y terminaba haciendo algo vergonzoso, molesto, pesado o era regañado.

Especialmente por Stan, el hombre parecía haber decidido que sus frustraciones las pagaría con él, si no era algún regaño por su ineficiencia en el trabajo, era castigarlo mandándolo a dormir sin cenar por tonterías –o por culpa de Mabel–; hace una mueca al pensar en su trabajo de los últimos días. Todo el día con los turistas, o inventando "atracciones", como el chupa cabras sin dientes.

Exhala algo irritado y piensa en porqué el tío Stan no podía entender que él bien podría conseguir una atracción real. Tal vez no algo tan espeluznante como la criatura que llevó cuando Mabel fue jefa, pero si algo que parezca más lógico y real que las tonterías de su tío.

Apoya su cabeza en sus rodillas cuando los rayos del sol tocan la punta del tótem frente a la cabaña. El trabajo tal vez no hubiera sido tan pesado si Wendy con quién le tocó trabajar en la semana, no hubiese estado texteando con sabrá Dios quién; no esperó que algo así le molestará pero lo hizo y no porque aún la quisiera, sino por tener que hacerlo prácticamente todo solo.

Alza la vista y ve un grupo de hadas revolotear a su alrededor antes de volar al bosque riendo, eso le hace pensar súbitamente en el tío Ford y su extraña actitud en la semana. El hombre le había sacado por completo de sus investigaciones, pasaba todo el día en el sótano o salía muy tarde en la noche y volvía al amanecer, a veces herido, otras veces con bolsas negras.

Se estremece ante el pensamiento, no quiere ni imaginar que tal vez su tío estaba haciendo algo malo, aunque en el fondo le importa poco; él lo hizo a un lado, por lo que volteará el rostro y se hará el desentendido.

Bosteza y frunce el ceño ante los rayos del sol contra su rostro; la semana para él fue eterna y al día siguiente será su cumpleaños y de Mabel.

Hace una mueca y siente su estómago revolverse.

Mabel lo había tenido los dos últimos días en un viene y va por las pocas tiendas de Gravity Falls, hasta habían ido al pueblo vecino, solo para probarse ropa que estrenar para la fiesta de cumpleaños; él no había comprado nada pero ella tenía varios vestidos nuevos para usar, como si no supiera que al final del día usaría un suéter y no una de las –sorprendentemente costosas– prendas.

Las compras, tal vez, no hubieran sido tan malas si al llegar a casa Mabel no se hubiera puesto a "cocinar" los postres y comidas para la fiesta y hacerle probarlas.

Incluso el día anterior enfermó con su "pastel" –si a esa aberración que resulto al final se le puede llamar pastel– de trigo con relleno de mermelada y cubierta de dulce de naranja; viéndolo ahora, el pastel pudo haber sido excelente si el relleno no hubiera estado mezclado con purpurina, la masa no se hubiera quemado y el dulce de naranja no hubiera sido amargo, lo mal que se puso y el poco sueño lo tenían de mal humor y al borde de un colapso nervioso

Suspira pesadamente y mira el cielo que poco a poco se tiñe de azul y se llena de nubes.

Las observa por un rato mientras sus ojos se van cerrando, está tan cansado, física y mentalmente. Solo había tenido un momento de paz cuando estuvo con Bill, quién no se había presentado ni en sus sueños desde el incidente de los lobos.

Se pregunta si el demonio había desistido del trato, pero, con un bostezo, desecha el pensamiento; si algo tiene Bill Cipher es que es insistente y molesto hasta lograr su objetivo, sin embargo Dipper no puede concebir en su mente alguna excusa para justificar su misteriosa ausencia.

Y no es que lo extrañe, en lo absoluto, pero hace días cuando estuvo con él se sintió comprendido. El demonio tiene un sentido del humor retorcido y mucho de lo que dijo la última vez que se vieron no tenía sentido para él, sobre todo el que no pidiese nada por haberlo salvado de los lobos, pero fue divertido y refrescante estar con él.

Con un nuevo bostezo, ya medio dormido, se pregunta una vez más si aceptar el trato. No era mala idea después de todo, Bill parece ser el único ser existente que le entiende y parece valorarlo.

Tal vez, piensa al borde de caer completamente dormido, tal vez...

—¡Dipper! —la voz de Mabel le sobresalta y se endereza de golpe algo asustado.

—¡Mabel! ¿Quieres provocarme un infarto? —la mira aún aturdido y frunce el ceño al oírla reírse.

