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Capítulo 03: El malentendido es tan vergonzoso.

"Solo clava tus colmillos en el humano que más te guste.

Al succionar su sangre sentirás una sensación muy placentera, y por supuesto, un exquisito sabor"

Con esas palabras, Victoria Nikiforova fue criada junto a sus tres hermanos. Aunque en un principio le daba mera curiosidad, siempre espero que, al momento de clavar sus colmillos por primera vez en alguien, fuera en una persona que le gustara. Siempre había estado en ella el deseo de beber sangre humana. Sin embargo, su deseo se hubo estancado y se había convertido justo en lo que estaba pasando en ese momento.

Sentada sobre un gran charco de sangre y sosteniendo su nariz a duras penas con sus manos ensangrentadas, Victoria tenía sus ojos llorosos al tener frente a ella el causante de su hemorragia nasal. Yuuri estaba pálido y mudo, no tenía palabras para describir el escenario que estaba observando hasta que pudo reaccionar en ese sangriento escenario.

—V-Voy por la enfermera —exclamo, pero fue detenido por Victoria quien le agarro del borde de sus ropas.

— ¡No lo hagas! —pidió llorosa y desesperada—. No llames a nadie, por favor.

Yuuri miró a Victoria con aquel rostro lloroso y lleno de sangre, esta aun sostenía su nariz y ocultaba torpemente los colmillos que sobresalían de su boca pero que el japonés había notado, está volteo el rostro con vergüenza.

—Cada mes ocurre algo similar cuando mi sangre... incrementa

Yuuri la escuchaba sin creer lo que decía ¿Incrementar? ¿Cada mes? ¿Cómo podría sobrevivir de ese modo? ¿Acaso era una extraña enfermedad?

—Así que, si no la dejo salir, desborda... como ahora —explicó, y viendo sus piernas cubiertas por la sangre que ella misma había expulsado, un nuevo llanto se hizo presente sin poder aguantarlo—. Es por culpa de este estropeado cuerpo, es tan difícil y embarazoso, no puedo soportarlo —lloriqueaba sin poder contener las lágrimas.

Yuuri veía el llanto ahogado de su compañera, compadeciéndose en el momento, buscó algo desesperado en el reverso de su pantalón hasta al fin encontrarlo.

—Lo siento —se disculpó extendiendo su pañuelo. Victoria lo miró sin entender porque se disculpaba, aunque su hemorragia fuera verdaderamente su culpa no debería ser consciente de ello, si quiera la misma rusa entendía porque había sucedido.

La rusa tomo el pañuelo de tela sencilla, manchándolo casi de inmediato, ni siquiera pudo sonreír por el gesto.

—De cualquier modo... no le digas a nadie de esto—y al decir estas palabras, cayó al suelo de lado.

— ¡Nikiforova! —iba a levantarla al creerla desvanecida, pero ella estaba consciente, o al menos parecía estarlo solo por unos minutos más.

—Lo siento, cuando esto pasa me da anemia —explicó, y Yuuri no podía negarlo, era casi como notorio por la gran pérdida de sangre—. Por favor, mantén el secreto.

Finalmente, Victoria cerro los ojos, desvanecida ante el debilitamiento.

Cuando recupero nuevamente el conocimiento, una calidez abrumadora le acobijaba, era tan agradable que sentía que podía seguir durmiendo encima de ella. Fue entonces que noto como era llevaba en la espalda de nada menos que de Katsuki Yuuri y casi cae de espaldas al intentar bajarse de él, pero este la sostiene con fuerza ya que las piernas de Victoria aun no reaccionaban como quisiera.

—K-Katsuki Yuuri —pronunció alarmada, este volteo apenas un poco a verla desde el rabillo del ojo —. ¿Qué? ¿Por qué? —había tantas cosas en la cabeza de Victoria que no podía procesar, menos mal Yuuri estaba dispuesto a decírselas.

—Me pediste que no le dijera nada a nadie, no había otro modo de sacarte de allí —explico, y fue que Victoria cayo en cuenta que era ya de tarde, y el camino por donde iban denotaba el brillo del crepúsculo—. Como era tan temprano, tuve que saltarme las clases para poder cuidarte y limpiar el desastre de las escaleras.

Para Yuuri eso se había sentido como una verdadera escena del crimen y parecía que el olor jamás iba a desaparecer de su memoria, por su parte, la vergüenza y la culpa consumían a Victoria en partes iguales, que se quedó por primera vez muda, sin saber que decir en esa situación.

—Por suerte tu uniforme y tu cabello no se mancharon, y solo con limpiar el piso fue suficiente.

Cuando estaban llegando a una intercepción que parecía ser concurrida, Yuuri bajo a Victoria de su espalda y esta preciso que, aunque estaban débiles, sus piernas aun podían llevarla sola a casa. Miró el rostro de quien fue su salvador y destructor al mismo tiempo, una intensa vergüenza se mostraba en su rostro en forma de sonrojo mientras el japonés solo le veía sin emitir algun comentario.

—De verdad, muchas gracias por esto, pero —hizo una larga pausa, sin poder soportar lo que estaba a punto de decir—... pero cuando estoy contigo, no sirvo, así que no te me acerques de nuevo —le pidió, y salió corriendo del lugar.

Esta vez, Yuuri no hizo nada ni dijo nada, no se movió de su lugar.

Desde la lejanía, el cuerpo en crecimiento de Yuri Nikiforov observaba todo con análisis exigente, una mueca de fastidio fue expuesta en su rostro para luego suspirar, aquello que había percibido esa mañana y terminaba de observar, era lo que estaba buscando para su plan.

Esa noche Victoria se encerró nada más llegar a su hogar, no saludo ni habló con nadie, ni ningún integrante de su familia se molestó en visitarla. Así llego la mañana, y la chica no salió de la casa, ni durante la tarde, ni después de pasada esa noche, siquiera el día siguiente hasta pasar dos días en casa.

Fue alrededor de las ocho de la mañana del día jueves que el sonido de ring resonó en toda la mansión Nikiforov despertando algo o alguien que debía mantener su reposo durante las mañanas.

— Buenas tardes ¿Residencia Nikiforov? —habló la voz a través del interlocutor, la mujer que sostenía el teléfono contuvo apenas un gruñido que casi fue escuchado por Minako en la otra línea pero que decidió omitir.

—Sí, Nikiforova al habla ¿Quién es?

—Le habla Minako Okukawa, profesora de la clase D de primer año, le llamo para consultar los motivos por los cuales Victoria Nikiforova no se ha presentado a la escuela estos últimos dos días —menciono, una ceja se alzó con curiosidad en el rostro de la mujer.

— ¿Dos días entonces? —murmuro una breve interrogante fue emitida al otro lado de la línea, pero, para ese instante, el teléfono había sido colgado.

Victoria jugaba con makkachin en el medio de su cama cuando empezó a escuchar un intenso estruendo comenzó a escucharse cada vez más cerca hasta derrumbar la puerta de su habitación, la joven vampira soltó un chillido de horror.

— ¡MI PUERTA! ¡¿Qué se supones que has hecho, mamá?! —se quejó, pero una mueca de pánico se formó en su rostro al momento de ver el aura asesina de su madre.

—No me interesa tu puerta, es tu castigo tener que arreglarla ahora ¿Por qué no has ido a la escuela? —increpó la mujer

—Eso es —Victoria no sabía cómo explicarse, en verdad no quería faltar, pero de verdad sentía que su secreto estaba en peligro si seguía cerca de aquel chico.

Ante su falta de palabras, Yulia siguió increpándola en busca de una respuesta que la convenciera. En ese momento no parecía prestar atención de los regaños que debía afrontar su hermana de parte de su madre, pero, se mantenía atento de todo desde su habitación.

— Definitivamente eres una muchacha muy terca ¿Tanto así quieres faltar a la escuela? —le dijo Yulia, y Victoria emitió un pequeño puchero. Sin embargo, una pequeña risa se escuchó del pasillo.

—Veo que no es necesariamente que no deseas ir, sino que algo ha pasado —dijo una voz.

Un hombre cabellos grises y mirada turquesa, aparentando al menos 45 años ingreso a la habitación de manera afable. Victoria lo siguió con la mirada hasta que este se llegó hasta donde estaba ella, de un momento a otro la joven lo abrazo para romper en lágrimas mientras este la arrullaba. Yulia suspiro de fastidió, ya que estaba en presencia nuevamente del ser que tenía malcriada a su ultima hija.

— Ya, ya Vitya, aquí esta papa —le arrullaba.

Yulia y Josef Nikiforov son descendientes de los primeros vampiros que llegaron a Japón desde Europa en el siglo XIX. Cada uno es diferente en carácter, pero derivan de un mismo origen: Rusia, o, mejor dicho, el antiguo imperio ruso. Josef, patriarca y jefe de la familia, a diferencia notable de su esposa, es de carácter suave y apacible con una sonrisa suave adornada en su rostro. Por su parte, Yulia posee una intensa mirada de reto y ojos esmeraldas afilados, de cabellos dorados y finos rasgos, tiene la apariencia de una mujer de 30 años.

La familia Nikiforov en esencia, estaba compuesta por seis personas, los padres, los dos hermanos mayores, Victoria y Yuri.

Los hermanos mayores de Victoria, Mila y Georgi, se encontraban fuera de casa en ese momento, cada uno eran ya vampiros adultos así que de vez en cuando se perdían para buscar una buena presa de donde alimentarse.

Por otro lado, también estaba el malhumorado hermano menor de Victoria, Yuri Nikiforov. Con apenas doce años, estaba en sexto grado de primaria y aunque ya podía borrar los recuerdos de las presas, y dominar a los murciélagos con maestría digna de un genio, aun no se había desarrollado como un vampiro adulto.

Para el momento en el que Victoria se hubo calmado, explico con tranquilidad todo lo que había pasado junto a lo que su nuevo compañero de clases provocaba en ella. Ambos adultos se vieron las caras con preocupación, preguntándose si el momento de "eso" finalmente había llegado a su hija, pero como aún tenían demasiadas dudas decidieron que era mejor esperar, pero que era bueno discutir ello a la hora que la joven fuera a descansar.

—Tienes que ir a trabajar hoy ¿No es así? —le pregunto Josef—, será mejor que llames y digas que no podrás ir para que no tengas problemas —le recomendó, y Victoria asintió a su propuesta sintiéndose más tranquila.

La joven estaba algo preocupada, por su propia desesperación tuvo miedo de que el joven hubiese contado algo en la escuela y no sabía cómo reaccionar, por ello se había quedado en casa, faltando incluso al trabajo. Pero había cometido el error de no avisar al trabajo así que no sabía si sería recibida con una carta de renuncia o si solo sería tomado como una ausencia, marco el numero rápido y espero que sonara.

—Restaurant familiar Julian...

Victoria colgó al instante de escuchar la voz en el auricular creyendo que se había equivocado al marcar, luego recordó que tenía guardado el numero en la marcación rápida y que era imposible que se hubiera equivocado, entonces un intenso pánico le sobrevino ya que la voz que escucho de Katsuki Yuuri al otro lado de la línea.

Saltando de la cama, tomando sus zapatos y sus llaves, Victoria corrió desde su casa hasta el restaurante de comida familia donde trabajaba, estaba sudando demasiado pese a que ya era casi de noche, pero recorrió 1 km desde su casa al local comercial en solo 20 minutos corriendo. Ingreso al lugar esperando conseguirse con Celestino o con Phichit recibiendo a la gente en la entrada, pero...

—B-Bienvenida.

Tal como lo temió, justo en la recepción del restaurant estaba Katsuki Yuuri recibiendo torpemente a los clientes, este se quedó algo sorprendido de verla mientras ella se quedaba muda al verlo vestido con el uniforme de empleados de Julian. A los pocos minutos, Celestino apareció.

—Oh Victoria, estaba a punto de llamarte, creí que no vendrías hoy —comentó Celestino al verla llegar.

Hubo un largo minuto de silencio mientras ambos jóvenes se veían con caras de perturbación. Luego de una incómoda sesión de explicaciones, Celestino entendió que Victoria no había asistido por motivos de salud y que era compañera de clases de Yuuri, quien tenía ya un día trabajando en Julian. Mas incomodidad se generó cuando termino el turno de Yuuri, y Celestino le consulto si podía acompañar a la rusa hasta casa, y aunque el joven no estaba muy a gusto, acepto simplemente por la presión social que eso implicaba.

Victoria no estaba a gusto de la situación tanto como el japonés, el otro joven tampoco estaba en mejores condiciones, pero ya estaban de camino a casa. Ninguno podía verse a la cara por alguna razón, y aunque era demasiado incómodo para la vampiresa, prefería hablar que mantenerse en silencio.

—No pensé que comenzarías a trabajar en Julian —comentó, Yuuri tosió un poco incómodo.

—Necesitaba el empleo. Lo único que no espere es que también estarías trabajando allí —alegó, un pequeño rubor de vergüenza se mostró en el rostro de la rusa.

—En mi familia cuando se llega esta edad, mama dice "vuélvete independiente" y entonces he debido conseguir dos empleos para poder mantener las cosas que tengo —explica—. Si no cubrimos la necesidades, entonces será un problema para mi hermano menor.

Yuuri se detuvo en medio del camino, y curiosamente Victoria se volteó a verlo, este tenía la mirada gacha y el gesto fruncido.

—Si tienes este y otro trabajo ¿No sería mejor dejar el otro? —preguntó, confundiendo en un instante a la joven frente a él hasta que la hubo tomado sorpresivamente de los hombros—. ¡Deja de prostituirte!

— ¿EH?

Victoria miró a Yuuri por un momento sintiendo un intenso bloqueo en su cerebro, analizo varias veces sus palabras al derecho y al revés antes de sentir un terrible bochorno cubriéndole entera.

— ¿Prostituirme? ¿Yo? —cuestiono alarmada y con todo el rostro rojo, el rostro de su compañero no estaba en mejores condiciones.

— ¡SI! ¡Yo te vi un día en el parque abrazando a un hombre de mediana edad! ¿No eras tú? —increpó molesto, Victoria quería morir en ese mismo instante.

Se intentó explicar torpemente porque jamás creyó que alguien la viera en tales circunstancias. Sin embargo, la mirada del joven era severa y parecía que no cualquier excusa sería aceptada. Nuevamente las lágrimas se mostraron en el borde sus ojos, estaba verdaderamente aliviada de que el joven no se hubiera dado cuenta que lo estaba mordiendo, pero no tenía ninguna excusa para decirle, y contarle la verdad no era una opción ¿Qué debería hacer? Se cuestionaba.

— ¡Oh! ¿Esa no es Victoria?

Ambos jóvenes siguieron el origen de la tercera voz cuando encontraron una situación en demás incomoda. Por primera vez en muchos años Victoria entendía el sentimiento de pena ajena que sentía Yuri en relación a su hermana mayor. A pocos metros de ellos estaba una hermosa joven de 25 años con una larga cabellera rojiza que resaltaba junto a sus ojos turquesa, vestía un cortísimo vestido de color negro e iba calzada de unos bellos tacones de aguja roja. Ante ellos estaba la imponente presencia de Mila Nikiforov, primogénita de la familia Nikiforov viéndoles con una sonrisa coqueta de par en par. Sin embargo, lo que llamaba la atención no era estrictamente ella, sino sus acompañantes; con dos jóvenes (una chica y un chico) abrazados a cada lado de ella, los tres emitían un aura adulta que Victoria reconocía pero que le generaba un bochorno intenso considerando lo que estaba viviendo en ese momento.

— Milenka ¿Quién es ella? —pregunto el joven, la chica que estaba abrazada al otro brazo de Mila hizo la misma pregunta.

—Tranquilos, mis amores, ella es solo mi hermana menor —explicó, y ambos jóvenes se tranquilizaron, pero no se soltaron jamás de la vampira.

—Pero eso significa que ya tienes que irte a casa —resoplo la chica, afianzándose de Mila, esta le ofreció una sonrisa.

— Oh, pero gatita, estuve en su casa por cinco días —alegó.

Milenka tomo delicadamente el rostro de la joven y le dio un intenso beso para después hacer lo mismo al chico que estaba a su lado. Sonidos lascivos fueron expresados durante ese ritual, haciendo que un muy incómodo Yuuri terminara huyendo de la escena y la vergüenza de la pobre Victoria fuera sobrepasada en un mil, por cierto.

Si la situación había sido mala, Mila la había empeorado mucho más y la joven Victoria estaba ya completamente segura de que su vida escolar no podía estar más arruinada.

Feliz día mis corazones de cristal, aquí estamos nuevamente con un nuevo capitulo de esta comedia llena de sangre, malentendidos y vampiros calenturrientos, ¡si! Estamos en el tercer capitulo de Vampire Chibi Vitya.

Me he cagado de la risa con este capitulo pero no todo es sufrimiento para nuestra pobre Victoria-chan, se nos ha  dado el inidicio de la anormalidad de nuestra linda vampiresa, una pequeña introducción a su familia y como la desgracia esta empeñada en arruinar la vida escolar de Vitya. No solo era suficientemente malo que su sangre se desparramara hacia el suelo desde su nariz y que Yuuri comenzara a trabajar en el mismo sitio que ella, sino que para colmo creia que se estaba prostituyendo cuando en lugar mordía a una persona para inyectarle su exceso de sangre,  ademas de que la entrada de nuestra querida Mila Nikiforov no hizo más que empeorar las cosas, ya sabemos porque Yurio se averguenza de su hermana mayor.

Espero que este capitulo les haya gustado, el siguiente lunes tenemos asegurada la siguiente actualización, así que esperenla con ansias. Muchos saludos desde Venezuela y nos leemos pronto.

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