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CAPÍTULO 8.


Escuché el constante sonido del tono de llamada de mi celular. Me moví un poco en la cama, ignorando el sonido hasta que paró.

Al instante lo escuché nuevamente.

-Mmmh-gemí, despertando poco a poco.

Me puse boca arriba y me tapé de pies a cabeza, con los ojos cerrados, ignorando nuevamente la llamada.

A quien se le ocurre llamar a esta hora, pensé.

Sonó por tercera ocasión, esta vez destape mi cara, tomando el celular de la mesita de noche.

-¿QUE? -grité, respondiendo enojada.

Sea quien sea el que estaba del otro lado, pude haberlo dejado sordo.

-¡ALEX! -gritó la persona-¿Qué rayos te pasa?

-Lo siento Evan-dije calmada-¿Por qué llamas? ¿pasa algo? ¿Qué hora es? -susurré. Estaba completamente perdida.

Me senté un poco tiesa en la cama, bostezando.

-No pasa nada, te llamo porque estoy afuera de tu casa-A lo lejos escuche el claxon de un coche-he llamado 5 veces y nadie abre.

Fui a la ventana de mi habitación, deslicé la cortina, viendo el coche negro de la mamá de Sonya y Evan estacionado frente a casa.

-¿Mi padre no está en casa? -pregunté. Frotándome los ojos.

-¿No crees que si estuviera ya me hubiese dejado entrar?

En eso tenía razón.

-Ya voy-bostece nuevamente.

Colgué la llamada, dejando el celular a un lado.

Miré la hora en mi reloj en forma de media luna, que descansaba en la mesita de noche.

¡1:30 P.M!

¿Tanto había dormido? pensé, un tanto sorprendida.

Me levanté de la cama, para abrir la puerta de la habitación y salir. Caminé por el pasillo hasta llegar a las escaleras, las cuales bajé con cuidado de no tropezar, ya que todavía no me recuperaba del sueño.

Una vez frente a la puerta, quité el pestillo para abrirla.

-¿Qué quieres? -dije sin ganas, mirando a un Evan muy desaliñado. -pero ¿Qué diablos te pasó? -me sorprendí por lo que mis ojos estaban viendo.

Este llevaba un conjunto deportivo de color negro. El short estaba desgarrado de la parte delantera de una de sus piernas, la camisa se veía sucia, llena de tierra, al igual que sus brazos y parte de la cara. También iba despeinado.

-A esto se le llama-se señaló así mismo-dar lo mejor de ti en un partido de fútbol-dijo, entrando a casa.

Lo miré dirigirse a la cocina. Lo seguí y este tomó un vaso para luego servirse agua.

-¡Oh vaya! no puedo imaginar como quedó el equipo contrario-dije entusiasmada por la respuesta.

Me dirigí a la nevera y tomé un bote amarillo que contenía parte de mi desayuno-almuerzo. Me senté en una silla junto a la mesa, no sin antes haber tomado un tenedor.

El chico me miró, tomando de su vaso. Estaba apoyado contra la encimera, frente a la mesa.

-Ellos quedaron impecables, nos dieron una paliza-dijo indignado.

Reí ante su repuesta.

-Y eso que dieron lo mejor de ustedes-dije divertida por la situación, comiendo la fruta.

El me miró con cara de pocos amigos.

Le sonreí sin mostrar mis dientes.

-Por cierto, Sonya me llamó para que pasara por ti-se encogió de hombros-no me dijo para que, pero aquí estoy-tomó el último trago de su vaso con agua.

Oh si, Sonya.

Ayer, después que le había enviado el mensaje, me respondió que necesitaba urgente un cambio de look antes de irnos a Crestmoore Boulevard, por lo tanto, eso también me incluía a mí, lo cual acepté sin chistar.

-Cierto, me quedaré en tu casa el fin de semana-dejé a un lado el bote, dejando comida en el.

-¿Tu padre te dio permiso? -dijo alzando una ceja.

-Digamos que sí y no.

El me miró confundido.

Me levanté de la silla, tomando el bote y el tenedor que había usado. Me dirigí al bote de basura para tirar los restos de comida que había dejado, para después ponerlos en el lava platos.

-No sabe nada de esto, pero le llamaré estando en tu casa-me dispuse a lavar lo que había ensuciado. -ya sabes, más vale pedir perdón que pedir permiso-Sonreí.

Evan aún seguía mirándome detenidamente.

-Oh, bueno como quieras-me tendió el vaso para que lo lavara-pero no quiero tener problemas con él.

Una vez que terminé, abrí nuevamente la nevera y saqué mi insulina. Dándole la espalda a Evan, realicé el procedimiento de manera rápida.

