Bastó un pequeño choque para que dos seres completamente distintos se conocieran: uno de ellos hijo de un serafín y un vampiro, mientras que el otro una existencia creada por alguien que le gustaba jugar a ser dios, ellos eran: Iwaizumi y Neo.

Iwaizumi, un ser mitad vampiro y portador de la primera trompeta de la apocalipsis, un joven que viajó desde su hogar en México hasta Italia, en busca de su único mejor amigo que era un fugitivo de una organización que cazaba a los de su especie y quería ayudarlo a enfrentar a dicha organización.

Neo, un shikigami creado artificialmente y amante de las artes ninjas, entrenado en las mismas y que tan solo pensaba en sus dos hermanos y su creador, alguien que disfrutaba de pelear con gente fuerte para conocerlos mejor usando sus mejores armas: una antigua katana y sus poderes psiquícos.

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Ellos dos se conocieron al chocar mientras caminaban por las calles de Milan luego de que el vampiro regresara a dicha ciudad.

Tan pronto el ninja se había disculpado notó en la mirada y pensamientos del otro que estaba triste por un amor no correspondido, así que sin poder evitar sentir un poco de empatía, dado que era un enamoradizo al que siempre rechazaban, le propuso ir a alguna parte.

Aunque más bien aquello tuvo similitud a un secuestro, pues simplemente le tomó de la mano y comenzó a correr sin saber bien a donde.

Pero Iwaizumi no era alguien que gustara socializar, así que cuando trató de soltarse del agarre de Neo este inmediatamente notó la fuerza que ocultaba, y tan pronto como se dio cuenta de ello, le surgió la brillante idea de que tuvieran un combate amistoso.

El vampiro no se encontraba de humor para ello pero, de alguna forma u otra, terminó cediendo y la batalla dio inicio.

No fue sencilla y no hubo un ganador como tal, sin embargo, este se había liberado de esa tristeza al renunciar a un amor que no tenía futuro y se había divertido de alguna manera, pues era raro encontrar a alguien bueno para luchar.

Como habían terminado en una zona al aire libre, simplemente se quedaron allí a descansar luego de su combate y una platica no se hizo esperar.

Parecían llevarse bien de alguna manera, así que otra idea alocada llegó a la mente del ninja.

[Yo quisiera vivir aquí en Milan, pues mis hermanitos no viven muy lejos de aquí y tú dices que deseas también quedarte ya que tu mejor amigo esta también... Sé que es raro, pero siento que te conozco un poco mejor luego de nuestra pelea, así que pensé ¿Te gustaría ser mi compañero de piso? Podemos buscar algún departamento y pagarlo entre los dos-. Fueron las palabras entusiasmadas de Neo, mientras Iwaizumi lo veia sorprendido, pues no se las esperaba bajo ninguna circunstancia.- ¿Qué dices, aceptas?]

Sin saberlo bien, al final el vampiro aceptó, dando comienzo a un largo año donde pasó de todo con su compañero de piso: desde la odisea del departamento en donde vivir, la búsqueda de un trabajo, el aprender el idioma del lugar, el convivir con el creador de su compañero durante la cena de navidad, hasta la obtención de una mascota.

Pero no era todo, muchas cosas les faltaría por vivir juntos, cosas que los pondrían en riesgo y les darían un sin fin problemas, más no solo serían situaciones malas, tendrían también cosas buenas esperando en el futuro.