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08| El nuevo alumno.

¡Heey! ¡Feliz Año nuevo chicas! Que este año sea de muchas bendiciones para todas ustedes.
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Las Amo Mucho💜👉👈

Capítulo 8: El nuevo alumno.

*** —Eres una idiota, Kiara —escucho una voz—. ¡Cuando aprenderás a mantenerte alejada de los problemas!

Puedo escuchar como suspira...

...—Aléjate del peligro, por favor —dice sollozando—. Aléjate de mí.

🌸🌸🌸

Despierto agitada y veo que una sombra se mueve y salta por la ventana, asustada enciendo la luz y grito. Mi madre no se inmuta en levantarse, pues de seguro piensa que grito porque he visto alguna cucaracha.

Me levanto de la cama y me dirijo hacia mi ventana, la abro y miro hacia abajo. No hay nadie.

—Solo fue tu imaginación, Kiara —Me repito tratando de tranquilizarme.

Me coloco una bata y bajo a la cocina para prepararme un té de manzanilla. Me siento en la barra de la cocina mientras me tomo el té a sorbos.

¡Otra vez ese maldito sueño! Y nunca puedo ver el rostro del que me habla. Esto ya se volvió frustrante. Me termino el té y me dirijo nuevamente hacia mi habitación. Me acuesto y cierro los ojos, esperando poder conciliar el sueño, -esta vez- sin tener pesadillas.

🌸🌸🌸

El timbre resuena por todos los pasillos del instituto, y los estudiantes parecen hormigas chocando unos con otros, apresurados para llegar a sus salones. A mí me toca español, por lo que me preparo mentalmente para estar tres horas cerca del irritable de Sullivan.

La señorita Britter empieza a impartir su clase y pasado unos treinta minutos, la puerta del aula se abre, dejando ver a un chico alto, delgado, de cabello sumamente negro y ojos cafés. Está vestido con una simple camiseta negra —que le marca muy bien los abdominales— junto con unos vaqueros y unos converse.

— ¿Disculpe? —habla el chico con un muy marcado acento español— ¿Puedo entrar?

La señorita Britter asiente y él se acerca a su escritorio para darle una hoja, ésta la agarra y empieza a leerla.

— ¿Mmm estudiante de intercambio, eh? —pregunta Britter— ¿Hablas inglés cierto?

—Sí.

—Okay, entonces preséntate a la clase y busca un asiento.

El chico se para enfrente de toda la clase y se presenta:

—Mi nombre es Ian Lightdale, soy de Madrid y estudiante de intercambio. Me gusta leer y espero llevarme bien con todos ustedes —Termina su breve presentación con una sonrisa deslumbrante, que provoca muchos suspiros en las chicas que están aquí.

Sullivan a mi lado rueda los ojos y resopla.

Vaya, vaya, parece que a alguien no le agrada Ian.

Ian se sienta detrás de nosotros y las chicas dejan de poner atención a la clase por mirarle. Ruedo los ojos y hago los ejercicios que están escritos en el pizarrón. Al cabo de unos minutos siento como alguien me toca la espalda. La señorita Britter sale del salón y yo me volteo.

— ¿Sí?

—Préstame un lápiz, muñeca —dice guiñándome un ojo.

No sé de donde me sale una risita tonta y niego con la cabeza.

—Lo siento muñeco, no tengo.

— ¿Y cuál es el nombre de la muñeca? —Esboza una sonrisa lasciva.

Blanqueo los ojos, pero no puedo evitar que otra risita estúpida salga por mis labios.

¡Contrólate Kiara! Me abofeteo mentalmente el rostro.

Procedo a contestarle pero solo logro abrir la boca pues Terrence habla por mí.

—Se llama María Petrona Ramones —La furia tiñe su voz—, y ahora que ya sabes su nombre, por favor deja de hostigar.

Tanto Ian como mí persona quedamos boquiabiertos debido a la actitud de Sullivan.

¡Pero quien se cree que es!

Ian me mira temeroso y no sé si es porque me estoy mordiendo el labio con fuerza debido al enojo, o porque, cree que ese es mi nombre.

