En las brillantes calles de Tokio, donde los neones parpadean como estrellas caídas, se entrelazan los destinos de dos almas japonesas. Sana, con su melena de grises plateados, camina con gracia por las pasarelas de la moda, su figura esculpida por los dioses.

Es una actriz codiciada, pero su corazón está atrapado en un mundo de luces artificiales y aplausos efímeros.

Por otro lado, Momo, con sus cabellos negros como la noche y ojos grandes como la luna, es una ferviente admiradora de Sana.

Su habitación está tapizada con pósteres de la modelo, y su corazón late al ritmo de las canciones pegadizas, Momo no solo idolatra a Sana; la adora, la devora con la pasión de un vampiro hambriento.

Un encuentro casual en una tienda de discos cambia sus vidas, Sana, con su elegancia natural, elige un vinilo de "Vampire" de Olivia Rodrigo, Momo, nerviosa y temblorosa, se atreve a hablarle. Sus palabras son tímidas, pero su corazón late como un tambor desbocado, Sana sonríe, y en ese instante, Momo se convierte en su fan más especial.

Pero el amor no siempre es dulce como el néctar, Sana, atrapada en su mundo de flashes y glamour, se siente atraída por la oscuridad de Momo. La fanática, celosa y posesiva, la envuelve como una sombra, se aferra a ella como un vampiro a su presa, chupando su energía, su libertad y su felicidad.

La relación entre Sana y Momo se convierte en un torbellino de emociones, son dos almas atormentadas, una sedienta de fama y la otra de amor, se consumen mutuamente, como dos vampiros que se alimentan de su propia destrucción.

Los besos son veneno, las caricias, cuchillos afilados.

En las noches de Tokio, Sana y Momo se buscan y se hieren, el amor se mezcla con la obsesión, y la pasión se convierte en dolor, las lágrimas son como gotas de sangre derramadas en un altar oscuro.

¿Podrán romper el hechizo?

¿O están destinadas a ser vampiras de su propio corazón?

¿Quién será la víctima y quién el verdugo?

Solo el tiempo y las sombras lo revelarán.