Prólogo.

Ella corría con una alegría rebosante en su pecho. Todo por lo que había luchado tan fuerte se había cumplido a la perfección, había salido en busca de una ganancia pero consiguió dos y sólo le costó una pérdida.

Con sus fieles y manipulables sirvientes guardándole las espaldas, se dirigieron a las afueras de Londres, internándose en sus bosques fríos y un poco sombríos a la luz de la luna.

¡Ah! Su adorable y preferido bosque. El bosque que la vio morir dos veces. Bueno, una vez... Pensándolo bien ninguna vez.

Como sea.

Encaramada en los árboles iba saltando de felicidad por cada rama que aparecía, y fue así hasta que llegó a su destino: el corazón del bosque.

Ahí se habían reunido cientos de vampiros, licántropos y algunas hadas —sobre todo las miniaturas pixies—.

—Lamento la tardanza—canturreó cayendo de un salto en medio del círculo que todas aquellas criaturas habían formado.

Un coro de gruñidos y siseos por parte de vampiros y licántropos se escuchó. Las hadas sin embargo, se mantenían un tanto alejadas de todas aquellas criaturas sin educación.

—¡Dime al menos que lograste conseguirlo!—gritó una vampira de cabello rojizo—. No soporto estar rodeada de estas apestosas bestias.

—Cállate, chupasangre asquerosa—gruñó uno de los lobos.

Ella blanqueó los ojos.

—¡Silencio!—rugió—, desde este momento no quiero escuchar ningún insulto hacia ninguna criatura. Estamos reunidos hoy aquí con un sólo propósito.

—¡Comidaaa!—gritó un vampiro.

Todos los presentes lo miraron furibundos.

—Perdón —se excusó.

Ella blanqueó sus ojos nuevamente y pasó una mano por su rostro. Quizás debí buscar vampiros más inteligentes, pensó.

Sacudió su cabeza y comenzó a hablar:

—Desde la creación de todas nuestras razas, desde vampiros hasta los ya extintos cambia formas, ¡Todos nos hemos visto envueltos en un constante peligro! Los humanos desde que supieron de nuestra existencia han estado dándonos caza sin parar. ¡Surgieron cazadores de vampiros! Que luego fueron reemplazados por los licántropos y aún así los humanos siguieron con la tarea de exterminarnos. ¡Lo hicieron con las brujas! Ya no hay bruja alguna en todo el mundo y si no estamos alerta ¡Los próximos podemos ser los vampiros, luego los licántropos, las hadas y todas sus especies, los cambia formas!... Cada especie mitológica hasta que ya no quede ninguno.

» Servimos como objetos de burla, algunos humanos no creen en nosotros pero otros sí. Han denigrado nuestra imagen, como vampiros nos han hecho burla de todas las maneras posibles, desde películas hasta libros donde disque brillamos ¡Más no saben el riesgo que representa el sol y sus fuertes rayos ultravioletas para nosotros! A los licántropos, que sólo deben cazar animales pero en realidad su dieta se basa también en humanos. ¡A las hadas! Que ellas deben ser buenas y dulces, que deben recoger dentaduras miserables de niños humanos, que ustedes están aquí para cumplir deseos...

Un fuerte rugido llenó el claro, los licántropos gruñían y los vampiros siseaban. El corazón del bosque era un hervidero de quejas, protestas y proclamaciones de muerte.

—Es por eso,—continuó y todos callaron— que hoy podemos comenzar una nueva era. Somos seres sobrenaturales, somos más fuertes que los humanos, ¡Unidos y con la ayuda del diaphire, podemos esclavizar al mundo humano! Nos hemos mantenido bajo la sombra durante mucho tiempo, ahora ha llegado el momento en que los que se oculten sean ellos.

»Los vampiros necesitamos sangre, los licántropos aullarle a la luna en paz y las hadas poder volar sobre la ciudad sin miedo a ser aplastadas o capturadas porque los humanos piensan que son mariposas. Creo que todos aún con nuestras diferencias naturales necesitamos algo en común: ¡Libertad! Ya que, si los humanos tienen derechos, nosotros también los tenemos.

—¡Libertad!—Gritaron los vampiros mostrando sus colmillos y alzando sus garras.

—¡Libertad!—rugieron los licántropos clavando sus garras en la tierra.

—¡Libertad!—sisearon las hadas alzándose en el aire.

Ella sonrió al ver la multitud de criaturas apoyando su sueño, el sueño de un vampiro que pronto se haría realidad.

Pero mientras las criaturas se veían envueltas en el éxtasis y adrenalina que sentían por el discurso dado, había alguien oculto entre las sombras que negaba con la cabeza al ver como todos habían perdido la cordura.

—Cualquiera de los dos mundos se verá expuesto a un peligro inminente,—susurró alzando su capucha negra confundiéndose por completo con la oscuridad— porque esto en definitiva, no acabará nada bien. —Y diciendo esto dio un último vistazo antes de desaparecer sin dejar rastro.