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Capítulo 27

Maratón 1/?




Ya era el día, SooJung ya tenía todas sus maletas hechas, en la sala, puestas específicamente en el recibidor, YeonJun terminó de lavar los platos, ya estaba vestido, listo para llevar a la niña al aeropuerto.

—Puedes irte —dijo mirando a SooBin sentado en el sillón, mirando sus uñas, el modelo alzó la mirada con una ceja arqueada.

—No me corras —reclamó levantándose de ahí— Pero como me gusta complacerte, me voy —dijo recogiendo su billetera, sus llaves y se aproximó al abogado, en cuanto estuvo frente a él alzó su mano izquierda y la posó en la mejilla ajena con delicadeza.

YeonJun ante tal gesto dió un respingo en su lugar a su vez dió un manotazo. 

El modelo solo soltó una risa floja.

—Nos vemos, Choi. Estaré esperando tu llamada —y con eso se retiró de la casa, después de todo ya se había despedido de SooJung.

YeonJun soltó un bufido siguiendo sus deberes, en diez minutos tendría que partir al aeropuerto.

—¡Princesa, ven acá! —llamó en un grito mirando ya las maletas de la niña en la puerta, SooJung había estado triste en cuanto despertó, pero ya había entendido que no podía estar ahí con su tío por su trabajo, así que más animada, bajó las escaleras, abrazando a su tío que la cargó en brazos, YeonJun le sonrió y tomó asiento en el sillón individual— Te quiero muchísimo, princesa, lo sabes, ¿no?

—Si...Pero quieres un poquito más tu trabajo —dijo la niña con un pequeño puchero. YeonJun negó con su cabeza.

—No quiero más a mi trabajo, SooJung, es imposible.

—Entonces quieres un poquito más a SooBin, ¿verdad? —preguntó ladeando su cabeza. YeonJun negó rápidamente con su cabeza.

—Yo soy trabajo para él, y como estaré muy ocupado no te podré tener aquí a menos que quieras estar aburrida aquí en la casa por un mes —le dijo de nuevo, ya iba la tercera vez que le decía las mismas palabras.

SooJung solamente acentuó su ceño fruncido, pensando.

—Te prometo que cuando termine con esto vendrás acá de nuevo y vamos a pasar mucho tiempo juntos —dijo besando la coronilla de la niña que asintió disipando su ceño fruncido— Vamos, no queremos llegar tarde —se levantó dejando a la niña en el suelo que de inmediato se colocó su mochila y jaló su maleta, en espera a que YeonJun tomara las llaves del auto.







[...]














Hye resonó sus tacones en el pasillo, algunos mirando su cara en busca de reconocerla, y otros simplemente mirándola de arriba a abajo, no se sorprendería si volteaban luego de que pasara, estaba modelando por el bufet de abogados un vestido completamente negro con un escote en la espalda que daba muy abajo, su blanquecina espalda expuesta llamando la atención de muchos y aún más cuando su cabello estaba en una coleta.

—Buenos días —saludó al entrar a la oficina, detrás de un computador y un escritorio, Kim NamJoon la observó con la ceja arqueada.

—Buenos días, no recuerdo que me hayan dicho que alguien venía —dijo quitando sus lentes, dejándolos a un lado.

—Eso no es lo que importa, solamente vengo a pedir su ayuda en un caso de suma importancia —dijo tomando asiento.

—Es contra el modelo ese, ¿no? Choi... Choi SooBin —preguntó, Hye asintió con su cabeza mirando la oficina. Era el quinto abogado que visitaba para contratarlo, el caso había corrido por todos los bufets de abogados, e inusualmente ninguno quería meter sus manos o más bien su reputación allí.

Hye relamió sus labios.

—Estamos dispuestos a pagar lo que sea, abogado... Kim —dijo luego de leer la placa del abogado que suspiró. Habían demasiados rumores, NamJoon en ese punto no sabía que era verdad sobre ese caso o no, y adentrarse ahí era algo que no le convencía.

No tanto por su popularidad, si no qué no podía ni imaginar que pasaría con él si por alguna circunstancia se veían perdedores.

—No tienen porqué pagar de más por mis servicios —dijo dándole una rápida repasada a sus pensamientos.

