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Ayúdame.

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Cap.53 (Ayúdame)


—¡Corre! —grita.

Lo miro alarmada y echo a correr al igual que él. Los aullidos se escuchan más cerca y poco a poco Terrence se va alejando de mí.

— ¡Terry! —grito.

El voltea hacia atrás y mira con sorpresa como él se ha adelantado mucho, rehace el camino hacia mí y me toma de la mano reanudando nuestro escape y esta vez al mismo paso.

Atrás de nosotros se escucha un sonido sordo y pesado, con el cuchillo aún girándolo entre mis dedos no dudo en mirar detrás de mi espalda y lanzarlo. Un fuerte aullido se escucha y seguido de eso el sonido del lobo desplomándose en la nieve ahora teñida de rojo.

— ¿Lo mataste?

—Sí.

Esboza una sonrisa un tanto escalofriante.

—Creo que podremos contra ellos —dice mirando hacia adelante—. No son más de 5, descartando al que has matado.

» Pero, si las cosas se ponen feas y te digo que huyas ¡Hazlo! ¿Entendido?

Asiento con un poco de temor.

—Genial.

Seguimos corriendo hasta que nos vemos interrumpidos por dos lobos bloqueándonos el paso, Terry se gira a su derecha y ahí también hay uno, miro a mi izquierda y en efecto se encuentra otro caminando y viéndonos recelosamente.

— ¿Qué quieren? ¿Qué es lo que buscan? —Demanda.

—El collar junto con la chica —sisean a coro.

Mis vellos se erizan y Terrence parece notarlo. Soy consciente de como sus uñas pasan a convertirse en unas garras afiladas, sus colmillos empiezan a sobresalir y sus ojos a cambiar de color.

—No —esboza una gran sonrisa en su rostro.

Los lobos gruñen y saltan hacia Terrence, el lobo de mi izquierda se lanza hacia mí abriendo sus fauces y mostrándome sus colmillos.

Nos mantenemos espalda contra espalda con Terrence, él hace uso de sus habilidades para tratar de alejarlos y no separarse de mí pero es imposible.

—Hazlo, —susurro— tenemos que salir de aquí con vida.

El asiente y se lanza hacia los dos con sus garras en alto. El potente gruñido del lobo en frente de mí me hace reaccionar.

No te distraigas.

Saco uno de los cuchillos del cinturón justo a tiempo para detener el ataque del licántropo. Empujo con fuerza su pata, tratando de alejar sus garras de mi cuerpo, el lobo retrocede y se acuclilla para saltar nuevamente; logro escapar haciéndome a un lado y el animal empieza a seguirme enfurecido, corro en su dirección y rogando al cielo, salto encima de él y logro —apenas— rozar su espalda con la daga. Caigo en cuclillas sobre la nieve mientras veo retorcerse al licántropo en el suelo, la hoja de la daga es de plata y aunque no he perforado su piel tan profundo, le ha hecho mucho daño el contacto.

Miro de reojo a Terry, con sus garras hiere a uno de ellos en el rostro, el aullido que emite es ensordecedor; las raíces salen disparadas como flechas por debajo del suelo atacando al segundo lobo, Terry y el lobo herido de la cara se enzarzan en una feroz lucha.

La cara del licántropo tiene una gran herida que va desde su oreja derecha y termina en su mandíbula, el lobo se para en dos patas y con sus garras busca penetrar la piel del vampiro. El segundo lobo destroza con su hocico las ramas que lo atacan; miro hacia el frente y el lobo que herí, parece recuperarse. No pierdo tiempo, me concentro todo lo que la situación me permite y lanzo el cuchillo.

Este se le inserta en un ojo y todo intento de atacar de parte del licántropo desaparece, aulla y se echa al suelo rodando y poniendo una de sus patas en el ojo herido. Me reprocho por la mala puntería que he tenido y saco otra daga, el lobo se mueve mucho y me es imposible fijarme bien en mi objetivo que es la garganta.

