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CAPÍTULO 7.


Eran las 2:30 de la tarde, ya había pasado media hora que Sonya y Evan se habían marchado.

Yo me encontraba en mi habitación, frente a mi laptop, checando mi correo por si la escuela había enviado mi horario de las clases que iba a retomar y efectivamente lo habían enviado, a las 2 de la tarde.

Hice clic en el correo, abriéndose al instante. Descargué el horario y una vez que estuvo listo, hice clic en este.

-No puede ser-Susurré, viendo el horario que me tocó.

Turno vespertino, de 4:00 p.m a 7:00 p.m. A papá no le gustará esto, pero es lo que hay.

Una vez que terminé de checar mi correo, fui directo a mis redes sociales. No había nada interesante, solo dos notificaciones de algunos compañeros de clases.

Cerré sesión, apagué la laptop y la guardé en un cajón de mi armario.

Sin nada más que hacer, me dispuse a limpiar la habitación.

Esta era pequeña, pintada de celeste, con una cama pegada a la ventana, envuelta en un edredón morado. Junto a esta, del lado derecho, estaba la mesita de noche, con una foto que le había tomado a papá y a Thomas un día que fuimos de pesca. Detrás de esta se encontraba una lámpara sencilla.

Frente a mi cama se situaba mi armario y junto a este, un pequeño escritorio muy desordenado.

Al fondo estaba la habitación de baño.

Comencé primero acomodando mi ropa. Me senté en el suelo para más comodidad, doblé mis camisas, blusas, pantalones y ropa interior.
Colgué de unos ganchos los únicos cinco vestidos que tenía y los metí en mi guardarropa. Una vez que terminé de acomodar la ropa, me levanté y fui al baño de mi habitación para tomar un trapo que ya no usaba, lo humedecí para después regresar, comenzando a quitar el polvo.

Comencé a quitar todo lo que había sobre el escritorio, continúe con el guardarropa y después la mesita de noche. Todas las cosas las dejé en la cama.

Cuando terminé, me senté en la cama para disponerme a acomodar todo lo que había quitado, pinturas de uña, retratos, algunos papeles y otros accesorios.

Dejé el retrato de papá y mi hermano en la mesita de noche, cuando escucho un ruido, algo que cayó, sonó como un tintineo.
Me levanté, bajé la mirada, pero no había nada. Me arrodillé para ver debajo y efectivamente, había algo.

Estiré mi brazo lo más que pude para alcanzarlo, hasta que lo tomé. Era un pequeño frasco de vidrio, parecido a los de mi insulina. Dentro, había un líquido blanquecino.

¿Qué es esto? ¿Cómo había llegado hasta mi habitación?

fruncí el ceño.

Lo abrí para oler el contenido.

Nada, no tenía olor. Le puse la tapa nuevamente.

Salí debajo de la cama con el frasco en mano, cuando escuché que abrían la puerta de entrada. Me levanté y lo guardé en el cajón de la mesita de noche.

Salí de la habitación, viendo a papá desde el barandal de la escalera, en la sala.

-¡Hola! -dije bajando.

-Hola-Respondió. Se le veía cansado, preocupado de algo.

Se sentó en el sofá y puso sus manos en la cara.

-¿Estás bien? ¿pasa algo? -me alarme.

Asintió.

-Es Thomas, sus compañeros siempre lo molestan-apoyó sus codos en las rodillas, mirando a la nada-Primero empezaron con burlas y ofensas, hoy regresó de la escuela con un golpe en la cara-me miró.

Al escuchar eso, todo a mi alrededor pareció dar vueltas.

¿Qué? ¿Cómo es que no me había enterado que mi hermano sufre de abusos por parte de sus compañeros? Cerré mis manos en puños.

-¿Dónde está él? -dije indignada.

-En su habitación.

Papá se levantó del sofá, me miró, tomando mi hombro. Estaba a punto de decir algo, pero mejor se quedó callado.

Me dejó libre y subí las escaleras de dos en dos, para llegar a la habitación de mi hermano.

Ya frente a su puerta, toqué, pero no hubo respuesta, abrí un poco, mirando dentro.

Thomas estaba acostado en su cama, boca arriba. Cuando me vio, jaló las sábanas para taparse de pies a cabeza.

Entré y me senté con cuidado junto a él.

-Thomas, ¿puedes mirarme? necesito hablar contigo, por favor-dije con voz suave.

Este siguió escondido entre las sábanas, en silencio.

Suspiré.

Miré a mi alrededor. Su habitación era casi exactamente igual que la mía, excepto por el decorado en el techo, tenía nubes que Eli y papá habían pintado antes que Thomas naciera, ahora también lo acompañaban unas estampas en forma de estrellas y planetas, que se iluminan en la oscuridad.

