-Capítulo 14-
||Narración normal||
Mikaela y Neo por fin salieron de la habitación de este, haciendo que rápido Iwaizumi y Yuu les vieran con alta curiosidad en sus ojos esmeralda.
El pelinegro fue quien fue directo a con su pareja y le preguntó de que tanto habían hablado, ya que se habían tardado demasiado, en respuesta solo hubo un "No fue la gran cosa Yuu-chan, quería que me contara algunas cosas y como se siente junto a Iwa-chan".
La respuesta no dejó conforme a ni al hijo ni al padre, pero sabían que insistir no les serviría de nada, así que solo quedaba resignarse.
Por otro lado, los dos búhos estaban esperando a que Neo saliese para ir a posarse en sus hombros pues les agradaba estar ahí, el ninja estaba encantado con ello, pero se sintió más encantado cuando su vampiro fue a preguntarle sino le habían dicho o hecho algo malo.
Con un ligero movimiento de su cabeza negó aquello, y al igual que Mika, dijo que no hablaron de algo relevante, mas que su sentir respecto al rubio ojiverde.
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No hubo gran cosa por hacer durante el resto de la tarde, Krul se había ido antes de que ellos saliesen de la habitación, lo cual dejo deprimido al ninja, ya que no pudo pedir aquel combate amistoso contra ella.
Pero resultaba que Iwaizumi lo había pedido en su nombre, así que cuando él pusiera fecha pelearían durante todo un día si así lo deseaba.
Neo estaba que no podía contener su emoción.
Las horas pasaron entre ver algunas películas y charlar los cuatro amenamente mientras los dos búhos jugueteaban por todo el departamento.
Era todo tan tranquilo, como la calma antes de la tormenta, la cual comenzaría cuando todos supuestamente irían a dormir.
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Era ya pasada de media noche, Neo e Iwaizumi dormirían junto a los búhos en la habitación perteneciente al vampiro, mientras que los padres de este se quedarían en la del ninja.
Cuando el rubio mechas negras y el azabache ya estaban profundamente dormidos, el pelivioleta y el rubio ojirrojo se escabulleron con sigilo a la sala para poder irse de una vez.
Listo Mikaela-san, Tomoe-san nos enviara a Kyoto en 5 minutos-. Neo habló en voz baja mientras una cortina de humo negro comenzaba a rodearle para cambiar su ropa de dormir por su ropa ninja, la katana y armas ya estaban en sus respectivos compartimientos.
Entendido, debemos regresar antes de que ellos despierte de ser posible, si no nos encuentran, entonces pueden creer que nos pasó algo y cometeran alguna imprudencia para "rescatarnos"-. Mikaela había salido de su habitación ya semi-cambiado con un elegante traje blanco con detalles en negro, el cual era ni más ni menos que el que usaba cuando estaba al servicio de Krul con los vampiros.
En ese momento terminaba de colocarse una capa blanca con capucha y después puso la espada, que trajo secretamente, en su sitio.
De pronto, de la habitación del hijo de Mika, salió el pequeño Zeus con Killua búho sobre su cabeza.
¿No es algo tarde para salir Neo, señor Mikaela? Deberían estar durmiendo en este momento-. El pequeño peliplateado les veía de forma seria, se acercó a Neo para verle, se notaba que estaba preocupado por los dos.- Tengan cuidado a donde sea que vayan, si necesitan ayuda deben pedirla inmediatamente, pero si no quieren, por lo menos ¿puedo ir con ustedes? Mi deber es cuidar a mis dueños y Neo lo es, así que...
No, precisamente por ello debes quedarte aquí y cuidar de Izu, nosotros estaremos bien, pero si no regresamos mañana alrededor de las 12 del medio día les dirás que salimos a buscar información y que tardaremos en volver ¿Entendido?-. Antes de que pudiera decir algo más Neo y Mika desaparecieron en un torbellino de hojas pertenecientes a Tomoe.
El tiempo de espera para enviarlos había terminado y ahora se encontraban en Kyoto.
Cuidense Neo, señor Mikaela... Killua, ellos estaran bien, n-nada les pasara ¿Verdad?-. Zeus realmente se preocupaba, Killua bajo de la cabeza de este y para su sorpresa se tornó humano.
El chico frente a él no le dijo nada, tan solo le abrazó y le dio caricias en su cabello.
"Estaran bien, se notaba que son muy fuertes" fue lo que le quiso decir Killua, pero estaba forzándose a permanecer humano.
Aún no tenía la energía espiritual suficiente para tener esa forma de manera estable.
Asi que en un torbellino de plumas grises oscuras y claras el chico volvió a ser un búho, y a causa de hacer aquello, terminó inconsiente en brazos del peliplateado.
Zeus preocupado lo sostuvo entre sus brazos y en murmullos agradeció por el gesto de abrazarlo cuando se sentía preocupado.
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Por otro lado, Mika y Neo ya se encontraban en las calles de Kyoto, era de madrugada lo que les beneficiaba para mantenerse ocultos mientras corrían por los techos de la ciudad.
El vampiro era quien daba las indicaciones para llegar a donde se encontraba la entrada a la ex-capital de los vampiros.
Llegaron hasta donde un pequeña montaña se alzaba rodeada de árboles, al subirla dieron con una cueva a la cual se adentraron.
Justo, según lo que se veía a simple vista, habían llegado al final de esta, pero Mikaela sabía que esta no era mas que una fachada, por lo cual haciendo uso de su espada, la cual era bastante especial pues absorbia de su sangre para obtener poder, destruyó el falso final de la cueva.
Tras los escombros, quedó a la vista un pasillo que conforme más te adentrabas mejor estaba la construcción del mismo hasta que finalmente llegaron a lo que parecía el corredor de un gran palacio.
Mikaela-san ¿Este es el lugar dond..-. Antes de siquiera poder terminar su frase, Neo fue interrumpido por la afirmación del vampiro, que tenía la mirada sombría.- Sé que aún si le digo esto, no hará ninguna diferencia en lo que piensa, pero usted no tuvo la culpa de sus muertes, tan solo fue usado en el juego de ese tal Ferid.
Lo sé, pero el haber sido tan ingenuo sí fue mi culpa, creí que podríamos tener libertad, creí que yo podría sacarles de aquí para darles una vida mejor de la que teníamos siendo "ganado"-. El ojirrojo, a pesar de los años, seguía cargando con aquella culpa y el estar justo en ese lugar, donde perdió a casi toda su familia y su propia humanidad, no ayudaba a nada.- Pero eso por el momento queda a un lado, necesitamos movernos, buscar y destruir cualquier información que pudiese haber aquí y en caso de que haya alguien eliminarlos, no pienso dejar que les pongan un dedo encima a las personas que quiero.
El ninja tan solo asintió y los dos se pusieron en marcha, bajaron por los escalones que habían al fondo, y con sigilo, se adentraron hasta llegar al centro de Sanguinem, en donde se separaron para expandir el rango de localización, tanto de información importante como la de algún enemigo que pudiese rondar ahí.
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Mientras tanto había pasado dos horas y media desde que Mika y Neo se fueron, Zeus se había quedado en la sala viendo tele junto a Killua, que había despertado ya.
En ese momento, los dos ojiverdes salieron de las habitaciones al despertar teniendo un mal presentimiento.
Al no ver a sus parejas junto a ellos en la cama, salieron a buscarlos.
¿Zeus? Oye ¿dónde esta Neo? Desperté y no estaba en la cama y tampoco esta en el baño-. El peliplateado estaba tan metido viendo tele, que se asustó cuando escuchó a Iwaizumi.
Oigan chicos ¿Mika salió? Su ropa de dormir estaba doblada sobre una silla dentro de la habitación-. Yuu estaba muy confundido y quiso creer que a lo mejor su esposo salió para traer, algo aunque fuese tarde.
El pequeño que veía la tele se puso nervioso, causando que le viesen sospechosamente padre e hijo.
Al cabo de unos minutos escuchando lo dicho por el pequeño peliplaetado, tanto Iwaizumi como Yuuichiro estaban en plena crisis al no saber nada de sus parejas.
El pequeño Zeus había sido interrogado hasta que dijo todo lo que sabía, lo cual era prácticamente nada.
¡¿A dónde diablos pudieron irse?! ¡¿Por qué se fueron sin avisar?!-. El vampiro ojiverde simplemente no podía estarse con calma por mucho que lo intentara, temía por el bienestar de ambos.- ¿Por qué no los detuvieste Zeus?
Ellos no parecían tener intenciones de desistir en lo hacían, lucían determinados-. Zeus estaba temiendo porque se enojaran con él, debido a no hacer algo para impedir que se fueran.
Sin embargo, mientras pensaba en algo más que decirles para excusarse, a su mente llegó un pequeño detalle que podía ser clave para encontrarlos.
¿Saben? Creo saber quien puede decirnos a donde fueron, hubo un torbellino de hojas que los hizo desaparecer mientras Neo me decía que hacer si ellos no llegaban antes del medio día-. Cuando Zeus dijo esas palabras sintió como la mirada de los Hyakuya se clavaba en él, exigiendo respuestas.- Creo que fue Tomoe quien los llevó a alguna parte, no ví que Neo llevara su celular por lo tanto puede que allí tenga el número de él.
En un parpadeo, Iwaizumi ya andaba buscando frenéticamente el celular perteneciente a Neo por toda la sala y luego en la habitación.
Cuando al fin lo encontró comenzó a buscar en la lista de contactos a Tomoe, una vez dio con él marcó el número y espero a que respondiesen.
¿Neo?... Llamar cuando se supone estas en medio de tu misión, entre comillas suicida, no es muy prudente que digamos ¿Acaso quieres que los transporte de regreso? ¿Están en riesgo o algo así?...-. Un somnoliento Tomoe fue el que respondió la llamada, lo que dijo basto para que las preocupaciones de los Hyakuya, e incluso las del pequeño peliplateado, aumentaran drásticamente.- ¿Hola, Neo?
¡¿A dónde demonios mandaste a Neo y a mi padre?! Responde rápido antes de que-. En ese momento la llamada fue cortada y en su lugar Tomoe apareció frente a ellos en medio de un torbellino de hojas, Iwaizumi no se lo esperaba, pero en ese momento no se sentía con ganas de mostrar su sorpresa.- Tú sabes a donde fueron ¿Verdad? Dinos en donde estan, y de ser posible, llevanos ahí en este instante.
Lo siento, pero me niego, me dijeron que bajo ninguna circunstancia los llevase a donde estaban, ya que podían correr riesgo, así que lástima, pero se quedan a esperar a que ellos lleguen-. Tomoe habló tranquilamente ignorando por completo la agresividad que estaba emanando Iwaizumi, y que a su vez comenzaba a emanar Zeus.
Pues el sentimiento de ira era tal que comenzaban a sincronizarse.
Disculpa pero a la otra persona que mandaste es mi esposo, no puedo dejar que haga algo que lo ponga en peligro, tampoco a Neo, son parte de mi familia y yo no puedo abandonar a mi familia, así que por favor, por lo menos dinos donde estan-. Yuu hablaba con seriedad en su mirar, había puesto su mano sobre el hombro de su hijo, en señal de que debía calmarse, pues pelearse no ayudaría en nada.
Bueno, siendo así las cosas puedo decirles a que lugar fueron, pero solamente eso, no obtendran más ¿Entendieron?-. El demonio zorro soltó un suspiro de cansancio con todo ese asunto, ellos tal vez no lo notaron pero también estaba preocupado.- Neo me solicitó el favor de que pasada la media noche, después de que me mandase un mensaje, esperara unos minutos para enviarle a Kyoto junto a una persona de nombre Mikaela Hyakuya, por supuesto le pregunte que razones tendría para ir a dicho lugar, me explicó vagamente a que se debía, el lugar al que mencionó que irían era un sitio llamado "Sanguinem".
¿Ac-a-acabas de decir Saguinem? ¡¿Qué demonios fueron a hacer a ese sitio?! ¡Debes traerlos inmediatamente, Saguinem no es más que un lugar detestable!-. La calma y seriedad que el pelinegro tenía se vinieron a bajo con la sola mención de aquel sitio que tenía muchos recuerdos malos, para su gusto.
Realmente el sitio no parece ser algo que le de buena espina señor ¿Qué clase de lugar es? Nunca oí hablar de él-. Tomoe estaba intrigado, e internamente su preocupación fue en aumento, si las cosas resultaban ser serias iría por Neo sin dudar.
Con cierta duda, Yuu le contó todo sobre aquel sitio, incluyendo la historia que el mundo guardaba secretamente.
Tomoe, por muy extraño que le pareciera eso, lo creyó sin dudar, pues en el fondo sintió que algo así realmente pudo suceder, podía creer en ellos, pues sabía que los dioses existen, sobre todo porque en su momento él "fue" uno, y el del Hyakuya que había creado a los serafines bien podría existir.
Pero tal parecía que le gustaba crear poderes que tan solo volvían aún más codiciosos a ciertos humanos.
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