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Capítulo 14

Maratón 5/?.
















YeonJun subió el elevador del recinto con su ceño fruncido, su mal humor saliendo por sus poros.

—Buenos días, señor Choi —una mujer le saludó sonriendo falsamente.

—Buenos días —saludó con un ademán de cabeza a la mujer que reconoció, por la voz, había sido la que le había llamado.

La mujer con la sonrisa falsa se perdió en una habitación y volvió con un trípode adaptado a una cámara y un sobre mostaza.

YeonJun se detuvo a un lado del abogado Oh.

—Caso cuarenta y siete, Choi SooBin y Choi Seong-Suk —empezó la mujer hacia la cámara— Prueba final, compatibilidad de sangre entre Choi SooBin, Min Seong-Suk y el difunto, Choi SeungBae, el resultado es...—abrió el sobre con total seriedad y leyó el resultado— Negativo. Choi SooBin comparte sangre con Choi Seong-Suk mientras que Choi SeungBae no lo hace con los anteriores. Final de la pruebas. Setecientos ochenta —y dejó de grabar.

YeonJun afirmó su teoría en su cabeza.

SeungBae no compartía sangre con SooBin.

SeungBae no era hijo de Seong-Suk.

—Mi cliente no requiere de eso, muchas gracias —el abogado a su lado negó a la mujer que extendía el sobre— Nos vemos, abogado Choi —le envió una sonrisa falsa y forzada antes de irse de ahí, JiMin solo miró a la mujer de antes de soslayo, tomó el sobre color amarillo y se retiró de ahí, no sin darle una reverencia educado.

Ahora debía ir a la cárcel a informar el resultado y sacar al vampiro de allí de inmediato.







[...]

















Su herida ya se había cerrado y no había dejado cicatriz gracias a la energía que pudo recuperar al beber del abogado.

No se había movido de su posición, nuevamente estaba sintiendo su cuerpo débil y, aveces, sus movimientos le faltaban, después de todo las luces seguían con su función.

—Hey, colmillitos —llamó el guardia, SooBin subió su cabeza mirándole con odio— Tienes visita, arriba —el pelinegro acató levantándose con lentitud, caminó a la reja y esperó a que la abrieran.

Como le habían hecho antes, dos oficiales le arrastraron a la misma habitación en donde había estado con el abogado.

Solo que en esta no estaba el mencionado si no que su hermano ers el que estaba sentado en una de las sillas jugando con una moneda entre sus fríos y delgados dedos.

—¿Para qué vienes? —preguntó en su asiento, los oficiales le habían tirado allí y se habían ido.

—¿Así saludas a tu hermano mayor? —Seong-Suk arqueó una ceja— Me duele mucho que hayas matado a mi hijo, él...

—Descarado —escupió con odio— Los dos sabemos que fuiste tú, los dos sabemos que pasó, ¡tú eres el culpable de su muerte! —gritó golpeando la mesa con sus puños esposados.

—¿Quién está en la cárcel? —rió socarrón. Con aires de grandes y una mirada de arrogancia.

—Yo. Pero cuando se den los resultados del ADN saldré de aquí —le dijo muy seguro.

—Eso es verdad —asintió levantándose para dar lentas vueltas alrededor de la mesa— Pero esto manchará tu carrera, ¿sabes? —SooBin gruñó sintiendo las manos del mayor en sus hombros.

—No lo hará porque yo núnca maté a nadie —ladeó su cabeza para ver al mayor con el ceño fruncido.

—Pero se te acusó de hacerlo, hay rumores en los medios de comunicación —le dijo.

—Todo lo que dices es mentira —le contestó mirándole fijamente.

—Perderás tu trabajo, y quedarás en calle —Seong-suk rió peinando su cabello.

—¿Por ese simple rumor? No sabía que podías ser tan imbécil —rió burlón. Seong-Suk gruñó y golpeó su puño en la mesa— Estás tan cegado que no piensas ni lo que dices ni lo que haces, estás cometiendo locura tras locura para tratar de hundirme y solo te estás hundiendo tú mismo... —los dos vampiros se gruñeron haciendo un duelo de miradas.

SooBin dió un respingo en su lugar cuando escuchó una voz a lo lejos.

Llegó tu pareja, hermanito —Seong-Suk rió y salió de ahí dando un portazo.

SooBin frunció aún más su ceño escuchando los pasos acercándose hacia él.

—Buenos días, señor Choi —el abogado entró con mala cara al lugar, de inmediato los dos hermanos supieron de su mal humor, el surco en su frente y la mirada obstinada.

—Buenos días —saludó llevando su mirada a la carpeta que tenía el otro en sus manos.

—Su hermano pagó para que se adelantasen los resultados, dió negativo, ni usted ni su hermano compartían sangre con el difunto —habló. El vampiro no pasó desapercibido el como las cejas del abogado se arqueaban y movían con su hablar— En unas horas será un juicio, solicitado por mí para firmar su salida de la cárcel, aún así usted sigue quedando como un sospechoso...

—¿Por qué? Yo no lo maté —dijo con voz ronca, irritado por la situación.

—Se hicieron tres pruebas, la saliva en las mordidas era de su hermano y la sangre en su boca era suya —explicó— Los dos dejaron pruebas en el difunto que pueden condenarlos a cárcel, más el individuo al no compartir sangre con usted no lo vuelve un crimen...

—Entonces el caso se cierra, no importa quien fué, ¿no?

—Los dos al ser figuras públicas les caen las leyes humanas —YeonJun llevó su mano a su cabello y peinó— Pero al no tener más pruebas que esas los deja a los dos como sospechoso y no se encontrará al culpable, será a decisión de los jueces si se les coloca una multa o se les deja cierto tiempo bajo arresto domiciliario.

SooBin asintió a las palabras del abogado que, restregando sus ojos se levantó soltando un suspiro cansado.

—Nos vemos en unas horas, señor Choi —dijo— Pedí que lo dejaran en esta sala hasta que las horas se cumplieran, éstas luces no extraen energía.

—Gracias —SooBin le sonrió sin mostrar los dientes, YeonJun reparó en los hoyuelos que se hacían en el modelo con ese simple gesto, encontrando ese detalle atractivo.

Dió un vistazo más y luego de una pequeña sonrisa, salió de ahí, esaba cansado, el no haber dormido le estaba afectando en sus respuestas y actitudes. Sus ojos ardían y a cada momento las ganas de bostezar le invadía.

En espera a que pasaran las horas para el juicio tomó asiento en una de las sillas que poseía el departamento de policías.

Frunció el ceño sintiendo su teléfono vibrar en sus pantalones.

Número desconocido.

—¿Hola? —atendió preparándose para decir que se habían equivocado de número de la manera más gentil posible, ¿por qué siempre le pasaba eso cuando no tenía un buen humor?

Hola, mi amor —saludó una voz al otro lado. En automático, sin algún insulto bajo en la punta de su lengua, solamente una sensación agradable que le hizo esbozar una sonrisa ante el reconocimiento de la voz del hombre.

—¿Sigues vivo? —arqueó una ceja hablando con sarcasmo.

Como puedes oír, Yeon —rió.

—¿Y a qué se debe tu llamada? Desde que te fuiste no me hablaste más —cruzó sus piernas mirando su zapato, el lugar en donde estaba de hallaba vacío, su falta de sueño y no humor habían pasado a segundo plano al atender la llamada.

Te llamaba para ir a una cita. Divertirnos como antes, ya sabes.

—¿Estás en Busan? —abrió su boca sorprendido.

Sorpresa, bebé —rió por el tono usado del otro.

—Eres un imbécil, Tae —rió mientras negaba con su cabeza, haciendo gestos que el otro no podía ver pero no le importa si— En este momento no puedo, estoy con un caso, pero podríamos salir luego.

Eso me hace feliz —rodó los ojos con diversión— Guarda mi número y llámame cuando estés libre.

—Lo haré —y luego de reír una vez más colgó.

Taemin era su... ¿Amigo con el que tiene polvos?

Si, se habían conocido en la universidad y, a pesar de que YeonJunn era aplicado y uno de los mejores de su clase eso no quería decir que no asistía a las alocadas reuniones de su facultad o de otras facultades. En una de esas alocadas reuniones conoció a Taemin, inmediatamente se volvieron muy amigos y lograron crear una pequeña amistad en donde, de vez en cuando, uno buscaba al otro para obtener simple placer, mera atracción carnal, nada sentimental porque a pesar de la buena conexión que tenían a la hora del sexo y de lo bien que se llevaban, no eran lo que buscaban para una relación seria.

Así de fácil.

Taemin se había mudado a Seúl por asuntos familiares y se había alejado, no por mal, si no por todo por lo que estaba pasando y el hecho de qué ninguno de los dos  poseían el mismo número telefónico que en la universidad.

Y a YeonJun no le molestaba que el peligris al llegar lo buscase y le pidiese una cita con el fin de divertirse como antes, de todas formas los dos saldrían ganando y él tenía un buen rato que no sabía que era un buen polvo.



[...]












Las horas habían pasado con rapidez y ya se encontraban en el mismo lugar que hace días, con los dos imponentes hombres mirando con seriedad a los presentes.

La familia Choi había llegado hace rato con su abogado y YeonJun estaba sentado en la mesa que le correspondía esperando a que los oficiales trajeran al vampiro de cabello negro.

Intentando contener un bostezo volteó hacia la gran puerta a sus espaldas por donde, segundos después, entró quién faltaba junto a dos oficiales.

—Quiten sus esposas —dijo el juez humano. Los oficiales asintieron y quitaron las esposas retirándose luego de hacer una reverencia educada a los jueces.

—Los resultados que fueron dados dejan a los hermanos Choi como sospechosos, al no tener más muestras que nos indiquen específicamente quién fué el asesino del menor, los dos quedarán bajo arresto domiciliario, pagando una multa de tres millones de wons —dijo el abogado vampiro.

