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Capitulo 1 - El humano

Era una mañana soleada, miraba por la ventana de mi hogar ansiosa ya que anoche había caído una enorme tormenta. Usualmente con las tormentas a la playa llegaban cosas interesantes, por lo que ansiaba salir a explorar. Aunque antes tome un pequeño bolso que tenía y una baya zidra, la mas grande y jugosa que tenía y salía corriendo ansiosa de averiguar que tanto había en la playa. El aire fresco de las llanuras llenaba mis pulmones, la frescura que traía la lluvia era tan agradable que me hacia saltar casi de felicidad. Corría tranquila con mi baya en la boca saboreándola tranquilamente, pronto llegué al pueblo, en el cual vi a muchos vecinos trabajando, limpiando los desperfectos causados por la tormenta.

Mientras caminaba por el lugar pronto mire a la distancia a una cara conocida, sosteniendo un gran árbol se encontraba un Machamp. Al verlo rápidamente me acerque para saludarlo.

—¡Machamp, buenos días! —exclame terminando mi baya.

—¡Gardevoir, buenos días! —respondió sosteniendo el árbol— ¿A dónde vas con tanta prisa?

—A la playa, quiero ver si la marea trajo algo —respondí emocionada.

—Oye no deberías ir, es probable que la marea trajera cosas humanas, puede ser peligroso —dijo Machamp con tono preocupado.

—No pasara nada, solo quiero ver —dije ansiosa.

—Esta bien, pero no toques nada, tus padres ya van para haya —dijo con tono sereno comenzando a desplazarse con el árbol cargado en su hombro

—¡Okey gracias! —

Exclame para en ese momento darme prisa y empezar a correr, si mis padres llegaban antes que yo era probable que no me dejaran ver las cosas interesantes. Al llegar a la playa me quedé asombrada por tantas cosas que había, sin duda la marea había traído muchas sorpresas rápidamente comencé a revisar los alrededores, encontraba algunas cosas interesantes. Algunas decoraciones como pulseras y pinzas para el cabello, uno que otra maleta llena de ropa, no uso ropa. Aunque no mucho, mientras que rebuscaba en la arena y entre los cofres y bolsos me pillaron.

—¡Señorita, ¿Qué estás haciendo aquí?!—

Aquel grito reconocible me hizo levantarme de golpe, escondiendo la pequeña bolsa que traía conmigo detrás de mi espalda. Acercándose a mi pude ver a mi madre y mi padre, ambos con una expresión molesta en sus rostros.

—Sabes que es peligroso venir después de una tormenta —comento mi padre— no sabes lo que puedes encontrar aquí.

—Yo... solo miraba papa —respondí de manera ansiosa— tenía curiosidad.

—Tu padre tiene razón, debes tener cuidado, ¿Qué pasaría si por error pisas una pokeball? —dijo mi madre con todo preocupado, mirando a la arena.

—Mama, no pasa nada, no hay nada aquí —dije mirando mis alrededores.

—Pero ¿qué pasaría si hubiera habido? —dijo mi madre.

—Pero no pas... —me vi interrumpida

—Suficiente, el punto es que no deberías estará qui —dijo mi padre en tono severo— por favor sal de la playa en lo que trabajamos.

Suspirando algo molesta me aleje de la playa, por suerte logre ocultar mi bola bajo mi vestido, al llegar a la orilla de playa, donde la arena se volvía pasto me senté algo molesta. Mirando a mis padres mientras revisaban todas las cosas, poco a poco llegaron otros pokemon que estaban familiarizados con los objetos humanos. Vi como destruían algunos objetos, como guardaban otros y como simplemente ignoraban a otros. Me sentía molesta porque había tantas cosas que deseaba revisar, quien sabe cuántos tesoros estaban siendo destruidos.

—Si sigues mirando a la gente con esa cara, seguirás soltera toda tu vida—

Un tono de voz familiar llamo mi atención, mire a quien me hablaba y parado junto a mi se encontraba un Conkeldurr de apariencia vieja y sabia. Su cuerpo estaba cubierto por cicatrices, siendo la mas evidente aquella que le había quitado su ojo.

—Tengo derecho a estar molesta —dije haciendo berrinche.

—Gardevoir, sabes que tu padre lo hace para cuidarte —dijo el Conkeldurr de manera seria— las pokeball extraviadas son peligrosas.

—Son inútiles sin un humano —dije molesta.

—Eso no lo sabes, los humanos son peligrosos, asi como los objetos que crean —dijo el Conkeldurr con seguridad— por eso es mejor que te mantengas alejada de los objetos que hayan varado en la isla.

Estaba por responder a las palabras de Conkeldurr, pero algo llamo mi atención, mi padre corriendo con rapidez hacia un punto lejano de la playa. Esa acción alerto a todos, incluyendo a Conkeldurr, por un momento todo se quedo en silencio hasta que de pronto mi padre miro a Conkeldurr con una mirada que solo significaba problemas.

—Quédate aquí, ire a ver qué pasa —dijo Conkeldurr empezando a caminar meneando esos enormes pilares de concreto como si de bastones se trataran.

Obviamente no me quería quedar quieta, Conkeldurr se alejó y rápidamente comencé a caminar por la orilla de la playa. Llegando pronto a donde se podía ver a mi padre, madre y a otros pokemon discutiendo. No alcanzaba a ver qué pasaba, solo veía un monton de algas, al llegar Conkeldurr los vi discutiendo, aprete ligeramente mis ojos para poder ver mejor y por un segundo pude ver algo. La curiosidad me llamo, rápidamente me acerque curiosa por el descubrimiento, obviamente mi llegada llamo la atención de mi madre quien se interpuso en el camino.

—Hija, debes irte rápido, este lugar es peligroso —dijo preocupada— ve con tu hermana y espera a que lleguemos.

—¿Qué esta pasando? —cuestione.

—Cariño has lo que te ordeno —dijo mi madre.

No respondí ni me moví, seguía intentando mirar entre la multitud, mi madre me jalaba intentando alejarme, pero seguía caminando adelante. Cuando pude levantarme un poco pude verlo en la arena. Un ser parecido a mi...en parte, cabellos negros, piel blanca, era un humano. Mis ojos se quedaron paralizados en el un momento, impresionada por lo que miraba, era un humano, uno real y estaba en la arena.

Un solo pensamiento llenaba mi mente, ¿estaba muerto?, no podía dejar de mirarlo. Al verme mi padre intento hacer que me alejara, pero era imposible mis piernas no reaccionaba. Me sentía aturdida, mis ojos paralizados en él, de pronto un grito de miedo llamo la atención de la multitud y pude ver de primera mano la razón del temor.

Esta vivo, el humano estaba vivo, sus ojos se abrieron y lo pude sentir. Su mirada, su mirada se había fijado directamente en mí, era como si algo de el se conectara conmigo. Mi pecho se agitaba poco a poco y pronto mi mente se lleno de susurros, susurros de voces, no eran mías. Eran de él, me empecé a preocupar, ¿Qué estaba pasando?, ¿Cómo es que paso esto? No podía reaccionar, solo sentía a mi madre a mi lado llamándome para reaccionar a mi padre gritándome preocupado y a Conkeldurr preparándose para hacer algo terrible. Cuando de pronto una única voz lleno mi mente, era una frase corta, pero llena de sentimiento y suplica.

—Por favor... sálvame—

No pude evitarlo, no se porque paso...simplemente lo hice. Mis piernas se me adelantaron, con paso rápido corrió hacia aquel humano, escapándome del agarre de aquellos que se preocupaban por mi. Y justo cuando Conkeldurr bajaba aquel pilar rocoso con fuerza para terminar su trabajo, yo estaba enfrente del humano. Si no hubiera sido por el autocontrol de Conkeldurr, ese golpe me hubiera dado de lleno, miraba ese pilar a escasos centímetros de mi rostro.

—¡Hija! —exclamo mi madre preocupada.

—¡Hija apártate de ahí, es peligroso! —exclamo mi padre tratando de tomar mi mano.

—¡No! —exclame quitando la mano— Madre, padre se lo suplico... por favor ayuden a este humano.

Las palabras que salieron de mis labios hicieron que todos me miraban preocupados, ansiosos. Los murmullos empezaron rápidamente por mí, nadie sabía que pasaba, ni siquiera yo. ¿Por qué estaba protegiéndolo?, ¿Por qué me preocupaba lo que le pasara?

—Hija por favor, no digas tonterías, apártate es peligroso —dijo mi padre tratando de tomar mis manos.

No se que lo detono, pero el que se acercara hizo que se disparen mis poderes psíquicos. Un aura morada cubrió a mi padre empujándolo lejos, mire a padre preocupado, el estaba bien, algo sorprendido por el gesto repentino, pero bien.

—¡Hija! —exclamo mi madre asustada.

—¡Madre, padre, por favor, el no es peligroso! —exclame.

—Hija por f..

—¡TONTERIAS! —grito Conkeldurr interrumpiendo a mi padre, la mirada de Conkeldurr era de ira pura— ¡¿QUE NO ES PELIGROSO?, ES UN HUMANO!

—Conkeldurr yo se que tienes tu historia con los humanos... —dije siendo interrumpida.

—¡¿Mi historia?! —exclamo molesto— ¡Por ellos termine asi, ellos no son de confianza, hay que deshacernos de él antes de que haga algo que me d...! ¡QUE NOS DAÑE!

—¡EXCUCHENME, EL ESTA ASUSTADO! —grite molesta

Con mis palabras todos guardaron silencio, mi mirada seria llego a mis padres, trataba de averiguar que palabras utilizar para explicar. Pero me era difícil, pronto mi madre se acercó, su postura serena pero preocupada denotaba que estaba dispuesta a escuchar, pero aun asi no estaba convencida.

—¿Por qué haces esto? —pregunto mi madre— ¿Qué te impulsa a proteger a este humano aun sabiendo los que muchos de los nuestros han vivido a manos de ellos?

Mire a mi madre, no sabia bien que decirle, mi mente procesaba mis pensamientos. Cientos de miles tratando de darle algún tipo de lógica a todo lo que estaba haciendo. Pero en ese momento lo sentí, la respuesta no vino de mi mente, sino de mi pecho.

—Porque se que el no es asi —respondí seriamente— existen humanos malos, lo sé, muchos de los presentes han vivido eso y lo entiendo. Pero asi como existen pokemon malos, también deberían existir los humanos buenos y se que él es un humano bueno. Madre... padre... permítanme ayudarlo, por favor...

Mis palabras desencadenaron una serie de palabras entre los presentes. Algunos inseguros, otros molestos y otros simplemente quedándose parados tratando de no sufrir un ataque de pánico. El escándalo llego a tal nivel que mi padre intervino con firmeza.

—¡Silencio! —

La voz de mi padre resonó, los presentes guardaron silencio y se acerco con paso firme hacia mí, Conkeldurr se alejó un poco molesto. Mire a mi padre, nerviosa, sintiendo como si mi corazón fuera a explotar en cualquier momento. El me miro un momento y después miro al humano que estaba inconsciente detrás mío y buscando las palabras dijo.

—¿Qué te hace decir eso, como estas tan segura de lo que dices? —cuestiono mi padre— es la primera vez que ves a un humano, todo lo que sabes es de las experiencias de los nuestros que han convivido con ellos...

—Padre sé que... es difícil creerme, lo sé, no tengo experiencia en el mundo y no conozco nada mas haya de nuestra isla —dije en tono desesperado, pero manteniendo la calma lo mejor que pude— pero se que el es bueno, él...solo tuvo mala suerte padre. Permíteme cuidarlo hasta que se sienta mejor y cuando lo este se ira...

—Hija... esto no da garan...

—Y si me equivoco —exclame interrumpiendo a mi padre, lo suficientemente alto para que todos me escucharan— ¡Aplica la ley de los humanos sobre mí también!

Rápidamente hubo una conmoción la cual empezó a llamar más y más la atención de pokemon cercanos. Mi madre al escucharme rápidamente se acercó preocupada.

—Hija, no juegues con tu vida —dijo mi madre— deja este berrinche de lado y

—¡No es un berrinche!, que solo sea nivel 30 no significa que sea estúpida —exclame molesta— ya soy una adulta...yo se de lo que estoy hablando. Padre... estoy yendo enserio con esto, si el humano resulta ser una mala persona... no dudare de compartir su destino.

Mi padre se quedo cayado un momento, mi madre por otro lado no, le gritaba y discutía al verlo tan cayado. Ella estaba desesperada porque mi padre se negaba, pero nuestras miradas se encontraron. Podía sentir su mirada cargada de incertidumbre y preocupación, asi como él podía sentir la mía llena de determinación.

—Bueno —dijo mi padre.

—¡¿Qué, no cariño eso no?! —exclamo mi madre alterada.

—¡Silencio! —exclamo mi padre haciendo callar a mi madre— hija... ni yo podre hacer algo si te equivocas en tu juicio... ¿segura de esto?

—Si...mas que nada —respondí llena de determinación.

—Que asi sea... bajo la locura de mi hija... el cuidara al humano y se hará responsable de todo lo que haga —dijo mi madre serio— ahora todos váyanse y tu...llévate a tu humano de aquí.

Sin decir ni una sola palabra mas mi padre se alejó seguido de muchos pokemon que lo acompañaban. Conkeldurr me miraba molesto, frustrado, se notaba las ganas que tenia de partir al humano en dos, pero no lo hizo. Mi madre solo sollozaba mirándome y siguió a mi padre suplicándole que se retractara de su decisión. Al quedarme sola mis piernas por fin se desplomaron, comencé a hiperventilar, sentía que mi alma se escapaba de mi cuerpo. Pero pude controlarme un poco.

—¿Por qué hice esto?, ¿Por qué, por qué? —me preguntaba desesperada.

Me di la vuelta, mirando al humano en la arena, lo miré bien. Se notaba tan...inconsciente, seguía vivo a duras penas, su cuerpo temblaba ligeramente, estaba totalmente empapado. Tenia algunas heridas por su cuerpo. No dude más, retomando toda mi voluntad me levante y tomando al humano comencé a caminar lentamente hacia mi hogar. Tenia que cuidar a este humano y evitar que muriera...aunque.

—Joder... estas muy pesado—

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