Día del juicio.

YeonJun se removió entre la calidez de la mantas, bostezó mientras se estiraba, su mano chocó con un torso.

—Me vas a hacer caer —reprochó SooBin cuando el abogado seguía estirándose. YeonJun chasqueó la lengua y tomó asiento en la mullida cama, observó a su novio.

Ya tenía pantalones formales y camisa a botones puesta, su perfume por toda la habitación y la toalla colgada del pomo de la puerta, además de su cabello húmedo, le indicaba que se había duchado.

Se levantó directo al baño a hacer su rutina diaria, lavó su cara y sus dientes.

—BeomGyu me llamó solo para asegurarse de que no faltara nada —comentó el modelo mirándolo mientras doblaba la manta que había usado.

YeonJun solo asintió.

Se supone que no se iba a quedar, por ende, de nuevo estaba usando ropa de SooBin.

—Voy a mi casa a cambiarme, nos vemos en el juzgado —le dijo estirándose para tomar su teléfono, SooBin se quejó.

—Yo te acompaño a cambiarte a tu casa —YeonJun aún no entendía porqué SooBin estaba actuando extraño desde que habló por teléfono con quién sabe quién.

No lo quiso dejar ir a su casa el día anterior, y no lo quería dejar ir sólo a su casa.

—Además, creo que pasaré por el aeropuerto, TaeMin se va hoy —dijo a pesar de que sabía que no le daría tiempo de ir al lugar, y SooBin también lo sabía por lo que no se preocupó y alzó sus hombros.

YeonJun rodó los ojos y salió de la habitación, el vampiro siguiéndolo hasta la cocina con una corbata en sus manos.

—Que lindo, compraste jugo —dijo al abrir el refrigerador y encontrar cajas de jugo de diferente sabor, se sirvió un buen vaso de jugo de uva, lo saboreó bajo la atenta mirada del otro que sonrió al complacer a su novio.

—Ponme esto, por favor —pidió entregándole la prenda. YeonJun dejó su teléfono y el vaso en la encimera, dedicándose a hacer el nudo.

Los labios del modelo pegaron en su frente en un suave beso, rió ajustando y planchando la camisa ajena con sus manos.

—Y mi cabello —señaló causando una risa del otro.

—Ya pareces un niño, SooBin —dijo cruzando sus brazos.

—Soy modelo, estoy acostumbrado a que me acomoden y peinen, tú eres como mi staff personal —y YeonJun carcajeó solamente alborotando más los cabellos ajenos con sus manos sacándole un gruñido al modelo.

SooBin no tuvo de otra que ir a peinar su cabello el sólo.

Tenía un mal presentimiento desde la llegada de su padre, la llamada con Hye repitiéndose en su cabeza, no quería dejar a YeonJun sólo, sabía que Seong-Suk estaría en el juicio con él pero no confiaba en dejar a YeonJun sólo por ahí, ¿y si TaeYong aparecía? ¿Y si otro vampiro lo secuestraba apenas lo dejara solo?

Volteó a su teléfono sobre el tocador cuando el sonido de un mensaje llegó a sus oídos.

—¡Despistado! Te llevaste mi teléfono —la voz de YeonJun venía hacia él a pasos calmados, captó como sorbía del vaso, seguía tomando jugo.

Volteó a ver el teléfono con la pantalla iluminada, miró el mensaje.

TaeMin.

Ya estoy en el aeropuerto, bebé.

Tomó un profundo respiro y se miró al espejo, su cabello bien peinado hacia atrás, YeonJun entró a los segundos, tomando su teléfono.

—Qué guapo, señor Choi —le dijo antes de desbloquear el teléfono, contestando el mensaje con rapidez ante de bloquearlo y dejarlo en dónde mismo.

SooBin le sonrió sin mostrarle los dientes.

—¿Te gustó el jugo? —preguntó, YeonJun asintió con una sonrisa.

Tanteó en sus pantalones negros y encontró su teléfono, lo encendió, lo tenía en silencio, genial.

Tenía mensajes, miró el remitente de número desconocido.

No era Hye, tuvo que registrar el número, sonrió levemente al ver de qué se trataba.

Tal vez YeonJun no lo recordaba pero estaban a un día de cumplir un mes de noviazgo, y SooBin como buen novio le tenía un regalo.

—Tienes los labios resecos —opinó el abogado mirando la mesa con varios productos, encontró un bálsamo y lo colocó el mismo con uno de sus dedos en los labios ajenos. SooBin guardó su teléfono en sus pantalones, bajando la mirada cuando sonaron tres notificaciones seguidas del teléfono del otro.

YeonJun limpió el resto de bálsamo y tapó el pequeño labial, lo dejó en dónde estaba y tomó su teléfono, la pantalla se iluminó y SooBin pudo leer el último mensaje.

TaeMin.

Espero que me recibas con mucha comida.

No le tomó importancia, él podía ir con ellos a comer, ¿cierto? Además eso sería en dos meses no tenía que preocuparse.

Entró otro mensaje antes de que YeonJun desbloqueara el aparato.

TaeMin.

Te amo, YeonJun.

—¡Dámelo! —YeonJun se quejó cuando el otro le arrebató el teléfono con el ceño fruncido, volvió a leer el mensaje, sus colmillos crecieron.

—Desbloquealo —ordenó, el abogado negó con su cabeza— ¡Desbloquealo, YeonJun! ¿¡Por qué te dice que te ama!? ¿¡Qué más te ha dicho!? ¡Te dijo bebé más arriba!

—¡SooBin, somos amigos! ¡Es normal que un amigo le diga a otro que lo ama! —explicó tratando de recuperar su teléfono.

—Si, es normal y que te diga bebé, y que te dé besos, ¡No es normal, maldita sea! ¡Desbloquealo! ¡Ya! —ordenó de nuevo. YeonJun solo lo observó con el ceño fruncido.

Otra vez un ataque de celos, por un mensaje.

SooBin no pensó cuando lo tomó del cuello y lo acercó a él a una distancia considerable del teléfono la identificación facial desbloqueando el aparato.

YeonJun encajó sus uñas en la mano ajena y lo tomó del brazo, tratando de llegar al teléfono.

SooBin abrió la conversación, la observó y leyó con rapidez.

Las respuestas de YeonJun eran normales, TaeMin simplemente le ponía apodos y corazones, y ese maldito mensaje en dónde decía que lo amaba.

—¡Ya hablamos de esto, SooBin! —el modelo arrojó el aparato con fuerza a cualquier lugar de la habitación y lo sujetó de los brazos, inmovilizandolo.

Estaba cegado de celos, de ira, esa sensación y necesidad de proteger a YeonJun, el juicio causando nervios en él, la conversación con Hye.

No pensó, no lo hizo, claro que no.

Un grito de puro dolor llenó la habitación, los colmillos de SooBin se habían encajado en el cuello de YeonJun, sin aviso y con rudeza, el dolor presentándose en el cuello ajeno, forcejeó pero el dolor era cada vez más intenso, sintió que se desmayaría cuando el otro se separó con brusquedad, la mordida viéndose alarmante y doliendo por el maltrato.

La lengua del vampiro pasó por la sangre que empezó a brotar a borbotones, volvió a encajar sus colmillos con posesividad, gruñó. El cuerpo entre sus manos tembló y un sollozo inundó la habitación.

Solo ahí, reaccionó.

Cayó en cuenta de lo que estaba haciendo, se separó con rapidez buscando los ojos de su novio.

Temblando, llorando y mordiendo su labio inferior para aguantar el dolor de dos mordidas y las garras encajándose en sus brazos, porque si, SooBin había dejado sus garras crecer y lo estaba lastimando en los brazos.

—Terminamos —fue lo que salió de los labios de YeonJun. SooBin dió un paso atrás liberándolo, YeonJun se movió hacia su teléfono, lo tomó del suelo, la pantalla completamente rota.

—YeonJun...—SooBin lo persiguió, el abogado casi corrió hasta la salida con su mano derecha en su cuello, tratando de detener su leve sangrado.

—¡N-no me toques! —gritó apenas los dedos del vampiro rozaron su brazo, tembló cuando lo miró a los ojos.

Rojos.

—N-no me toques, no te acerques a mi, SooBin...

—YeonJun, lo siento mucho me dejé-...

—¡Cállate, maldita sea! —terminó de colocarse el zapato y salió sollozante del apartamento, SooBin apretó sus manos aguantando las ganas y el impulso de ir por él.

Debía ir al juicio, ya era la hora.

[...]

YeonJun llegó a su casa entre sollozos y mareos, había llamado a su mejor amigo que lo recibió en la puerta de su casa.

—¡YeonJun, mírate! —alarmado, BaekHyun buscó calmar el sangrado de las dos mordidas en su cuello y curó las heridas en sus brazos además de uno que otro rasguño— Dime que lo dejaste, por favor —fue lo único que le dijo mientras colocaba un parche en su cuello, cubriendo las dos heridas en su cuello, estaban muy maltratadas y aunque extrañamente una de ellas estuviera sanando rápido, las cubrió.