—Tío Stan te está buscando —sin agregar más desaparece por la trampilla.

Dipper gruñe y se pone en pie, su corto momento de paz se había acabado, hora de volver a trabajar en tonterías.

Baja por las escaleras de la trampilla, camina hasta la parte de la casa y de allí a la cocina; Mabel y, extrañamente, el tío Ford están ya sentados; no hay señal alguna del tío Stan lo que le extraña un poco, el hombre siempre hacía el desayuno y siempre lo hacía temprano, así todos harían su trabajo.

Dipper se acerca a la mesa y jala la silla para sentarse en el momento preciso que Stan entra a la cocina. Ford mira a su hermano y se tensa, la manera en que sus labios se fruncen y el brillo en los ojos de su gemelo lo ponen en alerta; pudo haber pasado más de 40 años alejado de Stan, pero lo conoce como a la palma de su mano y la expresión del mayor denota peligro. Sin mediar palabra se pone en pie y sale, Mabel, que nota la tensión alrededor de Stan y su postura, toma la inteligente decisión de salir tras su otro tío.

El menor de los Pines alza la vista algo confundido por la huida táctica de su hermana y tío, tarde se da cuenta del peligro que pende sobre sus hombros.

—Chico —el joven se sobresalta cuando su tío posa su enorme mano con más fuerza de la necesaria sobre su hombro—, ve a la cabaña, allí te deje el nuevo traje del chico lobo.

—Pero...

—Pero nada, se necesita una ayuda extra, ve a cambiarte ahora.

—¿Y por qué Mabel no va a trabajar también? —dice molesto, todo él, Mabel también estaba libre, abre la boca para agregar algo más pero el fuerte apretón del tío Stan le hace cerrarla.

—Ve y haz lo que te ordené —dice tajante.

—¿Al menos puedo desayunar antes? —pregunta entre dientes. Su tío bufa y lo suelta, Dipper se pone en pie, va a la nevera y saca una lata de soda con un pedazo de tarta de hace unos días. Cierra la puerta con más fuerza de la necesaria y sale de la cocina.

Stan suspira y pasa su mano por su rostro, agotado; había tenido una noche de perros y hasta ahora pudo volver a la cabaña, se sienta y suspira, no quiso ser tan rudo con el chico pero su humor y la actitud del menor no fueron una buena combinación. Mira la silla donde antes había estado el niño y niega, no era momento de ponerse así, debía cambiarse y serenarse para recibir a los turistas.

Mientras camina a cambiarse Dipper devora el pedazo de tarta en rápidos mordiscos y bebe la soda, suspira y talla sus ojos dejando el plato y la lata en la mesa que está cerca de la puerta de la tienda, se quita la gorra y pasa una mano por su enredado cabello, tiene tanto sueño y su cuerpo pesa, pero debe obedecer a regañadientes.

Atraviesa la puerta y va a la caja donde el traje restaurado –no quiere ni imaginar cómo– sobresale como si se burlase de él, lo toma y lo mira por largos segundos, el deseo de destrozar el espantoso traje le recorre, la fuerza que aplica a sus dedos es el primer paso para hacerlo.

—Hey Dipper, ¿qué tal? —la voz de Wendy lo hace sobresaltarse y olvidar sus pensamientos trajicidas, oculta el traje y le regala una sonrisa forzada a la pelirroja.

—Hey Wendy, hola, bien, bien ¿y tú?

—Bien gracias, oye ¿dónde está Mabel? Quiero presentarles a ambos a alguien especial —la chica sonríe ampliamente y sus ojos brillan, las tripa de Dipper se retuercen al pensar que, hace no mucho, los suyos brillaban de la misma forma al pensar en Wendy.

—Uh no sé dónde fue, pero será más tarde, debo... trabajar.

—Claro amigo —la chica revuelve su cabello y va tras la caja.

Dipper suspira, va a la oficina del tío Stan y se cambia. Como odiaba tener que hacer eso.

–––––––––––––––––––––––––

Dipper vuelve a la tienda rascando sus brazos, no sabe que hizo el tío Stan pero ese traje picaba incluso más que el primero que usó, suspira agotado, no había esperado trabajar tanto pero su tío lo tuvo bailando y haciendo otras tonteras hasta las 2 de la tarde –con una pequeña pausa para comer, gracias al cielo– y estaba realmente agotado.

—Hey Dipper —el susodicho alza la vista ante el sonido de la puerta y el llamado de Wendy, le sonríe un poco pero el pequeño gesto se desvanece cuando un chico de más o menos su edad, tal vez un poco más alto que él, con el cabello negro ensortijado y vestido como los chicos cool de su escuela se para junto a Wendy.

—Hola —frunce el ceño por la mirada que le lanza el chico, quién al notarlo compone una falsa sonrisa.

—Hey amigo, ¿what's up?

El saludo hace que Dipper se tense, ¿amigo?, evita emitir un gruñido y mira a Wendy, cuyos ojos no se despegan del chico a su lado; un escalofrío lo recorre como si de un mal presagio se tratara.

—¿Quién es él Wendy? ¿Un primo? —sin trabajo logra un tono curioso e inocente, escondiendo por debajo de esto su molestia.

—No —Wendy lo mira y sonríe como tonta, como Mabel en sus enamoramientos—, y bueno, como Mabel no está por aquí, te lo diré a ti. Dipper, él es Marcos mi novio, Marcos, él es Dipper.

El rostro de Dipper se desencaja, ¿estaba Wendy bromeando? ¿Ese chico de la misma edad que él?

—¿En serio? —Fuerza una sonrisa—. Felicidades.

—Gracias viejo —Marcos palmea su espalda y ríe. —¿Qué onda con tu ropa man?

Dipper se aleja con brusquedad del chico, mira a Wendy y trata de sonreír.

—Iré a cambiarme, Mabel debe estar por ahí dando los toques finales a la fiesta —no espera una respuesta, en realidad no quiere ninguna por parte de la chica, y menos ver al chico, encarnación de la ironía de su vida.

Va a la casa pisando fuerte y sube las escaleras que dan a su habitación, entra, lanza las orejas falsas a una esquina y se saca el pantalón suspirando con alivio; camina directo a su cama y busca su maleta debajo de esta. Al arrodillarse y mirar su cuerpo se tensa, su maleta no está, en ninguna esquina ni al fondo.

La risilla de Mabel le hace sentarse de golpe, casi golpeando su cabeza con el borde de la cama.

—¿Dónde están mis cosas Mabel?

—No sé —su hermana bate sus pestañas con inocencia—, pero si quieres cambiarte... —la chica alza un traje de corderito, tan blanco que parecía nuevo.

—¿Qué...?

—Como nosotros nos vamos mañana, se me ocurrió que podrías hacer el Lamby-Lamby Dance como despedida.

—¿Estás loca? ¡No volveré a hacerlo! —Se pone en pie de un salto—. Dame mi ropa.

—No te la daré hasta que hagas el baile —la chica sonríe, se acerca a su hermano y pasa un brazo por sus hombros—. Anda Dip-Dop, no tardarás ni un minuto, hazlo por mí.

Dipper mira a Mabel con enojo, su sonrisa es lo único que evita que ceda a la voluntad de esta; se deshace del abrazo y se cruza de brazos.

—Mabel, llevo en ese apestoso e incómodo traje desde el amanecer hasta ahora, estoy cansado, no he dormido, por favor, dame mi ropa y déjame en paz.

La chica lo mira sorprendida, aprieta el traje de cordero en sus manos y baja la vista.

—¿Por qué eres así conmigo? —Pregunta en un susurro, sus hombros se agitan, clara señal de sus silenciosos sollozos—. Por favor Dipper, si lo haces, te prometo que esta noche no habrá otra pijamada.

Dipper descruza sus brazos y la mira con sospecha.

—¿Lo prometes?

—Sí —la castaña asiente y lo mira, los ojos anegados; Dipper suspira y le quita el traje.

—Bien, pero solo una vez —se pone el traje y suspira sonrojándose—. Vamos.

Mabel sonríe, se lanza a sus brazos y lo abraza fuerte; toma su mano y lo jala fuera de la habitación para bajar las escaleras a la carrera y arrastrarlo hasta la parte de la tienda. El sonrojo de Dipper se acentúa cuando todos los turistas reunidos allí se giran con curiosidad a verlo, Mabel le hace pararse en el centro de la habitación y toma un megáfono.

—Hola turistas, espero hayan pasado un grandioso día. Para despedirlos, y con la esperanza de que vuelvan pronto, mi hermano hará un baile.

Dipper respira hondo y finge una sonrisa e inicia su baile.

Los turistas sonríen enternecidos, los niños ríen bajo, Wendy mira apenada al chico y Marcos a su lado deja escapar una fuerte carcajada.