-No tienes porque-dije haciendo una mueca de dolor. -si sale algo mal, todo será mi culpa. -me volví para mirarlo.

-¿Por qué saldría algo mal? -preguntó.

Ou, no debí de haber dicho eso.

Tiré a la basura la inyección que había usado y guardé la medicina.

-Me refería a que, si papá se disgusta por pasar el fin de semana con ustedes, todo será mi culpa, no la tuya, igual que ese día, en el puesto de donas. -en parte era verdad.

Volví a sentarme en la silla, quedando frente a mi amigo.

-Ese día si fue mi culpa, yo te obligué a ir, aun cuando sabía que no tenías permiso-se acercó, apoyándose contra la mesa.

-Si como sea-dije restándole importancia al asunto-eso ya es agua pasada. -Me levanté-ahora espera unos minutos aquí, me voy a cambiar y empacar algunas cosas.

-Entendido jefa-dijo divertido.

Sonreí por lo que dijo.

Subí rápido a mi habitación. Abrí mi guarda ropa y tomé tres pantalones de mezclilla, dos azules y el otro negro. Agarré dos blusas de tirante, una camisa simple de color negro y otra blusa de cuadros rojos y negros.

Los dejé sin ningún cuidado en mi cama para después tomar un pijama, mi ropa interior y unos cuantos pares de calcetines.

Tomé un pantalón azul con algunos hoyos en las piernas, de los que dejé en mi cama, y una blusa blanca de tirantes, para dirigirme al baño a cambiarme.

Primero lavé mi cara, me cepillé los dientes, para después cambiar el pijama, por el pantalón y la blusa. Una vez lista, me miré en el espejo.

Había olvidado hacer una cosa, limpiar mi herida.

A pesar que solo usaba la venda de vez en cuando, tenía que seguir con el mismo procedimiento.

Me agaché para abrir el cajón que estaba debajo del lava manos. Saque gasas y agua oxigenada.

Mojé un poco la gasa para llevarla al costado de mi cabeza, frotando suavemente.

Cuando terminé, guardé todo, para salir del baño.

Busqué la mochila para guardar la ropa, encontrándola tirada en el piso, a un lado del pequeño escritorio que tenía.

La tomé, vacíe el contenido sobre la cama, para después meter mi ropa en ella.

Me senté un momento en la cama para poner mis converse blancos. Después que terminé de atarlos, tomé la mochila, la cerré, tomé mi celular y las llaves, para después salir de la habitación.

Bajé las escaleras de dos en dos, encontrándome a Evan en la sala, con el celular en mano. Lo guardó cuando escuchó que venía.

-¡Ya era hora! -dijo mirándome.

-Exagerado, solo tardé 10 minutos.

-Seguro.

Me dirigí a la puerta para abrirla. Salí al corredor, Evan detrás de mí. Cerré bien con llave, para después ir al coche negro.

Evan ya estaba allí cuando abrí la puerta del copiloto, entré y arrojé mi mochila en el asiento trasero.

-¿Qué tal te trata la vida de soltero? -pregunté cuando el coche se puso en marcha.

-Mucho mejor que la vida con pareja-dijo con la vista al frente. -Puedo hacer lo que yo quiera sin que me estén regañando cada 5 segundos.

Te compadezco, pensé.

-¿Qué hay de ti? -me miró unos segundos. - aparte de Erick y de mí, no he conocido a otro chico que ronde por ahí.

Y no conocerás a nadie por un largo tiempo, pensé.

-Pues no he estado interesada por los chicos últimamente-dije encogiéndome de hombros.

Arqueo las cejas.

-¿Y por las chicas? -dijo sonriendo.

Lo miré de mala gana, golpeándolo en el brazo.

-¡Es broma! -rio- solo quería estar seguro.

-JA JA, me matas de risa-dije sarcástica- idiota.

Cuando ya nadie continuó con la conversación, me dispuse a mirar por la ventana, viendo personas y negocios pasar de largo.

Evan dobló en una esquina. Avanzando dos cuadras más, se estacionó.

-¿Acaso ya llegamos a tu casa? -pregunté, curiosa.

-No-dijo, quitándose el cinturón de seguridad para salir del coche. Hice lo mismo.

-Entonces...

-Cambio de planes-me interrumpió-Sonya mandó mensaje para que te trajera aquí-señaló un local.

Miré hacia donde él apuntaba.

Era una estética, a juzgar por los anuncios que se miraban desde la calle.
Una persona me saludo desde dentro, reconociéndola al instante.

Sonya.

-Bueno, todo mi trabajo ya está hecho, así que adiós. -se volvió para dirigirse al coche.

-Espera-lo seguí. -mis co...

Me detuve al ver que abrió la puerta trasera para sacar mi mochila. Me la entregó.

-Gracias-sonreí, agradeciéndole.

-No hay de qué.

Rodeó el coche para entrar nuevamente. Lo puso en marcha, tocando el claxon, mientras se alejaba.

Di media vuelta, poniendo la mochila sobre mi espalda, entrando al local.

-Buena tarde señorita, ¿Con quién tiene cita? -preguntó amable una mujer de unos veintipico de edad. Llevaba su cabello teñido en varios colores y demasiado corto.

-Yo...amm...-No sabía que decir.

-Viene conmigo-gritó Sonya desde su lugar. En ese instante una señora le estaba tiñendo el cabello, otra vez.

A este paso se quedará calva, pensé.

La joven recepcionista asintió, dejándome pasar.

El interior del local era por completo diferente al exterior. Este tenía un aire minimalista, la mayoría de las cosas eran de color negro, incluyendo los uniformes de las trabajadoras.

-Hola Sonya-saludé, acercándome a ella.

-Hola-dijo hojeando una revista, esperando a que su tinte estuviera listo-¿sabías que pagan muy bien por simplemente sacar fotos de tus pies? -dijo asombrada.

Volteo la revista que estaba leyendo, para que viera el artículo.

Fruncí el ceño.

-No, no lo sabía, pero si gustas puede ser tu nuevo trabajo.

-¿Verdad que sí? -dijo entusiasmada.

Le sonreí.

-Hola señorita, tome asiento, por favor-dijo una voz amable. Voltee, encontrándome con una mujer un poco más baja que yo.

-Claro, gracias.

Me senté en una silla junto a la de Sonya y me miré en el espejo.

-¿Qué es lo que quieres que te haga? -tomó mi largo cabello.

-Solo un corte, a mitad de la espalda, por favor.

-¿Solo un corte? -preguntó Sonya perpleja.

-Si, solo eso-dije autoritaria-Nada de tintes.

Aunque algunos dirían que mi cabello es algo aburrido por ser negro y lacio, para mí no lo era y no lo arruinaría con tintes y demás cosas.

-Pero... Aunque sea rizarlo un poco para darle volumen-Insistió.

Sentí que la mujer cortaba mi cabello. Miré de mala gana por el espejo a mi amiga.

Ella me miraba suplicante.

Suspiré.

-Está bien-Me rendí-también quiero un rizado, por favor-le dije a la mujer-esta asintió, sonriendo.

|...|

-No puedo creer que te haya seguido la corriente-dije molesta, al ver el resultado de lo que me hicieron.

Cuando salimos del local, caminamos una cuadra más de donde se encontraba la estética, para esperar un taxi.

-Calma chica, no sé porque te molestas, te ves muy guapa-dijo, alagándome. -necesitabas más volumen en ese cabello tan... escurridizo .

Me crucé de brazos.

-Pues tu no necesitabas poner más tinte en tu cabello-replique. -te quedaras calva.

Y era cierto, no entendía porque cada seis meses se pintaba el cabello del mismo color, rojo. Su color natural era castaño, con pequeñas ondas salteadas, no necesitaba de tintes para que se viera perfecto.

Ella abrió la boca, ofendida, pero después la cerró cuando un taxi se detuvo frente a nosotras.

En silencio, Sonya abrió la puerta trasera y entró. Estaba a punto de hacer lo mismo, cuando mi celular sonó. Lo tomé del bolsillo de mi pantalón.

-¿Hola? -contesté sin ver quien era, mientras sostenía la puerta del taxi.

No recibí respuesta.

Al otro lado de la llamada, se escuchaba el sonido de una respiración.

-Hol... -dije nuevamente sin terminar, ya que la persona al otro lado había colgado.

Fruncí el ceño, desconcertada.

Eso había sido...Raro, pensé.

Sin darle más importancia al asunto, guardé mi celular, para entrar en el taxi. Me acomodé junto a mi amiga, quitando la mochila de mis hombros para ponerla sobre mis piernas.

Escuché que le daba la dirección al hombre, para después mirarme.

-¿Quién llamó? -Preguntó curiosa.

Volteé en su dirección.

-No lo sé-me encogí de hombros-se cortó la llamada al momento que respondí-mentí.

No quería preocuparla.

-Bueno-dijo, restándole interés.

Le sonreí.

Miré en su dirección para decirle el plan que tenía en mente para esta noche, cuando una figura, a lo lejos, llamó mi atención.

Al otro lado de la calle se encontraba un hombre alto. Este apoyaba su espalda contra la pared. Llevaba pantalones de mezclilla y una camisa blanca. Al perecer sintió que lo miraba porque volteo en mi dirección.

Al principio no lo reconocí, pero cuando se quitó la gorra, lo hice.

Se trataba de Damián.

Este me sonrió, saludando.

