Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Obra de Teatro: LA CASA.

Aquí os dejo mi primera obra de teatro jajaja... tiene toda la pinta de ser la última jajaa. Oye, no, ¿quién sabe? XD

Ahora en serio, puede que el formato quede movido al pasarlo a wattpad, pero juro que lo entregué con sus acotaciones centradas y todo jajaja. En el caso de que el formato quede bien, que creo que si, pues se puede apreciar que hay cosas que van centradas, en cursiva, entre paréntesis, con el punto final dentro del paréntesis... y un millón de etc más que son así en teatro.

Veréis que la forma de escribir es un tanto diferente, no literaria jiji. La verdad que me resultó algo seco escribir así XD Pero bueno, es que tienes que dejar que el director y los actores hagan su trabajo, tú sólo eres el autor y ellos le dan vida jaja.

En fín, iba con miedo para este taller y módulo, pero resultó ser muy gratficante. Realmente creo que he aprendido mucho y por supuesto que me valdra para escribir narrativa :D porque al tener que hacer teatro te enfrentas a mucho diálogo que debe ser real y dinámico, por no hablar de imaginar la escena y que sea verosimil para poder llevarla a cabo en un escenario.... Así que sí, ha estado chulo jajaj. A ver si os gusta!!!

Besazos y gracias...

..................................................................................................................

PERSONAJES

EVA, la hermana.

MARCOS, el hermano.

MARISA, la tía.


ESCENA I

 (En un garaje de paredes blancas, en una vieja casa de campo a media hora de la playa. La gran puerta del garaje, que da hacia el patio de butacas, está abierta y la luz de la mañana entra. De fondo se escuchan pájaros cantar. En la estancia reina el desorden. Un viejo coche descapotable, pero con su capota echada, ocupa la habitación. Está lleno de polvo.

EVA está apoyada en el capó del coche y mira al suelo. Tiene unos treinta años, está demasiado delgada pero es guapa. Viste con ropa de calle, pero lleva una pequeña y fina bata y las zapatillas de estar por casa. Se está fumando un cigarro. Su aspecto es pensativo. MARCOS, serio y con aspecto cansado, entra en escena. Él tiene unos veinte cinco años, es alto y guapo. Viste ropa de calle, informal y holgada.) 

     MARCOS. Eva, ¿qué haces en el garaje?

(EVA no levanta la mirada hasta que lo escucha hablar.)

EVA. (Sorprendida, se incorpora y anda un paso hacia MARCOS.) Marcos, dame dos besos primero, ¿no?

(MARCOS se acerca y se dan dos besos.)

MARCOS. ¿Y bien? ¿Qué tenías que hablar conmigo? He venido lo antes posible, te he notado muy nerviosa por teléfono.

EVA. Oh, no te preocupes, hermano.

MARCOS. Ya, bueno… si mi hermana me llama con urgencia… Venga, ¿qué querías decirme? (EVA mira el coche.) ¿Quieres que me lleve ya el coche, es eso?

EVA. No exactamente…

MARCOS. ¿No exactamente? Habla claro, por favor.

EVA. Es que…

MARCOS. ¿Qué pasa? Suéltalo ya.

(Pausa. EVA lo mira sin saber cómo seguir.)

EVA. Verás… la tía quiere vender el coche.

MARCOS. (En tono jocoso.) ¿Pero cómo va a querer vender el coche si es mío?

(Ambos sueltan una risita. EVA se recompone poniéndose seria.)

EVA. Ya… es que ella dice que legalmente no es tuyo.

MARCOS. A mí me da igual lo que diga la tía. (Se acerca al coche y lo toca apoyando la mano en el techo.) El coche es mío, me lo dejó a mí el abuelo.

(EVA le da la última calada al cigarro, lo tira al suelo, lo pisa y se cruza de brazos.)

EVA. Ya Marcos, pero es que todos necesitamos el dinero.

MARCOS. ¿Pero cuánto creéis que vais a ganar vendiendo el coche? Si es una ruina igual que la casa.

EVA. Tú mismo lo has dicho, es una ruina. ¿Para qué lo quieres?

MARCOS. Porque es mío.

(EVA niega con la cabeza.)

EVA. Tiene la pintura cascada.

MARCOS. A mí me gusta.

(Pausa. Ambos se miran desafiantes.)

EVA. Marcos, no seas necio. Si te he pedido que vinieras a casa es para que entiendas que…

MARCOS. ¿Qué quieres que entienda? ¿Qué la tía y tú me queréis quitar lo único valioso que me dejó el abuelo?

EVA. Bueno, también tienes tu parte de la casa, que por cierto…

MARCOS. Que por cierto, nada. El coche es mío.

EVA. (Observa el coche.) No seas así. Míralo…

MARCOS. No, no seas así tú. ¿Ya no te acuerdas cuando íbamos a la playa?

EVA. Si…

(MARCOS acaricia el coche con la punta de los dedos y después se limpia las manos en el pantalón porque la carrocería está cubierta de polvo.)

MARCOS. Mira ven, súbete.

EVA. ¿Para qué?

(MARCOS se sube al coche.)

MARCOS. Tú hazlo.

EVA. Pero si ni arrancará.

(EVA avanza y  se acomoda en el asiento del copiloto.)

MARCOS. Calla y escucha.

(MARCOS intenta arrancar el coche y EVA se tapa la boca riéndose. El coche arranca al tercer intento.)

EVA. (Muy sorprendida.) ¡Joder, arranca! Qué fuerte… (MARCOS gira el volante y acelera, aunque obviamente en escena no se mueven.) ¡¿Pero qué haces, Marcos?!

MARCOS. Vamos a dar una vuelta.

EVA. ¡A ver si nos va a dejar tirados!

MARCOS. Nunca nos ha dejado tirados.

EVA. Ya, pero iba el abuelo con nosotros.

(MARCOS le da a un botón y la capota del coche baja.)

MARCOS. Mira Eva, hasta la capota funciona.

EVA. Ya…

(Oscuro.)

ESCENA II

(Utilizando la pared blanca del garaje, se proyectan imágenes para simular que van por carretera. MARCOS conduce el viejo coche y EVA casi no se atreve a mirar el paisaje.)

MARCOS. ¿Sientes el aire?

EVA. Si…

MARCOS. Casi juraría que huelo el mar.

EVA. Qué exagerado… yo sólo siento el aire y el sol.

MARCOS. El sol de la playa.

EVA. Bueno, parecido.

MARCOS. Pon la radio.

EVA. Está bien, pero elijo yo.

MARCOS. Como siempre.

(Ambos sueltan una risita y EVA pone la radio. Se escucha música tranquila de fondo.)

EVA. Creo que es la primera vez que te veo sonreír de verdad desde que se murió el abuelo.

MARCOS. Deberías verte en el espejo.

EVA. Yo… Bueno, venga volvamos que nos estamos alejando mucho.

MARCOS. Cierra los ojos Eva, disfruta de esto.

EVA. Marcos…

MARCOS. Venga, Eva, tú siéntelo. Yo casi puedo notar la arena entre mis dedos.

EVA. Si ya lo siento, hermano.

MARCOS. ¿Entonces por qué le haces caso a la tía? No lo vendáis. Yo no quiero y tú tampoco.

EVA. Tú no sabes lo que quiero… Todos necesitamos el dinero.

MARCOS. La venta del coche no os dará nada de dinero.

EVA. Lo que sea, bueno es.

(Pausa. Ambos callan.)

MARCOS. (Señala a lo lejos extendiendo el brazo.) ¡Mira Eva! Mira esa montaña… ¿Te acuerdas cuando el abuelo nos decía que cada vez que la veía le parecía ver a una antigua novia?

EVA. (Muy seria.) Si, decía que tenían la misma nariz.

MARCOS. Si.

EVA. (Con repugnancia.) Estaba mal de la cabeza.

MARCOS. ¿Por qué ese tono? Siempre nos quiso.

EVA. Si, ya… Volvamos a casa.

MARCOS. Eva, díselo a la tía, a ti siempre te escucha.

EVA. Esta vez no lo hará. ¿Crees que no lo he intentado?

MARCOS. Dile que es mío.

EVA. Todos necesitamos el dinero, Marcos, debes entenderlo.

MARCOS. Eva, di que no te importa el coche, que no te importa el abuelo, júramelo, porque es que si no, no me lo creo. No lo vendáis. Déjalo con nosotros, déjalo conmigo.

EVA. Venga, vuelve a casa.

MARCOS. Piénsalo, Eva, sólo piénsalo.

(EVA calla y MARCOS alterna la mirada entre la carretera y ella.)

MARCOS. ¿Qué te estás callando?

EVA. También queremos vender la casa, pero como es de la tía, mía y tuya, necesitamos tu consentimiento.

(Los dos se miran a los ojos. EVA suplicante, MARCOS atónito a lo que escucha.)

MARCOS. Vamos, no me jodas…

(Oscuro.)

ESCENA III

Salón-comedor de la casa de campo. Ya son las dos de la tarde y entra el sol por el gran ventanal del salón. La casa tiene aspecto antiguo pero habitado. La pintura de la pared está descascarillada, hay humedades y el mobiliario es de madera oscura y antigua. Hay una chimenea en un lateral. Al fondo se ve un descansillo y la puerta de entrada. A la derecha de este descansillo, está la cocina, y a la izquierda, la puerta que da al garaje.

En el salón está MARCOS viendo un partido de futbol. Se escucha el sonido del partido de fondo. Se escucha a alguien trasteando en la cocina. Suenan porrazos en la vieja puerta de madera de la entrada, están llamando. EVA sale de la cocina y se encamina hacia la puerta con  un trapo de cocina en la mano. Antes de abrir, se asoma por la mirilla. Se queda parada momentáneamente en la puerta sabiendo ya quién es la persona que llama. Se peina un poco y abre.

 MARISA entra en escena por la puerta. Tiene unos cincuenta y ocho años, es bajita, pelo rizado y corto de color anaranjado. Su vestido es oscuro y humilde. Lleva un bolso negro colgado del antebrazo.)

MARISA. (Sonriendo a EVA, la besa en la mejilla.) Sobrina, qué día tan duro para estar jubilada… (Se encamina hacia el salón y entra con EVA a su espalda. A EVA, moviendo la cabeza en un gesto en dirección a MARCOS.) ¿Qué tal el día, cielo?

EVA. Bien, bien… (Dirigiéndose a MARCOS.) Marcos, la tía Marisa…

MARCOS. (Se vuelve hacia MARISA.) Hola, perdona tía Marisa, estaba viendo el partido de futbol.

MARISA. (Con ironía.) Ya, ya… igualito que tu abuelo.

MARCOS. ¿Qué quieres decir? ¿Por qué ese tono?

MARISA. ¿Qué tono?

MARCOS. El tono que has usado para referirte a él.

EVA. (Interviene dando un paso y situándose entre los dos.) Tengamos la fiesta en paz.

MARISA. Déjalo hija, si siempre está igual.

(MARCOS se incorpora de su asiento. Ya no descansa en él.)

MARCOS. No estoy de ninguna forma, tía Marisa.

MARISA. ¿No? Pero si siempre estás enfadado.

MARCOS. Siempre no estoy enfadado y si lo estoy ahora es porque sé que queréis vender la casa, al igual que el coche… que también me he enterado que…

MARISA. (Interrumpiendo a MARCOS y dirigiéndose a EVA.) Eva, ¿no me dijiste que se lo explicarías?

EVA. Y lo he hecho tía, pero se niega a entenderlo.

MARCOS. Que si, que lo entiendo perfectamente, que necesitáis dinero y me parece muy bien. Con el coche hasta me lo he planteado, pero la casa no, la casa también es mía y tendréis que pasar por encima de mi cadáver si queréis conseguirla.

(MARISA aprieta los puños y se pone delante de él suplicante.)

MARISA. Cielo, ¿por qué nos haces esto? Tu hermana y tu tía te estamos rogando ayuda y nos la niegas.

MARCOS. No, no me hagas parecer el malo de la película. Encima que no vivo ni aquí y la utiliza mi hermana como quiere. Además, si tienes que señalar a alguien por tu situación o la de mi hermana, señala a los políticos que nos gobiernan y no a mí.

MARISA. A mí esa gente ni me va ni me viene, pero tú sí.

EVA. (A su hermano.) Oye y aquí no vives porque no quieres.

MARCOS. Exacto, tengo un trabajo y prefiero mi independencia.

MARISA. ¿Y no te da nada por cuerpo dejarnos en la calle?

MARCOS. ¡Pero si mi hermana vive aquí y tú en tu casa! ¡¿De qué calle hablas?!

MARISA. Que tu hermana la pobre está en paro, aunque se quede aquí no tiene donde caerse muerta… Y a mí, a mi me van a quitar mi casa porque no puedo pagarla… que no tenemos donde ir, que quedarnos aquí sin un duro no es una opción, ¡que necesitamos el dinero!

MARCOS. Ya bueno, yo sólo os puedo ofrecer quedaros aquí.

MARISA. ¿Es que no te quieres enterar? ¿Y cómo vamos a sobrevivir?

MARCOS. Yo no os puedo dar dinero, porque vivo al mes y lo sabéis.

EVA. ¡Entonces vamos a vender la casa!

MARCOS. Que no, que es la casa del abuelo y no se vende. La casa es tan mía como vuestra y yo digo que no se vende. Encontrar otra solución, pero la casa no… (No le mantiene la mirada a ninguna de ellas, mira al suelo.) Además, que ahora sería malvenderla tal como está la venta de viviendas en este dichoso país.

MARISA. ¡Pero bueno! ¡Qué desfachatez! ¡Que levantaran tus padres la cabeza!

MARCOS. ¡No nombres a mis padres!

MARISA. ¡Sí, si los nombro! ¡Tú ni siquiera los llegaste a conocer! ¡No sabes cuán avergonzados estarían de ti!

MARCOS. Oh, venga ya, me da igual lo que me digas. Yo lo único que sé es que a mí me crió el abuelo y no me voy a deshacerme de su casa.

MARISA. No tienes ni idea, niño… ¿Qué pensaría mi pobre hermano de esto? De su hijo dejando en la calle a su pobre hermana y a su tía… quien ha estado sola toda su vida…

(MARISA se tapa los ojos dispuesta a llorar.)

MARCOS. (Quejándose del espectáculo que está dando su tía.) Por dios…

MARISA. Toda mi vida cuidando de mi padre desde mi juventud hasta su muerte… y ahora no sólo tengo que aguantar que viejo y chocho te dejara el coche y parte de la casa, sino que además, tengo que dejar que me pisotees, que me dejes en la calle y no me ayudes con la venta de la casa.

MARCOS. Qué barbaridad…

MARISA. Te lo digo, jovencito… mañana mismo vienen unos compradores, más vale que hayas cambiado de opinión para entonces. (Al ver que su sobrino niega con la cabeza, chilla.) ¡Necesito el dinero! ¡Necesito el dinero ya!

MARCOS. (Indignado.) ¡¿Pero tú para que necesitas el dinero ya?!

MARISA. Niño, lo necesito porque no tengo nada, estoy en la calle. (Se da media vuelta y se dirige a su sobrina.) Eva, acompáñame a la cocina, no puedo soportar esto más.

MARCOS. (Enfadado.) ¡No te preocupes, ya me voy yo!

(Oscuro.)


ESCENA IV

(En el salón. MARCOS ya no está. EVA sentada y MARISA de pie moviéndose de un lado a otro.)

MARISA. Tenemos que hacer algo y pronto.

EVA. Ya tía, pero ya lo has visto… no va a ceder. No entiende nuestra situación, es un crío.

MARISA. No, no es ningún crío, siempre fue un egoísta incapaz de querer a nadie.

EVA. No digas eso, tía… él si nos quiere, lo que pasa es que no entiende cuán al límite estamos.

MARISA. No, no lo excuses, cielo. Yo sé que es tu hermano y lo quieres, pero… ¿a caso no lo ves? Vamos acabar en la calle y muertas de hambre por su culpa, por ser tan egoísta. ¿Todavía crees que te quiere? No te engañes, cariño, jamás te ha querido. ¿Cuántas veces ha sido cariñoso contigo? (Pausa. Ambas en silencio.) Es un machista igual que tu abuelo que en paz descanse. Jamás nos ha querido, si nos quisiera nos ayudaría, nos permitiría vender la casa.

EVA. No lo sé tía…

MARISA. Cielo, parece que no te acuerdas de lo mal que lo pasaste con el abuelo por tal de protegerlo… tú misma me lo contaste. ¿Y él te lo ha agradecido alguna vez?

EVA. (Con lágrimas en los ojos.) No…

MARISA. Claro que no… nunca nos ha querido.

(Silencio.)

EVA. ¿Qué vamos a hacer tía?

MARISA. Déjalo en mis manos cielo, déjalo en mis manos.

(Oscuro.)


ESCENA V

(En el salón, por la noche. Los restos de una cena están encima de la mesa. El cuerpo sin vida de MARCOS está tendido sobre el suelo, de su boca sale una espuma blanca. MARISA llora compungida.)

MARISA. (Hablando por teléfono.) ¡¿Sí?! ¡Oiga, es mi sobrino! ¡Sí! ¡Ha llegado a casa enfermo y al momento le ha empezado a salir espuma por la boca! ¡Por dios! ¡Ayuda! ¡Sí! ¡¿La dirección?! ¡Calle Desahucio sin número! Es una casa de campo, cerca de la aldea “Las recesión”.

(Se escucha de fondo una ambulancia.)

MARISA. (Dirigiéndose al cuerpo sin vida de MARCOS.) Si me hubieras hecho caso no tendría que haber hecho esto… con lo que yo te he querido. (Se le quiebra la voz y llora.) No me has dejado opción y lo sabes.

 (Oscuro.)


ESNCENA VI

(En el garaje. EVA está montada en el coche y observa una foto que tiene entre las manos.)

EVA. (Llorando.) Ahora que tengo esta foto entre mis dedos, no sé si reír o llorar, aunque lloro, que sepas que estoy llorando, hermano. Es importante que lo sepas. Creo que nunca lo supiste o nunca te lo creíste del todo, pero yo te quiero… bueno, te quise. De verdad que no sabía de sus intenciones. (Llora más angustiada). Nunca imaginé algo así, Marcos. ¡Ay hermano! (Llora de forma escandalosa.) Si lo hubiera sabido… pero no lo supe, de verdad que no… ¿Cómo iba a imaginar algo así? La tía, me dijo que lo dejara en sus manos, pero jamás pensé que estuviera tan loca como para esto. (Se suena los mocos en un pañuelo ya mojado por el uso.) ¡Ay! ¿Qué voy a hacer ahora? (Silencio. Mirando la fotografía detenidamente.) Ahora que observo tu sonrisa en esta foto, no puedo creer que ya no estés, que ya te hayas ido, que no volveré a verte, ni a ti ni a tu sonrisa. (Llora.)  Lo siento. (Secándose las lágrimas con el pañuelo.) Sé que te sonará extraño, nunca decía “lo siento”, pero ahora sí, ahora te lo digo, hermano. (Silencio. Mirando de nuevo la foto.) ¿Sabes? En esta foto tendrías como unos diez años y llevabas pantalones cortos y calcetines largos. Recuerdo cómo te quejabas porque no te gustaban. (Llora de nuevo angustiada. Toma aire y vuelve a mirar la foto.) Quisiera haber sido una hermana diferente, haber sido buena para ti… pero nunca me comprendiste, ni tú ni nadie. (Suspira.) Tú no sabes por todo lo que pasé cuando éramos pequeños… te protegía todo el tiempo. Creo que siempre te odié por eso, nunca valoraste todo lo que hice por ti. (Pausa.) Ahora que no estás, puedo decírtelo, puedo contarte la de veces que distraje al abuelo para que no entrara en tu habitación, puedo contarte la de veces que me insinué aún siendo ya adolecente. (Llora ocultando su cara entre sus manos.) Siempre te protegí. Y ahora que la tía ha hecho esto, ha conseguido acabar contigo sin que yo lo haya visto venir... sin que te haya podido proteger.

(Oscuro.)

ESCENA VII

(En el garaje. MARISA ve una foto de MARCOS tirada en el suelo, la coge y la observa.)

MARISA. Observo esta foto y te veo hasta feo. (Ríe y comienza a llorar de forma silenciosa, sin hacer apenas ruido.) Yo te quise, lo sabes, pero te interponías entre la miseria o la felicidad. (Suspira.) Ahora podré ser feliz. (Se seca las lágrimas con un pañuelo seco.) Veo tu foto hasta antigua, como si estuviera en blanco y negro. Yo te quise, de verdad, pero eras tú o la prosperidad. ¿Qué iba a ser de mí si no vendíamos la casa? La mendicidad. Me estabas destinando a ser uno de esos pobres infelices que andan por las calles sin un techo en el que cobijarse. (Sonríe enseñando todos los dientes. Su aspecto es de loca.) Sin embargo, ahora, sin ti, podré ser feliz. Ya tengo mi dinero y puedo empezar de cero. Podré invertirlo y ganar más, seré una persona dichosa y feliz. (Silencio,) ¡Ay, sobrino! ¿Por qué no me entendiste? ¿Por qué te empecinaste en dificultarme tanto las cosas? (Silencio. Se mueve por el garaje pensativa.) Sobrino, piénsalo bien… ¿cuánto tengo de culpable y no de víctima? Soy tan víctima como tú… víctima del sistema, del gobierno, de la política… víctima de los desahucios. (Gritando.) ¡Víctima de la crisis! ¡Víctima de la injusticia! ¡Víctima! ¡Víctima! (Susurrando.) Me han llevado a la locura, me han llevado a la locura…

(Oscuro.)

ESECENA VIII

(En el garaje, MARCOS muerto, tiene la boca llena de espuma y su color es mortecino. Está montado en el coche y escucha las voces de su tía y su hermana hablando. Las voces se escuchan de fondo. Él está solo).

MARISA. ¿Por qué no me entendiste?

MARCOS. No, si al final, muerto y todo, voy a tener la culpa.

EVA. Yo te quiero, bueno… te quise.

MARCOS. Sí, muchísimo, se veía a leguas.

EVA. Quisiera haber sido una hermana diferente.

MARCOS. Sí, ahí está la clave… en que sólo lo quisiste y no lo intentaste, “hermana”.

MARISA. Ahora podré ser feliz.

MARCOS. Lo dudo tía, tu no serás feliz en la vida y de eso, ya me encargaré yo. Te voy a atormentar hasta que mueras vieja y loca. Me mataste de una forma tan vil… con veneno en la comida… ¿En qué momento acepté tu invitación para cenar en casa? Quería hacer las paces. Ay, pero cuánto me extrañó que no estuviera mi hermana.

EVA. Que sepas que estoy llorando.

MARCOS. Sí, ya, seguro.

EVA. Te protegía todo el tiempo.

MARCOS. ¿Cuándo?

EVA. Cuando éramos pequeños.

MARCOS. Mentira.

MARISA. Yo te quise.

MARCOS. Mentira.

EVA. Con el abuelo… la de veces que distraje al abuelo para que no entrara en tu habitación.

MARCOS. (Gritando.) ¡No!

(Oscuro.)

ESECENA IX

(En la cárcel. La habitación es gris. Hay una mesa y dos sillas enfrentadas. MARISA está sentada en una de las sillas. Está uniformada con una vestimenta gris y sus manos están esposadas. EVA está sentada en la otra silla. Llora.)

EVA. Nunca imaginé que estuvieras tan loca como para hacer lo que hiciste.

MARISA. ¿Y qué esperabas? Al día siguiente habrían venido a mi casa esos policías y me hubieran desahuciado… me hubieran sacado de mi casa a la fuerza. Me hubiera visto en la calle. Actué por desesperación, tienes que creerme, cariño… Eres lo único que me queda.

EVA. Tía, te denuncié yo, ¿cómo sigues rogándome? ¿No me odias? Yo me odio.

MARISA. No, no te odio, cielo mío… Sólo nos tenemos la una a la otra.

(Silencio.)

EVA. Yo ya no tengo a nadie.

MARISA. Eva, yo no tuve la culpa. Fue la mierda de gobierno que tenemos que nos asfixia… Ay, sobrina mía, mírate. ¿Cuánto tiempo sin trabajar? Morirás de hambre…

EVA. Prefiero morir antes que asesinar como tú lo has hecho.

MARISA. Él no nos quería. ¿Qué querías que hiciera? Estaba acorralada. No tuve elección. Tenía que conseguir el dinero y él era el único que nos lo impedía.

EVA. No lo justifiques más, estás loca…

MARISA. (Con la mirada perdida.) Sí, quizás sí.

EVA. (Levantándose de la silla.) Me voy de aquí, no aguanto más.

MARISA. Por favor, no te vayas. ¡Escúchame!

EVA. Ojalá pudiera verte u oírte una vez más.

MARISA. ¡No Eva! ¡No te marches!

EVA. (Sin mirar a MARISA. Enfocando la mirada en otro lado.) Me odio y odio a la vida… pronto estaré con mi hermano.

MARISA. (Chillando.) ¡No!

EVA. (Mirando a su tía.) He pensado en usar veneno ¿No te parece poético?

MARISA. ¡Eva no!

EVA. Te quise, tía… pero ahora te odio tanto como me odio a mí misma. Necesito estar con mi hermano.

(EVA se marcha de escena).

MARISA. ¡No! ¡No! ¡No!

(Oscuro.)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro