Capítulo Seis: en la noche
Tokyo - 18 de agosto de 2020.
Eran las nueve de la noche y cómo había pasado los últimos tres días ahí se encontraba Sana y Momo en un pequeño restaurante en el que sabía que no la iban a conocer, Minatozaki no quería sentirse asustada por querer pasar un buen tiempo con Momo, así que hizo todo lo posible para que esta no notara que estaba al borde de desmayarse porque sentía demasiado miedo de que las personas supieran de ellas.
No paraba de mirar la hora y ver a ambos lados intentando calmarse cuando la verdad es que no lo podía hacer, de vez en cuando se acomodaba el cabello y cambiaba de postura siempre con los brazos cruzados la vista fija hacia alguna parte y se notaba la tensión del momento, era como si estuviera enojada pero a la vez asustada algo completamente inexplicable.
Es que no estaba para nada acostumbrada a eso de que las personas supieran en dónde se encontraba o más bien estar con alguien que no fuera una persona de su trabajo o de los amigos que las personas ya saben que tiene en un lugar público, entiende que hay algunos famosos que quieren que los vean con muchas personas para hablar de ello, pero ella no es así, es todo lo contrario.
Siente una gran ansiedad por lo que está viviendo y cree que la pelinegra se está dando cuenta de ello, por como la mira o hace sonidos de suspiros, es obvio de que quiere decir algo pero no lo hace porque tal vez tiene miedo a la respuesta que va a recibir por su parte.
— ¿Te sientes incómoda? —. Preguntó y con un ligero asentimiento le hizo saber que era verdad. — Si quieres podemos irnos de aquí directo a tu casa, la verdad es que este lugar es un poco anticuado ¿no lo crees? —. Intentó hacer una broma creyendo que eso iba a apaciguar todo lo que estaba pasando, pero no fue así, lo que se encontró fue la mirada de una chica que no parecía entender lo que le acababa de decir.
— Nos quedaremos aquí porque es lo mejor, además de que solo tenemos las noches para poder vernos no quiero arruinarlo yendo a la casa —. Dijo y deslizó la mano por la larga mesa hasta llegar a la de la contraria dándole una leve caricia, porque aunque se sintiera abrumada por la situación no quería que Momo también lo sintiera.
— Perdóname porque solo podemos vernos de noche, lo que pasa es que el trabajo me está matando y hay momentos en los que me quedo dormida por lo mismo, no sabía que eso te molestaba —. La actriz subió la mirada sorprendida por lo que había escuchado, la menor sintió un nudo en la garganta que iba creciendo poco a poco no le gustaba que las personas a su alrededor sintieran que ella creía o pensaba eso porque estaba mal y en muchas ocasiones le ha pasado.
— No es que me moleste solo me intrigaba el por qué, pero ahora que lo sé voy a disfrutar cada una de las noches que estoy contigo sin importar que tenga que desvelarme —. Hirai le regaló una de las tantas sonrisas que le gustan y ambas voltearon rápidamente al ver que se acercaba la camarera dejándole los diversos platos.
— Buen provecho señoritas —. Tragó saliva y miró hacía el frente es que ni siquiera le dió tiempo a agradecer, más bien decidió ver a Momo que hizo una reverencia.
— Muy bien comencemos a comer —. Sana espero que Momo lo hiciera primero y al ver la gran sonrisa que tenía al probar el primer bocado, sonrió en grande. — Veo que te gusta —. La mayor asintió. — Muy bien... —. Sabía que estaba en una pequeña dieta estricta pero valía la pena comer aunque sea una sola vez a tanto tiempo una comida chatarra y más junto a la chica que la ha hecho sonreír en estos días. — Pues sí está bueno —. Dijo mientras comía y la contraria rió.
— Te ves como un pequeño hámster —. Se burló un poco pero no de la mala forma sino de que le dió demasiada ternura. — Sana ¿puedo preguntar algo? —. La nombrada subió la mirada esperando que lo dijera. — ¿Soy la primera persona con la que has estado de esta forma? —. Por más que era una pregunta un poco fuera de la conversación que tenían parecía que era necesaria para la pelinegra, así que Sana dejó los palillos y suspiró mientras masticaba el último trozo de carne que quedaba en su boca.
— Si —. Contestó y pudo ver un brillo particular en los ojos de Momo. — Eres la primera persona con la que estoy de esta forma y lo agradezco porque siento que eres la indicada, eres alguien atenta y que entiende que no quiero que las personas me reconozcan porque aunque me agrada el hecho de que me hagan saber que que les caigo bien, si se puede decir de esa forma, estoy un poco cansada de las fotos y los autógrafos porque no aparece que les guste respetar la privacidad y espacio de las personas famosas porque creen que como lo son tienen que aguantar —. Explicó con un poco de tristeza, ya que considera que es uno de los grandes precios de la fama.
— He visto en ti a una persona perfecta, más allá de tu físico que es precioso, cuando te vi por primera vez en la televisión pensé que eras alguien única y especial a tu manera creo que eso fue lo que me enganchó a seguir tu carrera desde el principio, además de que tenemos una personalidad asimilar y eso me agradaba —. Comió un poco y sonrío tímida. — Eras el crush de todos y todas las personas que he conocido.
— ¿No soy el tuyo? —. Preguntó cruzándose de brazo fingiendo una falsa ofensa.
— La verdadera pregunta sería ¿Cómo no ser mi crush? —. Ambas rieron demostrando que las risas pueden solucionar cada uno de los problemas. — Créeme que cuando te vi estaba segura que me iba a dar un paro cardíaco pero al final no pasó porque fuiste completamente amable conmigo, eso lo voy a llevar al resto de mi vida.
No se dijo nada más siguieron comiendo mientras escuchaban la música de fondo del restaurante, se sentían complementadas cuando estaban juntas ya sea por algún tipo de comentario o algo por el estilo que se les ocurría y que la otra ya tenía la frase siguiente porque era así para Sana la gran perfección que puede llegar a buscar una persona, lo bueno es que ella lo había encontrado.
La peligrís nunca había buscado el amor este había llegado a ella como una gran oleada, por más que ahora eran simples amigas estaba segura que iba a avanzar mucho más porque se lo merecían y la verdad es que ya se notaba que había un gusto inminente entre ellas eso emocionaba la emocionaba porque era la primera vez que se iba a embarcar en una gran aventura que es amar a alguien porque nunca lo había hecho o bueno no de la forma que ahora mismo la está sintiendo porque siempre estuvo encerrada en sí misma y en su mundo, ahora por fin tiene la oportunidad de abrirse para que alguien más pueda conocerla como realmente es.
— ¿Ya nos vamos? —. Sana hizo un pequeño puchero debido al asentimiento por parte de la mayor, esta le iba a llevar a su casa porque no quería que se fuera sola entonces entró su auto y cómo puedo se acomodó el cinturón de seguridad, y al notar como estaba hizo una mueca.
— ¿Qué sucede? —. Hizo la pregunta porque Sana no dejaba de intentar acomodarlo como ella quería pero no lo podía conseguir porque estaba bastante deteriorado.
— Es que esta mierda no funciona bien —. Habló con enojo y al poco tiempo se dió cuenta de lo que acababa de decir, el rostro de la contraria era una especie de enojo y tristeza. — Perdóname no quise ofenderte.
— Yo también le digo mierda así que no te preocupes —. Fue directa y cortante.
Sana se había criado con lujos desde pequeña y no entendía muy bien cuando las cosas no funcionaban porque cuando no lo hacían en su casa o con su familia eran reemplazadas así que para ella era fácil reemplazar las cosas porque tenía el dinero suficiente como para poder hacerlo gracias a eso no era consciente de que algunas personas no tenían ese privilegio.
Se lamentó profundamente por lo que dijo y es que a veces era demasiado mal hablada, lo suficiente como para tener que callarse la boca para poder analizar lo que acababa de decir porque no estaba para nada bien, ella no era así.
Miró a Momo intentando aguantar la tos que tenía cuando el auto se puso en marcha y es que este estaba botando demasiado humo, lo entendía porque algunos carros que ya he visto se comportan así, pero aún así era bastante molesto.
— Para la próxima lo mejor es que traigas tu auto —. Minatozaki se sintió mal por eso, se notaba lo afectada que estaba Momo y todo por un mal comentario que hizo.
Fue aún más consciente de ello cuando esta no dejaba de mirar hacia el frente con una expresión seria, de pocos amigos, además de que apretaba el volante, estaba bastante deteriorado y fue ahí cuando un foco se le prendió en la cabeza, cosa que probablemente sea una mala idea pero que lo pondrá en marcha.
— En mi casa tengo un auto que no necesito porque no me agrada mucho la comodidad —. Murmuró con cuidado con un poco de miedo. — Si gustas te lo puedo prestar por un tiempo porque este debes arreglarlo, ya que está bastante dañado y no quiero que te deje por alguna parte donde no te puedas comunicar —. Para ella fue una especie de buena acción pero al ver la cara de Momo se dió cuenta de cómo era el rostro de una asesina en serie.
— No necesito que me prestes nada este auto, me ha funcionado por bastante tiempo entiendo que tú no estés acostumbrada a ello y lo mejor es que comencemos a desplazarnos por las calles de Japón con tu hermoso y perfecto auto —. Sana miró hacia abajo porque creía que estaba haciendo las cosas bien y ahora se da cuenta que no es así. —. Perdóname no tuve que enojarme por algo así —. Se disculpó con un suspiro sintiéndose mal. — Solo espero que entiendas que no quiero ser alguien a quien le regalas cosas porque no soy de esa clase de personas te agradezco mucho lo que acabas de decir y probablemente en algún punto tenga que aceptar eso, porque este auto está al borde de morir pero por ahora quiero que entiendas de que me siento cómoda con el ¿Bien? —. Le acarició la mejilla y luego el cabello.
— Perdóname tú a mí por lo que hice y dije, sé que no soy alguien que ha tenido que pasar por las cosas que los demás han pasado, supongo que esa es la razón por la que creo que todo es demasiado fácil —. Hirai se inclinó para darle un pequeño beso en los labios que la hizo sonrojar luego de eso vino otro y luego otro, hasta que solo la bocina de un auto de atrás comenzó a sonar, lamentablemente el semáforo ya estaba en verde. — Me jode que ya estemos cerca de mi casa —. Dijo y gruñó.
— Si quieres piso al freno frente a ella y no entras —. Eso provocó una risa en la actriz y luego con cuidado apoyó la cabeza en el hombro de Momo que sonrió levemente por el acercamiento. — Tú no te preocupes que haré todo lo posible porque tardes en bajar del carro.
— ¿Y cómo lo harás? —. La interrogó entre cerrando los ojos como si quisiera que se lo dijera aún sabiendo lo que va a decir.
— Tal vez algunos besos y ahora funcionan para que no te alejes de mí —. Una noche más donde los besos eran más importantes que todo y las hacen sentir bien porque se encontraban en un buen lugar.
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