Capítulo 48
SooBin se dedicó a limpiar la habitación, cambió las sábanas y la dejó sin algún rastro de sexo. Fue al sillón, el abogado dormía plácidamente, no iba a despertarlo solo para que se pasara a la habitación, así que lo tomó en brazos y lo pasó a la habitación, el pelinegro sin inmutarse del cambio de superficie, siguió durmiendo.
El modelo tomó su teléfono y salió a la sala de estar, en la mesa de noche había deja su laptop, la abrió mientras leía las notificaciones de su teléfono, no se sorprendió cuando miró en una página de chismes fotos de él y YeonJun en la discoteca diciendo que habían participe en un concurso de parejas y de paso, habían ganado.
Puede que su manager le armara el escándalo del momento, pero ya no podía hacer nada y tampoco quería reprimir su relación con YeonJun. Tecleó en su laptop, debía buscar un abogado nuevo, no volvería a la agencia de YeonJun, y había conseguido un buen buffet en línea, había investigado lo suficiente y los abogados eran de calidad.
Se sentía mal buscando a otro abogado, se sentía culpable de todo lo que pasó con YeonJun.
Chasqueó la lengua prestando atención a los nombres que la página le ofrecía, comparó los comentarios de las personas, comparó los casos ganados y los casos perdidos, hasta que eligió a uno.
Choi BeomGyu.
Era joven, pero de todo el buffet era quien más le llamó la atención e interesó. Porque a pesar de ser joven tenía una cantidad de cuarenta casos ganados y tres perdidos.
Envió la solicitud y se asombró de que le respondieran de inmediato, eran las dos de la madrugada después de todo.
La página le facilitó el número del abogado además de su dirección, estaba cerca de él.
Podría llamarlo en la mañana y concretar un encuentro para ese mismo día.
Obviamente, YeonJun debía estar presente, así hablarían mejor de abogado a abogado.
Cerró la página y se dedicó a escuchar música, pensando seriamente en si valía la pena enfrentar a Seong-Suk de esa forma.
Bien, podían cerrarle la empresa, podían dejarlo en banca rota.
Pero eso no quitaba su maldad, no quitaba sus ganas de destruir todo.
¿Era buena idea matar a Seong-Suk? Eran hermanos, él no se veía capaz de matar a alguien con su propia sangre, su madre le había enseñado a querer a su familia a pesar de todo, a su padre, a su hermano, le había enseñado a respetarlos y quererlos.
No se veía capaz de matar a Seong-Suk, era su hermano, nacieron de la misma mujer.
Pero estaba YeonJun.
YeonJun ya estaba involucrado a pesar de ya no ser abogado, se había vuelto personal respecto a YeonJun.
Y a pesar de que si marcaba a YeonJun se volvería parte de la familia, él sabía que Seong-Suk no quitaría de su cabeza matarlo o hacerle cualquier daño.
Porque Seong-Suk tenía maldad en el, no veía corazones, no veía lazos sanguíneos, o familia.
El veía poder, él veía diversión.
Y si para ver poder y diversión debía matar, lo haría.
Pasó sus manos por su cara con un suspiro, quitó la música y dejó la laptop ahí, metió su teléfono en sus bermudas y volvió a su habitación, acostándose a un lado del abogado que estaba hecho bolita por el frío de la madrugada, tomó el cobertor gris y los cubrió a los dos, abrazó al pelinegro y besó su frente con total cariño.
Yo te protegeré.
Fue el último pensamiento que tuvo antes de sumirse en un estado de meditación, lo más cercano al sueño.
Pasaron las tres, cuatro y cinco de la madrugada, seis y siete.
SooBin perdió la noción del tiempo, ya eran las diez de la mañana cuando abrió sus ojos y sacó su teléfono de su bermuda, lo dejó de lado y volvió a cerrar los ojos.
YeonJun soltó un quejido y se removió en su lugar, se abrazó al torso ajeno y apretó los ojos antes de despertar por completo, abrió los ojos y observó el perfil ajeno, los ojos cerrados y la respiración acompasada.
¿Estaba dormido?
