—¡Bakugō! —exclama Kirishima observándolo oculto en el cuarto de huéspedes de Yaoyorozu.

Katsuki está contra la pared de la ventana, recargado en la cama, sentado en el suelo.

La luz está apagada, pero puede notar que está molesto.

Iban detrás de él otros más de sus compañeros, pero les hizo señas de que todo estaba bien y cerró la puerta detrás de él.

—¿Puedes dejarme en paz? —da otro trago.

—Perdón, debí hacerte segunda desde el inicio para evitarte mentir.

—Da igual, no deseo verte.

Eijirō se pone en hunclillas frente a él, sonriente.

—Mi amigo necesita ayuda y no pienso dejarlo solo.

Katsuki gira el rostro, sonrojado.

—No he sido sincero contigo.

—Yo tampoco.

—¿Qué me ocultas, pelo pincho?

—Tú empezaste, así que dime qué me ocultas.

Katsuki vuelve a mirarlo, lo escucha suspirar y darse ánimos. Antes de preguntar qué ocurre, el rubio se avienta contra sus labios, besándolo.

Eijirō está sorprendido, pero no importa.

Cierra rápidamente los ojos sosteniendo a Katsuki, lo abraza fuerte. El rubio entreabre sus labios para adentrar su lengua y envolverla contra la suya. Si tan solo la cerveza tuviera alcohol, pensaría que él está ebrio. Nota sus manos impacientes contra su cabello, acariciándolo y enredando sus dedos con su cabello. Nota claramente contra su entrepierna el genital de su amigo erguirse al igual que la suya, los roces que hay entre ellos o siquiera sólo el beso es suficiente como para ponerlos duros. Katsuki se hace hacia atrás y se quita la camisa.

—Pelo pincho, por favor.

Se levanta al igual que Katsuki. Eijirō está perplejo, pero no importa. Ahora él también se quita la camisa y se pone encima de Katsuki besándolo contra la cama. Mete su mano debajo del pantalón del rubio y palpa su entrepierna ligeramente humedecida por el preseminal. Sus labios viajan ahora por sus mejillas, oreja y cuello. Katsuki ladea su cabeza dejándolo hacerle lo que quisiera.

—No me importa ir abajo, la verdad es que me he preparado anteriormente. Siempre he deseado pedírtelo, supuse que ser el activo es más fácil para ti y no tengo problemas con ser pasivo.

La confesión lo distrae. ¿Katsuki siempre ha deseado hacerlo? ¿Acaso lo quiere? Bueno, no hacía falta pensar mucho. Eijirō también lo deseaba.

Y aunque le gustara Katsuki, eso no era relevante en esos momentos. Ambos se tenían ganas, estaba consensuado y eran mayores de edad.

No duda en preparar el trasero de Katsuki usando su lengua y tampoco duda en frotarse contra su trasero. Quiere venirse, pero se concentra para evitar eso. Ingresa sus dedos en su cavidad anal haciendo enloquecer al rubio quien se dedica a morder las sábanas y aferrarse al colchón. No puede hacer mucho estando boca abajo completamente expuesto.

Y la hubiera metido, de no ser porque sus compañeros habían llegado a tocar la puerta.

—Oigan, vamos a cenar en un rato, bajen.

Katsuki le hace señas a Eijirō, quien toma su ropa y la del rubio rápido y se esconde el closet mientras que el rubio le sigue en silencio.

Por suerte era lo suficientemente grande para ellos.

—Katsuki, quiero meterla —susurra contra su oído haciendo estremecer al rubio.

Asiente débilmente.

Denki abre la puerta de la habitación lo suficiente como para asomarse.

—¡Oigaaan!

Era extraño. Los recordaba en ese cuarto.

¿Se había equivocado?

Katsuki muerde el hombro de Eijirō cuando ingresa en su interior intentando lo mejor que puede no quejarse. Es dolorosamente placentero y el hecho de que los descubran le prende bastante.

Denki entra a la habitación para mirarla más detenidamente.

Eijirō se apoya contra el piso y embiste lento a Katsuki haciendo que el rubio lloriquee sin poder evitarlo. Estaban incómodos, pero qué puto placer estaban teniendo.

—Quizás me confundí.

Katsuki se masturba un poco, pone su mano en la boca de Eijirō que le babea cada dedo y vuelve a ponerla sobre su intimidad.

Aún así, Denki no sale, sigue viendo a su alrededor sin saber qué ocurre.

Eijirō sigue meciéndose en el interior de Katsuki un poco más rápido. El rubio hace viscos sintiendo correrse, mas eso no basta para que el pelirrojo se detenga.

—¿Aún no encuentras a Kacchan? —pregunta Izuku asomandose en el cuarto.

El pelirrojo toma la mano de Katsuki y la vuelve a ubicar en su pene. Puede leer en sus labios que quiere que se masturbe y lo hace para complacerlo, aunque sienta que morirá.

—No, aún no, esto es raro.

Entonces ve a Eijirō deformar su rostro, lo ve enrojecer y sudar chorros, lo siente venirse en su interior en pequeñas pausas marcadas entre cada venida y él también lo hace poco después.

—Raro, veré en otras habitaciones —Izuku se marcha dejando a Denki confundido.

Eijirō se sale de su interior con cuidado, el semen se le escurre a Katsuki y no puede evitar avergonzarse. El rubio vuelve a besarlo y lentamente se pone encima suyo masturbandolo.

—Ya, pues, no están.

Entonces Katsuki se pone entre sus piernas lamiendo su virilidad, Eijirō jadea sin poderlo evitar.

Pero Denki se ha ido y no lo ha escuchado.

El sonido la puerta cerrándose es la clave para que el pelirrojo quite al rubio de su pilin y corra a poner el seguro a la puerta.

El rubio aprovecha para ponerse arriba de la cama.

—Oye, aún no has acabado.

—Creo que se me ha bajado un poco.

—¿Quieres que la chupe?

—Si lo dices de nuevo con esa voz, me voy a venir otra vez.

—Aún tengo cerveza, tomas un poco y seguimos. Podríamos seguir después en mi habitación.

—Katsuki, ¿de verdad te gusto para hacer estas cosas?

—Es tu primera vez, ¿no?

—Sí...

—Qué bien, significa que sólo yo te he visto así.

—Katsuki...

—Shhh...

Katsuki gatea hasta estar frente a él, entreabriendo sus labios contra la punta de su pene.

—Me gustas mucho.

—También me gus... Ohhh. Eres un tramposo.

—¿Podemos acabar lo que iniciamos?

—Mierda, Katsuki, te quiero en la cama ahora.

—Hoy te hice mi hombre, Kirishima.

—Y yo te hice el mío.

***
Ahre, feliz de tenerlo escrito y nomás esperar a subirlo jajdjsjs