Dipper termina, hace una reverencia e ignora los aplausos. Mira a su alrededor buscando con la mirada a Mabel; la localiza cerca de la caja junto a Soos, se acerca a ellos pero se queda paralizado al ver una laptop y junto a esta una cámara conectada. Su cuerpo se mueve sin que lo note y llega hasta Mabel, gira la laptop y palidece.

Mabel acababa de enviar una invitación virtual con un video de su baile, ''¡No se pierdan nuestra grandiosa fiesta!'' rezan las brillantes letras rojas, hechas con mucho esmero en un programa de computadora.

La ira inunda su ser, golpea la mesa donde está la caja, casi golpea la laptop; el bajo parloteo de los turistas se silencia ante el brusco gesto y la sonrisa en los labios de Mabel desaparece.

—¿Cómo pudiste Mabel? —pregunta entre dientes, apenas controlándose. —¿Te gusta humillarme verdad? Estoy cansado Mabel, eres una niña egoísta a la que todos complacen.

—Dipper...

—¡No digas nada Soos! —el chico se gira hacia su ''amigo''—. Todos... ustedes son despreciables. Estoy cansado de todos, del tío Stan, del tío Ford ¡y sobre todo de ti Mabel!

Da media vuelta y sale corriendo sin rumbo fijo, los ojos cegados por lágrimas e ira; sin notarlo, sus pies lo llevan al bosque, alza la vista tratando de ver el cielo, pero a medida que corría los árboles se cerraban más entre ellos.

—¡BILL! —grita con todas sus fuerzas y se detiene, mira a su alrededor con desesperación, como si fuese a encontrar al demonio detrás de alguna roca o árbol. —¡Maldición Bill! Sé que estás aquí estúpido demonio, dijiste que siempre tenías el ojo en nosotros. ¡Aparece!

Dipper camina en círculos pateando el suelo, apretando sus manos con fuerza para luego abrirlas en un intento de controlar su rabia.

—Pino, ¿no crees que es demasiado temprano para el té? —La voz de Bill le hace detenerse y girar, a pocos pasos de él, Bill hace aparecer un reloj y entrecierra su ojo—. Bueno, siempre se puede adelantar —chasquea sus dedos y una silla formada de su fuego aparece tras Dipper y lo alza, otra igual aparece tras Bill y este toma asiento.

Confundido, pero aún enojado, Dipper observa al demonio hacer aparecer una mesa, un par de tazas y una tetera; con elegancia el triángulo sirve té en ambas tazas y hace flotar una hacia Dipper, toma la suya propia y parece sonreír al mirarlo directo a los ojos.

—¿Qué puedo hacer por ti corderito? —el tono burlón de su voz exaspera más a Dipper.

—Déjate de tonterías Cipher, sabes bien para que te llame —Dipper ignora la taza, cosa que molesta un poco a Bill pero lo deja pasar.

Chasquea sus dedos y Dipper cae al suelo cuando la silla desaparece.

—Entonces, ¿has tenido tiempo suficiente para pensar?

—Sí —asiente y mira decidido al demonio—. Conoces mi condición y... tengo un par de ideas para agregar.

El cuerpo triangular del demonio empieza a enrojecer por la insolencia del chiquillo, ¿acaso insinuaba que su plan no era bueno?; antes de estallar en ira Bill logra calmarse, pensar con frialdad. Cuando se había presentado a Stanford, hace tantos años atrás, no había mentido del todo al decir que él solo escogía a seres humanos sobresalientes, en cierta manera, usaba a estos humanos privilegiados de manera distinta a cualquier otro que le pudo servir como un enlace con el mundo real; y Dipper no es la excepción.

Pero a diferencia de Stanford, la mente más joven de Dipper era fácil de moldear a su antojo y difícil de controlar a la vez. Jamás se lo dirá al chico pero por eso lo había escogido por sobre cualquier otro, y por su proximidad a los diarios. Tal vez escuchar la idea del chico, y no solo desecharla, haga que Dipper termine de confiar en él; sonríe para sus adentros haciendo un rápido cambios a sus planes.

—Bien Pino —extiende su mano que es envuelta por sus llamas azules—. Conoces el trato, sólo debes decir la palabra.

Dipper mira por unos segundos la llama, no con duda ni desconfianza, sino más bien con aprensión y trazando en su mente, antes de que fuera invadida completamente por el demonio, como deshacer el trato en caso de que Bill lo rompiese o faltara a su condición. Alza la vista hacia el demonio y aprieta su mano.

—Acepto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro