02: La hemorragia es tan vergonzosa
Como todas las mañanas desde que Victoria se vio obligada a aprender a cocinar, preparaba su desayuno y el almuerzo que llevaría para la preparatoria. Estaba tarareando una pequeña canción que sonaba en la radio mientras makkachin estaba recostado a un lado de ella. Por muy raro que fuera para ella, se encontró con su malhumorado hermano menor esperando en la puerta de la cocina.
— ¡Yuri! —le saludo al verlo, el pequeño chiquillo sostenía en brazos a su gato Puma Tiger Scorpion "Potya" —. Es raro verte tan temprano en la cocina.
—Potya tenía hambre y decidí bajar a servirle algo de comer —explico mientras el gato bajaba de sus brazos y pedía a pequeños chillidos alimento.
—El día de hoy amaneció nublado ¿Piensas asistir a la escuela? —pregunto la rusa, el chico pareció considerarlo.
—Creo que es buena idea patear a Leroy hoy.
Una sonrisa nerviosa se mostró en el rostro de la joven, quien ágilmente preparo un pequeño almuerzo con bolas de arroz en forma de gato para su hermano, este lo acepto de buena gana mientras lo guardaba en su mochila.
— Mama, papa y Georgi están dormidos ¿Sabes si Mila regreso? —pregunto Victoria, Yuri chasqueo la lengua.
—Esa mujer pervertida seguramente estará durmiendo en casa de algún hombre o mujer, desvergonzada debía salir la mayor de nosotros —se quejaba el chico mientras refunfuñaba y tomaba marcha hacia la escuela con un paraguas encima.
Victoria sonrió divertida, ya que su pequeño hermano detestaba que la hermana mayor de ambos actuara de esa forma. A la rusa no le importaba, estaban en pleno siglo XXI. Sin embargo, Yurio resulto ser más sobreprotector.
Luego de dejar todo en orden, Victoria se despidió de Makkachin y Potya para tomar camino a la escuela. Fue en la avenida, unas cuadras más abajo que la joven se encontró con el estudiante de intercambio.
Aunque no quisiera, en los últimos días había actuado bastante evasiva en relación al joven que era su compañero de clases. No era de su gusto evadir a las personas, le gustaba más bien retarlas e ir directo al grano, pero no podía arriesgarse a perder todo lo que había alcanzado gracias a un desconocido. Su sangre estaba en calma ese instante, pero aun recordaba cuanto había aumentado al momento de conocerlo.
Así que para mantener su pacífica y divertida vida escolar, debería de evitarlo y esconderse al momento de verlo. Justo eso había hecho por reflejo, pero por suerte, en esa ocasión su sangre no había reaccionado.
Pero entonces se le ocurrió una idea, probar si verdaderamente aquel chico (que no recordaba su nombre) de verdad era un peligro para ella, contando que aquel peligroso día ya había pasado durante ese mes, Victoria creía estar más que segura. Entonces si le hablaba y no sucedía nada, podía seguir estando cerca de él sin problemas y no tendría que obligarse a evitarlo. Era un plan perfecto al que la rusa iba a dar inicio, pero...
— ¡Ahhhhhh!
No contó con que Yuuri se agachara a recoger algo de repente y ella cayera de bruces contra el suelo mostrando inevitablemente el interior de su falda.
Todo parecía haber ocurrido en cámara lenta, Yuuri bajo la mirada al ver que algo había caído desde encima de él, y noto con mucho bochorno la ropa interior de caniche que la joven usaba. El rubor creció casi de golpe haciéndolo pegar un brinco y salir corriendo del lugar. Victoria, por su parte, bajo su falda casi de inmediato y observo con su rostro sonrojado como su compañero de clases huía a toda velocidad de ella. Un largo suspiro de vergüenza se escapó de sus labios, quizás no estaba de suerte ese día.
Luego del sonar de la campana dando el inició de las clases, Yuuri Katsuki observaba desde su lugar a su compañera Victoria con un análisis casi escrutiñador. Se preguntaba qué demonios ocurría con ella, puesto que en las casi dos semanas que tenían estudiando juntos, la chica lo evitaba muy notoriamente como si él tuviera lepra o alguna enfermedad infecciosa. Claramente, él tampoco estaba muy interesado en relacionarse con ella luego de lo que había visto hacia tantos días, pero lo que le llamaba la atención de todo aquello era la forma de huir de la joven de él. Yuuri no era un chico que se le diera bien socializar o resaltar, era más bien tímido y muy introvertido. Bailar, escuchar música y patinar sobre hielo eran las únicas cosas que le traían felicidad, pero si algo no le gustaba era que la gente lo despreciara sin motivo aparente, y no entendía que podría haberle hecho hasta que recordó lo importante que quizas eran los motivos ocultos de la joven para repelerlo.
Victoria por su parte, sentía la intensa mirada de su compañero en su espalda. Desde siempre ella sentía las miradas que le dirigían las personas, y ella entendía que, al ser hermosa, captaba las miradas de muchos jovenes no solo de la escuela, sino tambien de la calle. No obstante, esta mirada era diferente a todas las demás y eso le causaba un poco de nervios. No entendía la condescendencia que los ojos de su compañero parecían transmitirle, y aunque le diera un poco de vergüenza, no parecía ser nada semejante a una mirada de pena por verle la ropa interior. Victoria se deshizo en miles de pensamientos en los cuales buscaba el motivo oculto tras aquella mirada, pero cuando quiso darse cuenta, ya era momento de ir a uno de sus trabajos de medio tiempo.
— ¿Hoy vas a trabajar en el restaurant, Vitya? —le pregunto Christia mientras iban saliendo del aula, ella tenía práctica privada en una escuela de ballet y pole dance, así que se iban juntas parte del camino.
—Sí, mañana en la tarde me corresponde dar clases en la pista de hielo —respondió.
—Debe ser difícil que tus padres trabajen en el extranjero y tu debas mantener a tu hermano pequeño —comentaba la suiza mientras el atardecer les cobijaba su camino, Victoria rio un poco nerviosa al recordar la mentira que le había dado a su amiga cuando le dijo que debía conseguir dos empleos de medio tiempo—. Sabes que, si hay algo que necesites, no dudes en pedirlo.
—No tienes por qué preocuparte, Chris —expreso agradecida pero Chris le tomo las manos viendola seriamente.
— No tengas pena —le dijo para luego sonreirle—, te conozco desde los seis y ya donde tienes todos los vellos y lunares, no creo que puedas tener pena de pedirme algun favor cuando lo necesites —acoto, y el enrojecimiento fue inmenso en el rostro de Victoria.
—¡Chris! —Le reclamo e iba darle un golpe con su maletín cuando esta se apartó riendo y tomo una vía separada a la de ella.
—Ya por aquí me voy, nos vemos mañana, lunar debajo del seno izquierdo.
—¡CHRISTIA GIACOMETTI! —chillo, roja hasta las puntas del cabello, pero ya la suiza estaba muy lejos de ella.
Pero si, era complicado. Victoria debía trabajar si quería pagar las cuentas de servicios, su comida y los accesorios que usaba diariamente, luego de una larga jornada quedaba algo cansada, pero ya le había tomado el ritmo desde hace un par de años. Lo que le importaba en ese instante era mantener la tranquilidad de su vida escolar, y solo esperaba que nada de eso cambiara.
— ¡Perdone la demora, aquí están el plato de carne teriyaki y guiso con patatas hervidas! —entregó la joven, dulcemente vestida con un traje de falda de escotes blancos, delantal negro que cubria su blusa de color morado y hacía juego con el pequeño moño de su cuello. Su cabello estaba recogido en una doble coleta, y era la sensación de todos los comensales masculinos que solo iban al local para verla.
No había joven de Hachiba que no hubiera ido al menos una vez a Julian, el restauran de comida familiar donde trabajar victoria solo para verla unos minutos.
—Disculpa Victoria ¿Pero podrías ir al almacén por un nuevo paquete de servilletas? Las de aquí ya se acabaron, Phichit te cubrirá mientras las buscas —pidió uno de sus compañeros, Seung Gil, un joven que trabajaba en la cocina y era muy poco expresivo, pero eficiente en su trabajo. Victoria le sonrió y asintió caminando hacia el almacén.
Lo que no espero es que nada más irse al interior del local de comida familiar, un perdido Yuuri entrara por la puerta siendo recibido por el gerente de la tienda.
—Disculpe, vengo por el cartel —expresó al hombre de cabellera larga.
Mientras Victoria seguía en su búsqueda en el almacén, aprovechando la altura incipiente que tenía a diferencia de las chicas japonesas comunes (1,76 cm de altura, con 16 cm de diferencia con la media japonesa femenina -1.50-), el gerente del local entrevistaba a Yuuri para el puesto de mesero que estaban buscado. Celestino Cialdini era un inmigrante italiano que tenía al menos 15 años en Japón y se había casado con una japonesa de Hachiba con quien había instalado ese local restaurant, con una apariencia muy estrambótica invito a Yuuri a sentarse mientras el hacía lo mismo.
—Y dime Katsuki ¿Por qué te gustaría trabajar en Julian? —pregunto el hombre cortésmente, un leve sonrojo apareció en el rostro de Yuuri ante la pregunta.
—Bueno... fue porque vi el cartel, además está cerca de casa —comenzó a explicar —. Además, solo somos mi hermana y yo, no estamos bien de dinero y no quiero que ella este cargando sola con los gastos, me gustaría serle de ayuda —contesto con sinceridad.
El corazón de aquel hombre se encogió de una manera jamás sentida por él, nunca había escuhado una historia más que triste que esa, por lo que para el estaba todo decidido.
—Eres un chico simple, pero pareces buen chico, estas más que contratado —informo el hombre y la cara de Yuuri se ilumino de alegría, levantándose para agradecerle.
—De verdad, muchísimas gracias por su consideración —decía mientras hacía repetidas reverencias, Celestino por su lado le decía que no era necesario ello.
—La entrevista termino, lo mejor sería que fueras a probarte el uniforme para ver si hay de tu talla, eres un poco pequeño para tu edad, así que si existen problemas con ellos debemos ajustarlos —indico.
—Seguro —respondió Yuuri muy animado ya que al regresar a casa podría darle las grandes noticias a su hermana.
Por esa noche, Yuuri y Victoria no se encontraron gracias a que el turno de esta última termino antes de que tuvieran la oportunidad de verse. Sin embargo, contrario a lo que Katsuki Yuuri pensaba, la noticia que pensaba dar no fue bien recibida por aquella personaque esperaba alegrar.
— ¿Conseguiste un empleo? —fue lo primero que dijo la mujer que estaba frente a Yuuri mientras, el humo del cigarro se escapaba de la comisura de sus labios. El joven, algo temerosos, asintió las palabras emitidas por su hermana.
—Hachiba es una ciudad mucho más cara que Hasetsu, yo me he dado cuenta que las cuentas no están dando y que has debido recurrir a los ahorros de mama, por eso decidí que era una buena conseguir un empleo —explico nerviosamente el joven, pero su interlocutora no parecía contenta con la noticia.
— ¿Y decidiste eso sin consultarme y sin saber cómo podría eso afectarte en los estudios? —cuestiono apagando el cigarrillo contra el cenicero.
Mari Katsuki era una mujer de 23 años quien era ahora la matriarca de la familia Katsuki compuesta entre Yuuri y ella. Luego de la muerte de sus padres por un accidente automovilístico justo cuando ellos tenían 15 y 8 años respectivamente, Mari se vio obligada a abandonar la preparatoria y comenzar a trabajar para mantener a su pequeño hermano, cargando hasta el momento con todos los gastos del hogar. Los ahorros de sus padres se estaban agotando y que el hostal que sus padres habían protegido por tantos años y que era su único apoyo económico hasta hace algunos años le fuera arrebatado, hacía todo más difícil. Yuuri de verdad quería ayudarla por ello, no ser una carga para ella cuando por su culpa había sacrificado tantas cosas.
—S-Sé que será un poco difícil, pero yo se podré hacer eso, de verdad quiero ayudarte hermana —dijo el joven, pero la molestia solo incremento en su hermana.
—Mi único interés es que tu termines tus estudios —increpó la mujer alzando la voz y asustando a Yuuri en el proceso—, trabajar solo bajara tu rendimiento y te agotara, no tenemos dinero para pagar un médico, si algo llegara a pasarte ¿Cómo haríamos? —le preguntó.
Para Yuuri, aquella idea había nacido de sus deseos de ayudar a su hermana quien parecia estar pasando un mal momento, jamas espero que la inocente propuesta que había concretado en silencio fuera tan mal recibida a pesar de lo ilusionado que estaba. Sin poder evitarlo, el joven salió fuera del hogar sin escuchar los gritos de su hermana que le pedían regresar. Yuuri corrió y corrió lejos del lugar hasta llegar al parque Shizen donde un quejido fue emitido por sus labios, y estando en medio del parque ya avanzada la noche, cubrió sus ojos para que nadie pudiera ver las lágrimas de frustración que bajaban por sus mejillas.
Al día siguiente, Victoria llegaba a clases muy alegre mientras conversaba con Chris amenamente cuando en la entrada de la preparatoria se encontraron con Yuuri quien venía con la vista cabizbaja. Sin poder evitarlo sus ojos se encontraron al alzar la vista, y de golpe la sangre de Victoria aumento sintiendo una insufrible presión que le hizo retumbar el pecho.
— ¿Vitya? —Chris paso la mirada hacia su amiga que había retrocedido un poco mientras que Yuuri veía como el rostro de la joven se enrojecía con violencia y salía corriendo sin que ninguno de los dos pudiera detenerla.
El japonés observo la huida de la joven sin entender que había pasado, pero llevando casi tres semanas en esa misma dinámica, esta vez había sido mucho más notorio y pudo observar el rostro de incomodidad que había hecho la joven al verlo. Yuuri de verdad no estaba del ánimo para averiguar que estaba pensando, pero justo cuando iba a seguir su camino, fue detenido por la amiga de Victoria.
— Katsuki Yuuri ¿No es así? —pregunto la joven, Yuuri asintió en silencio —. Soy tu compañera de clases, Christia Giacometti, me siento delante de ti. Puedo creer que te guste mi amiga porque muchos chicos en la escuela van tras ella, pero al menos me gustaría que tengas más tacto con tus sentimientos.
— ¿Qué? —el joven no creía que diablos estaba diciéndole su compañera de clases, una mueca de desconcierto se mostraba en su rostro.
—Sé que puede parecer muy activa y extrovertida, pero es penosa con ciertas cosas ya que nunca ha salido antes con un chico, así que te pido que seas un poco menos persistente con respecto a ella—le pidió con una sonrisa.
Cuando escucho aquellas palabras, la impresión que Yuuri tenía de Victoria no concordaba con un recuerdo que surcaba su mente, pero su mente voló directamente a las últimas palabras emitidas por la suiza, haciendo que el color abrumara su rostro.
— ¡N-No es nada de lo que piensas! —chilló el joven ante la insinuación de la chica, pero la sonrisa pícara que esta tenia no desaparecía.
—Desde que llegaste a la clase no le has despegado los ojos de encima —comentaba risueña y la vergüenza impactaba directamente al joven que, sin más remedio, salió corriendo hacia el edificio de la preparatoria bajo la mirada de Christia—. Oh, estos dos si les gusta salir corriendo, parecen un buen partido.
Por su parte, Victoria estaba completamente jadeante, sostenía su pecho mientras arrastraba los pasos entre los pasillos del segundo año. Se regañaba internamente ya que había bajado la guardia dado que aquellos días ya habían pasado apenas unas semanas, pero, aunque aún faltaba mucho para el siguiente ciclo, estaba consternada de que su sangre hirviera de tal punto que golpeara con su pecho hasta cortarle la respiración. Vio la intensa luz del cielo en plena mañana, aun estando como estaba era imposible que alguien de su familia pudiera ayudarla, la cabeza comenzaba a darle vueltas mientras pequeñas lagrimas nacían en sus ojos.
Si "aquello" ocurría nuevamente frente a todos, Victoria estaba segura que no habría forma de escapar de las miradas de todos y debería abandonar la escuela, pero eso implicaba que jamás podría ver nuevamente a Christia o ir a trabajar a Julian, definitivamente la rusa no quería que eso sucediera. Pero al sentir como su pecho se contraía mucho más, entendió que a escasos metros de ella estaba el causante de todo ese malestar.
— Nikiforova
Victoria alzo la vista con un inmenso pánico sopesando su cuerpo, su pecho nuevamente se contrajo con violencia haciéndole casi caer, pero pudo sostenerse de la pared a tiempo sintiendo que la respiración le faltaba.
— ¿Qué ocurre? ¿Te sientes mal? —cuestiono Yuuri viéndola sudando cuantiosamente y con su rostro intensamente enrojecido.
Aunque acercarse a ella para ayudarle, esta salió corriendo mientras evitaba a todos los estudiantes a su alrededor. Yuuri la vio irse, pero con solo ver su rostro notaba que necesitaba ayuda y empezó a seguirla.
Victoria intento correr todo lo que sus piernas lograban darle, llegando hasta las escaleras de la azotea donde nadie subía a esas horas. Aunque intentaba sopesar su dolor, este no se iba y no sabía cuándo más podría seguir así,
— ¡Oye!
Victoria observo como Yuuri aparecía desde la escalera y caminaba rápidamente hacia ella, intento desesperadamente buscar una salida, pero estaba encerrada
—Sé que no te sientes bien, debes ir de inmediato a la enfermería —le dijo, pero la rusa negó con intensidad.
—Estoy bien, no es nada —le dijo, pero Yuuri no hizo caso a sus palabras.
— ¡No estas nada bien! —respondió y la tomo del brazo—, te llevare donde la enfermera.
Victoria estaba desesperada, necesitaba escapar de inmediato o no podría seguir conteniéndolo más. Intento soltarse del agarre del japonés, pero este la tenía agarrada con fuerza, ya las lágrimas caían por sus mejillas cuando finalmente ocurrió.
Frente a sus atónicos ojos, Yuuri observo con una intensa hemorragia caía desde la nariz de la joven y se desparramaba por el suelo, aunque Victoria intentaba contenerla con sus manos esta seguía cayendo a bordones hasta generar un charco en el suelo. Cuando apenas esta pudo detenerse, la joven rusa cayó al suelo de rodilla mientras Katsuki estaba mudo de la impresión.
Las lágrimas aparecían en los bordes de los ojos de la joven quien mantenía su rostro enrojecido y sin despegar sus manos de su nariz.
Ese era el secreto más resguardado por Victoria y aquel que le daba tanta vergüenza. Ella no era una vampiresa normal que bebía sangre, ella era una anormal a la que su sangre aumentaba y cuando no podía "inyectarla" en un huésped, explotaba de esa forma por su nariz.
Y justo cuando eso ocurría, ese sentimiento de vergüenza la consumía hasta hacerla llorar.
Feliz tarde mis corazones de cristal, es Elle nuevamente con un nuevo capitulo de este maravilloso fic que espera pueda romper mis barreras sobre la tragicomedia XD no puedo desligarme del drama pero al menos quiero que sea más comico.
En este capitulo tenemos tenemos de inicio una pequeña mención de la familia Nikiforov que hara su entrada triunfal en el siguiente capitulo, y luego de la convivencia entre Chris y Vitya (con su lunar debajo del ceno izquierdo XD), nos enteramos de la dura vida laboral que nuestra pequeña vampiresa debe afrontar para tener su amada y normal vida escolar.
Yuuri por su parte, tiene una vida muy complicada en la que no parecer ser entendido, y aun cuando no sabemos porque, nuestra Vitya finalmente revela (de muy mala manera) su gran secreto al reaccionar por culpa de nuestro cerdito.
Victoria no es vampiresa normal, y ni ella termina de entender porque pero eso ira explicandose un poco más adelante. Por el momento aun queda ver lo que pensara Yuuri respecto a lo que ha debido observar de nuestra Vitya, espero que el capitulo haya sido de su gusto y sigan adelante en esta vergonsosa historia de nuestra linda y pequeña vampiresa vitya :D
Proximo capitulo: 03, El malentendido es tan vergonzoso.
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