15| Inesperados reencuentros.
En capítulos anteriores, Jazz descubrió la naturaleza de Kiara por lo que enfadada y traicionada decidió terminar la amistad que mantenían ambas. Sin embargo, aunque Kiara y Jazmín ahora se mantengan distantes, la híbrida aún mantiene ese instinto por proteger a su mejor amiga por lo que un día temprano en el bosque decidió seguirla para protegerla de cualquier peligro, ahí se encontró con un animal que seguía a la rizada y que resultó ser Hardin, un cambiaformas que busca el amor de la chica humana. Una lucha se veía venir, pero esta fue evitada por un joven vampiro de ojos azules, a quien Kiara reconoce como «El chico de los bosques de Norfolk».
Después de ese extraño suceso, Kiara se reencuentra con Ian, el cazador de vampiros quien la acecha a preguntas sobre quien es el responsable de los últimos asesinatos en Cambridge. Posterior a ese suceso, logra encontrar un poco de paz cuando Terrence decide llevarla de paseo a un lugar que resulta ser el bosque, y ya puestos ahí, con Kiara llevando una venda sobre sus ojos, Terrence tiene el valor de besarla después de mucho tiempo.
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Capítulo 15: Inesperados reencuentros.
Mientras caminamos tomados de la mano, siento como las viejas sensaciones al estar a su par poco a poco vuelven a aparecer. Vamos en silencio, pero en nuestros rostros puede verse una sonrisa. Realmente no sé porque él tiene una, pero en lo que respecta a mí, es imposible no sentir esta especie de felicidad. Es como si todo lo que vivimos meses atrás, ―lo de Elizabeth y todo el asunto del diaphire― jamás hubiese sucedido. Como si la confianza no se hubiera roto o como si yo aún continuara siendo del todo humana.
― ¿Entonces, quieres hacer algo en especial?
A través de sus iris puedo ver como mis ojos adoptan ya su peculiar color ambarino y gris.
― ¿Te parece bien cazar?
Parece ser que mi sugerencia lo toma desprevenido pues sus ojos se agrandan y su expresión facial delata sorpresa por todos lados. Suelto una risa al sentir sus manos tocando mi rostro y cuando abre su boca para hablar, me preparo para algún: ¿Estás bien? O un ¿Tienes fiebre o algo? Sin embargo, no dice nada de ello, en su lugar, pregunta si estoy de acuerdo con alguna cita estilo humano y cliché, de esas que abarcan comida en restaurantes, regalos como peluches y chocolates, y películas de amor y comedia.
- ¿Hablas en serio? -inquiero cruzándome de brazos y alzando ambas cejas.
-Por supuesto, ¿Por quién me tomas? -Sus manos aun toqueteando mi rostro se detienen en mis mejillas, para luego presionarlas con fuerza.
Sonríe divertido al ver cómo me quejo y a manotazos logro que me suelte. En medio de todo ello, me muestro de acuerdo con su propuesta y él parece estar feliz con mi decisión. Observo como sus colmillos empiezan a surgir al igual que sus garras y se acuclilla un poco, curiosa, imito su posición y le veo en espera de indicaciones.
-De acuerdo -responde-. Como has aceptado, esto es lo que debemos hacer. Si logro cazar más de tres ciervos o cualquier cosa comestible, sin ensuciarme la ropa y sin tener rastros de que he cazado, y tú no, entonces tú deberás llevarme a esa cita.
Mi cara pasa de la curiosidad a indignación completa. Terrence sabe perfectamente que no suelo cazar y que las veces que lo he hecho, mi ropa y toda mi persona, acaba siendo un desastre.
-Sin embargo, si tú logras ganarme, yo correré todos los gastos. -Termina con una espeluznante sonrisa, para luego salir como una bala corriendo.
Mi boca se abre, sorprendida, viéndolo correr hasta que desaparece de mi vista. ¡Oh! ¡Es un jodido tramposo! ¡Ni siquiera me dejó hablar! Niego con mi cabeza y echo a correr.
A medida voy corriendo, la frustración desaparece siendo reemplazada por la adrenalina. Tal vez pueda ser una híbrida, pero con los entrenos de Aren, logré que mi velocidad sea casi igual a la de un vampiro. A unos cuantos metros delante de mí, veo a Sullivan persiguiendo a algo que parece un felino, no logro distinguirlo bien pues su cuerpo tapa mi visión, pero lo deduzco al ver una cola sobresaliendo.
Creo que él se percata de mi presencia pues incrementa su velocidad, pero con una sonrisa maliciosa en mi rostro y demasiado esfuerzo de mi parte, logro ponerme a su nivel e incluso sobrepasarlo con algunos cuantos pasos. Escucho su gruñido, pero lo ignoro, pues ahora mi mente está enfocada en la yugular de lo que parece un gato salvaje.
Sin hacer muchas maniobras me limito a acuclillarme para luego saltar y caer sobre la presa. Mi visión se torna demasiado nítida pero no puedo aprovecharlo para ver a mi alrededor, sino que solo para ver el lugar en el que mis colmillos serán insertados. Estoy sobre el animal y este lucha con sus garras en un intento de liberarse, con mis manos logro tomar sus patas delanteras y sin pensarlo mucho mis colmillos exploran su yugular.
Su sangre caliente baja por mi garganta y logra aplacar el ardor que sentía, los forcejeos del felino poco a poco van cediendo hasta que su pulso es demasiado débil como para seguir luchando. Cuando siento que estoy parcialmente saciada, alzo la mirada y me encuentro con Terrence sobre el suelo y con una mirada un tanto frenética.
-Al menos déjame probar algo de mi presa, ¿No te parece?
Inmediatamente siento como algo arde en mis mejillas y por tratar de retroceder caigo de culo sobre el suelo. Terrence se acerca gateando al animal y con delicadeza inclina su cabeza hacia su cuello para luego empezar a alimentarse.
No aparto la mirada de él, nunca lo había visto beber, pero ahora que tengo la oportunidad me permito detallarlo un poco. Sus ojos están cerrados, pequeñas gotas de sangre se deslizan sobre su barbilla y parece realmente concentrado. Es una escena un tanto estremecedora, pero a la vez hipnotizante y atrayente.
El éxtasis que parecía haberse aplacado, ahora vuelve a resurgir cuando en el aire una deliciosa fragancia dulzona se hace presente. Terrence alza su mirada y sus ojos parecen brillar de ansiedad. No soy consciente del momento en que me pongo en pie y empiezo a seguir dicho olor, siento como si esto fuera algún deja vu pero mi mente no está para recordarlo. A unos cuantos metros le veo, veo el propulsor de tan dulce aroma que hace agua mi boca, está al pie de un árbol y parece inconsciente.
Una enorme sonrisa se traza en mi rostro y me abalanzo hacia adelante, por el rabillo del ojo, logro ver a Sullivan con una sonrisa que en otras circunstancias me hubiera parecido espeluznante, pues sus colmillos están fuera y aún están llenos de sangre, pero que ahora no causa ninguna sensación en mí.
Soy consciente de como ambos caemos sobre él, y de como ambos buscamos su garganta. Sin embargo, mis colmillos apenas pueden rozar su piel pues de un momento a otro, siento un impacto contra mí y ahora vuelo por los aires. Logro escuchar el grito de Terrence llamándome y apenas puedo lograr girar para caer de rodillas sobre el piso, siento un ardor en una de ellas, pero lo dejo pasar pues ahorita mi mente está enfocada en el vampiro que nos mira furioso por probablemente querer saborear a su presa, y en Sullivan quien está en posición de ataque esperando algún movimiento de parte del vampiro para probablemente lanzarse en su contra.
Me pongo en pie y analizo con cuidado al chico frente a mí. Es alto y delgado, lleva una túnica negra que cubre su cuerpo por completo y lleva su cabello un tanto largo, al punto de que algunas puntas cubren por completo su frente y, por ende, también sus ojos.
