Era verano, ¡Pero que verano!  Era tan extraño el calor que hacía, habían pasado años, ¡o incluso siglos desde la última vez que Rusia había sentido tanto calor!

Era sábado, más de 30 grados, sin duda era el día perfecto para ir a la playa. Pero la playa era un lugar muy concurrido y Nikolái y Fyodor debian seguir en secreto con su amorío así que... Por qué no mejor... ¿El río? Era tranquilo, y por otro lado, también había sombra.

A falta de un auto, hicieron dedo, y un desconocido bastante amable los llevo hasta el lugar más aproximado a su destino, de ahí serían una hora a pie.
Llevaban un par de cosas, más de las necesarias, lo que hizo su caminata se viera complicada, pero estaba bien, al menos no iban bajo el gran calor que había, era un bosque precioso.

Apenas se pudo escuchar el sonido del agua chocando contra las piedras, Nikolái salió disparado esperando que Fyodor hiciera lo mismo, pero no fue así, él solo siguio caminando tranquilamente.
Iban a pasar el día entero, literalmente; eran las 11AM cuando salieron, por lo que deberían almorzar allí, ¿Y que mejor?
No era una comida de lujo, naturalmente, eran simplemente sandwiches que Nikolái se había tomado la molestia de hacer.

El bosque terminaba justo antes de la costa, por lo que si querían tomar sol, aún era posible.

Gogol se quitó la camisa y las zapatillas, de ahí se fue directo al agua, Dostoyevski por otro lado, prefirió quedarse a acomodar todo.

—¿no vas a venir?
Gritó Nikolái ya con medio cuerpo sumergido, Fyodor realmente no comprendía como podía ser tan espontáneo.

—¡Luego!

Luego de el chapuzón más placentero de su vida, el futuro payaso salió de agua y se sentó sobre la lona viendo cómo el azabache acomodaba todo para almorzar.

—Mira, toma ese, tiene zanahoria y huevo.
Señaló Nikolái hacia el sándwich que sabía que más podría gustarle.

—¿Nikolái?

—Dime.

—¿Te pusiste protector solar? No quiero que no puedas ni moverte por la quemazón mañana.
Preguntó mientras daba un mordisco a su almuerzo.

—... Nooo... Ya lo hago, igualmente, deberías preocuparte más por ti, podría afectarse más... Aunque podría hacerlo yo si quieres~
Sugirió con media sonrisa, pero detrás del chiste coqueto era cierto, Dostoyevski no salía nunca de la sombra de su habitación, y el más mínimo rato de sol podría carbonizarlo.

Todo pasó tranquilo, palabras iban y palabras venían.
A veces Nikolái miraba de reojo a Fyodor, tenía u sombrero grande y lentes de sol, algo exagerado para él, él mismo apenas tenía una gorra y el traje de baño, y entre sus pensamientos uno vino en particular.

— ¿De qué te ríes?
Cuestionó el más bajo con curiosidad.

— ¡Parecemos una pareja de viejos!
Esa idea ni siquiera había cruzado la por la cabeza de Dostoyevski hasta ahora, pero vaya ¡Era cierto! Él mismo estaba exactamente como probablemente estaría su abuela si fuese a la playa, también dejó escapar una risa.

—Es cierto.
Le devolvió la sonrisa,

—No me molestaría llegar hasta esas instancias de mi vida contigo.
Soltó el rubio viendo hacia el agua con una sonrisa tranquila. Nikolái tenía el don (o no) de ser bastante directo con Fyodor en ese sentido.

—Quien sabe.

—No podemos meternos ahora, tienes que hacer una digestión de 30 minutos.
Dijo un ingenuo, pero también joven Dostoyevski.

Sin mucho aviso, Nikolái extendió las piernas de Fyodor, haciendo que se extrañase, pero entendiese todo cuando se recostó sobre su regazo, no iba a detenerlo, obviamente.
Nikolái no pretendía quedarse dormido, para nada, pero los suaves masajes que Fyodor le hacía en la cabeza... Se sentían tan bien, que era inevitable bostezar.

—¿Estás cansado?
Dijo apartando un libro que había traído, pero aún acariciando su cabello.

—¿Eh? No, no, para nada, es solo que estoy tan feliz y cómodo.
Una sonrisa que derritió el helado corazón de Dostoyevski, que se agachó un poco haciando sonar su espalda, para poder darle un beso.

Fyodor a veces creía que no se merecía a Nikolai, era un chico tan atento, cordial, romántico, y no es que Fyodor no fuera nada de eso, pero Gogol era distinto, era perfecto para él.

—Cuando nos casemos-

—¿Casarnos?
El ruso alzó una ceja divertido.

—Sí, ya sabes, cuando nos casemos en algún lugar que sea legal, ¡Te juro que existe! Lo investigué; ¿Tu no vas a usar un vestido blanco, o sí?
Preguntó sin vacilar, nunca le había propuesto matrimonio, no tenían más que 17 años, y si algún día lo hacía, faltaba mucho.

—¿Yo? Lo dudo, pero, ¿Por qué sería yo quien use un vestido?
Volvió a preguntar dejando su historia de lado al sentirse realmente atraído por esa conversación.

—Bueno, en las bodas siempre hay alguien con un vestido, y alguien con un traje.
Dijo balanceando los pies como un niño pequeño, no muy seguro de sus palabras.

—Tú pareces más el tipo que usaría vestidos.
Comentó sin poder evitar soltar una carcajada que sorprendió a Nikolái,quien estaba hablando con total seriedad.

—Sin duda podría, ¿Ves estás piernas? No están hechas para ser ser tapadas, cariño.
Bromeó exagerando cada palabra y movimiento.
—O podríamos usar ambos un vestido.

—O podríamos usar ambos un traje.

—También.

Finalmente, luego de esperar los 30 minutos correspondientes, Nikolái se puso de pie dispuesto a volver a meterse al río.
Cuando se paró se quedó viendo a Fyodor, hasta que el mismo lo notó.

—¿Qué?

—¿Vas a acompañarme ésta vez?
Fyodor no era un apasionado del mar, lagos y esas cosas, pero hoy podía hacer una excepción por Gogol.
Nikolái le dio la mano ayudándolo a pararse para posteriormente  ir al agua.

El ucraniano al igual que la primera vez, caminó dentro del río como si nada, mientras que Dostoyevski solo metió un pie, estaba bien, luego otro y comenzó a sumergirse... Oh Dios Santo, no estaba para nada bien, ¡Estaba helada!

—¡Vamos!  ¡Ven!
Nikolái lo tomó de las manos forzandolo a sumergirse más, Fyodor como reacción se puso de pinturas para tratar de salir.

Gogol una vez lo soltó, se dejó caer en el agua a propósito para salpicar al ruso.

—¡Nikolái!
Se quejó con frío.

—¿Qué? Vas a sumergirte de una forma u otra.
Río sacudiéndose como un perrito.
Sin haberse secado en lo más mínimo, se acercó y le dio un abrazo a Dostoyevski, que solo pudo sentir escalofríos por, justamente, el frío.
—¿Ves? Soy un buen novio, te ayudo a entrar en calor!
Novios, esa palabra era tan grande para él, era genial oírlo decirla.

—Sí, sí... ¡wHA!
El abrazo concluyó en Nikolái tirándose para atrás aún con Fyodor entre sus brazos.
Rápidamente,para evitar cualquier accidente, el rubio salió del agua aún abrazando a Fyodor pero está vez con sus brazos por debajo de los del ruso, para poder levantarlo.

—¿Ves? No fue tan malo
Mientras que Nikolai parecía un pez en su hábitat natural, Fyodor estaba más como un gato asustado, asustado y empapado.

—¡Un día de estos vas a darme un paro...!

—Haré que tu corazón lata tanto y tan rápido que no podrá resistirlo!

—No exactamente.

Finalmente, ya tardecía, lo que indicaba que su día allí había terminado, y que era hora de volver a casa.

Si así fuese cada verano, ambos podrían disfrutarlo plenamente, juntos en algún descapado, muy, muy lejos de todo y todos, donde podrían ser simplemente ellos, sin miradas ajenas, sin edificios en ningún lado, solo su mutua precencia.

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Espero que les haya gustado este One-shot. ♡
A mi me gustó muchísimo escribirlo, imaginar todo... Aaah son tan bonitos, los amo