YeonJun sólo sorbió por su nariz y asintió con su cabeza buscando en su armario un suéter cuello de tortuga color gris, se puso un saco encima.

—¿A dónde vas, YeonJun? —preguntó el otro con el ceño fruncido terminando de guardar todos los materiales que usó agradeciendo a SeokJin por insistirle a YeonJun tener un botiquín de primeros auxilios en casa.

—Al juicio de SooBin contra Seong-Suk —fue su respuesta mientras ajustaba su cinturón. BaekHyun frunció el ceño.

—No, YeonJun, ahí va a estar SooBin y déjame decirte que tú no eres abogado ahí para estar presente —le dijo mirando a su amigo colocarse el calzado, tomó su teléfono con la pantalla rota y miró a BaekHyun.

—Lo sé, pero antes yo era abogado de ese caso, posiblemente todo termine hoy, quiero estar presente —fue la excusa que le dió a su amigo.

En parte era verdad, pero por otro lado estaba ocultando que le había prometido la noche anterior a SooBin estar presente mucho antes de quedarse dormido.

SooBin lo había mencionado como su amuleto de la suerte, le había dicho que no importaba que BeomGyu fuese el abogado, YeonJun es y siempre sería su abogado de la suerte.

Condujo su auto en medio de un mareo, tal vez porque perdió sangre estaba así, pero su mente le recordaba que no había botado tanta como para marearse.

Había muchos autos estacionados, pero aún así la vida lo odiaba y el único puesto que había era detrás del auto de SooBin.

Bajó con un suspiro, intentó mover su cuello hacia un lado, una presión instalándose en el lugar de la mordida.

No pensó más en eso, entró al tribunal, frunció el ceño cuando uno de los guardias lo detuvo.

¿Acaso porque ya no era abogado no podía entrar?

No estaba de humor para guardias, así que tomó aire y habló con los dientes apretados.

—Vengo al juicio de los hermanos Choi —el guardia se indignó mucho más por el tono que usó, pero una voz tras ellos los hizo voltear.

—Viene conmigo, señor —Hye mostró su blanca dentadura al oficial, sus colmillos resaltando.

YeonJun pasó el tramo que le quedaba, mirando igualmente a la mujer. Hye le sonrió.

—No te acerques —le advirtió cuando vió las intenciones de la mujer de acercarse a él.

—Creeme, daño es lo menos que te quiero hacer —fue lo que le dijo antes de pasar las puerta tallada de madera que daban paso a la sala de juicio. YeonJun solamente chasqueó la lengua y entró también, cerrando la puerta a sus espaldas.

Ahí estaba BeomGyu, estaba Seong-Suk con su abogado, estaba Hye sentada en los bancos que se usaban para público, había unas cuantas personas más que eran público en el caso, estudiantes que necesitaban ver para aprender, uno que otro abogado también.

Pero, ¿y SooBin?

No pudo seguir pensando en el paradero del vampiro cuando las puertas se abrieron, tuvo que hacerse a un lado.

Ahí estaba, apenas entró lo observó fijamente. Apretó sus manos cuando la mirada del modelo cura su cuello cubierto por la tela de su suéter tejido.

—Mi amor.

—No me digas así —los dos avanzaron el estrecho pasillo, SooBin lo sujetó del antebrazo.

Sus ojos se encontraron, el agradecimiento en los ojos del modelo.

—Gracias por venir —fue lo único que le dijo antes de soltarlo y seguir su camino hasta llegar a BeomGyu, YeonJun tomó asiento, estaba casi al medio de las butacas.

No pasaron más de cinco segundos cuando el ambiente se puso aún más tenso.

—Empezamos —la voz del juez resonó en la sala, YeonJun sintió un escalofrío, volteó rápidamente y dió un salto en su lugar cuando sintió otra presencia a su lado.

SooBin volteó a verlo de inmediato.

El padre de los Choi estaba a su lado.

—Llegué a tiempo —fue lo único que le dijo, YeonJun no pudo evitarlo, miró a SooBin y de inmediato sus ojos le transmitieron calma.

Volvió a prestar atención al juez, él no lo sabia pero SooBin si.

Luego de este juicio las cosas cambiarían.

En este capítulo pudimos ver otro error, otra 🚩 de Binnie :(

Si han leído mis anteriores historias SooBin siempre es un amor de persona o de alfa o de Omega. Pero este SooBin marca la diferencia y mucho.

¿Emocionados por el juicio?

¿Qué creen que pasará?

The_Dark_Diamond