〖 28 〗
Había transcurrido cerca de una semana desde la llegada de Kaiser a la casa en el bosque.
Para Taehyung, convivir con los dos era agradable. Su mejor amigo y su... ¿amor? Sip. No existía una combinación mejor que esa. Con su actitud afable, a Kaiser se le hizo sencillo aprender a tratar con Namjoon, y a pesar de lo cerrado que era el pelinegro usualmente, su amistad se dio con naturalidad.
Resultaba fácil acostumbrarse a la dinámica entre los tres, a tal nivel que a veces olvidaba que aquello no duraría para siempre. Kaiser pertenecía a la ciudad y Namjoon a la soledad de aquel bosque.
Pero al menos mientras tanto, podía disfrutar de la compañía de las dos personas más importantes en su vida. Esto, antes de que fuese el momento desagradable de partir caminos.
Honestamente, la idea no le sentaba bien. Nunca se había detenido a considerar lo que todo aquello implicaría. Cuando fue a buscar a Namjoon tras enterarse de su naturaleza de híbrido, por su mente jamás cruzó el pensamiento de separarse de Kaiser. Siempre supuso que regresaría a la ciudad para quedarse a su lado, cómo había sido por los últimos dos años.
Más su actual relación con Namjoon cambiaba las cosas ¿no? Ya no podría volver a su departamento como si nada hubiese ocurrido. Y aunque cuando era más joven, el estar solamente con Namjoon no le molestaba, se sentía distinto ahora. Ahora había alguien más, una persona a la que quería muchísimo y con quien no deseaba perder contacto.
Se preguntaba si a Kaiser le resultaría incómodo vivir en un árbol. Como una ardilla, se burló, imaginándolo con una cola felpuda, comiendo nueces. Al menos de esa manera podrían ser vecinos.
Su sonrisa se desvaneció de a poco, al ser arrastrado nuevamente a la realidad, en la cual no existen sus descabelladas e infantiles opciones, ni un lugar en el que un híbrido pudiese convivir con humanos.
La diferencia de especies continuaba incidiendo en su vida, pese a sus absurdos intentos de evitarlo. Por lo que lo único que quedaba era resignarse a lo que su futuro deparará; después de todo, no importaba cuán razonable pudiese comportarse ante la situación, la despedida aún sería inminente y dolería, de una forma u otra.
Jamás imaginó que por un humano se lamentaría el abandonar la ciudad. Más sus sentimientos siempre habían sido más fuertes que cualquier anhelo. Y cuando se trataba del lugar al que Taehyung pertenecía, estos se reducían a uno.
Su hogar. Donde se sentía cálido y protegido. A salvo. Todo amado y dispuesto a amar, aunque fueran de especies distintas.
Porque entre sus brazos, el mundo a su alrededor se transformaba en una nimiedad de la que era capaz de prescindir.
Entre sus brazos, importaban exclusivamente ellos; y el amor incondicional que profesaban por el otro, era suficiente para convencerle que había hecho la decisión correcta.
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La noche cayó antes de lo que esperaban. Todavía estaban abordando la investigación, cuando Kaiser bostezó nada sutilmente, indicándole a Taehyung que ya era tarde y que había sido un día demasiado largo como para proseguir.
—Joonie, vamos a la cama ¿si? Estoy cansado.— dijo Taehyung posando una de sus manos sobre el brazo del híbrido. Namjoon le dedicó una mirada de soslayo, a la vez que el músculo se tensaba bajo su toque.
—Si, es una buena idea.— lo secundó Kaiser, volviendo a bostezar. —Estoy molido. ¿Seguimos mañana, Nam?
Inicialmente el diminutivo le había fastidiado. Taehyung lo notó, cuando vio una de las cejas del pelinegro arquearse la primera vez que escuchó el nombre. No obstante, era difícil no ceder ante Kaiser.
—Vayan ustedes.— exhaló el pelinegro, deshaciéndose de la mano de Taehyung que reposaba en su piel. —Me acostaré más tarde.
