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Capitulo 25

YeonJun odiaba dar la razón.

Y mucho más, si era a Choi SooBin a quien debía darle la razón.

Sus preguntas tuvieron respuesta, ¿Podría dormir tranquilo? No, aún no.

Apenas había llegado a su apartamento, doblando su ropa limpia, pensando en lo que había pasado en el auto.

"Te voy a seguir todos los días, hasta que abras los ojos y aceptes que me sigues amando."

Gruñó tapando su cara con una de sus bermudas.

—Lo odio, lo odio —murmuró a pesar de que sabía, que eran palabras vacías.

¿Qué debía hacer a partir de ahora?

¿Debía solo ignorarlo?

No, ignorar a Choi SooBin es casi imposible

¿Debía pedirle a alguien fingir ser su pareja para que SooBin se aleje?

—Primero lo mata —dijo en voz alta antes de negar con la cabeza. No tenía ni idea de lo que debía hacer.

Ya había aclarado muchas cosas, se le había ido el odio por algunos recuerdos al tener por completo la información, seguía celoso por el estilista pero era algo que guardaría para sí mismo.

Ya no había confusión, ni rencor, mucho menos enojo.

Entonces... ¿Qué sentimiento le quedaba?

—¡Bien! —dejó la ropa a medio doblar, levantándose directo hacia la cocina. Sacó una copa, una botella de vino.

Colocó música en el estéreo, conectado vía Bluetooth con su teléfono.

Solamente dejó una luz prendida.

Y Choi YeonJun, se embriagó, arrojado en el sillón.

—Él... Sostiene la copa así...—murmuró, arrastrando las palabras, mirando la copa en sus manos, la sostuvo justamente en el medio, sintió el fino vidrio, movió la copa de forma circular, lentamente, mirando el líquido fijamente— Pero... Él se ve más... Sexy —siguió hablando solo, con el alcohol recorriendo su cuerpo.

Era más que obvio de quién estaba hablando.

Esa noche, se quedó dormido en el sillón, con la botella vacía, con la copa en el suelo, y con SooBin en sus pensamientos.

5 días después.

YeonJun sabía que había dicho que no aceptaría nada de regalos en su puerta, solo los haría a un lado y seguiría con su vida.

Pero, ya había pasado una semana de haber visto a SooBin, no lo había visto, pero había recibido un regalo día tras día.

Ya tenía la caja con bebidas energéticas y chocolates de antes.

El lunes, una bolsa con galletas.

El martes, dulces coreanos que difícilmente se conseguían en Italia.

El miércoles, diversos cereales que, igualmente, difícilmente se conseguían en Italia.

El jueves, una botella costosa de whisky junto a dos botellas y una nota que no se había dignado a leer.

El viernes, un ramo de rosas, calculaba unas veinte.

Y era sábado, debía salir a comprar algunas cosas y él solo podía ver el montón de cosas en su puerta.

Miró las rosas.

Se inclinó y las tomó con ambas manos, era grande y las rosas necesitaban agua.

—Si me estás escuchando, quiero que sepas que solo lo hago porque no quiero que los vecinos se enojen y tampoco quiero que se dañen las rosas —habló a la nada, quedándose un momento en silencio, aún mirando las rosas.

Nadie contestó.

YeonJun solo entró de nuevo a su apartamento, para acomodar las rosas, en vasos con agua a falta de un jarrón.

No pudo meter todo el lote en un solo vaso, por eso, uso varios, aprovechando de contarlas.

—Veintitrés... —contó la última rosa, dejando una pequeña caricia en el pétalo antes de ir a la salida para adentrar los demás presentes, dejándolos todos en la encimera.

Sintió la tentación de tomar una sola barra de chocolate, pero la ignoró y empezó a acomodar sus cosas para irse directo a un súper mercado.

[...]



Tenía lo suficiente, carne, pescado, pollo, harinas, queso, aceite, yogurt, iba por la sección de enlatados, observando precios, sabores.

Solo empujaba el carrito de compras, acercándose a una que otra lata para dejarla dentro.

El lugar estaba algo vacío, tal vez por la hora.

Tarareó una canción cualquiera pasando hacia el otro pasillo de bebidas.

Había café, té, bebidas energéticas, gaseosa, agua, agua saborizada.

YeonJun siguió caminando a pesar que escuchó unos leves pasos, en el pasillo vecino.

Frunció el ceño al captar un perfume conocido.

Demasiado conocido.

Esa fragancia era inconfundible, tantas veces que había tenido ese aroma rodeándolo, cubriéndolo, cerca de él.

Detuvo sus pasos, volteando al aparador, miró una sombra alta entre los productos.

—Deja de seguirme —dijo chasqueando la lengua antes de seguir avanzando, la sombra caminando a su par.

—Tal vez necesites ayuda para todo lo que llevas —contestó SooBin metiendo sus manos en los bolsillos de su saco negro, era largo, llegaba hasta sus rodillas.

—No necesito tu ayuda.

—Llevarlos en auto es mejor.

—Puedo pedir un taxi —YeonJun tomó uno de los cafés y lo arrojó, su corazón había empezado a latir con fuerza, solo escuchaba a SooBin, y solo faltaba un poco para que el pasillo acabara, para verse.

SooBin soltó una pequeña risa, irritado.

—Bien, no te ayudaré a llevar nada —aceptó. YeonJun solamente asintió a pesar que el otro no lo veía.

—Si quieres llevarte algo, puedes llevarte todas las cosas que me dejaste esta semana —mencionó. SooBin ladeó la cabeza.

—¿Por qué debería? Ya están dentro de tu apartamento, incluso dejaste las rosas en agua —YeonJun cerró los ojos un momento. Eso quería decir, que SooBin estaba ahí al momento que recogió las cosas.

Se quedó en silencio, solo pasaron unos cinco pasos para terminar con el pasillo, continuaban las golosinas, YeonJun volteó a la derecha.

Ahí estaba, SooBin, observándolo con seriedad, con un gran saco negro, su cabello bien peinado y destilando elegancia y belleza.

—Tus vecinos siquiera pasan por tu apartamento, el elevador queda antes de tu puerta, YeonJun —le dijo, mirándolo directamente a los ojos.

YeonJun solamente rodó los ojos.

—Solo déjame comprar en paz —pidió avanzando por los pasillos, esta vez, SooBin fue tras él, cerca, demasiado.

El perfume lo afixiaba, de buena forma.

—Aléjate, SooBin —pidió entredientes tomando chicles del aparador, volteó a verlo. El vampiro le devolvió la mirada.

—Bien, caminaré tras tuyo —propuso el vampiro. YeonJun pasó sus manos por su cara.

—Solo quédate ahí, en silencio y no molestes —ordenó.

SooBin obedeció quedándose a su lado, caminando a su ritmo y sin decir ni una sola palabra.

A pesar de eso, los dos tuvieron una misma sensación en el pecho. Caminaron hasta el último de los pasillos, el de licores.

YeonJun se detuvo en uno de los aparadores, SooBin hizo lo mismo.

El abogado se acercó un poco para leer sobre el producto, decidiendo que debía reponer la botella que se había tomado días atrás.

Estiró su mano, pero mucho antes de tomarlo, ya SooBin había metido una diferente a su carrito.

—¿Qué haces? No quiero esto —dijo mirando la botella que había metido SooBin, el vampiro alzó los hombros.

—Ésta es mucho mejor —fue su excusa. YeonJun observó el precio, solamente suspiró sin querer discutir con SooBin en pleno súper mercado.

Siguió caminando, ahora dirigiéndose a la caja, pasó por algunos pasillos para devolver algunas cosas o solamente ver otras.

Hasta que SooBin habló.

—¿Has hablado con BaekHyun o ChanYeol? —preguntó sabiendo muy bien la respuesta.

—No... —hizo una mueca— Creo que han pasado meses desde que hablé con BaekHyun —sinceró, SooBin asintió.

Ambos sabían cuándo había sido esa última vez.

—Ellos también estaban preocupados, BaekHyun estaba vuelto loco —recordó, YeonJun solo lo escuchó, pensando en voz alta, sin querer.

—Se han vuelto unidos.

—Mucho, ChanYeol y BaekHyun fueron los encargados de cuidarme estos meses, incluso repararon la habitación de huéspedes.

—¿Qué le pasó? —YeonJun no podía evitar ser curioso, ¿Por qué BaekHyun y ChanYeol tenían que cuidar a SooBin? ¿Por qué tuvieron que reparar la habitación de huéspedes?

SooBin se detuvo en la fila para pagar, YeonJun hizo lo mismo.

—Tuve una crisis el día que te fuiste, aumentó cuando escuché la voz de TaeMin. Y... Solo la destrocé, rompí la puerta del armario, la televisión... Fueron muchas cosas, la habitación quedó completamente destruida y mientras dormía, ChanYeol y BaekHyun se encargaron de eso —explicó, mirándolo fijamente a los ojos. YeonJun le desvió la mirada, avanzando en la fila.

No pudo evitar tampoco el preguntar qué significaba el: "mientras dormía"

SooBin le explicó todo, desde como lo durmieron faltando varios meses para salir del arresto, hasta como lo despertaron y solo faltaban unos días para salir.

No hablaron más, era el turno de pagar, y SooBin, como buen vampiro, empezó a dejar todas las cosas en el mostrador, sin darle oportunidad a YeonJun de hacer algo, más que extender la tarjeta para pagar.

—Ni se te ocurra —murmuró entredientes al ver las intenciones del vampiro de tomar algunas de las bolsas de compra.

YeonJun recibió la tarjeta de la cajera.

—Te espero en el auto, cariño —le dijo antes de salir del local, pacientemente, con algunas de sus compras en manos.

El abogado se aguantó un bufido y tomó las bolsas restantes, saliendo tras SooBin, persiguiendolo.

—Hey... ¡Hey, dame mis bolsas! —le gritó mirando la espalda del vampiro lejos. SooBin siguió caminando hasta su auto, YeonJun relamió sus labios.

SooBin le ponía, los nervios de punta, el estrés al millón, el corazón latiendo con rapidez.

Lo odiaba.

No, a esas alturas no podía estar mintiendo.

Lo amaba, lo seguía amando.

—Dame mis bolsas —pidió cuando estuvo frente al vampiro que negó con la cabeza.

—Solo deja las que tienes adentro y sube —le dijo recibiendo un suspiro del abogado que, rindiéndose, le entregó las bolsas que faltaban.

Ambos subieron al auto.

No se sentía incómodo, YeonJun se acomodó en el asiento, mirando por la ventana cerrada.

—¿Cómo te va en el instituto? —preguntó SooBin deteniendo el auto en una luz roja, dejando a las personas pasar.

YeonJun no pudo evitar una pequeña sonrisa.

—Es más difícil que la primera vez, hay muchos más requisitos, materias, muchas más reglas... —pensó unos segundos lo que diría, mirando que SooBin se adentró por otra calle que los alejaba de su hogar, frunció el ceño— Este no es el camino, SooBin.

—Necesito comprar algo —le indicó manejando con una severa lentitud y YeonJun se dió cuenta de eso también.

Así como SooBin conocía muy bien a YeonJun, YeonJun conocía muy bien a SooBin.

—No, estás mintiendo, lo haces para tener más tiempo —acusó el abogado señalando al vampiro que rió, asintiendo.

—Si, tienes razón, quiero más tiempo contigo —aceptó. SooBin no debía ni quería ocultarlo, así que le sonrió al abogado que rodó los ojos.

—Solo llévame a casa —pidió fastidiado. SooBin chasqueó la lengua.

—¿Qué tal si almorzamos juntos? —propuso el vampiro recibiendo una mirada de YeonJun, el abogado lo observó unos segundos antes de volver la vista a las calles.

SooBin rodó los ojos, fastidiado.

¿Acaso no habían aclarado las cosas ya? ¿Acaso no estaban bien?

—Si, SooBin, me aclaraste las cosas, pero eso no quiere decir que yo esté dispuesto a volver contigo —habló el abogado con los brazos cruzados.

—Yo solo te invité a almorzar —señaló el vampiro— Así como le aceptaste un almuerzo a TaeMin, puedes aceptarlo de tu gran amigo, Choi SooBin.

—No eres mi amigo —contestó con el ceño fruncido. SooBin volteó a verlo unos segundos que se sintieron eternos para YeonJun.

—¿Entonces que soy? —su mirada era tan atractiva e intimidante a la vez, que YeonJun desvió la mirada hacia al frente.

SooBin siguió conduciendo, esperando los segundos necesarios para que YeonJun hablara.

Por otro lado, el abogado pensó las cosas, analizó la situación.

—Quiero comida coreana, encuéntralo o déjame en casa —contestó sin darle la mirada a Choi que sonrió en grande aumentando la velocidad del auto.

YeonJun sacó su teléfono, él no conocía ningún local de comida en Italia, por eso, estaba confiado en que SooBin daría vuelta en U para devolverlo a su casa.

Pero no esperó que el vampiro tomara una autopista.

—El local es algo lejos así que relájate —le dijo el vampiro mientras revisaba su teléfono con una mano y conducía con la otra, el vampiro ubicando el local por GPS.

Choi SooBin había ganado.

Otra vez.



































¿Qué opinan?

YeonJun sede cada vez más, como creen que termine esto?

¡Comenten! Me gusta leer lo que opinan

The_Dark_Diamond

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