Hye lo observó fijamente, ya estaba cansada de hablar con varios abogados y que la respuesta fuera una rotunda negativa.

NamJoon tomó un respiro, decidiendo a qué ayudaría, era un abogado, estaba conciente de que en algún momento le tocaría defender a la parte mala, sabía que debía defender a muchos criminales, lo había practicado en sus años de universidad.

—Estaré dispuesto a ayudarlos, siempre y cuando mi pago sea transferido los días que yo estipule —dijo sacando una tarjeta de uno de los cajones en su escritorio, Hye lo tomó entre sus dedos que apenas y rozaron con los ajenos.

—Muchas gracias, en dos días vendré a plantearle las cosas, o por lo menos lo que aún no le han dicho —dijo levantándose del escritorio.

Seong-Suk y ella no tenían más para atacar de forma legal a SooBin pero no por eso dejarían de buscar un abogado que a la hora precisa los salvaría de la cárcel o multas.

Apenas llegó al estacionamiento, entró al asiento del copiloto, mirando a Seong-Suk.

—Ya tenemos abogado —dijo peinando su cabello con sus manos, el motor se encendió luego de sus palabras, el hombre con el que estaba casada empezó a conducir con un suspiro.

—Ya la niña se fue, el abogado está solo en casa. No vamos a hacer nada por ahora —dijo despegando su mano derecha para ponerla en el muslo de la mujer que, con naturalidad, puso su mano sobre la del hombre— Deja que SooBin conquiste al abogado, eso nos dará tiempo de crear un plan, y seguir con los trabajos sucios en la empresa. Ya sabes cómo es SooBin, no ataca si nosotros no lo hacemos —Hye asintió mirando por la ventana.

—Hay que buscar el paradero de ChanYeol, no me la creo que haya muerto tan fácil —dijo frunciendo levemente el ceño.

Seong-Suk chasqueó la lengua, otra vez la misma palabrería.

—¿Acaso se vió el sepulcro? TaeYong estuvo siguiendo el rastro de sus amigos y no se veía ningún movimiento luctuoso —insistió— Si ChanYeol no está muerto se nos cae todo Seong-Suk y lo sabes.

—Lo sé —asintió el hombre con un suspiro.

ChanYeol podría testificar el atentado en su contra, si, tal vez no había una prueba contundente, pero aparte de eso, ChanYeol era de tomarse las cosas muy personal y podía atacar en su contra.

Pero debían calmarse.

Park ChanYeol estaba muerto.









[...]








Luego de una emotiva despedida con su sobrina, YeonJun marcó el número del grafólogo, si no mal recordaba Min YoonGi era su nombre, un hombre serio y de pocas palabras para algo que no fuera trabajo, era de confiar y su trabajo era uno de los más pulcros que conocía.

Habían concretado la reunión en su oficina, por eso, sin importar su vestimenta informal, fue a su oficina.

—Lamento la vestimenta, tenía asuntos personales —dijo apenas estrechó la mano con el pálido hombre de cabello plata que restándole importancia con un gesto tomó asiento en una de las sillas marrones.

YeonJun tomó su puesto, tras el escritorio.

—Necesito que me compruebe estas dos firmas, dudo que sean las mismas —dijo entregando el sobre. YoonGi lo tomó y abrió, mirando una hoja de al parecer un testamento y una foto de un madre con su hijo, la volteó y encontró la firma.

—¿Solo esto está a su alcance? —preguntó devolviendo lo papeles en su sobre, YeonJun miró al hombre platinado— Las personas suelen firmar diferente, abogado Choi, puede que sea la misma firma, pero hay mínimos detalles que se repiten, como un patrón, tal vez sea en la manera de apoyar el lápiz o en un punto, tal vez en una línea o en un letra en específico, por eso estaría perfecto que consiga más firmas de la persona —aclaró Min mirándolo fijamente.

YeonJun asintió un par de veces pidiendo solo diez minutos al grafólogo que, en completa paz, se lo concedió quedándose en la oficina mientras el abogado hacia una llamada.

No esperé que quisieras cenar tan pronto —la voz de SooBin por el otro lado de la línea le hizo chasquear la lengua.

—Estoy con el grafólogo y me pide más firmas de tu madre, espero tengas más de tres contigo —dijo dejando su mano libre en su cintura, miró de reojo al hombre de cabello plateado revisar su celular con calma.

No mentiría, Min le daba algo de miedo.

Si las tengo, estoy allá en cinco minutos, agradece que no estoy tan lejos —y con eso los dos colgaron.

YeonJun volvió a entrar a la oficina, llamando la atención del peliplata que lo observó con sus ojos achinados.

—Mi cliente viene en camino con las demás firmas, ¿algo más que necesite? —preguntó tomando asiento en su silla.

YoonGi negó con su cabeza moviendo con eso el arete que colgaba en su oreja izquierda.

—Hablemos del pago, abogado Choi —fue lo único que dijo, YeonJun asintió empezando a pedir todos los datos del hombre que luego de decir la cantidad que quería informó que mucho antes de que él saliera de la oficina su pago debía ser transferido.

YeonJun aceptó, empezando a hacer la transacción, lo estaba haciendo desde la cuenta en dónde caía el dinero que SooBin le transferida así que cuando llegara el vampiro le mostraría el monto que le debía reponer en la cuenta.

—Vaya, fueron menos de cinco minutos —dijo YoonGi volteando a ver a quien entraba a la oficina. SooBin saludó con una reverencia.

—Buenas tardes —dijo avanzando con un suspiro, dejó una carpeta marrón en el escritorio ajeno— Mucho gusto, Choi SooBin.

—Min YoonGi —presentó estrechando sus manos, YeonJun tomó la carpeta y, por mera curiosidad la abrió, miró una foto de SooBin graduándose de primaria, por detrás un mensaje que no logró leer y la firma, otro, una imagen de la playa, atrás la firma al parecer la foto tomada por la mujer, y la siguiente foto SooBin con la mujer, este recién nacido.

—Es Seong-Suk, no yo —cortó SooBin de repente, parado tras suya. YeonJun frunció el ceño y le extendió la carpeta al peliplata que luego de revisar la presencia de las firmas se retiró de ahí, ya había comprobado su pago y sobre todo se había despedido con educación dejando al abogado y al modelo solos en la oficina.

YeonJun miró la computadora, su cuenta de banco abierta, se dispuso a cerrarla.

—¿Ya SooJung se fue? —preguntó SooBin en busca de conversación, sentándose en dónde estaba el grafólogo hace minutos.

—Si, vengo del aeropuerto —asintió apagando la máquina, ya no tenía nada que hacer allí.

—¿Vas a ir vestido así a nuestra cena? —preguntó SooBin arqueando la ceja, YeonJun frunció el ceño.

—No te llamé para cenar —negó tomando su teléfono, ChanYeol hace unas semanas atrás le había dado el número telefónico de JiSung, un compañero y amigo suyo a quien podía contactar y contratar cualquier emergencia.

Suspiró marcando el número, llevó el teléfono a su oreja, miró detalladamente a SooBin, estaba vestido de negro, unos jeans apretaban sus piernas y una franela holgada hacia que su piel pálida resaltara.

SooBin notó la mirada ajena sobre él.

—Dije que te invitaba a cenar, no a cenarme —dijo en tono burlón, YeonJun rodó los ojos dándole la espalda, cuando sonó el quinto pitido una voz suave atendió.

¿YeonJun? —le tomó por sorpresa que el vampiro del otro lado supiera su nombre, tal vez ChanYeol le había informado así que no se preocupó de más.

—Si... ¿JiSung? Te llamo para-...

Para que le cuide, lo sé. ChanYeol me habló de ti, siempre da mi número para que lo cubra en cualquier caso, no se preocupe, estaré en su casa en veinte minutos hablaremos en persona los otros temas —no le había gustado que lo hayan interrumpido pero agradecía internamente que ChanYeol lo hubiese puesto al tanto.

—Gracias, nos vemos —y colgó. Dió la vuelta en la silla y miró a SooBin el modelo luciendo extremadamente sexy con el cabello desordenado.

SooBin era demasiado sexy y su mente estaba más que consiente de eso.
































The_Dark_Diamond

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