La respuesta del híbrido fue decisiva y Taehyung no tardó en darse cuenta, haciendo un puchero al ver a Namjoon tan enfrascado en la investigación. Era comprensible que estuviese tan interesado en el tema, sobre todo considerando que lo involucraba, pero...
—Bien, buenas noches.— Kaiser se incorporó, palmeando sus muslos. —Que descansen y sueñen con los angelitos. O con satán. Desconozco sus religiones.— Bostezó por millonésima vez e hizo un ademán de despedida, antes de dirigirse hacia su dormitorio.
La mirada de Taehyung cayó nuevamente sobre Namjoon cuando el pelirrojo se halló fuera de su campo visual.
—¿Qué?— espetó el pelinegro, sin girarse. El puchero en la boca del castaño se acentuó. No había necesidad de hablarle de esa manera... Pero de nuevo, Namjoon estaba demasiado ocupado leyendo y Taehyung lo único que haría quejándose, sería volverse un estorbo.
—No es nada... Iré a dormir.— Besó la mejilla de Namjoon y se levantó, repitiéndose mentalmente que no debía ser un crío. La investigación era más importante que sus ganas de cucharear. —No te quedes hasta muy tarde o se te va a derretir el cerebro.
Rió ante la expresión fastidiada de Namjoon y se retiró.
La cama era fría sin Namjoon, más no era algo a lo que no se hubiese acostumbrado estando afuera. Cerró sus ojos mientras apoyaba la cabeza en la almohada, aferrándose a ésta para reemplazar el cuerpo tibio de Namjoon. Tal vez era inútil aquel flojo intento de engañar a su cerebro, pero era mejor que nada.
Apenas habían transcurrido diez minutos cuando unos dedos acariciando su mandíbula le hicieron abrir los ojos.
—Lo siento.— dijo Namjoon, con una mirada que transmitía arrepentimiento y algo más. —No quería ser brusco contigo, amor.
—Aww... no te preocupes. Con un beso de buenas noches, todo queda perdonado.— cantó Taehyung estirando sus besos. Una risa suave brotó de la boca de Namjoon, previo a inclinarse para unir sus belfos con los del menor.
Se besaron por un ratito. ¿Y cómo no? Taehyung amaba los labios de Namjoon, todo, en realidad. Sus brazos se extendieron para rodear el cuello del pelinegro y atraerlo más hacia él, más se detuvo cuando sintió al híbrido apartarse abruptamente.
Taehyung jadeó. —¿Qué fue eso?
La mandíbula de Namjoon se tensó antes de hablar.
—No puedo hacer esto.
—¿Esto?
—Si
Taehyung abrió la boca, siendo incapaz de responder.
Sus ojos barrieron el rostro de Namjoon, esforzándose por comprender a qué se refería con Esto. ¿Nosotros? No hacia mucho había albergado inseguridades al respecto y Namjoon no solamente le demostró que estaba equivocado, sino que además le pidió que se casaran.
Intentó hallar alguna señal en los días que habían convivido juntos. Algo que le hubiese advertido la extraña actitud que ahora Namjoon adoptaba. Más su mente estaba en blanco, y no sabía si era porque se había perdido de algo, o por el pánico que comenzaba a generarse en la boca de su estómago.
—¿Esto... Qué significa?— murmuró Taehyung. Namjoon inhaló y exhaló hondo. Su mirada fija en su semblante.
—No he podido tocarte en una semana.
Taehyung parpadeó, desconcertado, y honestamente, se tardó bastante en caer en cuenta.
—¿Tocarme? Pero si acabamos de besarnos. ¿Qué estas...? Oh.
—Si. Oh.
Las mejillas de Taehyung se tiñeron por la vergüenza. ¿Cómo Namjoon era tan descarado para decir ciertas cosas? Dios...
—Sé que es por Kaiser. Sé que puede escucharnos y te pone nervioso. Pero me jode y no puedo evitarlo. De verdad quiero tocarte, y si para eso hay que acabar con la jodida investigación, entonces quiero que sea rápido.
Taehyung tragó saliva. —Ya veo...
—Así que lo siento. Sé que estoy comportándome como un idiota pero... de verdad es difícil contenerme...
