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Capítulo 8

El vampiro tocó la puerta con suavidad, su expresión era seria y sus ojos estaban de color carmesí.

La puerta se abrió dejando ver a su hermano menor.

—Vengo a buscar a SeungBae —dijo mirando a SooBin con una pequeña sonrisa que no era para nada confiable.

—Está durmiendo —contestó el menor de los dos, serio.

Aquel mal presentimiento no se iba. Su instinto le decía que no entregara el pequeño a su hermano y él, por la experiencia que tenía, no lo haría.

Ya era hora de seguir sus instintos.

—No importa, lo voy a llevar a casa —dijo haciendo ademán de entrar.

SooBin no le dejó pasar, cerrando un poco más la puerta, una simple señal de que no lo dejaría entrar.

—Yo lo cuidaré, de todas formas no le prestas atención —soltó arqueando una ceja. El mayor gruñó poniendo sus palmas en la puerta, SooBin frunció el ceño aguantando la fuerza del mayor.

—Dame a SeungBae —dijo empujando la puerta con fuerza. SooBin detuvo el rebote con sus manos, dejando una pierna hacia atrás— Lo necesito, Hye pidió que lo viniera a buscar, necesita llevarlo a sus clases de piano.

—¿Desde cuándo SeungBae va a clases de piano? —frunció el ceño. Su sobrino no tenía más actividad que recibir la anticuada y agresiva educación de su padre, y que ahora metieran al niño a clases de piano era algo extraño y de lo que definitivamente no confiar.

—Desde mañana —contestó. El aire se volvió denso, los dos vampiros tenían el iris de sus ojos color carmesí, sus colmillos amenazaban con salir.

—Yo lo llevo, dame la dirección —contestó relamiéndose los labios, la tensión era palpable entre los dos, hubo un momento de silencio en donde no despegaban su mirada del otro, tal vez intentando adivinar el movimiento del otro.

En un abrir y cerrar de ojos Seong-Suk pateó la puerta haciendo que el menor retrocediera, el pelinegro gruñó dejando sus colmillos crecer, se arrojó a su hermano mayor, tumbándolo al suelo.

—¡Quítate de encima! —Seong-Suk gruñó forcejeando con su hermano que gruñendo lanzó un golpe a su mejilla con fuerza.

—¡Deja a SeungBae en paz! —gritó sintiendo su espalda chocar con el suelo, Seong-Suk le golpeó en la cara con rudeza.

—Es mi maldito hijo, voy a hacer lo que quiera con él —dijo golpeándolo, SooBin no se quedó atrás y contestó, rodando en el suelo, tomó las solapas del traje ajeno y lo arrojó con toda su fuerza a la pared más cercana— ¿Eso es todo, débil? —provocó Seong-Suk acercándose a él, SooBin gruñó dejando crecer sus uñas, avanzó a su hermano mayor, esquivó un golpe empujándolo y acorralándolo en la misma pared de antes.

—Deja a SeungBae —le dijo pateando su estómago, se lanzó a él y mordió el brazo del otro, encajando sus colmillos. Seong-Suk frunció el ceño y quitó al otro de encima de él.

—Eres débil, siquiera muerdes con fuerza... —dijo tomando sus manos, inmovilizándolo. Seong-Suk miró al otro abriendo su boca, mostrando sus afilados colmillos cerca de su cara.

El castaño se distrajo con un brillo en los ojos del pelinegro, un rojo intenso, brillante y atrayente.

—Quítate —le dijo con voz profunda y ronca. Seong-Suk frunció el ceño acatando la orden del otro.

SooBin, sin dejar de verlo directamente retrocedió a la habitación en donde estaba el niño durmiendo, ajeno a todo lo que estaba pasando y es que sacar a un vampiro del sueño era algo complicado, un humano podía despertar por el ruido pero un vampiro necesitaba una estimulación más grande que un ruido.

Al llegar a la puerta de la habitación, sonrió de medio lado y entró cerrando a sus espaldas.

—¡¡Hijo de puta!! —Seong-Suk salió de la hipnosis que le había hecho el pelinegro y corrió a la habitación, antes de que tocara la puerta esta salió disparada, tumbándolo y haciéndolo rebotar contra la pared, SooBin había pateado la puerta con todas sus fuerzas-— Arg... —SooBin empezó a correr a la salida con el niño dormido en brazos.

Estaba seguro de que su sobrino corría peligro en manos de Seong-Suk, debía protegerlo, debía...

—¡Dame al niño! —el castaño le siguió, corriendo con el ceño fruncido y los puños apretados. SooBin entró al elevador con rapidez.

Al llegar abajo caminó al estacionamiento.

—¡Dámelo! —sorprendentemente, Seong-Suk estaba abajo a un lado del automóvil del pelinegro.

Los dos se miraron a los ojos fijamente. Seong-Suk hizo sus ojos brillar, SooBin también, el pelinegro intensificó el brillo junto al color rojo, el castaño también.

Los dos vampiros estaban en una batalla de miradas, buscando hipnotizar al contrario.

Seong-Suk rió en medio de aquella batalla.

—Eres débil —le dijo acercándose a él, SooBin bajó la mirada al sentir repentinamente sus brazos vacíos.

SeungBae no estaba.

Seong-Suk lo tomó del cuello y sonrió.

—Nos vemos, hermanito —le dijo sonriendo con malicia.

—¡Dame a SeungBae! ¡Él no tiene la culpa! —gritó ahorcando al mayor que, también con sus uñas largas, rasguñó las manos del menor haciendo que las quitara y las convirtiera en puños para impactarlos en su cara, más Seong-Suk fue más rápido y encajó sus garras en su pecho, rasgando la piel de ahí, la sangre salpicó en el traje del otro.

—¡Es mi hijo! —SooBin tomó las manos del otro impidiendo que siguiera rasguñando. Seong-Suk se lo quitó de encima y, gruñendo en su dirección se fue de ahí.

SooBin miró la espalda de su hermano alejarse, peinó su cabello suspirando.

Se levantó mirando su pecho, la camisa blanca que llevaba estaba desgarrada y manchada de sangre, no dolía, no sentía un dolor severo, sólo era una simple molestia.

Gruñó molesto mirando sus manos estaban rasguñados, goteando sangre.

Ignorando todo empezó a correr con rapidez en dirección a la mansión Choi.

SeungBae estaba en peligro, lo presentía.





[...]









—Hey, despierta —el pequeño se removió en su lugar abriendo sus ojos. Frunciendo el ceño por el fuerte pinchazo que sentía en su costado, una de las garras de su padre encajada ahí.

—¿Tío? —preguntó aún adormilado abriendo sus ojos— ¡Papá! —chilló cuando una cachetada fue dejada en su mejilla— ¡Ah! —más despierto, miró perfectamente la cara de su padre.

—¿En serio? ¿Le dijiste papá a tu tío? —preguntó el vampiro amenazador al niño.

—P-perdón papá... —el adulto dejó de enterrar su uña en el costado del niño y lo empujó, haciéndolo caer al suelo de bruces, SeungBae lloriqueó arrastrándose en el pasto. Estaban en un bosque, el niño no reconocía ese lugar, pero Seong-Suk si, estaban en la tierra de nadie— Perdón... —el mayor pateó al pequeño que chilló y, por instinto, dejó crecer sus colmillos, gruñendo al mayor que rió burlón.

—No me das miedo, niño —dijo golpeando la mejilla del menor a puño cerrado. SeungBae se resistió, forcejeó y hasta intentó golpear varias veces al mayor, sollozó y gritó pidiendo ayuda, llamando a su tío para que lo rescatara de las garras de su padre.

Para que le sacase de aquel lugar.

Él había estado haciendo lo posible para defenderse, pero no pudo hacer más nada cuando se vio apresado por el cuerpo del mayor y el suelo.

Seungbae solo llamaba a SooBin, una y otra vez.

Para que lo protegiese de su padre que, sin ningún tipo de piedad mordía su cuello quitándole con cada succión un segundo de su vida.










[...]









Sin importarle nada más que tener a SeungBae con él, empujó la puerta de la mansión.

Estaba vacía.

—¡SeungBae! —gritó corriendo por todos lados, abriendo todas las puertas con fuerza.

No había nadie, siquiera las personas de servicio estaban allí.

El bosque. Pensó saliendo de ahí corriendo a una velocidad impresionante para cualquiera.

—T-tío...—se detuvo en la tierra de nadie, miró a los lados buscando de donde venía el pequeño susurro, adolorido y con miedo, un cuerpo acostado a la lejanía. Corrió hacia el lugar, arrodillándose con velocidad.

—SeungBae... SeungBae...—miró a los lados buscando la presencia de alguien, pero estaba solo, a un lado del niño que lloraba mientras un gran charco de sangre se extendía bajo él.

Tenía dos mordidas, rasguños y moretones.

Una gran mordida en uno de sus costados era la que más sangraba.

—Tío Soo... —el niño miró al adulto con un ápice de alegría, SooBin no pudo verlo ya que detallaba con rapidez las múltiples heridas del pequeño.

—Bebe, bebe, SeungBae —dijo acercando su cuello a la boca del pequeño. Si el pequeño bebía del cuello de su tío podría recuperar fuerzas y ayudar a su sistema a curar más rápido sus heridas.

Podía salvarlo. SooBin podía salvar al pelinegro, a su sobrino.

—Vamos, Bae —le animó dejando crecer una de sus uñas para trazar una línea en su cuello y dejar caer su sangre en los labios del niño— ¡SeungBae, traga! —le gritó desesperado, el niño tenía la sangre acumulada en su boca.

No tenía fuerzas para eso.

—No no, Bae... No hagas eso, pequeño —negó mirando al niño escupir la sangre mientras lloraba— Traga... Traga, por favor... —tomó al niño en sus brazos, se levantó y caminó hacia el lado vampiro, se apoyó sentado en un árbol, dejando al niño en su regazo, acostado cual bebé.

—Usted... Es mi papá... —le dijo mirando al adulto— No él... —le dijo cerrando los ojos.

SooBin sabía que ya no podía hacer nada, el niño tenía grandes heridas y si bien se pudo haber recuperado bebiendo de la sangre del mayor no tenía fuerzas para beber, sintió la primera lágrima recorrer su mejilla, sorbió su nariz sonriendo al niño que volvió a abrir sus ojos, enfocándolos en SooBin— Si, SeungBae, yo soy tu papá...

SooBin había llegado tarde.

—No no... Mi pequeño —dijo dejando caer algunas lágrimas, con dolor en su expresión dejó un pequeño beso en la frente del niño.

—Eres tan débil, ¿enserio estás llorando? —la risa socarrona de su hermano le hizo alzar la mirada, el castaño tenía la boca y parte de su fino traje estaba manchado de sangre.

Sangre de su hijo. Pensó SooBin frunciendo el ceño.

—Tu...—no pudo decir nada más, el otro se había perdido en el bosque.

Miró de nuevo la cara de su sobrino.

—SeungBae...—lloró peinando el cabello de su sobrino. Lo abrazó a su pecho ensuciando sus ropas de sangre— P-perdón... No llegué a tiempo... —dejó otro beso en la frente del niño y lo dejó ahí en el suelo, acomodado entre la maleza, no podía hacer más nada y eso le dolía. Por muchas razones no se podía presentar en un hospital o una comisaría, o morgue, en el estado que estaba.

Con todo el dolor que el momento le hacía sentir se retiró de ahí, sin ver hacia atrás.










[...]









—¿Hola? —YeonJun estaba en el sillón con su sobrina en las piernas, ésta estaba en su pijama y abrazaba un peluche, mientras veía una caricatura y su tío le peinaba el cabello.

Necesito verlo —frunció el ceño por aquellas palabras— Es urgente.

—¿Qué tan urgente? —preguntó.

Demasiado —contestó el vampiro.

—Ya le paso mi dirección —suspiró colgando. Dejó el peine rosa a un lado y envío su dirección al vampiro pelinegro.

—¿Tienes sueño? —le preguntó a la niña que negó.

—¡Quiero ver eso! —le dijo emocionada con la caricatura. YeonJun rió y se abrazó a la niña por un rato.

El timbre sonó.

—¡Yo voy! —la niña corrió abriendo la puerta, YeonJun no se preocupó sabiendo quién era— ¡Un zombie! —la niña chilló cerrando la puerta.

—Ah, pequeña —rió levantándose a abrir la puerta— Lo siento, ella...—calló mirando las fachas del vampiro, estaba lleno de sangre, sus iris estaba rojo, tenía los colmillos más grandes de lo usual y su expresión era terrorífica— Uhm... Buenas noches —dijo carraspeando.

—Lo siento por asustar a su hija, y por llegar así —le dijo señalándose. YeonJun apretó sus labios asintiendo— Solo que es importante —el pelinegro asintió haciéndose a un lado para que el pelinegro pasara, este negó.

—Dígame que sucede —dijo apoyándose en el marco de la puerta.

—Yo... Yo no lo maté, ¿sí? —empezó a decir, a lo lejos se escuchaban las sirenas de los policías, YeonJun no lo escuchaba— Yo no lo maté, cualquier acusación es mentira...

—Un momento, ¿a quién se le acusa haber matado? —preguntó con el ceño fruncido.

—A mi sobrino —YeonJun amplió sus ojos recordando al niño que le había comprado un café el día anterior— Pero yo no lo hice, fue mi hermano —el abogado miró la sangre en el pecho del vampiro, miró una herida.

—¿Eso se lo hizo su hermano también? —señaló el pecho del otro. SooBin asintió mostrándole sus manos también heridas.

YeonJun procesó todo en su cabeza. Choi Seong-Suk había matado a su hijo y estaba culpando a SooBin, quien estaba lleno de sangre y con la ropa rota y llena de tierra.

—Pase, por favor —dijo escuchando sirenas de policía. El vampiro entró quedándose en una esquina del recibidor no queriendo ensuciar nada.

—¡Tío! —la niña pelinegra apareció mirando a SooBin con miedo— ¿Por qué dejó pasar al zombie?

—No es un zombie, princesa —rodó los ojos escarbando en el pequeño armario que tenía, allí guardaba sus sacos, suéteres y abrigos— Tenga, póngase esto. No es conveniente que esté manchado de sangrem

—Igual lo voy a ensuciar —dijo señalándose.

—Sé lo que digo, vamos —le dijo entregando el suéter azul al vampiro— El baño está allá —señaló. El vampiro quitó sus zapatos y avanzó a la habitación que le habían dicho, allí, aprovechó de lavar su cara y mirar detalladamente la herida en su pecho. Salió y fué directo a la puerta, YeonJun tomó la camisa rota y ensangrentada en las manos del vampiro y la arrojó a la cesta de ropa sucia— Dígame que pasó -dijo apoyándose en la pared notando que el vampiro no tenía intenciones de moverse de allí.

-Yo estaba con mi sobrino, en el parque de diversiones, lo llevé a mi casa y mi hermano apareció diciendo que se lo tenía que llevar a una clase de piano, pero SeungBae no tocaba piano... Entró a mi casa y empezó a golpearme...

-Todo lo que me está diciendo es verdad, ¿no? No hay nada inventado -arqueó una ceja.

-Todo es verdad -asintió el vampiro- Peleamos, yo me llevé a SeungBae, me lo iba a llevar a otro lado... -peinó su cabello. SooBin miró como la tela del suéter se llenaba de sangre- Pero su esposa...-recordó el olor de la mujer llegar a él cuando estaba en aquella batalla de miradas con Seong-Suk- Me lo quitó... Peleamos otra vez...

-Su hermano y usted -dijo con el ceño fruncido.

-Mi hermano y yo, sí -asintió. La sirena de la policía estaba a unos metros de ellos- Lo busqué en la mansión y no estaba, lo encontré en el bosque, tirado... Y mi hermano apareció, estaba lleno de sangre también, su boca estaba llena de sangre... Él lo mató -le dijo mirándolo a los ojos, sincero- Y me está acusando de haberlo hecho yo, me acusa de haber matado a mi sobrino -SooBin miró al abogado hacer una mueca.

-Entréguese -le dijo tomando el pomo de la puerta con su mano- A esta hora no puedo hacer nada, no hay juicios, deberá esperar hasta mañana.

-¿Ah? -preguntó con sus ojos amplios. Fue por ayuda con YeonJun y el abogado sólo le decía que se entregara, así como si nada.

-Lo que escuchó -dijo, con el mismo tono de antes- Entréguese, mañana resolveremos esto.

-Pero...

-Usted no lo hizo, ¿no? -preguntó con el ceño fruncido- Usted sabe que no lo hizo, sabe lo que pasó y sabe que es inocente, no pierde nada entregándose -le dijo con seriedad. SooBin asintió, entendiendo.

YeonJun abrió la puerta achicando sus ojos cuando las luces de las patrullas impactaron en sus ojos.

SooBin subió sus manos a la altura de su cabeza por indicación de uno de los oficiales.

El abogado miró a una mujer llorar desconsoladamente en el hombro de un hombre.

Choi Seong-Suk y Choi Hye.

Miró como esposaron al pelinegro y lo metieron a la patrulla, esperó a que se fueran y volvió al interior de su casa.

A pensar en lo que acababa de pasar y a recordar lo que le había dicho el vampiro hace minutos.




















The_Dark_Diamond

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