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| C A P I T U L O. I |

Audrey Rousseau.


20 años de existencia Humana.


Nunca había sido un peligro, hasta que el olor a humano empezó a volverse más fuerte y peligroso. Casi como una trampa, como un perfume para ellos. Nunca había tenido que preocuparme por ocultar aún más mi secreto y mi humanidad como si fuera un peligro. Por que realmente, si lo es. Soy una humana entre vampiros. Y es un grave peligro. Solo por el hecho de que ellos me odien.




Nunca me hablaron mis padres como terminé aquí, o quizás si...pero eso jamas lo diría, hasta ahora, soy una aguja en el pajar, y esperaba pasar desapercibida por un buen tiempo hasta que... Cubrir mi olor natural ya no fue suficiente con la de mis padres.




—¡Corre!—Exclama mi madre desde el suelo. La sangre brota de diferentes partes de su cuerpo. Como una fuente, y ella bañada en la misma trata de luchar por su vida.


Todo por mi.




Ha sido atrapada por el cazador de humanos, los que prevalecen la paz entre los reinos y se ocupan de limpiar el reino de Insomnia, de las impurezas o en su caso; de los humanos.




Me levanto de golpe aun adolorida por los golpes recibidos por el vampiro cazador, y vuelvo a recibir otro por parte de el, justo en el estómago, haciendo que me doble y lo mire. —Así que ese olor tan particular es tuyo, humana. —Murmura con repugnancia y arrogancia.




Por qué para ellos somos basura. O la comida.




Me encojo en mi lugar y la sangre empieza a salir de mi boca, toso fuertemente, él aspira el aroma de la sangre brotando y sonríe perversamente. —Sin duda...un maravillosos tipo.



Oh, no.




El se acerca y como puedo tomo el cuchillo que me habían dado antes de que el llegara y se lo clavo en un ojo. El cuchillo de plata que mis padres Vampiros me obsequiaron; esos que solo los guardias tienen. Es un poco perturbador ver cómo le saco el ojo y este deja un agujero de inmediato por qué la plata le a quemado la cara, pero el retrocede y inconsciente cae al suelo, mis ojos se mueven a mi madre herida en el suelo, y a mi padre ya muerto, que...ellos no eran humanos. Unos vampiros de raza pura se han preocupado por mi, se han sacrificado y no es todo me han criado desde pequeña. Eso me hizo creer que alguien más lo haría, pero solo me ven como una bocadillo jugoso.




Me levanto arrastrando mi cuerpo debil y empiezo a avanzar antes que llegue el general del rey. Landrey Hamilton II. Dicen que es sádico, que odia a los humanos como si fueran una asquerosidad mundana, que los detesta a morir y que si encuentra alguno, lo toma hasta desmembrar sin sentir nada, y no solo lo dicen lo he visto, una vez lo hice, pero antes de que descubriera que el hedor a humano era mío, desapareci. Continúo el camino entre el bosque para perderlo, comienzo a derramar sangre, entonces me detengo y me busco el lugar donde brota para descubrir que una pierna está desgarrada y de ahí brota sangre, un brazo aruñado, y la sangre que sale de mi boca por el bofetón que me metió el cazador, pero no es lo peor al parecer mi sangre a dejado un rastro fuerte, por que en menos de diez minutos aparece frente a mi con una mueca en el rostro un vampiro más.




No, no, no. Por favor dios de los humanos, no dejes que me mate, no hoy. Quiero vivir, cruzar al mundo de los humanos y ver a mi familia real, para reclamarle el por qué me dejaron en este infierno. —Y pensé que el hedor era de algún otro animal... —Murmura de mala gana. Con una gran mueca— ...Un momento—Ladea la cabeza como un perro. —¿Eres... una humana?¿no es asi?Pura y exquisita sangre humana.—Murmura aspirando el aroma. Y termina con un brillo en sus ojos—Siento decirte que no es bueno que estés aquí... Tu sangre es llamativa, es como una maravilla, un deleite para los vampiros...—Sus ojos rojos brillan aún más.





Y me obligo a retroceder asustada, se que puede percibir el miedo y no me preocupo en ocultarlo, cuando da un paso al frente corro hacia atrás sin importar la dirección aún no quiero morir, menos en manos de los Vampiros, corro como puedo hasta que el me toma de la parte de atras y enrrolla su mano en mi cabello en un puño, tira de el hasta hacerme caer al suelo, las piedras y el lodo rasguñan mi piel. Provocando otro brote de sangre fresca.





—Deberías respetar al General del Rey II. —Habla él arrastrándome ahora de el cabello, así que como puedo rasguño sus brazos pálidos, no creo que sea correcto ser tratada de esta forma tan hostil.





Empiezo a llorar de impotencia—Por favor... no he hecho nada.






El le deja caer de golpe al suelo y se inclina un poco—¿Asesinar a nuestro cazador te parece nada?—Estoy frente a el asustada, con frío y dolor.




Solo le clave el cuchillo, además, es un vampiro¿Que no son casi inmunes?



—He recibido mi castigo...




El niega, y entre golpes nuevamente por el cuerpo, con patadas, puñetazo de todo. Empiezo a marearme, la sangre vuelve a brotar de golpe en distintas partes del cuerpo hasta que me ahogo en mi propio dolor, quisiera decir que luche con vehemencia pero lo único que hice fue dejarme llevar por el dolor. Y pensar que este destino cruel le espera a cualquier humano por solo pisar el reino de Insomnia.


El reino de los vampiros.


|XXX|




Abro los ojos lentamente al sentir frío, al ver la obscuridad me pongo de pie de un golpe. El dolor me hace volver a recostarme, lo único que puedo decir es que... No estoy en un mejor lugar. Y pensé que el general iba a matarme como es ley, si un humano asesina a un vampiro, no se le da tiempo de ser juzgado se asesina al instante, pero me ha atraído a quien sabe donde. Las paredes estan manchadas de algo que supongo que es sangre, esta oscuro frío y construido de piedra. Mientras que frente a mi hay tubos grandes y de inmediato se que...estoy encarcelada, en los calabozos del...¿de quien?no lo se, en todas la salas la arquitectura es la misma, piedras y metal. Me recuesto de lado en la pequeña cama que tengo en el suelo, sin manta, esta oscuro y frío, y me duele el cuerpo.





—Alguien ayúdenme...—Susurro sin esperar que nadie responda. Me abrazo por el frío.





Cierro los ojos para descansar de nuevo, y al abrirlos, el día me pega en el rostro, hay una pequeña ventana en los pasillos frente a mi jaula. Observo a la persona frente a mi, al general, lleva el cabello rubio y ojos rojos intensos, su piel es tan pálida y su rostro tan afilado, puedo ver a detalle al no estar en mi lecho de muerte, o creer que me mataría, que es fuerte y tenebroso. Tiene la piel grisácea a falta del sol, y no lo dudo en Insomnia el clima siempre es invierno. —A lo que me estoy muriendo solo por este pequeño sueter de lana viejo—Su rostro es afilado, con su mandíbula, tiene los pumulos algo marcados, y una fina nariz, sus labios están rojos y resecos, como todo vampiro tiene las marcas de sus colmillos afilados. Su estatura es alta más que la mia, y alargado por lo que no es musculoso. Pero esta fuerte. Lleva el traje real de la guardia del rey. Lo que es armadura de oro y un metal que no los hiere, el resto es un traje negro. Me mira con fascinación, claro su próxima comida. Me encojo en mi lugar mientras el se recarga en los barrotes de la pequeña jaula que poseo. Y sonríe, dejando ver sus afilados colmillos.—¿Que tal la pasaste humana?





No lo miro, solo me abrazo.—Tengo frío...—El no dice nada.





Así que me obligo a mirarlo, mientras el me escanea con la mirada curiosamente, luego sus ojos atrapan los mios—¿Y que esperas?eres la prisionera, no tienes prioridades mucho menos por ser una humana. Pero descuida tendré piedad contigo, no te preocupes...





—¿Por qué no me mataste?—Cuestiono cuando el se retira para marcharse.




—Por qué sería una pena desperdiciar el dulce sabor de la sangre pura...Más con ese exquisito olor que te cargas.




—¿Ustedes ya no...?






—No tenemos humanos puros, algunos son mitad vampiros, y los que quedan, han envejecido y deteriorándose...su sangre pierde el sabor.



Debe ser la anemia.




—No dejaré que me toques—Replico con recelo.




El rie en voz baja—Ya lo veremos humana.




—¿Que me harán?



El sonrie pero no me mira, puedo ver esa sonrisa lobuna de perfil, el avanza satisfecho hasta que el tiempo corre, de alguna vez me han traído un trozo de pan y agua, es todo, algo para el dolor, y en la noche cuando todo esta más frío...solo una cobija que tengo, que doblo para aumentar el calor. Y así...atrapada en lo que ahora se, el castillo del rey, mis días pasan, sin recibir agua o comida decente hasta ir muriendo lentamente. Y pensar que mis padres me advirtieron de los crueles que son en su raza, y que debían prepararme bien, y es que si lo hicieron pero no para que el General del Rey,me atrapará.

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