— ¡Maldición, deja de moverte! —siseo acercándome.

El lobo en medio de su agonía parece percibir que estoy cerca de él, lanza un ataque con su pata derecha que detengo con la cuchilla, hiriéndole y causándole más dolor.

Con la adrenalina a tope, sin miedo a nada, me acerco a él para luego arrodillarme y clavarle la daga en el centro de su garganta. La sangre brotando de ella, y todo el ruido de la lucha ahogan sus débiles aullidos que anuncian su muerte. Saco la daga empapada  de sangre y con determinación, la tiro hacia adelante hiriendo al lobo que lucha contra las raíces, provocando que este se distraiga y una de las raíces atraviese su costado.

Terrence parece percatarse de que sólo lucha ya con un licántropo, esboza una sonrisa y se lanza hacia él. Ambos están heridos, el lobo de su rostro y de su costado emana mucha sangre y Terry tiene unos grandes rasguños en su brazo y su camisa, la camisa que en un momento de  intensidad quitamos los dos entre risas, ahora se encuentra desgarrada en la parte del abdomen.

Todo parece ocurrir demasiado rápido.

El lobo se para en dos y empuja a Terrence, cayendo ambos al suelo. Terry lucha con él en un intento de apartar las garras de su rostro, el lobo gruñe y parece cómo si quisiera  arrancarle la cabeza a Sullivan.

Retrocedo y corro alejándome de ahí, miro hacia los árboles y decido trepar uno de ellos. Me cuesta un poco debido a que la corteza tiene nieve y es muy fácil de deslizarse. Salto con cuidado a través de las ramas, hasta posicionarme en una que este lo suficientemente cerca de ellos.

—¡Hey, tú! ¿Quieres el collar?

El lobo deja de atacar a Terry y alza su cabeza viéndome con intriga. Sullivan logra escapar de sus garras y me sonríe. Aprovechando el momento de distracción que el licántropo tiene, Terry se acuclilla y salta hacia su garganta clavando sus colmillos en ella al igual que sus garras, ya se encuentran inyectando ponzoña en sus venas.

El licántropo blanquea sus ojos antes de caer desplomado al suelo, sin vida.

Me agacho un poco antes de lanzarme de la rama, Terry se apresura a querer atraparme pero yo caigo antes de que él llegue.

—Buen trabajo —susurra sonriendo.

— ¿No había otro licántropo con ellos? Eran cuatro y sólo han muerto...

—Tres.

Ambos miramos hacia atrás y entre la nieve se oculta el último lobo cuyo pelaje es blanco, esta agazapado y sus ojos muestran temor. Cuando nos ve, nos gruñe pero es un gruñido que no causa miedo o pánico.

—Ay no,—susurra presionando su agarre en mi mano— la manada está aquí.

Parpadeo y me esfuerzo por ver entre la nieve y los árboles. En efecto, ocultos tras cada tronco hay al menos dos licántropos. Casi todo el perímetro está rodeado de hombres lobo.

—No podremos contra todos ellos—musito.

Terry asiente y observa su alrededor para luego agarrarme y besar mi frente.

—Corre y no te detengas—susurra.

—¡¿Qué?! ¡No!

—¡Hazlo! —sisea— Prometo que voy a alcanzarte.

El me suelta y da un paso hacia adelante, los lobos gruñen amenazantes y salen de sus escondrijos. Terry se agacha y coloca sus manos en el suelo, cierra sus ojos y sonríe.

—¡Hazlo ya!

Me alejo de ahí corriendo tanto como mis piernas lo permiten, miro hacia atrás y una oleada de piedras y raíces empiezan a atacar a los licántropos, seguido de un fuerte viento que los azota.

Sin embargo, soy perseguida por dos lobos que lograron escabullirse del ataque de Terrence. Miro el cinturón y solo veo tres dagas, cojo una y la lanzo pero fallo, la daga solo roza la piel de uno de ellos y queda perdida entre la nieve.

El   cansancio se hace presente, mis piernas arden de tanto correr y mi corazón palpita demasiado rápido. Los lobos están a unos seis metros  y ya no me encuentro capaz ni de lograr matar a alguno ni de seguir escapando.

Me desvío del camino y me interno entre los árboles, escondiéndome tras uno cuyo tronco es muy grueso. Mi respiración es agitada, cierro mis ojos tratando de controlarla; los abro y saco mi cabeza para ver que ha sido de mis enemigos.

Los lobos siguen de largo, ignorando el desvío que hice del camino, los sigo con mi vista hasta que desaparecen por completo.

Salgo de mi escondite y reanudo mi camino, voy sin rumbo y sin dirección porque no sé donde me encuentro, en mi locura por deshacerme de los licántropos he perdido la orientación.

Continúo caminando hasta que veo una figura vestida de blanco, está en el suelo, acostada en posición fetal y los dos lobos que me perseguían caminan alrededor de ella.

Ellos parecen percatarse de mi presencia pues alzan su cabeza y uno de ellos se pone en posición de ataque.

Tomo una de mis últimas dagas y la presiono con fuerza, acercándome a él y a la figura tendida en el piso.

Más de cerca puedo ver que es una chica, cuyo cabello es tan negro como la oscuridad aunque sus puntas tienen un color blanquecino. Ella levanta el rostro y yo abro mis ojos alarmada.

—¿Bethany?

—Ayúdame —son sus palabras antes de caer inconsciente.

🌹🌹🌹

No soy capaz de articular palabra alguna y mucho menos de mover mis manos para lanzar la daga y acabar con esto.

Estoy en shock, ¡Qué hace Bethany en medio de toda esta locura!

El lobo se lanza hacia mí y caigo al suelo, el aire abandona mis pulmones debido al impacto. El lobo presiona una de sus garras en mi brazo y grito sintiendo un ardor expandirse dentro de mi. Miro mi propia sangre correr a lo largo de mi brazo, el lobo trata de arrancarme el collar con su boca, lo esquivo a como de lugar y con mi brazo herido tanteo en busca de la última daga en el cinturón. Cuando siento el mango del arma la saco y la inserto en el estómago del hombre lobo.

Su boca queda muy cerca de mi garganta, la sangre mancha mis manos y salpica mis piernas. Saco la daga y la inserto nuevamente pero esta vez en su pecho, justo en el corazón. El cuerpo del licántropo cae sobre mí y yo me muevo hasta conseguir salir de él.

Miro hacia el otro licántropo pero este no se prepara para luchar, en cambio, da media vuelta y huye aullando.

Acunando mi brazo herido, me arrastro hasta llegar a Bethany. Acaricio su cabello y le doy pequeñas palmaditas en su rostro tratando de traerla nuevamente a la realidad. Ella parpadea y sus ojos azules se abren, me mareo al solo verlos pues brillan con mucha intensidad; aparto mi vista de ellos viendo lucecitas a mi alrededor.

La siento moverse y abro mis ojos recuperándome de mi mareo.

— Bethany, ¿Qué haces aquí? ¿Estas bien?

Ella se incorpora y mira mi rostro con sus ojos un poco desorientados.

— ¿Te encuentras bien?

Ella asiente y se apega más a mi.

—Ahora—susurra en mi oído —, me encuentro mucho mejor.

Siento algo adentrarse en mi estómago y a lo lejos me escucho gritar. Todo empieza a dar vueltas y lo último que logro ver antes de cerrar mis ojos, es una gran sonrisa adornando el rostro de Bethany.

N/a:

¡AHHHHHHH! ¿YA VIERON? somos 49 en la categoría de vampiros.

Estoy iorando. 😭😭😭😭😭😭❤

Bueno, aquí se acaba el maratón :(

Teorías, De lo que crean que pueda pasar después, pueden dejarlas aquí🌝😏😂😂
Nos vemos hasta el sábado😏🌝👋 o antes 🌝

Bely se va
Las amito❤

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