No puede ser, ¿este aquí?, pensé. Ni se le ocurra...

Pegué un brinco, asustada, cuando escuché el claxon de un camión pasar junto al taxi, aún estacionado.

Salí rápidamente, mirando de nuevo en la dirección donde se encontraba el chico, pero este ya no estaba, se había desvanecido.

Negué con la cabeza.

¿Pero qué rayos?

-Alex, estas...

Escuché la voz de Sonya, devolviéndome a la realidad.

-Si, estoy bien-interrumpí a mi amiga.

Estaba jadeando, como si hubiese corrido por varios minutos y no sabía por qué.

Volví a entrar en el taxi, indicándole que se pusiera en marcha.

¿Qué diablos había pasado hacía unos segundos? Tal vez mi mente me había jugado una mala broma, tal vez estaba alucinando cosas o era un indicio de que me estaba volviendo loca.

-Pareces como si hubieses visto un fantasma.

-Estoy bien Sonya-repetí, más calmada-pensé que había visto a alguien conocido al otro lado de la calle, pero no, me confundí.

Me miró, analizándome un buen rato.

-Te creeré-dijo al final.

Después de eso, se hizo el silencio dentro del vehículo.

-¿Y bien, ya me contaras como es tu chico? -preguntó, rompiendo el silencio.

La miré sorprendida, ¿mi chico? Eso soñaba muy raro.

-Pues yo diría que es como todos los chicos, ¿no?

Ella alzó una ceja sin decir nada.

-Bien-me rendí. Lo último que quería era hablar de Damián-físicamente es atractivo, tengo que admitirlo. Cabello negro, ojos verdes, piel un poco bronceada por el sol y lo único que se dé él es su nombre.

-Uy, ojos verdes, me gusta-dijo divertida-para eso te invitó a salir, para que se conozcan mejor-dijo, sonriendo con malicia.

Fruncí el ceño.

Espero que mi amiga no crea que estableceré algo serio con ese chico, porque estaba muy equivocada.

[...]

Una vez que llegamos a casa de Sonya, saludé a Ella, la madre de esta y Evan. Después mi amiga me arrastró a su habitación.

-Oye, me arrancarás el brazo-me quejé.

-Perdón Perdón Perdón-dijo rápido.

Cerró la puerta en cuanto entramos. Fue a su cama, sentándose en esta. Yo la seguí.

-¿Qué traes? -dije al ver que jugaba con sus manos, nerviosa.

-Es que... Tal vez me mates-me miró- invité a Henry para que viniera esta noche con nosotras.

-¿Qué hiciste qué? -dije perpleja.

No podría ser cierto, todo lo que había planeado, se me estaba saliendo de las manos.

-Es que tu ibas a estar con Damián, mientras que yo iba ser de mal tercio-dijo calmada- así que invite a Henry para que fuéramos una cita doble-se entusiasmó.

La mire boquiabierta. No lo podía creer.

Me levanté, caminando de arriba-abajo en la habitación.

Es mejor que se lo dijera ahora.

Me detuve frente a ella.

-Mira, no te lo había dicho porque no pensé que harías esto-guardé silencio antes de continuar- no iré con Damián-dije sin más.

-¿Qué? -me miró como si me hubiese vuelto loca-Entonces...

-Si iré, pero no me encontraré con él allí-la interrumpí-en pocas palabras, lo voy a espiar.

Me senté nuevamente en la cama.

Ella frunció el ceño.

-¿Por qué espiarlo? -replicó.

-Porque no sé quién es y tampoco con que gente se junta-me crucé de brazos-siento que hay algo extraño en él, no me fío.

-Tu y tus locas suposiciones y malas vibras, en tu otra vida debiste de haber sido bruja-bromeó.

La miré fastidiada por la situación.

-Bien, entiendo-dijo Sonya, accediendo. -¿Qué haremos ahora?

Sonreí de lado, mirándola. Saqué mi celular y se lo entregué.

-Necesito que lo llames. Es la segunda llamada que recibí ayer-dije, agarrándome el cabello en una cola alta.

-¿Qué se supone que le diré? -tomó mi celular, buscando el número.

-Solo dile alguna mentira piadosa, que Alex se siente mal, que tal vez no pueda asistir a su encuentro, algo así-me encogí de hombros-que yo le llamo si puedo ir o no.

Ahora la que se quedó boquiabierta fue Sonya.

-Estas loca-fue lo único que dijo antes de llevar el celular a su oído.

¡Nueva actualización! 🥳🥳

¿Qué piensan de lo que está a punto de hacer Alex?

¿Le saldrán las cosas bien? 👀

No se olviden de comentar y votar el capítulo, leer sus comentarios me motiva a seguir ❤️❤️

Nos vemos a la próxima 🤗❤️

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