Me recosté junto a él en la cama, sintiendo una molestia en mi espalda, me senté, bajando la mirada para ver que era.

Los aparatos del oído de mi hermano.

Él había nacido con una mal formación en el interior de sus oídos, que no le permitía escuchar por sí sólo, así que necesitaba de esos aparatos.
Ahora entiendo porque no me respondió.

Los tomé y lo dejé con cuidado a un lado para evitar que se dañaran.

Luego me concentre en mi hermano, comenzando a jalar la sábana con la que estaba envuelto. Este se movió molesto, pero valió la pena ya que salió de esta, mirándome enojado.

Vi que tenía un moretón en la mejilla, me contuve con todas mis fuerzas para evitar gritar de enojo.

No lo podía creer.

Tomé los aparatos, señalándolos para que los viera, el negó con la cabeza.

Le dije que por favor necesitaba ponérselos para hablar con él, moviendo mis manos, en lenguaje de señas o eso intenté ya que apenas estaba aprendiendo.

A regañadientes, el obedeció.

-¡¿Que?!-me gritó, cuando se los puso-y antes que contestes, no sé qué quisiste decir con tus-imitó las señas que había hecho-manos.

A pesar de todo el enojo que sentía, logró sacarme una sonrisa.

-Perdón-dije lo más calmada que pude. -¿Qué es lo que pasó?

-Para que quieres saber, papá ya te lo dijo-se acostó, dándome la espalda. -estaba escuchando.

Me acosté junto a él, boca arriba.

-Si, tienes razón, te golpearon tus compañeros, pero lo que no entiendo es ¿por qué?

Mi hermano tenía la personalidad de papá, era calmado, serio, no se metía con nadie a menos que tuviera una buena razón.

No entendía porque sus compañeros le hacían eso.

-Porque ellos dicen que soy diferente, se burlan de mi porque, en la escuela, me junto más con las niñas y no con los niños, porque soy tímido y también porque uso esto-dijo triste, señalando sus aparatos-sólo trato de ser yo, no entiendo porque me pegan.

Pasé uno de mis brazos alrededor de su cabeza. Este se dio la vuelta, recostándose en mi pecho, limpiando sus lágrimas.

Oh, vaya.

-Te diré algo-susurré-ser uno mismo en un mundo que está tratando de hacerte alguien diferente, es algo muy difícil de llevar. Las personas están tan temerosas a lo diferente que no saben qué hacer y por eso proceden a las burlas o golpes. -lo miré, acariciando sus rizos-Tú brillas entre todos tus compañeros, no dejes que nada ni nadie apague esa luz por nada en el mundo.

El me miró, confundido a lo que le acababa de decir. Tenía los ojos rojos por haber estado llorando.

-Eso es mentira, no brillo ni tengo luz. -se sentó, deshaciendo el abrazo que habíamos formado-Si la tuviera, no chocaría con mi puerta en las noches cada vez que quiero ir al baño. -volteo la cabeza para verme.

Reí al escuchar lo que dijo.

-No me entendiste-me senté a su lado, doblando las piernas-la luz que brilla, eres tú siendo tú mismo y los que pueden apagar esa luz, son tus compañeros, amigos o incluso tu propia familia, tratando de cambiar lo que eres. ¿Entiendes?

-Ooh-dijo sorprendido y asintió- ya entiendo...

-Alex, ayúdame un momento aquí en la cocina, por favor-escuché a papá gritar en la planta baja.

Me levanté de la cama, alborotándole el cabello a Thomas, este me pegó en la mano, enojado por hacer eso.

Sonreí.

Caminé hacia la puerta, abriéndola.

-¿Vienes? -dije volteando a verlo.

Asintió.

Bajó de la cama, descalzo para acercarse a mí y dirigirnos juntos hacia la cocina.

|...|

Era ya tarde y mi pequeña familia y yo nos encontrábamos tumbados en los sofás de la sala, papá frente a la TV, viendo un partido de béisbol, Thomas, un poco más tranquilo por lo que le había pasado, se encontraba acostado en el sofá más pequeño, jugando con sus muñecos.

Yo mientras tanto me encontraba en una plática por mensaje no tan interesante con Sonya.

"Pero claro que vas a ir, tienes que ir."

Respondió Sonya.

Llevaba media hora tratando de convencerme para corresponder la nota de Damián.

"Alex: claro que no, no lo conozco e ¿ir a un bar con un desconocido? no estoy loca."

"Sonya: te la pasas diciendo eso, pero no te das la oportunidad de conocerlo, tal vez te sorprendas."

¿Sorprenderme? solo si quería amanecer muerta en un basurero.