— ¿Y bien? ¡Te comió la lengua el ratón! —exclama Sullivan— ¿No te gustó su nombre? ¡Increíble verdad!, ¡Tan bonita la chica y el nombre tan espantoso! —Niega con la cabeza. Pero luego añade—: Claro que si te gusta de verdad, no te importará ese espantoso nombre —Termina con una sonrisa irónica en sus labios.

— ¡Terry! —chillo indignada.

Él alza las cejas y ríe estrepitosamente, mientras que Ian me mira con pánico en los ojos y yo suspiro.

—Mi nombre es Kiara —Le sonrío—, Kiara Collins.

El rostro de Ian cambia de tristeza a alegría a la vez que toma mi mano y besa mis nudillos.

—Es un gusto Kiara.

Un leve rubor inunda mis mejillas y miro  de reojo, como Terrence rueda los ojos y podría jurar que esta ¿Furioso?

Lo ignoro y me enfrasco en una amena conversación con Ian, resulta ser que el chico se crió en Madrid pero no es español, él nació en Canadá. Tiene cierta afición por la mitología y puedo ver como Terry se crispa cuando escucha eso. Blanqueo los ojos y sigo escuchando a Ian.

—… Me gusta leer y además también salir a correr —habla con un brillo en sus ojos y mi corazón empieza a latir fuertemente debido a la emoción—, es por eso que ves este cuerpo que me manejo.

Revoleo mis ojos y resoplo riendo.

—Eres algo arrogante ¿Sabes?

—Creo que es la primera impresión que doy, además de ser tan guapo por supuesto —Guiña un ojo y yo me echo a reír.

—Te describiré en tres palabras —digo tratando de dejar de reír.

— ¡Uh! ¡A ver, a ver!

—Coqueto, arrogante y… feo.

Abre su boca indignado mientras lleva una de sus manos al pecho, justo donde está su corazón. —Me has lastimado profundamente, Kiara Collins —El tono lastimero que utiliza me causa gracia y empiezo a reír nuevamente—. Pero si a esas vamos yo también te diré la primera impresión que me causaste.

Asiento para que continúe.

—Guapa, encantadora y, y… ¿Ya te dije que me has parecido guapa?

Niego con mi cabeza riendo a más no poder.

—Eres muy coqueto y no, eso no funcionará conmigo.

— ¡Oh rayos! —exclama chasqueando sus dedos y formando un puchero con sus labios.

Sacudo mi cabeza mientras dejo de reír. Este chico es divertido.

Un resoplido es emitido a mi lado izquierdo y ni siquiera tengo que voltear a ver para saber de quién se trata.

La señorita Britter ya no apareció y justo en este momento, el timbre se escucha por todos los pasillos y los estudiantes no se hacen esperar más y salen del aula. Me pongo en pie, dándole paso a un Terrence con una evidente frustración en su rostro que me causa gracia. Aunque a mi mente viene la pasada que hizo de ponerme un nombre tan feo y no puedo evitar arrugar mi entrecejo.

Sí, como que él me las pagará.

Salimos del aula y puedo ver a algunas chicas aglomeradas en un rincón del pasillo, esperando quizás que Ian les hable. La verdad yo también espero eso, no es que me desagrade la compañía de Ian, como lo dije, me parece alguien muy divertido pero necesito saldar cuentas con el imbécil de Sullivan.

Sin embargo, Ian sigue conversando conmigo mientras nos dirigimos a la cafetería, donde todo es algarabía pero cuando asomamos nuestros cuerpos en la entrada, la cafetería se sume en un profundo silencio.

¡Ah! Que sería del colegio Queen Isabelle sin sus profundos silencios cuando ven a un estudiante nuevo en la época donde las clases ya van un tanto avanzadas.

Agarro una bandeja y empiezo a escoger la comida que tomaré, Ian hace lo mismo y procedemos a sentarnos con  Jazmín y  las demás chicas.  Puedo sentir lo incómodo que Ian está, la tensión se percibe a nuestro alrededor. Miro hacia los lados y puedo ver como la mesa de los "populares" invita a Ian a sentarse con ellos con la mirada. Las chicas, le dan ciertas miradas coquetas que son rápidamente reemplazadas por miradas de decepción al ver que Ian no le hace caso a ninguna.

— ¿Quién es él? —Me susurra Jazmín.

Blanqueo los ojos y carraspeo:

—Ian, ella es Jazmín. Mi mejor amiga —Ian le da una sonrisa entre tímida y por supuesto coqueta. Sacudo la cabeza y continúo con las presentaciones—: Ellas son Natalie —Señalo a la chica menuda de cabello negro y ojos cafés—, y ellas, las gemelas Carter, Claire e Isamar —Ambas asienten y puedo ver como Ian prácticamente escurre baba al ver a las dos rubias.

Carraspeo para llamar su atención.

—Oh sí —dice saliendo de su trance—, mucho gusto chicas, espero ser un muy buen amigo de ustedes—. Les guiña el ojo y puedo detectar un cierto tono de picardía en él.

— ¡Alto ahí vaquero! —exclamo, haciendo que mis amigas empiecen a reír por mi tono de voz—. No quiero que les coquetees a mis amigas porque te las verás conmigo.

— ¡Kiara! —Me reprochan todas.

—No hay problema —Sonríe—, flirtearé contigo.

Las chicas empiezan a reír y yo me ruborizo.

—Ni con ellas, ni conmigo idiota —mascullo y sin poder evitarlo empezamos a reír.

Creo que me llevaré bien con este chico.

🌹🌹🌹

La primavera ha venido con todo su esplendor, y se puede observar en los verdes pastos y los floridos campos del pequeño pueblo de Teversham.

Hemos venido a visitar a la nona. Yo no quería venir, pero mi madre ha insistido tanto que al final dije que sí solamente porque accedió a comprarme un libro. Y ahora aquí estoy, meciéndome en el columpio que está en el porche de la casa.

Muero de aburrimiento.

Me bajo de un salto y entro a la casa. Llamo a gritos a mi madre pero es la Nona la que me contesta.

—Tu madre ha ido a ayudar al establo —La veo en el umbral de la cocina con un cucharón en su mano.

Resoplo.

—Nona estoy aburrida —Me quejo cruzándome de brazos.

—Puedes ir a explorar.

— ¡No conozco a nadie!

—No es necesario —responde. La miro inquisitiva y pone los ojos en blanco, causando que suelte una leve risa—. Ve al establo, diles a los mozos que te ensillen a la yegua Nieve, móntala y ella te guiará. Se conoce toda esta área.

Miro a la nona escéptica y ella me da una sonrisa de abuela consentidora. Le devuelvo la sonrisa y me dirijo hacia los establos; ya puesta ahí, me acerco a un chico de tez morena cuyo cuerpo es delgado pero robusto y tiene un abundante cabello pelirrojo.

Parece una linda y tierna zanahoria.

— ¡Hey! —Saludo.

El chico da un saltito y me sonríe.

—Hola, ¿En qué puedo ayudarte?

—La Nona quiere que me ensilles una yegua llamada Nieve ¿Te suena? —Le digo, mientras cojo una zanahoria y se la doy a uno de los caballos que está
relinchando.

—Ahhh, Nieve —sonríe—. Claro, ven es por aquí.

Me toma de la mano y me guía hasta un pequeño compartimiento, donde descansa una yegua blanca muy hermosa. El chico, abre el compartimiento y procede a ensillar a la yegua. Cuando ya todo está listo, me ayuda a subir y yo le acaricio el cuello al animal.

—Ten cuidado —advierte—, Nieve, conoce toda el área así que si por alguna razón llegaras a extraviarte deja que ella te guíe. ¿Okey?

—Okey —Le respondo sonriendo.

Esto ya parece Bajo la misma estrella.

El pelirrojo le da una palmada a la yegua y esta empieza a galopar.

—Muy bien Nieve, llévame a los lugares más bonitos de por aquí.

La yegua relincha y empieza a trotar, llevándome por caminos que no conozco pero que sin duda conducen a algún sitio maravilloso.


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