Se inclinó y besó su mejilla antes de separarse y estirarse con pereza.
Seguía teniendo sueño, pero debía despertar y no dejar que el cansancio lo dominara.
El modelo a su lado también se sentó en la cama y pasó su mano por su cabello desordenado, volteó a verlo con una pequeña sonrisa.
—En el baño dejé un cepillo dental, es verde —le dijo antes de pellizcar su mejilla y volver a recostarse, esta vez observando su teléfono.
YeonJun agradeció con un gesto y se levantó directo hacia el baño, notó el cepillo dental que SooBin le había dicho, lavó sus dientes con paciencia y se observó en el espejo, miró su cuello, una mordida, estiró con su mano libre la sudadera y notó la gran cantidad de marcas que había.
Enjuagó su boca y escupió. Lavó su cara y con sus manos aún húmedas peinó su cabello.
Sentía cansancio, mucho cansancio, por eso se arrojó sobre el modelo que se quejó por el peso ajeno sobre él.
Reposó su cabeza en el pecho ajeno.
—Te voy a llevar a tu casa, para que te cambies de ropa y salgas conmigo a desayunar —dijo dejando su teléfono en el buró, metió sus manos por la sudadera, acariciando la piel caliente a comparación de sus manos frías.
—Está bien —aceptó adormilado.
—Y también, para que me acompañes al encuentro con el nuevo abogado —dijo, atento a la reacción de YeonJun, él solamente suspiró y asintió, levantándose.
—Vamos entonces, antes de que duerma de nuevo.
—Esperame, debo ducharme y cambiarme —dijo haciendo a un lado al abogado para ir a la ducha.
—¡Hazlo rápido que tengo hambre! —gritó a pesar de que SooBin podía escucharlo si hablaba normal.
El vampiro chasqueó la lengua y abrió la puerta del baño, desnudo.
—No grites, puedo escucharte perfectamente de aquí a la cocina sin que grites —reclamó. YeonJun rió pasando sus ojos por toda la anatomía ajeno— En la cocina hay cereal de colores, come de eso mientras, no me tardo.
—Quien fuera jabón para restregarse en ese cuerpo de Dioses, guapo —soltó sin pensar antes de carcajear por la mueca de confusión del otro que, sin darle mucha importancia a esas palabras volvió a la ducha.
YeonJun carcajeó por toda la casa, hasta llegar a la cocina, volvió a reír hasta calmarse.
Buscó en los gabinetes hasta dar con el cereal de colores, sonrió al ver que tenía malvaviscos.
Abrió la caja y se sirvió en un plato.
Fue al sillón y miró una laptop, quiso encenderla para poner música pero desistió de la idea al comer del cereal con tranquilidad.
Escuchó movimiento en la habitación, ya no podía escuchar la ducha.
Se levantó y buscó algo que tomar pero en el refrigerador solo había botellas de vino que no estaban llenas de vino y agua.
—Debería comprar aunquesea jugo de naranja —murmuró cerrando de nuevo el refrigerador.
—¿Por qué? Me gusta lo que hay en mi refrigerador —contestó el otro saliendo de la habitación ya vestido, pantalones de vestir, zapato formal, y camisa a botones blanca, unos lentes negros colgando en la apertura de su camisa.
—Cuando traigas invitados, por ejemplo yo, no tendrás que darles —explicó detallando la ropa del otro. SooBin le restó importancia con una mano.
YeonJun terminó el plato y fue al recibidor, se colocó sus mismos zapatos y comentó lo ridículo que se veía.
—Si te ves ridículo —asintió SooBin metiendo su billetera en su bolsillo delantero. El otro lo observó con algo de odio antes de salir del departamento, SooBin pidió el elevador, esperaron unos segundos y entraron.
La música clásica en el elevador se detuvo en el piso de abajo, las puertas se abrieron revelando a la misma mujer que les había tocado la puerta junto al otro vecino, un muchacho.
YeonJun se sintió avergonzado, en reacción se apegó más al brazo de SooBin que ni se inmutó en la presencia de los vecinos.
—Buenos días —fue lo que dijo apenas los dos vecinos entraron al elevador, ninguno de los dos le contestó.
Para YeonJun fue tortuoso el tiempo que pasaron ahí con los vecinos.
Bajaron un piso antes que ellos, suspiró.
—Que incómodo —opinó esperando llegar al estacionamiento, la campana que avisaba su llegada sonó, bajaron.
—No le prestes atención, desde que vivo aquí no he causado ningún problema, es la primera vez que pasa y no es como si lo vayamos a repetir aquí —dijo entrando a su auto, YeonJun lo copió.
—Igual, SooBin, es incómodo, no tanto para ti, para mí si lo es —dijo mirando el camino a su casa desde el auto del modelo que solamente asintió suspirando.
[...]
—Quiero mi comida japonesa, Choi —fue lo primero que dijo BaekHyun apenas abrió la puerta a su amigo. YeonJun chasqueó la lengua y pasó directo a su habitación— Hola, SooBin —saludó con una sonrisa, dejando pasar al vampiro que lo saludó de igual forma, sentándose en el sillón a ver su teléfono, debía confirmar el encuentro con el abogado— ¿Se divirtieron? —preguntó mirando el cuello blanco del otro, logró ver una marca en su clavícula.
—Si, fue muy divertido.
—¡Hyung, venga acá! —pidió YeonJun en la planta de arriba, el mayor chasqueó la lengua y fue, dejando a SooBin solo.
YeonJun miraba su armario con el ceño fruncido, estaba desordenado.
Y él no lo había dejado así.
Se cruzó de brazos esperando a su mayor.
—¿Qué pa-...¡Oh Dios mío, YeonJun! ¡Mirate el cuello! —exclamó mirando todos los chupetones y dos mordidas en lo que era el cuello hasta las clavículas.
—Si, lo sé, me preguntaba por qué mi armario está tan desorganizado —dijo señalando su ropa regada. Ya tenía unos jeans negros y unas botas de patentes negras, le falta buscar la parte de arriba.
BaekHyun rió nervioso y empezó a ordenar en silencio el closet de su amigo.
YeonJun tomó un suéter tejido de manga larga y cuello de tortuga vinotinto y se colocó un abrigo negro. Estaba listo.
Peinó una última vez su cabello y miró a su hyung.
—¿Te vas a quedar en dónde SooBin? —preguntó organizando la ropa.
—No lo sé —alzó sus hombros.
—Si, has una mochila con tu ropa —los dos volteándose a la puerta, SooBin estaba ahí de pié, no lo habían escuchado subir.
YeonJun asintió y buscó una mochila, la más grande para meter todo lo necesario, ropa interior, ropa de dormir y de salir además de sus artículos personales.
Lo colgó en su espalda y se despidió de su amigo que pidió que no se olvidara de su teléfono los días que estuviera con SooBin.
—Está bien, hyung —le dió un abrazo y bajó junto al modelo que también se despidió antes de bajar junto a él.
—No sé si te molesta que desayunemos junto al abogado, está exactamente en el lugar en dónde te iba a llevar —dijo, analizando las expresiones de YeonJun que simplemente alzó los hombros.
—Me parece bien —fue lo único que dijo antes de adentrarse al auto, arrojó su mochila a la parte trasera— ¿En dónde lo conseguiste?
—Un buffet de abogados en línea, es reconocido, y tiene calidad de abogados —YeonJun asintió mirando las calles.
—¿Cómo se llama? —preguntó. SooBin lo miró un segundo antes de seguir conduciendo.
—Choi BeomGyu —YeonJun volteó a verlo con rapidez, y el ceño fruncido, antes de negar con su cabeza y volver a ver las calles— ¿Qué pasa?
—Nada.
No podía ser ese Choi BeomGyu, estaban en Corea todos podían tener el mismo apellido, así como había muchos Kim, podía haber muchos Choi, pero... ¿El nombre era una coincidencia? Esperaba que lo fuera.
Y que no fuese ese Choi BeomGyu que fue su casi algo y que luego venció en tres casos consecutivos.
The_Dark_Diamond
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro