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| C A P I T U L O .V |

Los días por el castillo de insomnia han pasado como una tortura, nadie se a percatado de mi. Por lo que por tercera vez de hace dos días tengo que bajar por comida, y humana. Lo que hay en el castillo es solo comida vampírica, mi madre. Ella solía buscar recetas humanas o algo que yo pudiera comer para alimentarme, pero no era suficiente porque en insomnia no había más que sangre y de alguna vez carne. Lo cual provocó una falta de desarrollo en mi. Si, por eso no mido más de uno y sesenta y cinco, y no peso más de sesenta kilos. Algunos huesos de mi cuerpo sobresalen. Casi vivo de milagro.



Llegando a la cocina a hurtadillas, huele a pan recién hecho. Inhalo hondo el dulce aroma de pan, y sonrió abiertamente, me escondo en una esquina oscura y oculta y me asomo, está el rey ahí. Con la cocinera Abigail. El estómago se me retuercen de verlo por qué se que me odia. En cuánto se gira para irse, me acerco un poco pero me detengo paniqueada al verlo detenerse, ladear la cabeza y respirar profundo.


Oh, no¿Me habrá descubierto?


Su perfil ladeado solo muestra...¿Una sonrisa?


—¡Muévete humana!—Alguien me pica con algo picudo la espalda y me obliga a salir de mi escondite, el Rey vampiro ahora levanta el mentón y me mira de arriba a abajo.


Oh, caracoles.


Era eso, esa estúpida sonrisa arrogante era por eso. Caramba, el da un paso al frente, la cocinera me mira y baja la cabeza—¿Que haces aquí humana?


Los guardias están detrás de mi, la cocinera se mueve con rapidez para cocinar algo—Es que....


—¿Es que?¿Que?—El rey da otros pasos hasta estar más cerca de mi.


Hago una mueca—Yo... Eh...


Mi estómago ruge, y mis ojos se abren ligeramente, el rey baja la vista a mi estómago y luego a mis ojos, no puedo contenerme—Muero de hambre, majestad.


—¿Y se supone que es mi problema?


Genial, me odia, me dejara morir de hambre.


Cómo deseo que mis padres estén vivos. Suspiro.—Bueno, suponiendo que usted ya no necesita alimentadora, no importa, deje me morir de hambre.—Murmuro fingiendo tristeza y me giro, los guardias se acercan para arrastrame arriba de nuevo. Pero alguien me jala del brazo.


—Retiren se.


—Si, mi rey.


—Abigail, prepara comida humana lo suficientemente nutritiva a la humana, al menos tres veces al día hasta que te ordene lo contrario.—La cocinera me mira y asiente.


El rey me dedica una última mirada pero no puedo evitar sonreír feliz, se gira y se marcha¿Por qué odiara tanto a los humanos?si ya se que su padre murió en una guerra contra los humanos....¿Pero?solo por eso yo no odiaría los humanos, más si los necesitaría para vivir. Es estúpido.


—¿Que quiere de comer señorita?—Pregunta amablemente Abigail.


—No se, lo que sea por mi está bien.


Ella asiente—Tome asiento por favor.


—Oh, si claro—Me acomoda para no estorbar, mientras veo como ella, saca de un congelador verduras congeladas que solo puedes obtener sembrando, es extraño que las tengan aquí, y se dispone a preparar comida, sonrió abiertamente mientras veo como me prepara una buena comida, hace verduras con carne. Y algo aún más maravilloso—¿Es Arroz?


Ella asiente sin mirarme, empieza a cocinar el arroz hasta que todo huele delicioso, el pan recién hecho lo corta en pedazos y me prepara un jugo con algo más impresionante—¡Naranjas!


—¡Shh!No grites, está prohibido tener comida humana.


—Oh, perdón.—Ella me mira y asiente—¿Pero como tiene todo esto aquí?


—Por que es el rey, y me ha permitido tener el pasatiempo de cosechar y experimentar comidas para humanos. Tenemos algunos, necesitamos comida para ellos.—Asiento comprendiendo—Pero solo si el rey lo autoriza.


Asiento feliz, cuando ella termina de preparar todo, huele delicioso, me acerca un platillo servido y lo tomo, lo como rápido pero lo saboreo, casi no hay comidas como estás, y cuando acabó sonrío—Estuvo muy rico, gracias.—Ella asiente feliz.


De inmediato llega el General, Hamilton—Huele asqueroso¿Está lista la comida de los humanos?


—Si, General.


El general se posa frente a ella a un costado de mi, no lo miro por qué le tengo un poco de miedo, el ladea la cabeza—¿Ya comiste humana?—Asombrada por su repentina pregunta asiento.


—Si, General.—El asiente satisfecho.


La mujer le llena tres platillos, debe ser para los que están abajo, y el los toma para llevárselos, así que el les da la comida, y de pensar que no se preocupa por nosotros, o suponiendo que solo quiere algo que comer más tarde.


Cuando acabo, intento lavar mis platos pero ella se niega, los dejo ahí y vuelvo a la parte de arriba, en el camino veo como un guardia me sigue lento, y suponiendo mi lugar debe ser por qué me custodia de que no escape o algo, mientras llegó a mi habitación el me sigue aún, llegando ahí entro e intento cerrar sin embargo el empuja la puerta con fuerza, es más grande que yo y fuerte—¿Te han dejado sola humana?—Paso saliva asustada—¿El rey ya se aburrió de ti?Es una pena que no disfrute un majar como este.


—Estoy muy débil.


—Claro que no, huelo el hedor a sangre caliente hasta afuera.


Miro a todos lados asustada—No se atreva, el rey...


—¡El rey, nada!solo tomaré un poco. No se dará cuenta.


Se acerca, yo intento huir, me jala de un brazo, lo hace tan fuerte que algo truena dentro de mi, un grito ahogado de dolor brota desde lo profundo de mi, mis lágrimas salen, me tapa la boca para que grite, lloro asustada y adolorida, me da vueltas la cabeza del dolor, me empuja en la cama,  se sube sobre mi, atrapa mi cabello en un puño y libera mi cuello, y con la otra mano, atrapa mis brazos, para enterrar sus colmillos sobre mi cuello, otro grito ahogado sale por qué me ah dolido muchísimo, quiero patalear pero está demasiado pesado, no puedo moverme, me duele el cuerpo, y la cabeza empieza a darme vueltas hasta que dejo de luchar y me dejó sumir por el sueño. De repente el vampiro se separa de mi, pero veo como brota la sangre de su boca, mis parpados pesados intenta abrirse para ver lo que pasa, lo que veo me deja petrificada.


Es el General Landrey.


Ah enterrado su espada en el pecho del Vampiro, y este poco a poco se va tornado negro por la plata, hasta que cae, El general antes de que caiga sobre mi, lo empuja y cae al suelo como peso muerto, es un estruendo por qué era grande.—Una lástima, mi mejor soldado. El más debil—Dice con una mueca de asco.


Lo miro aterrada cuando sus ojos rojos van del guardia a mi, retrocedo en mi cama, el se acerca a pasos furiosos, y me arrincona—Quieta—Ordena, pero solo veo como se acerca furioso, pero no, no va a lastimarme, va directo a mi cuello, y aprieta los labios disgustada.—Se infectó¿Dolió mucho?


Asiento, reprimo unas lágrimas—Necesito curarte, si el rey se entera me mata—Parpadeo dejando salir las lágrimas y lo veo confundida.


¿Qué ha dicho?


—No te ilusiones humana, eres la única que le gustó su sangre. Es eso es todo.


Yo no pensaba en nada de eso.


El ladea mi cabello y se inclina—¿Que haces?—Musito nerviosa.


El se inclina mucho, recarga un brazo en el colchón y otro en el respaldo de la cama en modo que quedó entre ellos, me estremezco cuando da una larga lamida en la herida, después otra. Y al final otra mas—Ya está listo.


Siento un cosquilleo—¿Para que es esto?


El me toma de la mandíbula haciéndome mirarlo a los ojos—Es para curarte las heridas, si le dices de esto al rey, te mato sin importar que.—Asiento leve, mirando los ojos rojos de el, su mirada es asesina cargada de odio. O quizás así mira a toda los seres...


Cuando ve que estoy de acuerdo me suelta de la mandíbula de golpe, mira al guardia y lo patea—Tendre que sacarlo antes de que se pudra—Murmura, empieza a arrastrar lo fuera de la habitación dejando un rastro, para que tiempo después llegué alguien a limpiarlo, yo estoy aún asustada por lo que pasó.


Me duele la cabeza, y al tiempo de que desapareció vuelve con un famoso y extinguido panque humano, tiene hasta dulce, chillo emocionada cuando lo veo—¿Es para mí?


El general Landrey rueda los ojos, y me extiende el panque—¿Dónde lo encontro?


—A veces tratamos con los humanos por unas cosas.—Se encoge de hombros—Me han ofrecido cambio de lo que siempre piden, tierra de nuestro territorio.


Mis cejas se juntan—¿Tierra?


—La de los humanos está muerta.


O no puedo creerlo.


Me extiende el panecillo con chispas de colores, solo lo vi una vez en la televisora de las vampiros, o fue quizás en el periódico por qué casi no veo tele. Es raro verlo, me pongo de pie temblorosa y lo tomo, cuando lo pruebo me lamo los labios y me lanzo sobre el, le dedico un beso en la mejilla, el no se mueve se queda tieso, seguro lo asusté, me vuelvo a la cama y empiezo a disfrutar el panque.


Le extiendo un poco de dulce con el dedo—¿Quiere?


El enarca una ceja serio—Ya lo lamiste.


—Oh, vamos¿Es más asqueroso que ver sangre?yo opino que da más asco la sangre, viene directo¿Que si paso por mis pies?bebé sangre de pies.—El tira de sus mejillas y muestra una sonrisa, la primera desde que me arrastró, y se acerca, creí que tomaría el dulce con el dedo, pero se inclina y lame mi dedo con su boca, está muy caliente provocándome otro escalofrío.


Con su lengua lame mi dedo, sus largos colmillos rozan mi dedo y cuando termina se relame la boca, y me mira siempre. Hace que se me retuerza el estómago.—Esta asqueroso, no se como puedes comerlo—Murmura de mala gana.


Si, asqueroso.


Hago un puchero.—Te traere más si prometes no decirle al rey de esto.


Sonrió emocionada y asiento varias veces—No dire nada.


—¿Y esperas que confíe en tu palabra de humano?


—Ustedes también son traicioneros pero me arriesgare.


—¿Por comida humana?


—Es que jamás había probado algo así.


El ladea la cabeza—¿Cómo?


—Siempre viví oculta de los vampiros, mis padres intentaban alimentarme como es debido con comida humana pero no lo conseguían, eran pobres y no podrían abastecer lo adecuado para que viviera.


—Por eso estás asi de frágil.


Me mira—Supongo...


—En otro caso, pudiste haberte defendido del guardia.


Hago otro puchero—Me iba a acusar de nuevo.


—Pero no necesariamente tienes que matarlo.


—Usted tampoco.


—¡No, no!estamos hablando de ti humana, me refiero a que no sabes defenderte.


Me encojo de hombros—Terminare de alguna forma muriendo así, alimentando un vampiro.


—No, amenos que te conviertas en uno.


Sonrió con burla—Si, claro. Como si ustedes quisieran una media vampira.


—Se llaman mestizo y si los queremos, nuestra cocinera Abigail es mestiza, es mitad humana mitad vampira accedió a dejar su humanidad por vivir aquí, como prueba de amor hacia su rey.


Mi boca se abre asombrada—¿Y el no...?


Me corta—¡No!no te va a convertir, te quiere de alimentadora.


Au.


—Volviendo al punto de no saber defenderte, debería hacer algo al respecto.


—¿Algo como, que?—lo analizo miro su cara hermética y fastidiada—¿El general le enseñará a la humana a defenderse de su raza?


—Yo jamás haría eso.


—¿Y si se lo pido?


—Mucho menos.


—¿Y si le doy algo a cambio?


El sonríe mostrando sus afilados colmillos—¿Algo como que?


—Lo que quiera General.


El sonríe, se inclina y susurra mirando muy cerca—Yo quiero mucho de ti humana. Pero no puedo tocarte.


Que...


—¿Me enseñaría a defenderme de los Vampiros?


El sonríe y dice—Yo te enseñare todo lo que quieras Audrey, pero debes darme algo cambio.


—¿Que?


—Tu sangre sin que el rey se entere.


—Si, mi general. —El sonríe satisfecho.

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