CAPÍTULO 4.
En la tarde del día siguiente, me encontraba en casa acostada en la cama de mi habitación, con la agradable compañía de Sonya.
No había añorado tanto mi cama como lo hice estando en el hospital.
Me dieron el alta esa misma mañana, con algunas recomendaciones de parte del doctor.
-Si en algún caso llegas a tener dolor de cabeza, náuseas, vómitos, mareos, zumbido en los oídos, somnolencia o fatiga, no hay de qué preocuparse, es completamente normal cuando alguien tiene una conmoción-me había dicho-aquí te dejo una receta en donde pongo algunos analgésicos que te ayudarán con el dolor-había sacado un papel del bolsillo de su bata y me lo había entregado-en cuanto a ti, tienes que hacer el mayor esfuerzo por guardar reposo y no realizar ninguna actividad. También es necesario reducir temporalmente el tiempo designado a deportes, videojuegos, TV o actividades sociales.
¿Todo esto por haber tenido una conmoción?, vaya.
-Y bien, ¿te gustaron las flores que te envío mi hermano? -dijo Sonya feliz. Estaba acostada boca abajo sobre mi cama, a mi lado. Volteó y miró el ramo de rosas que estaba en mi mesita de noche, ya en un jarrón.
-¿Rosas rojas? -alcé una ceja-creo que tu hermano no sabe escoger muy bien las flores para cada ocasión-bromee-son lindas, pero no para alguien que estaba muriendo en el hospital
-¡Ay!, no seas exagerada, solo fue un pequeño golpe en la cabeza, nada grave-se puso boca arriba mirando al techo-también sé que las rosas rojas son para el amor, no está muy desorientado que digamos, ¿o sí? -me miró y sonrió pícara.
Rodee los ojos. Otra vez no, pensé.
Estos últimos meses había desarrollado una obsesión con emparejarme con Evan. Siempre me había salido con la mía diciendo que él tenía novia, pero ahora estaba soltero y aun así tampoco saldría con él. Es como si saliera con mi hermano mayor. Hice una mueca de asco.
-¿Estas bien? -dijo preocupada Sonya.
-Si, estoy bien, la que está mal de la cabeza es otra-la miré-no saldré con tu hermano, lo nuestro terminó hace 7 años cuando el me besó. ¡Fue un horrible primer beso! -Dije exaltada.
Y así había sido, en ese entonces Evan tenía alergias y cuando me estaba besando, estornudó en mi cara.
-Hey, tranquila, además, ha practicado mucho desde entonces, ya sabes, ha tenido muchas novias-dijo inocente.
La Miré horrorizada.
-Como puedes...-Negué con la cabeza-estas locas, tu hermano no me gusta, ni un poco, es como si fuera mi hermano mayor, no saldría con él, nunca. -dije molesta.
-Pues él no dice lo mismo-se levantó de la cama para ir a los estantes donde tenía mi esmalte para las uñas, tomó uno de color verde claro para volver a sentarse en la cama. La miré.
-Mientes.
-Te odio-Dijo resignada-Tus manos, voy a pintar tus uñas, están del asco.
En eso tenía razón, tenían restos de esmalte negro. Sonya tomó el quita esmalte, mojó un pedazo de algodón y comenzó su trabajo.
-¿Hay alguien que ande rondando tu corazón? -preguntó curiosa. -¿Algún chico que yo conozca?
-Si habría un chico, tú ya lo sabrías-dije seria. -además, la última vez que me gustó alguien, me hizo pasar un mal rato, así que ya no confío mucho en los chicos que digamos.
Y era verdad. Hace algunos años, conocí a Erick, un bastardo que me hizo mucho daño. Tenía 15 años cuando me gustaba.
La primera vez que salimos en una cita el muy idiota nunca llegó, me mandó mensaje y me dijo que fuera a su casa y yo de ingenua fui.
Cuando llegué todo muy bien pero después, cuando agarré el valor para besarlo, me detuvo y me dijo que no quería nada conmigo, que le daba vergüenza que lo vieran junto a mi.
Y bueno, me la pasé llorando por un mes entero. Lo bueno es que después de eso nunca lo volví a ver.
-Ese idiota-Sonya arrugó la cara, señal de molestia-lo bueno que mi hermano le dio su merecido. -sonrió y dejó mis manos en paz-listo, ya quedaron.
Miré mis manos, aparte de usar verde claro, también usó plateado en mis dedos anular.
-Gracias, que quedaron muy lindas-le agradecí. Iba a decir algo más, pero sonó el celular de mi amiga, lo tomó para revisar el mensaje.
-Es mamá, ya viene por mí, es mejor que baje-se puso de pie para tomar su bolso, se inclinó para besar mi mejilla, despidiéndose-nos vemos mañana, si gustas-sonrió, abrió la puerta y salió.
En seguida tome mi celular para enviarle un mensaje.
«Pude acompañarte a la salida si esperabas unos segundos más»
Envié.
A los pocos segundos me respondió.
«No gracias, tu padre me mata, además estoy pasando tiempo a solas con tu lindo hermanito»
Reí por su contestación y la figura de un corazoncito.
Hubo un tiempo en que mi hermanito le había parecido guapo con esos risos que tenía y sus ojos azules. En cuanto me enteré, le había dado unos almohadazos para que entrará en razón, ella tenía 16 y mi hermano 5, eso nunca pasaría mientras yo viviera. Solo me dijo que esperaría el tiempo que sea necesario y no lo dudaba.
Pero ahora se que eso era mentira y que solo lo usaba para fastidiarme.
Escuché la bocina de un coche, miré por la ventana mientras Sonya se metía en este, sacudiendo la mano en mi dirección para despedirse. Una vez dentro, vi el coche alejarse rápidamente de la casa.
Me acosté nuevamente en la cama cuando sentí unos mareos, cerré los ojos por unos segundos para que pasaran, cuando escuché a alguien subir por las escaleras.
-Alex, ¿estas despierta? -escuché la voz de Thomas al otro lado de la puerta.
-No-grité.
Abrió un poco para asomar la cabeza.
-Mentirosa-dijo enojado mientras entraba-papá dijo que no se te olvidaran tus medicinas. -subió a la cama y se acostó a mi lado.
-Ya tomé los analgésicos, solo falta mi insulina, pero lo haré más tarde-Dije lo último bostezando.
-Está bien- fue lo único que dijo, para después sumergirse en su videojuego.
Mire atenta lo que estaba haciendo.
El juego, por lo que entendí, se trataba de esquivar obstáculos que se le ponían en el camino al personaje que mi hermano controlaba.
Después de varios intentos, llegó a un castillo en donde tenía que matar a un dragón.
-¡Tonto! - dijo Thomas molesto porque no podía matarlo.
Reí y mi hermano gruñó.
Pasaron los minutos hasta que lo logró y cruzó un puente, el cual, al otro lado se encontraba la princesa que aguardaba para ser rescatada.
¡Vaya! era la copia barata del juego Mario Bros, pensé.
Después de haber culminado el nivel uno, paso al nivel dos.
-Oye Alex, papá llamó y dijo que va a salir tarde del trabajo, tiene muchas cosas por hacer-dijo, mientras esperaba a que cargara el juego.
Normal para alguien que era dueño de su propio restaurante y que le iba muy bien. Pensé.
-Bien-dije, nuevamente bostezando.
Maldición, que sueño tenía.
Me acomode mejor en la cama, dándole la espalda a mi hermano, para después cerrar mis ojos.
"Me desperté con un fuerte dolor en la mejilla, me senté y la toqué. Sentí que tenía la marca de algo por haber dormido mucho tiempo sobre eso.
Bajé mi mano de mala gana, sintiendo algo ligero sobre esta, bajé la mirada.
¡Hojas!
Me levanté mirando a mi alrededor con miedo. No otra vez, pensé. Cerré los ojos y respiré profundo.
Calma Alex, solo es un sueño, solo tienes que esperar a que despiertes.
Sin nada más que hacer comencé a caminar en silencio sin rumbo alguno.
Miré al cielo, ya estaba oscureciendo. Me abracé a mí misma para tratar de calmar el frío que tenía, ya que lo único que llevaba puesto no era más que un short y una blusa de tirantes, sin calzado.
Me dolían los pies por las ramas y hojas secas que pisaba.
Me detuve al escuchar un ruido, ruido de varios pasos apresurados, cada segundo que pasaba se escuchaba más cerca de mí.
Sabía perfectamente que esto era un sueño, pero era lo bastante real como para no tener miedo.
Con el corazón acelerado comencé a correr sin saber a dónde me dirigía ya que estaba muy oscuro. De vez en cuando me tropezaba con las raíces o ramas caídas de los árboles haciéndome daño en mis piernas y manos.
-¡Mierda! -susurré enojada cuando me caí nuevamente. No quería hacer mucho ruido ya que los sujetos (si es que eso era lo que me venía persiguiendo) me encontrarían de inmediato.
Me levanté, limpiando mis manos en la blusa.
Ya no podía más, sentía que mi corazón se iba a salir de mi pecho de lo cansada que me encontraba. Comencé a caminar para calmar mi respiración cuando veo a lo lejos una sombra de gran tamaño que brillaba.
Cuando estuve más de cerca me di cuenta de que se trataba de una casa, dentro había solo una lámpara encendida.
¡Estaba a salvo!
Corrí los pocos metros que me quedaban hasta estar cerca de la casa. Subí la escalera hasta el corredor y me detuve en la puerta.
No sé si era buena idea llamar.
¿Y si la casa era de uno de los que me perseguía?, cuestioné. Los pasos se escuchaban cada vez más cerca, tenía que hacer algo, este era el único lugar en donde podía esconderme.
Estaba a punto de tocar la puerta cuando está se abrió de repente.
Sorprendida asomé mi cabeza.
-¿Hola? -dije a media voz. No se escuchó respuesta, la casa estaba totalmente en silencio. Miré dentro y me percaté que no había división de habitaciones, todo estaba junto, solo había una puerta al fondo de la casa. El baño, supongo.
Sin más entré y lo primero que hice fue apagar la única luz encendida quedándome en penumbras.
Me senté con cuidado en la cama para calmar mi respiración. Los pasos ya no se oían, pero aun así seguía con miedo, ni loca vuelvo a salir, me quedaré aquí hasta que despierte de esta pesadilla.
Pasaron los minutos y sin nada mas que hacer, me levanté para dirigirme a la angosta puerta que estaba junto a la cama, la abrí para darme cuenta que tenía razón, había un baño, demasiado pequeño, no tenía regadera, solo un retrete con su lavamanos.
Abrí la llave y para mi sorpresa si había agua. Aproveché para lavar mis manos, di un respingo cuando toqué el agua ya que estaba casi congelada pero no me importó, cuando terminé, me dispuse a enjuagar mi cara.
Al momento justo de cerrar la llave, escuché un chirrido proveniente de la puerta principal, rápido tomé la perilla del baño para encerrarme, poniendo el pestillo.
Busqué a ciegas un arma para defenderme. Encontré una escoba a un lado del retrete, me aferré a ella. Me acerqué a la puerta del baño y puse el oído sobre esta, escuchando.
Se escuchaban unos pasos, la persona caminaba lento, bajé la mirada a la rendija debajo de la puerta y me di cuenta que salía luz de esta.
Retrocedí con miedo, mi respiración agitada.
Busqué alguna vía de escape.
No había ninguna más que salir por la puerta, pero la persona me vería.
Dejé la escoba sobre la pared, pero no lo suficiente firme ya que esta se deslizó y calló al suelo, haciendo ruido. De inmediato volví a tomarla, cuando escuché los pasos de la persona detenerse frente a la puerta.
Estoy muerta, pensé.
La persona intentó abrir, pero no pudo. A los pocos segundos, escuché que se alejó y suspiré de alivio. Al cabo de un momento volvió a tomar la perilla, escuché que introdujo algo para después abrirla.
Me hice más pequeña en mi escondite, me armé de valor y lo golpeé con fuerza con la escoba cuando el sujeto asomó la cabeza por la puerta.
Escuche un quejido de parte de el.
Sin pensarlo dos veces comencé a correr hacia la puerta principal cuando escuché que algo plateado paso zumbando junto a mi oreja, clavándose en la pared que tenia enfrente. Ahogue un grito, deteniéndome.
Estiré mis brazos hacia el picaporte de la puerta, intentando abrirla para escapar, cuando sentí algo en mi garganta, algo filoso, me detuve y tragué saliva.
-Aléjate de la puerta-Dijo el sujeto con voz firme.
Hice lo que me ordenó. A pesar del frío que hacía, estaba sudando y con la respiración agitada del miedo.
-Vamos, mátame, total esto solo es un sueño-dije con voz fría. Ni yo la reconocí. -me harás un favor porque despertaré.
Esperaba que no tomara mi palabra, estaba aterrada.
El hombre quitó el cuchillo de mi garganta y me obligó a voltearme para quedar cara a cara con él.
Lo primero que vi fueron sus ojos, nunca me los sacaría de la mente ya que no era muy común ese tono tan claro, también porque de ese mismo color traía mis uñas pintadas.
-¿Tú? -dijimos al mismo tiempo.
El parecía confundido.
-¿Qué haces aquí? -dije molesta-¿no te basta con romper mi celular que ahora te apareces en mis sueños?
-Que... ¿sueño? -dijo despectivo. Se quedó callado-oh, ya entiendo y perdón, no sabía que eras tú-dejó el cuchillo en una mesa para sentarse en la cama.
-¿Qué se supone que entiendes? -lo Miré con el ceño fruncido. El negó con la cabeza, permaneciendo callado.
-Tienes que irte-dijo sin más, mirándome-lindo atuendo, por cierto-sonrió.
-¡Cállate! -me crucé de brazos aún más enojada que antes. Sentía calor en mis mejillas, señal que estaba sonrojada, miré el suelo para que no mirara mi cara. -Quiero irme, pero para eso tengo que despertar.
No escuché cuando el chico caminó hacia la puerta, solo escuché cuando quitó el cuchillo que estaba encajado en esta.
-¿Qué haces? -alcé la cabeza, mirándolo.
-Te ayudaré a despertar. -dijo serio, acercándose a mi.
Di unos pasos hacia atrás, alejándome de él, asustada.
-Oye, no es necesario... con un pellizco servi...
No terminé la frase ya que sentí un dolor agudo en mi estómago, grité con fuerza tomando las manos del chico todavía en el mango del cuchillo para que lo alejara de mí. Lo mire, suplicándole con la mirada que parara, pero hizo caso omiso.
Se que esto era un sueño, pero el dolor que me estaba causando era demasiado real.
Intenté hablar, pero el único sonido que salía de mi boca era un gorgoteo, ya que me estaba ahogando con mi propia sangre.
Dios, iba a morir.
Al cabo de unos segundos, ya sin fuerzas para sostenerme, caí al suelo, sumiéndome en una profunda oscuridad."
Me levanté de prisa con la respiración y mis latidos acelerados, llevé mis manos inconscientemente a mi estómago, levanté mi blusa...todo estaba en orden, ninguna herida ni nada de sangre. Suspiré aliviada.
Limpié el sudor de la frente, me levanté de la cama cuando escuché ruido en la planta baja. Salí de la habitación, bajé las escaleras para dirigirme a la cocina donde provenía el ruido.
-Ya era hora que despertaras-dijo papá alegre cuando me vio.
Estaba sentado en el suelo con mi hermano Thomas, mientras jugaban con unos muñecos.
-¿Qué hacen ustedes dos?, se supone que la cocina es para cocinar, comer, no para jugar-dije seria, todavía afectada por el sueño.
-Calma anciana-se burló mi padre-ya terminamos de cenar y Thomas me preguntó si quería jugar con él y aquí estamos-se levantó-¿ya tomaste tus medicinas?
¡Mierda!
-A eso venía-Mentí.
Me dirigí al refrigerador, lo abrí y tomé la medicina, lo cerré para tomar una nueva jeringa. La introduje en el frasco, sacando un poco del líquido para después inyectarla en mi estómago.
Cada día que pasaba, menos me acostumbraba a esto.
Una vez listo, tiré todo a la basura.
-¿Qué hiciste de cenar? -dije mientras guardaba nuevamente la medicina.
-Hizo comida china-contestó Thomas-te guardamos un poco, está en la estufa.
Me dirigí allí, abrí la bolsa que estaba sobre esta y miré dentro. Había dos botes de comida china, saqué uno para sentarme en la mesa.
-Wow hasta con logo y presentación, que innovador papá-ironice. Este sonrió y se sentó en la silla frente a mí.
-¿Estás bien?
Lo miré y asentí mientras trataba de comer con los palillos.
-Parece que no, estás como distante-insistió papá.
-En serio papá, estoy bien-mentí. No quería preocuparlo por algo tan insignificante como la pesadilla que tuve. -necesito que me cambies los vendajes-señalé mi cabeza.
-Por supuesto-dijo resignado.
Se levantó para salir de la cocina y vi a Thomas salir detrás de el con sus juguetes.
Al cabo de unos minutos entró nuevamente con unas gasas y tijeras.
-No me lastimes, por favor. -dije nerviosa.
-Nunca lo haría-sonrió.
Se puso a mi lado para quitar la venda del costado de mi cabeza, limpiando con cuidado la herida.
-Parece que está sanando rápido-dijo papá.
Le sonreí sin decir ninguna palabra.
Una vez terminé de cenar y con vendaje limpio, subí a la habitación, cerré la puerta detrás de mí para después dirigirme al baño a cepillar mis dientes.
Una vez hecho, me acosté nuevamente en la cama, cerré mis ojos, pensando en lo que había soñado.
¿Por qué soñaba esas cosas?, sé que los sueños son solo eso, morían cuando la gente despertaba y no tenían ningún significado, pero nunca había soñado algo que se sintiera tan real.
Y ahora estaba la cuestión de ese chico, ¿Por qué había soñado con él si apenas y lo conozco? Y ni siquiera es una persona importante en mi vida. Solo lo he visto en una ocasión e intercambiado máximo 3 palabras con él.
Mi respiración de tornó lenta, me acomodé mejor en la cama, sumiéndome en un sueño profundo.
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