"Alex: ¿Por qué dices eso? ¿acaso lo conoces?"

"Sonya: Tal vez... Bueno, no, no sé cómo es ni nada, pero... Ok, hacemos algo, si vas, mi hermano y yo te vigilaremos a lo lejos por cualquier cosa, ¿vale?"

¡¿Acaso estaba loca?!

"Alex: ¿Por qué insistes tanto en que vaya con él? Además, aunque quisiera, no podría porque mi padre no me deja salir en las noches, ¿recuerdas?"

Escribiendo, escribiendo, escribiendo...

"Sonya: Es que te vez tan sola, triste y un poco infeliz, ya necesitas un novio chica y lo de tu padre no es problema, dile que te quedarás en mi casa."

Reí un poco ante su respuesta.

Lo miré de reojo, estaba tan concentrado en su partido que no se dio cuenta de mi risa.

Creo que me estoy volviendo una demente.

"Alex: Bien, no se si esto sea una locura. Te hablo mas tarde."

Antes que respondiera, salí del chat, apagando el celular. Lo dejé sobre mi regazo.

Miré atenta el partido, sin entender nada.

Escuché mi celular sonar varias veces. Sonya, Pensé, ignorándola.

-Oye papá, ya tengo el horario de mis clases-Me acomodé mejor en el sofá. Moví mis dedos sobre el regazo.

-Que bien, ¿a qué hora entras?-dijo sin despegar la vista del televisor.

-Me tocó de 4:00 a 7:00 de la noche. -dije, esperando su reacción que nunca llegó.

-No hay problema, te puedo llevar y traer de vuelta-se encogió de hombros.

Alcé una ceja, mirándolo.

-Bueno...-dije desconcertada. -Empiezo el lunes-me levanté del sofá-buenas noches Thomas, buenas noches papá.

-Adiós-dijo Thomas. Éste estaba tirado en el suelo.

-Descansa hija.

Subí las escaleras de dos en dos. No iba a dormir aún, pero si hablar muy seriamente con Sonya.

Estaba a punto de abrir la puerta de mi habitación, cuando escucho el tono de llamada de mi celular.

Contesté sin mirar quien era.

-Sonya, no ha pasado ni cinco minutos y ¿ya quieres saber la respuesta? -dije un poco irritada por seguir con el tema de Damián.

Cerré la puerta tras de mí, para después aventarme en mi cama.

-¿En serio? -dijo una voz-¿Se puede saber cuál es?

Para mi pesar, reconocí la voz al instante.

Cerré los ojos, pellizcándome la nariz.

-De todas las personas que hay en el mundo, ¿tenías que ser tú el que llama?

-Para tu fastidio, si-dijo sin más. Su voz sonaba divertida.

Puse los ojos en blanco.

Idiota.

-¿Cómo conseguiste mi número? -dije sin ninguna emoción en la voz.

Por si no se habían dado cuenta, el que llamaba, era Damián.

-Fue fácil, lo conseguí con tus compañeros de clase.

Suspiré.

Genial, lo que faltaba. Necesitaba cambiar de número, urgente.

-¿Qué quieres? -dije lo más calmada que pude.

-Solo llamo para decirte que te espero mañana en Crestmoore Boulevard, como acordé.

Apreté mi mano libre en un puño, enojada.

-¡Oh claro! por su puesto, ahí estaré-dije, fingiendo estar entusiasmada con la salida.

-Bien, entonces nos vemos mañana Alexia. -Dijo con su voz suave.

-Espera, como es que sabes... -no terminé la frase ya que colgó. -¡AAAH! -grité de frustración, amortiguando el sonido con una almohada.

Un poco más calmada, dejé mi celular a un lado de la cama. Me puse boca arriba, mirando el techo, pensando.

Tenía miedo y estaba nerviosa.

Cerré los ojos.

Calma Alex, no te alteres, tal vez mi nombre lo sabía porque se lo había dicho la misma persona que le dio mi número, no es para tanto, no era para que fuese en ese mismo instante a llorarle a papá porque un chico, que solo había visto en dos ocasiones, quería salir conmigo, eso es normal en los adolescentes y además, tengo 17 años, ya tendría que afrontar mis propios problemas.

Un dolor agudo atravesó mi cabeza, pero lo ignoré.

Tomé nuevamente mi celular, busqué el chat de Sonya para mandarle un mensaje.

"Alex: Mañana en Crestmoore Boulevard. Solo tú y yo, no le digas a tu hermano."

Envié.

Tarde pero seguro, como lo prometí aquí está el capitulo 7 de mi historia.
Espero que les guste.
No se les olvide comentar y votar si fue de su agrado.
Nos vemos la próxima. ✌🏻❤️

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