El castaño sólo atinó a asentir, odiándose por no poder pronunciar la palabra, y el cuerpo de Namjoon se recostó al lado del suyo. La mano fuerte del híbrido fue suave al acariciar su cabello y un suspiro abandonó sus labios.
—Duerme, amor, debes estar cansado.
—Quédate conmigo...
—Sabes que lo haré.— sonrió el híbrido, plantando un último beso en la boca de su castaño. —Te amo.
—Yo a ti, Joonie.
Recostó su cabeza sobre el pecho del híbrido, sintiéndose cálido y confundido, con la cabeza dándole vueltas al tema casi inconscientemente. Taehyung se mordió el labio inferior, abrazando al mayor con más fuerza.
"De verdad es difícil contenerme." Dios... Namjoon realmente era bueno despertando esas confusas emociones.
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Namjoon se prometió no cometer el mismo error de nuevo.
No era culpa de Taehyung que sus interacciones se redujeran a besos imposibilitados a escalar más allá. Tampoco Kaiser. Eran simplemente las circunstancias que se habían desencadenado y a las cuales debía atenerse.
Que fuera complicado no era excusa. Tampoco lo era el que su mente evocara lo adictivo que su castaño era, lo hermoso que se veía sudado y dócil en la cama, lo fácil que era sacarle gemidos de placer a esa boca... Maldición. Namjoon quería marcarlo y lamerlo por todas partes.
Pero no era adecuado. No ahora, por lo menos. Solamente necesitaba ser paciente y esperar a que la investigación terminara, para que se hallaran solos.
Acabó por convencerse de ello, medio a regañadientes, para luego caer dormido, con el delicioso cuerpo de Taehyung apegado al suyo y su respiración chocando contra su cuello. Inhaló hondo en aquel instante.
Autocontrol.
Amaneció con una boca húmeda y caliente envolviendo su falo.
Joder. Gimió, bajando la mirada para apreciar la vista que el menor otorgaba. Taehyung se hallaba situado cómodamente entre sus piernas, con los labios partidos para tomar la extensión de Namjoon dentro de su boca, la lengua rosada lamiendo como un gatito.
Namjoon aspiró hondo, sus fosas nasales aletearon, y sus manos picaron por apoderarse del cabello del castaño y empujar su húmeda boca hasta la base de su miembro.
Autocontrol.
—Taehyung.— espetó, la palabra saliendo temblorosa y jadeante. No fue capaz de continuar, de concluir con un "Deténte" como hubiese querido. Los ojos dulces de Taehyung se abrieron en su dirección y en un parpadeo se encontraron con los suyos. Joder, joder. Por los mil y un demonios.
Taehyung retiró la cabeza mojada del pene fuera de su boca, el sonido del "pop" llevando a Namjoon al borde de perder la cordura. El menor se relamió los labios y el híbrido pudo sentir el fuego quemándole el pecho.
—Quería compensarte por lo de esta semana.— susurró Taehyung ruborizándose, suspirando sobre la punta del falo con suavidad. Los últimos residuos de autocontrol de Namjoon desvaneciéndose. —Pero... Pero no cabe en mi boca, Joonie. Es muy grande.
Santo infierno.
Extendió una mano para acariciar con el dorso la mejilla sonrosada del castaño. Taehyung se inclinó hacia el toque y la respiración del pelinegro quedó atascada en su garganta.
—Si haces esto.— Su voz fue grave. Taehyung se estremeció contra él. —Me es difícil contenerme ¿sabes?
—No quiero que lo hagas, Joonie.— Besó la punta del falo, su mirada jamás despegándose de la suya. —Soy tuyo.
La palabra hizo eco en su cabeza. Suyo. Suyo. Suyo.
Su mano se desplazó de su rostro hacia su cabello, agarrando entre sus dedos un manojo de hebras castañas. Un gemido huyó de los labios de Taehyung al percibir la brusquedad en su gesto. Ojos vidriosos observándolo desde abajo.
—Abre tu boquita, amor.
Taehyung lo hizo.
Joder... Iba a ser una larga mañana.
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