—Su señoría, mi cliente no está dispuesto a pagar esa cantidad, requiero que se baje aquella multa —pidió el abogado de Seong-Suk, aquel que ya tenía su hora y día de muerte, pues no les había servido de nada los Choi, debían buscar el mejor abogado de todos, nada de abogados de estado ni de agencias de ayuda, un abogado que les diera la talla y pelease con garras para ganar.

—Tome asiento, abogado Oh —indicó el humano— La multa no subirá ni bajará, uno de estos dos sujetos mató a un menor, esa es la multa que deben de pagar, no recibiremos objeciones o peticiones que tengan que ver con el rebajo de la multa.

—Su salida de la cárcel, señor Choi —uno de los jueces extendió una hoja al abogado que, levantándose de su lugar caminó hasta tomar la hoja que entregó luego al vampiro que tuvo que firmar— Les solicitamos que los dos sospechosos firmen los siguientes documentos afirmando que cumplirán con el arresto domiciliario y que pagarán la multa en un plazo de tres días.

—No... —susurró Seong-Suk a su abogado— No tengo el suficiente dinero para eso... Mi hermano me quitó todo con la herencia.. Aumenta el plazo.

—Su señoría —el abogado se levantó y miró a los jueces— Mi cliente en este momento no posee esa cantidad de dinero en este momento, el señor Choi SooBin le arrebató todo con la herencia y por eso-...

—Señor Choi —el vampiro mayor de todos miró a Seong-Suk— Si me permite decir usted es dueño de una empresa famosa y que, como tengo entendido, tiene grandes ingresos, además ni al juez Kim ni a mí nos incumbe que usted se encuentre en una pelea de herencia con su hermano. Por favor, los pretextos no son aceptados en esta sala, y mucho menos con esta multa por asesinato.

—Muchas gracias...—susurró YeonJun al juez que le entregó los papeles que debía firmar el pelinegro.

—Los abogados también deberán firmar como testigos —le informó a pesar de que YeonJun lo sabía de antemano, solamente un recordatorio que formaba parte del protocolo.

YeonJun volvió a la mesa apretando y abriendo sus ojos repetidas veces. El sueño le estaba matando.

—Firme aquí... —señaló varias línea en las tres hojas que había. SooBin asintió y firmó con rapidez, devolviendo el bolígrafo al abogado que, haciendo la misma acción con sus ojos leyó con rapidez lo que decían los papeles, sus ojos ardían, sentía resequedad en ellos y un dolor punzante se estaba abriendo paso en su cabeza.

—¿Tiene sueño? —se atrevió a preguntar el vampiro en un susurro.

—¿Ah? Si, lo siento —dijo firmando la segunda hoja, al pasar la tercera apoyó su brazo irritado en la madera provocando un ardor que le hizo sisear.

—¿Le duele algo? —preguntó el vampiro mirando el antebrazo cubierto de Choi que negó tomando las hojas en manos.

—No, gracias por preguntar —le dijo levantándose.

—Señor Seong-Suk, estamos esperando por su firma —avisó el juez vampiro.

Seong-Suk sin ninguna opción firmó los tres papeles y se los dió a su abogado que, repitiendo las acciones del otro se las entregó a los jueces.

—Choi SooBin y Choi Seong-Suk cumplirán los quince días de arresto domiciliario y pagarán la multa de tres millones de wones en un plazo de tres días, cualquier incumplimiento de la reglas hará que el individuo sea trasladado a una celda y con ellos, aumentando los días de arresto y multa. Se levanta la sesión —golpeó la mesa con el característico mazo y todos se levantaron.

YeonJun volvió a estrechar la mano de los jueces y recogió sus cosas para ir a su casa.

Quería dormir hasta el día siguiente.

—Su pago llegará pronto —avisó SooBin mirándolo, tratando de descubrir la razón del actuar del abogado que solamente asintió. La mirada escudriñadora del vampiro le hizo carraspear.

—Los policías le escoltarán a su casa —dijo mirando a los mismos oficiales de antes entrar con los brazaletes que les avisarían si incumplían lo estipulado.

—Muy linda parejita —Seong-Sul venía caminando hacia ellos, ya tenía el brazalete en su tobillo y veía burlón a los dos.

YeonJun frunció el ceño.

¿Parejita? ¿A qué viene eso?. Miró al hombre castaño con el ceño fruncido.

—Felicidades —les dijo sarcástico antes de irse, seguido de su esposa y un oficial.

—¿A qué viene eso? —preguntó para sí mismo mirando hacia la puerta.

SooBin alzó sus hombros, luciendo inocente y también confundido por las palabras de su hermano, volvió a ver al abogado.

—Le llamaré cuando necesite su ayuda, gracias por esto —agradeció con una ademán de cabeza y una pequeña sonrisa.

—No es nada —le devolvió la sonrisa pequeña  y salió de ahí apurado.

Sentía que se iba a caer del sueño que tenía.




























The_Dark_Diamond

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