Cap. 27-¿Soy digno de ti?
Chris
Suspiré con pesadez y me miré nuevamente al espejo, me sonrojé al ver que mis labios estaban rosados por el bálsamo de frambuesa que me habían puesto, bajé la mirada al resto de mi cuerpo, llevaba un elegante traje blanco con bordados dorados, me sentí muy apenado, esta ropa es la que usan los príncipes, pero yo nunca me he sentido como uno, me siento como un adolescente común y corriente, esta vestimenta me hace sentir un poco incómodo. Tengo que usar esto hoy, finalmente me mostraría frente a los demás vampiros.
—Me siento ridículo —dije enfurruñado, mi madre sonrió dulcemente y siguió trenzando la parte derecha de mi cabello.
—Te ves hermoso, espera a que Jack te vea —respondió ella mirándome con emoción, me mordí el labio inferior y me sonrojé aún más. Jack me verá vestido así...
¡Qué vergüenza!
No sólo anunciarán lo que soy, también se enteraran de que soy la pareja de Jack. Es obvio que seré criticado por muchos y odiado por muchas. ¿Me encontrarán digno de estar con alguien como Jack? Seguramente no.
Abracé a mi mamá en un impulso nervioso, ella se rió un poco y acarició mi cabello. Tenía muchos nervios.
—¿Que tal si no les gusto mamá? —pregunté sin alejarme, me sentía asustado, sobe mi mejilla contra la suave seda de su vestido.
—Te van a amar —respondió ella con suavidad, suspiré y me alejé un poco. —Ahora déjame seguir arreglándote —replicó tomando una liga de encima de mi escritorio, asentí y dejé que siguiera en lo suyo.
Miré al baño y recordé lo que pasó hace unos días, nadie ha vuelto a mencionar lo que me sucedió, ni siquiera Jack ha hablado de eso, me he calmado últimamente porque él viene a dormir conmigo cada noche, gracias a él mi padre nos deja a Luke y a mi salir de nuestras habitaciones.
—Mamá, ya todo está listo —miré a Alec cuando entró en mi habitación, él me miró con sorpresa. —Chris... te ves muy bien —dijo mirándome de arriba abajo, me sonrojé y vi que él llevaba un traje parecido, solo que el suyo era azul marino con blanco.
—Tú también —murmuré mirándolo, él me sonrió.
—Ya es hora, todos están esperando... —en cuanto dijo eso me sentí frío, temblando me levanté del banquillo en el que había estado sentado y me observé por última vez.
Miré que tenía una trenza de lado en la parte izquierda de mi cabeza, el resto estaba suelto. Debo admitir que me veía bien. Miré a mi madre y le sonreí levemente, ella me agarró de la mano y comenzó a caminar hacia la puerta haciendo que borrara mi sonrisa.
—En la noche tendremos una cena, conocerás a tus primos y tíos —abrí los ojos como platos cuando ella dijo eso con un tono inocente, la miré con el ceño fruncido.
—Ahora es que me lo dices —murmuré exasperado, ella sonrió y abrió la puerta de la habitación, respiré hondo al ver hacia el gran balcón de la izquierda, podía escuchar los murmullos de los vampiros que estaban afuera.
Tenía que pararme ahí y dejar que todos me vean. Parece algo muy sencillo... Hasta que comencé a imaginar que todos se enojaban y saltaban hacia mí para asesinarme fríamente.
—N-No t-tengo que d-decir nada, ¿cierto? —le pregunté a mi madre mirándola de reojo, ella me miró asombrada y preocupada.
—Tienes que dar tu discurso —respondió ella como si fuese obvio, la miré con confusión y temor. Nadie me habló sobre ningún discurso. —¡¿No lo preparaste?! —preguntó ella con enojo, tragué duro y negué.
—¡No lo sabía! —exclamé frunciendo el ceño, recibí una mirada fulminante de su parte, escuché a Alec reírse con malicia.
—Esto será entretenido —murmuró el maldito con diversión, mi madre y yo lo miramos mal, él dejo de reírse aunque una sonrisa maliciosa bailaba en sus labios.
—Tendrás que improvisar uno, vamos —ordenó mi mamá con seriedad, hice una mueca de terror cuando ella comenzó a arrastrarme hacia donde estaba mi padre.
Comencé a pensar rápidamente en algo que decir en mi discurso, pero mi mente se quedó en blanco cuando mi padre me miró y entrecerró los ojos.
—Cordelia, Chris como que está más pálido que nunca —le susurró a mi mamá mientras observaba detenidamente mi rostro, le sonreí nerviosamente igual que mi madre. Me va a lanzar por el balcón si se entera de que no escribí un discurso.
—Es el maquillaje, querido —explicó mi madre con calma, negué y miré el balcón otra vez.
—¿Y tu discurso? —preguntó mi padre al ver mis manos vacías, tragué duro.
—Ya se lo aprendió, cariño —volvió a mentir mi madre con tanta calma que mi padre sonrió. Ya me estoy imaginando el gran castigo que me dará más tarde.
—Chris.
Me di la vuelta rápidamente al escuchar a Jack, me sonrojé y mis nervios se calmaron al ver su expresión de sorpresa mientras me observaba de arriba abajo.
—Estás hermoso —dijo llegando hasta mí, le sonreí con timidez y le correspondí el corto beso que me dio, él se relamió los colmillos y sonrió, suspiré cuando se acercó y me dio un beso en el cuello, sabía que estaba hambriento. —Y hueles delicioso —murmuró con excitación, me sonrojé aún más, en cuanto recordé que mis padres estaban viéndonos alejé a Jack de mí con vergüenza, él se rió mientras mi padre lo miraba mal y mi madre nos observaba encantada.
—Seguro que follan mucho —abrí los ojos como platos cuando Alec susurró eso mirándonos con curiosidad, mi padre y yo lo asesinamos con la mirada, el pelirrojo dio un respingo. —Trato de calmar tus nervios —dijo frunciendo el ceño, Jack se rió y me miró mordiéndose el labio inferior, podía ver la satisfacción reluciendo en su mirada, eso me hizo sentir feliz y calmado.
Ya no me interesa si los demás no me creen digno de estar con Jack, él me eligió a mí y eso es lo que me importa.
Miré a mi mamá, ella me guiñó un ojo con complicidad, le sonreí hasta que me agarró del brazo por tercera vez y comenzó a caminar hacia el balcón. A veces creo que me odia. Miré hacia atrás para ver a Jack antes de hacer el ridículo, él me sonrió con tranquilidad, le pedí ayuda con la mente pero al parecer no le llegaron mis mensajes desesperados, él se metió las manos en los bolsillos y siguió sonriéndome.
Suspiré pesadamente cuando mi madre se detuvo antes de llegar al balcón, ella me sonrió y le dio retoques a mi cabello, arqueé una ceja al ver sus ojos llenos de lágrimas.
—Estás creciendo muy rápido —dijo emocionalmente, fruncí el ceño.
—Ni siquiera crezco —respondí confundido, ella me miró mal y me abrazó.
—Para mí sí —dijo apretujándome contra su pecho, suspiré y la abracé. —Ahora ve allá afuera y reconoce tu lugar frente a todos... —asentí lentamente separándome cuando dijo eso, respiré hondo, miré a Alec cuando salió al balcón junto a mi padre, todos les aplaudieron y les vitorearon. Alec es un príncipe querido por todos, ¿lo seré yo también?
Miré a Jack, él estaba observando fijamente hacia los ventanales, parecía estar en alerta, al sentir mis ojos sobre él me miró de reojo y sonrió, mis mejillas se ruborizaron. Sin más, caminé hacia el balcón. Puedo hacer esto.
—... Reciban al Príncipe Christopher Wells Hekings —anunció uno de los sirvientes, las puertas del balcón se abrieron por dos sirvientes más, tragué duro y caminé hacia afuera, traté de mostrarme impasible al ver que literalmente toda la ciudad tenía sus ojos en mí, desde vampiros pequeños hasta los más ancianos, todos comenzaron a susurrarse cosas mientras me miraban asombrados, mi corazón se aceleró y los ojos de todos se abrieron con estupefacción, las miradas hostiles no tardaron en llegar, miré a mi padre con preocupación, él miraba sin expresión a los ciudadanos, al igual que Alec.
—¡Es un humano!
—¿Qué clase de broma es esta?
—El rey ya perdió la cabeza...
Traté de ignorar los murmullos de los demás, pero estos resonaban con fuerza en mis oídos. En momentos como este lamentaba tener tan buen oído.
—Silencio —ordenó mi padre con autoridad, me sorprendió ver como todos se callaban segundos después. —Como todos aquí deben saber, mi esposa Cordelia dio a luz hace ciento cuarenta y cinco años cuando aun era humana...
Dejé de escuchar la voz de mi padre al sentir un extraño escalofrío y un sudor frío en mi nuca. Como el de aquella vez en el baño. Miré alrededor con fijeza, luego suspiré y bajé la vista al ver que todos me observaban como si fuese un extraño espécimen. Aunque eso es lo que soy.
—Christopher tiene más cualidades vampíricas que humanas, es uno de los nuestros...
La mirada de mi padre me devolvió a la realidad, cuando él dejó de hablar supe que era mi momento, di un paso al frente y miré sin expresión alguna a los miles de vampiros frente a mí. Estoy jodido.
Solo convéncelos de que no eres peligroso.
Escuché la voz de Jack dentro de mi cabeza. Apreté los dientes, si digo algo mal esta gente no dudará en abalanzarse sobre mí.
—Pueblo vampírico... —comencé diciendo, supe que estaba mal cuando vi sonrisitas burlonas en los labios de algunos, miré de reojo a Alec, él estaba mirándome con ternura, me aclaré la garganta y luché por no sonrojarme.
"Ciudadanos" estaría bien —dijo con burla Jack en mi mente.
—Ciudadanos... como ha dicho nuestro rey, mi padre, físicamente soy parte de las dos especies, sin embargo, yo me considero un vampiro por completo aunque tenga algunas necesidades humanas, seguramente se estarán preguntando si soy peligroso o no, no deben temer, pues no lo soy... —dije con la frente en alto y con mucha seguridad, noté que eso hizo relajar a algunos.
—¿De qué se alimenta, su Alteza?
No puede evitar emocionarme al escuchar como me llamó aquella mujer vampiro, me controlé y la miré fijamente.
—De lo mismo que se alimentan todos ustedes, y de comida humana —dije con calma, ella asintió pensativa. —Cómo príncipe vampiro que soy, conozco mis deberes y funciones, no deseo nada más que el bien de ustedes y el orden en nuestro reino...
Tras decir aquello con honestidad me sorprendieron los aplausos que recibí, no pude evitar sonreír enormemente.
—Tiene colmillos.
Todos me aplaudieron aún más fuerte al ver mis colmillos aunque se veían preocupados todavía, seguían inseguros.
—¿Alguien más tiene preguntas? —en cuanto pregunté eso las manos de muchos se alzaron, me impresionaba ver lo ordenados que eran, señalé a un chico vampiro que me miraba fijamente.
—¿Eres el único en tu especie? —preguntó con cautela, miré de reojo a mi padre. No sabía si debía o no hablar de Amy. Mi padre negó levemente.
—Si, lo soy —respondí, el chico asintió no muy convencido, noté que otros más no se veían convencidos. Los vampiros son inteligentes, no puedo engañarlos. —Lo correcto sería decir que soy el único del que tenemos conocimiento, así como nací yo de la relación de un vampiro con un humano, también pueden haber más... —añadí por mi cuenta, vi que eso despejaba la incertidumbre en las expresiones de muchos.
Señalé a una niña vampiro cuando levantó la mano, esto tomará tiempo. Pensé al ver todas las manos levantadas.
—No más preguntas —dijo mi padre minutos después, respondí unas treinta preguntas.
—¡Príncipe Chris! ¡Príncipe Chris! —miré hacia la izquierda, una pequeña niña estaba llamándome, vi como su padre avergonzado trataba de callarla, la niña agitó su mano hacia mí, le sonreí y agité la mano, ella escondió su apenado rostro en el pecho de su padre.
Miré a mi padre, él me miró con orgullo, Alec y él se miraron en silencio, observé a los demás y vi como sus expresiones cambiaban a ser sorprendidas.
Cuando Jack se paró a mi lado y pasó un brazo por mi cintura lo comprendí, ahora todos podían ver la marca, mi novio agitó con sutileza una de sus manos mientras sonreía levemente y la gente enloqueció, todos lanzaron silbidos y aplausos, como imaginé algunas chicas me miraron con celos, pero pude notar el gran cambio en la mayoría de los vampiros, ya no lucían preocupados. Ellos confiaban en Jack.
Miré como Alec saludaba a la gente, con mucha simpatía, ellos lo miraban con adoración. ¿Algún día serán así conmigo?
Tras unos minutos más allí todos regresamos al interior del palacio, suspiré aliviado en cuanto las puertas del balcón se cerraron a mis espaldas, sin decir nada abracé a Jack, quien estaba a mi lado. Sentí que se me quitaba un peso de encima, me permití bajar la guardia al tener sus brazos alrededor de mi cintura.
—Lo hiciste muy bien —dijo a mi oído con suavidad, sonreí un poco y me separé de él tras unos segundos.
—¡Chriiiis!
Me di la vuelta asombrado al escuchar la voz de Sakura, mi amiga del instituto vampiro, la japonesa se acercó con una sonrisa y me abrazó cálidamente, le correspondí en seguida, al abrazo se unió mi otro amigo Klain, el rubio me sonrió de lado, los abracé con fuerza, llevaba semanas sin verlos.
—Chicos, ¿qué hacen aquí? —pregunté emocionado cuando nos separamos, Klain me miró con cara de "¿en serio?"
—Vinimos a regar las plantas —contestó con sarcasmo, lo fulminé con la mirada y él sonrió.
—¡Vinimos a verte, Chris! O mejor dicho, príncipe Christopher —dijo Sakura con emoción, negué y me reí, miré alrededor buscando a los demás. —No pudieron venir...
Asentí lentamente, miré a Klain y sonreí, el rubio me sonrió de vuelta.
—Es bueno verte, te ves bien —dijo acercándose más, eso me apenó un poco.
—Tú también —respondí mirando su ojo azul y su ojo rojo, él sonrió aún más.
—Yo también —soltó sarcásticamente Jack abrazándome por detrás, todos nos reímos un poco. Sakura y Klain lo saludaron, miré a los demás.
Alec estaba a un costado hablando con Luke, mis padres estaban hablando entre ellos, fruncí el entrecejo al caer en la cuenta de que llevo horas sin ver a Lawriett...
Cairus
Abrí los ojos y me reincorpore rápidamente en la cama, levanté una de mis manos y miré como esta temblaba violentamente.
—¡Cairus! ¿Estás bien? —giré el rostro al escuchar a Nathaniel, el pequeño rubio se acercó rápidamente y me agarró la mano con suavidad, había preocupación en sus ojos.
—Si... no te preocupes —dije confundido. ¿Por qué estaba en una cama? No recuerdo nada. —¿Qué pasó? —pregunté levantándome, él no me soltó, en cambio sus ojos se llenaron de molestia.
—N-No lo sé... N-Nate no q-quiere decirme —respondió apretando levemente mi mano, asentí comprendiendo. Tendré que preguntarle luego a Nate. —¿Te quieres bañar? P-Puedo a-ayudarte —soltó con nerviosismo, arqueé una ceja y por simple curiosidad asentí, él dio un respingo sorprendido y caminó llevándome de la mano hacia el baño.
En cuanto entramos soltó mi mano y cerró la puerta, sentí ternura al verlo pararse frente a mí con nervios, en silencio comenzó a quitarme la camisa, en cuanto lo hizo se quedó mirando mi pecho, él alzó la mirada a mis ojos, noté como sus pálidas mejillas se ruborizaban, me reí por lo bajo cuando apartó rápidamente sus ojos de mí y desabrochó mi cinturón, terminé de quitarme el pantalón, quedando solo en boxers.
—Puedo hacerlo yo solo —dije al ver lo nervioso que estaba, Nathaniel negó rápidamente.
Arqueé las cejas al sentir aquella aura maligna acercándose al palacio, me asomé por la ventana del baño y miré con desagrado el auto de Lawriett estacionarse abajo. Seguro viene a ver a su zorra.
Me crucé de brazos cuando el rubio se bajó del auto y me observó desde allá, una sonrisa pervertida acudió a su rostro al ver mi cuerpo, bufé e ignoré el cálido cosquilleo en mi estómago.
—Cairus... —me giré al oír el tono triste de Nathaniel, tragué con fuerza al ver sus ojos llenos de lágrimas rojas. —T-Tú nunca m-me corresponderás, ¿c-cierto? —me quedé en silencio sintiéndome pesado, lo vi salir corriendo del baño segundos después mientras lloraba. Aun no puedo olvidar a Lawriett, cuando lo haga espero que no sea muy tarde para intentar algo con Nathaniel.
No voy a jugar con los sentimientos de ese niño, ni a lastimarlo tal y como lo están haciendo conmigo.
Caminé hacia la habitación y me senté en la cama, bajé la mirada a mis manos, me quedé en la misma posición al escuchar la puerta abrirse.
—¿Podrías venir a violarme luego? Ahora no es un buen momento —dije fríamente arrepintiéndome de no haberme vestido en el baño.
—Quiero hablar contigo.
Levanté la cabeza y lo miré incrédulo, él estaba recostado del marco de la puerta, en sus ojos azules había seriedad. ¿Después de tantos años quiere tomarse el tiempo para hablar conmigo sin sexo de por medio?
—¿Sobre qué? —pregunté parándome y caminando hacia mi closet, él me siguió con la mirada, rodé los ojos al ver como observó mi trasero.
—Sobre algunas cosas, estaré abajo —lo último lo dijo lentamente mientras subía la vista a mi rostro, al ver mi ceja arqueada sonrió de lado y salió cerrando la puerta tras él, mi lento corazón se aceleró un poco.
Me vestí rápidamente y me acerqué al espejo, chasquee los dedos y mi reflejo apareció en el, peiné mi cabello de una manera que no se viera muy arreglado, pero tampoco muy desordenado, miré mis ojos negros y mi pálida piel, no hay mucho que arreglar. Una ventaja de ser vampiro es que todas las imperfecciones físicas desaparecen junto con nuestra humanidad.
Salí al pasillo tras unos segundos, caminé lentamente, me detuve frente a la puerta de la habitación de Nathaniel, agudice mi audición y como pensé, él seguía llorando. Me siento mal.
Me gustaría corresponderle, pero solo hay una persona en el mundo capaz de acelerar mi corazón...
Bajé las escaleras y me acerqué al salón principal, Lawriett estaba mirando por uno de los ventanales, sin decir nada me senté en el sofá y me quedé mirando hacia la pequeña mesita en el centro de la sala.
—¿De qué quieres hablar? —pregunté ligeramente nervioso, estaba muy interesado en saber de qué quería hablar. Él se giró y caminó hacia mí, me sorprendí cuando se sentó a mi lado.
—¿Recuerdas lo que te pasó hace unas horas? —preguntó con cautela, negué con intriga. ¿Qué rayos pasó?
Me quedé helado al ver su mirada suavizarse, él se relamió los labios y se quedó mirándome fijamente.
—Cairus... —me estremecí, sentí que su voz me acariciaba. No bajé la guardia, no me dejaré llevar por su dulce voz. —¿Aun me quieres?
Me quedé mirando los ojos de Lawriett, esperaba encontrar burla en ellos pero se veían muy serios, arqueé una ceja y me acomodé en el sofá.
—¿A qué viene eso? —pregunté con desconfianza. ¿Por qué me pregunta tal cosa en este momento?
—Respóndeme —respondió con demanda, lo miré mal.
—No hasta que me digas para qué quieres saber eso —contesté con molestia, él gruñó y me miró con intimidación, entrecerré los ojos. —¿O planeas violarme hasta que te diga? —esa pregunta dejo su rostro en blanco, admito que soné muy venenoso al decir eso. Lawriett estaba más que pálido, su aura se oscureció notablemente. Sonreí sádicamente en mi interior.
¿Por qué se pone así? Eso es lo que me ha estado haciendo estos últimos años.
—Me tomaré eso como que me quieres —dijo de repente con un tono coqueto, lo fulminé con la mirada.
—Te odio —respondí cruzándome de brazos, él alzó sus cejas con exageración y se rió.
Solté mis brazos al verlo reír. Verlo feliz me hacia sentir bien.
Mi sonrisa se volvió de tristeza. Me gustaría poder devolver el tiempo a la época en la que era realmente feliz con él. Me gustaba cariciarlo, cuidarlo, hacer el amor con él...
—¿Por qué estás llorando?
Pasé mis manos por mis mejillas y con sorpresa descubrí que estaban húmedas, Lawriett estaba mirándome con fijeza, sacó un pañuelo de su bolsillo y limpió mis lágrimas, no emití ningún sonido o palabra.
Mi cabeza comenzó a doler de repente, cerré los ojos cuando comencé a recordar lo que había pasado hace horas. Lawriett y yo estábamos discutiendo... Luego él me dijo...
No podría describir la sorpresa que sentí al recordar lo que me había dicho. Allistair. Lawriett cambió su forma de ser conmigo porque piensa que lo engañé. Hace unas horas me desmayé por la sorpresa y porque seguía débil.
Observé a Lawriett, él estaba mirándome con atención.
"Aún sabiendo que me fuiste infiel no pude alejarme de ti..."
Esas habían sido sus palabras. Sin embargo, se quedó solo para hacerme daño.
Lo miré con frialdad y él pareció comprender algo.
—"Lawriett... ayúdame..." ¿Qué significa eso? —preguntó con cautela, respiré hondo el poco aire que necesitaba y recordé fríamente esas palabras. Estaban grabadas con fuego en mi mente. Creí que podía olvidarlo, pero es imposible.
¿Como voy a olvidarlo? No lo olvidaré hasta saciar mi sed de sangre. No estaré en paz hasta matar a Allistair yo mismo.
—No sé de qué estás hablando —murmuré indiferente levantándome, quería salir de aquí.
Lawriett me agarró del brazo tras levantarse, lo miré con fastidio, él ni se inmutó, me miró con el ceño fruncido.
—Sé que recuerdas lo que pasó, ahora, respóndeme —demandó con ímpetu, me reí sintiendo mi aura oscurecerse y mi sed de sangre aumentar.
—¿En serio quieres saber? —pregunté con una gran sonrisa tétrica, él asintió agarrando más fuerte mi brazo, me relamí los labios y sonreí. Me sentía triste y vacío por dentro. Pero sobre todo, sentía vergüenza. Me avergonzaba contarle a Lawriett aquello por lo que había pasado. —"Lawriett, ayúdame" Ya no recuerdo cuantas veces grité eso mientras Allistair abusaba de mí... pero tú nunca llegaste para ayudarme... —dije tragándome mi orgullo y recordando aquel horrible día, Lawriett me miró con sorpresa e incredulidad, hice una mueca, la sorpresa en sus ojos se volvió rabia.
Me sentía dolido. Al parecer no me cree.
Allistair era como un hermano mayor para mí, es más creíble decir que los dos estuvimos de acuerdo en tener sexo que el hecho de que él abusó de mí.
No era la primera vez que alguien abusaba de mí, sin embargo, esa vez fue la que más me dolió, no solo porque yo confié ciegamente en Allistair, sino porque yo estaba enamorado de Lawriett y finalmente era correspondido por él.
—Mientras... m-mientras él me hacía "eso" no dejé de pensar en ti en ningún momento. Allistair no era nada más que un gran falsante, dijiste que me fui de aquí para ir tras él, y no te equivocas, llevo mucho tiempo buscándolo para matarlo por lo que me hizo. ¿No me crees? Está b-bien, no e-esperaba que me c-creyeras... —dije con toda la frialdad que podía.
—¿Por qué no me lo dijiste antes? —preguntó con un tono bajo y sombrío, sus ojos azules se veían extraños, su agarre en mi brazo se aflojó.
—Me daba vergüenza... y tenía miedo de que te asqueara mi cuerpo y te alejaras de mí... además, cuando decidí contártelo tú ni me dejaste hablar y me violaste... —contesté con completa honestidad. Esa fue la primera vez que me tocó contra mi voluntad, pero recuerdo que al verme llorando de dolor se alejó y no volví a verlo hasta dos semanas después.
Él bajó la mirada al piso, podía ver lo culpable que se sentía, soltó mi brazo y retrocedió varios pasos, se pasó las manos por el cabello, se veía lamentable y perdido.
Lo observé darle un puñetazo a la pared, sentí mis ojos picar, la oscuridad en su aura estaba expandiéndose, se podía sentir su sed de sangre...
—Lawriett... —llamé su atención al sentir la tierra temblar, él ni siquiera me miró, parecía estar muy hundido en sus pensamientos, tragué duro.
Cuando se dignó a mirarme no me asusté pero si me inquietó ver el color rojo intenso que estaban tomando sus ojos.
Me acerqué cautelosamente y tomé su mano, él estaba temblando de la rabia. Si seguía así su oscuridad atraería a un enojado Nate, y eso no terminaría en nada bueno.
—Cálmate —le pedí frunciendo el ceño, él agarró con mucha fuerza mi mano.
—¿Cómo... me pides que... me calme después... de contarme algo así? —preguntó entre gruñidos, lo miré mal y acerqué mis labios a su boca, comencé a besarlo suavemente, gruñí cuando él no me siguió el beso. —He... he sido un gran... imbécil contigo...
—Bésame, estúpido —le ordené fríamente, eso lo dejó sorprendido, aproveché para besarlo nuevamente, él me correspondió con violencia, sentí que su enojo iba disminuyendo, no noté que me había llevado hacia el sofá hasta que sentí un suave cojín debajo de mi. Los besos siempre lo tranquilizaban, algunas cosas nunca cambian.
Lo seguí con la mirada cuando se alejó de mí rápidamente, sus ojos ya no estaban rojos, él me miró y negó, arqueé una ceja y me reincorporé.
—No tengo derecho a tocarte —dijo con arrepentimiento y seriedad, recosté mi cabeza del sofá.
—No lo tienes —respondí fríamente totalmente de acuerdo con él, eso le dolió, me gustó ver que eso le dolía. Sigo enamorado de él, me pongo feliz como un idiota cuando él está feliz, pero ha sido un maldito desgraciado estos años. —No tienes derecho a nada sobre mí, ya que... pensaste lo peor de mí sin saber bien que había pasado con Allistair, me violaste ¿cuántas? Unas cincuenta veces, o no, espera... casi cien veces, te ibas a casar con una zorra... ¿por qué te ibas a casar con ella? Estoy seguro que para fastidiarme la existencia... —solté con molestia y frialdad, él se quedó helado mientras me escuchaba, ni me molesté en detener mis lágrimas cuando comenzaron a salir. —T-Tú eras mi compañero... c-creí que s-siempre p-podría contar contigo...
—Perdóname.
Esa palabra ha sido lo más sincero que me ha dicho en años, sentí su temor como si fuese mío, suspiré.
—Necesitarás más que eso para que te perdone —dije levantándome y caminando hacia la puerta, él apartó la mirada de mí.
Espero lograr perdonarte todo lo que me hiciste Lawriett...
Salí del salón y caminé de regreso a mi habitación, me detuve al encontrar a Nate mirando por un ventanal, estoy seguro de que escuchó mi conversación con Lawriett. Ahora sabe lo que me hizo su querido Allistair.
Me sorprendió cuando se llevó una mano a los ojos. ¿Estaba llorando?
—Está cerca, Allistair está cerca...
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