- ¡¿Quién eres?! -Exige saber Terrence.
Puedo ver como el chico sonríe y ladea un poco su cabeza, causando que su cabello se mueva y me permita verle los ojos y su rostro con más detalle. Unos ojos grises demasiado suaves, una nariz perfilada y unos labios delgados que se alzan con cinismo. Creo haberle visto antes, pero al tratar de hacer memoria, no logro recordarlo.
-La pregunta es, ¿Qué hacen ustedes en territorio ajeno queriendo robar nuestro alimento? -responde seguido de un leve gruñido.
Y solo basta escuchar su voz para que sea el detonante de todo y recuerde con exactitud quién es él.
🌹🌹🌹
Los exámenes finales se acercan y la tensión junto con el nerviosismo es lo único que se respira en todo el ultimo curso. Muchos de los chicos ya están preparándose para rendir sus exámenes ante distintas universidades de Inglaterra y otros aspiran al extranjero, tal es el caso de las gemelas Carter que han decidido continuar sus estudios en alguna universidad de América. En mi caso, aspiro a quedarme aquí e intentar ingresar a la Universidad de Cambridge, algo difícil pero no imposible.
Natalie, las gemelas, incluso Jazmín y yo caminamos silenciosamente por los pasillos. Sé que ellas han notado la distancia inminente entre Jazz y yo, pero no han preguntado nada, tampoco es como que yo les diría la verdad si lo hicieran pues creo que actuarían de la misma forma en que lo hizo Jazmín y entonces ahí quedaría sin amigas.
Ellas se desvían del camino en dirección al comedor y yo tengo que continuar hasta el aparcamiento por lo que me despido de ellas con un abrazo y de Jazz con un seco movimiento de mano. En realidad, esta situación es sumamente incómoda, pero me reconforta saber que ya son pocos días los que faltan para que todo esto termine.
Estoy a pocos metros de mi casa cuando diviso a lo lejos el bulto de alguien parado frente a mi casa, ahogo un grito y llevo una mano a mi pecho, aunque mi corazón no siga latiendo. Aparco el auto y bajo con un poco de temor, el viento sopla suavemente y a lo lejos se divisa una tormenta. Mi cuerpo empieza a temblar y mis piernas parecen reacias a querer caminar, trago saliva cuando diviso a un sujeto con una túnica negra. Mis ojos pican y si logré avanzar unos cuantos pasos, cuando él voltea hacia mi dirección retrocedo sin pensarlo.
- ¿Qué? ¿Acaso ya no me reconoces, hibrida?
Alzo la mirada cuando lo escucho llamarme así. Inmediatamente mi vista cae sobre sus ojos y suelto un suspiro de alivio cuando veo que se trata de Aren. Sin embargo, ese alivio se convierte en nerviosismo demasiado rápido pues desde hace más o menos de un mes, específicamente después de lo que sucedió con Jazmín, yo dejé de asistir a los entrenamientos con el vampiro legendario y múltiples veces a partir de ese día, recibí mensajes de su parte preguntándome acerca de mi repentina ausencia. Mensajes que por supuesto yo no respondía.
Dando un gran respiro, camino hacia la entrada de la casa donde él se encuentra. Como es habitual lleva su cubrebocas dejando a entrever únicamente sus ojos azules y a diferencia de otras veces, la capucha de su túnica esta baja por lo que deja ver su rizado cabello castaño.
- ¿Quieres entrar? -pregunto un tanto temerosa y realmente no sé a qué viene el temor.
Aren asiente y se coloca atrás de mí causándome escalofríos y cierto nerviosismo. Intuyo que, si yo aún fuera humana del todo, mi corazón se hubiera acelerado debido a su cercanía. Como sea, abro la puerta y la casa está en absoluto silencio, supongo que Alisha anda de compras o algo parecido, lo que me viene bien pues nuestra relación aún es demasiado tensa como para tener que explicarle porque un vampiro visita nuestra casa. Aunque pensándolo bien, no creo que le hubiera molestado, después de todo, ella fue la que me sugirió verle.
Coloco mi bolsón en el sofá mientras le hago ademán al vampiro para que tome asiento mientras voy por un vaso de agua, sin embargo, a medio camino reacciono y recuerdo que es absurdo que un vampiro tome agua.
- ¿Quieres, uhm, sangre? -ofrezco algo dubitativa.
El niega con la cabeza y hace un ademán con su mano, indicándome que tome asiento también. Así que, sin más remedio, obedezco y me siento a su lado manteniendo una cierta distancia entre nosotros.
-Estoy escuchando -habla luego de unos segundos-. ¿Cuál es la excusa por la que no te has presentado? Porque a mi parecer, creo que te has estado divirtiendo mucho estos últimos días.
No puedo evitar abrir mi boca de indignación. ¡Divirtiéndome! ¡Si claro! He hecho de todo menos eso.
Tardo algunos minutos antes de empezar a narrarle todo lo que me ha sucedido. Del porque yo dejé de asistir a sus entrenamientos, y lo cierto es, que luego de lo de Jazmín mis pensamientos cambiaron. Yo realmente ansiaba -y a veces lo ansío aun- el volver a ser humana y no vampiresa, porque si yo no me hubiera convertido en esto, esa situación jamás hubiera pasado. Una chispa de compresión se vislumbra en sus ojos, como si el entendiera a la perfección mi situación y no dice nada mientras yo hablo, es hasta que he finalizado que él decide hablar:
-Hibrida, deberías saber que yo no suelo dar segundas oportunidades. Sobre todo, cuando te envié mensajes y tú no los respondiste.
-Bueno -Le interrumpo-, tampoco es como que supiera responder mensajes con hojas, Aren. Recuerda que soy del mundo de los humanos, no del reino de las Feidöras -Me quejo-. Además, existe el celular ¿Sabías?
Le escucho dar un leve resoplo y creo que sonríe, aunque con ese cubre bocas nunca lo sabré.
-Bien, como sea -reprocha poniéndose en pie-. Sé que has pasado por un momento un tanto difícil y aunque no lo creas, te entiendo. Pero por favor, hundiéndote en el hoyo de la depresión no hará que vuelvas a ser humana, es más, te hará más débil y eso es lo que queremos evitar, ¿Cierto? -una de sus manos viaja a mi barbilla y yo me quedo helada ante su gesto. Él parece reaccionar y con un carraspeo aleja su mano, a lo que yo suelto un suspiro de alivio demasiado notorio.
Que momento más incómodo, Dios.
-Te espero mañana -suelta desviando su mirada y luego sin esperar respuesta de mi parte, camina hacia la puerta y sale de mi casa.
Aún aturdida me pongo en pie para ir a cerrar bien la puerta. Sacudo mi cabeza y voy hacia mi habitación donde me espera mi cómoda y confortable cama. Ya puesta ahí, escucho el móvil sonar y aunque ya sé de quien se trata, lo tomo solo para confirmarlo. Un nudo se forma en mi garganta y las lágrimas empiezan a acumularse al recordar que hace tres días atrás, luego de muchos años sin verlo, por fin, pude saber de mi hermano. Y aunque, la comunicación la habíamos vuelto a recuperar desde el año anterior, aunque nos llamábamos constantemente y manteníamos videollamadas cuando podíamos, verlo de esa manera me impactó tanto y en cierta manera me dolió porque él no tuvo la confianza completa en mí para decirme lo que le pasaba.
Y es que la forma en que ambos nos encontramos no fue la mejor de todas, sobre todo porque a quien vio, no fue a su dulce hermana que había dejado atrás, sino que, a una hibrida con sed de sangre. Y yo, no vi al hermano egocéntrico, tonto y... humano. Vi a alguien que me atacó, reclamó la intromisión en su territorio y posterior a ello, a un Landon Keith siendo un auténtico y real vampiro.
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