〖 24 〗
Inhaló profundo cuando se detuvo frente a la familiar edificación, revisando una vez más su reloj de muñeca, para verificar que no hubiese llegado demasiado tarde. No había sido su plan ser impuntual, no obstante, le había costado hasta la más mínima gota de valentía, convencerse sobre salir de su departamento.
La visita de Taehyung le había tomado por sorpresa, aún más los motivos por los cuales había regresado. Desde que se impuso a Kaiser, días atrás, decidiendo que se marcharía al bosque para buscar al supuesto híbrido, el pelirrojo asumió que tardaría meses en verle de nuevo.
Sin embargo, ahora estaba en la ciudad, y no había vuelto solo.
Aunque aún no conocía al híbrido de frente, ser consciente de su presencia en el perímetro, le causaba una irrevocable ansiedad y unas insoportables náuseas. Pues si bien defendía a los vampiros, junto con su asociación, nunca había presenciado uno en vivo y en directo, mucho menos a uno que lo era parcialmente.
La práctica distaba... bastante de la teoría. Cuando aceptó reunirse con él, no pensó que el miedo que lo albergaría sería de tal magnitud.
Secando el sudor de las palmas de sus manos en la tela de sus pantalones, finalmente se adentró al edificio, el cual habían acordado como punto de reunión para mantener la privacidad del asunto. El bolso cargado sobre su hombro derecho, repleto con los libros escritos por su abuelo, aquellos que contenían los secretos que por tanto tiempo habían yacido ocultos.
Tranquilízate, se arrulló a sí mismo mientras sus pies daban el siguiente paso. No va a comerte.
O al menos eso espero.
Lo primero que sus ojos vieron al entrar a la habitación fue a Taehyung, acompañado por un hico alto y de cabello azabache, que apoyaba la espalda sobre la pared y cruzaba los brazos sobre su pecho.
Kaiser tragó pesado. De acuerdo. El lado positivo era que no lucía tan aterrador como se lo había imaginado; menos sangre chorreando de sus colmillos, menos garras en sus uñas. Con la poca confianza que estas circunstancias le daban, caminó lentamente a través del cuarto, ignorando los temblores de sus piernas.
Porque no importaba cuánto hubiera tratado de mentalizarse respecto a la situación; tener a Kim Namjoon a menos de cinco metros era... diferente a todo lo que conocía.
En él no existía solamente un híbrido, sino que los estudios exhaustivos que ocuparon el día a día de la vida de su abuelo, el inicio de la organización, y sobre todo, un motivo tras su existencia, uno que desconocía, más que confiaba en que estaba ahí.
—Él es Kaiser.— dijo Taehyung rompiendo el silencio. La mirada oscura del híbrido se posó sobre él y el pelirrojo no pudo evitar los escalofríos. —Kaiser, él es Namjoon.
—U-Un gusto.— titubeó. Con una mano extendida para saludarle, el híbrido estrechó la suya. No era frío. —Tae me ha hablado mucho sobre ti.
—Lo mismo digo.— respondió esbozando una sonrisa afable.
La piel cálida contra el dorso de su mano le hizo estremecer, no solamente por saber qué era una característica impropia de un vampiro, sino por el contraste perceptible, entre cómo los hombres describían a los inmortales y la manera en que Namjoon se desenvolvía.
Si tan sólo los de las otras organizaciones pudiesen comprender... que tras las bestias, habían seres capaces de sentir...
—¿Deberíamos empezar?— propuso Taehyung. Kaiser apartó su mano de la del híbrido y asintió.
—Seguro.
Distribuyeron los libros sobre uno de los escritorios. Con cuidado de organizarlos de tal modo que quedasen en orden cronológico, Kaiser finalmente dio un paso hacia atrás y cogió sus lentes para acomodarlos sobre el puente de su nariz.
Sin estar muy seguro de por donde iniciar, optó por hacer la más simple, no obstante compleja, de las preguntas.
—¿Sabes lo que es un híbrido?— le preguntó a Namjoon. El pelinegro esbozó una sonrisa ladeada.
—Me hago una idea.
—Entonces debes saber que engendrar un híbrido es casi completamente imposible.— puntualizó. La mirada de Namjoon se tornó decaída, su semblante repentinamente ensombrecido, mientras daba un leve asentimiento. —Por esto, mi abue- el doctor Kaiser, tuvo que controlar diariamente el embarazo de tu madre.
Sacó un libro del montón y se lo entregó a Namjoon, incentivándole a que lo ojeara.
—Al principio notaron indicios de desnutrición y un posible aborto natural. Esto se debe a que cuando eras un feto, tu régimen alimenticio correspondía al de un humano. Necesitabas crecer en el útero de una humana, que comiera lo que tú pedías. Sin embargo, los vampiros solamente son capaces de ingerir sangre, por lo que el doctor Kaiser los sometió, a ti y a tu madre a un tratamiento. También hubo otros problemas, respecto a las diferencias entre humano y vampiro, y que tu madre y tú tuviesen que compartir su cuerpo durante nueve meses.
—¿Fue... muy difícil para ella?— murmuró el pelinegro, pasando las páginas, viendo las anotaciones, los tratamientos, las soluciones que el abuelo de Kaiser había trabajado tanto por encontrar.
El pelirrojo se encogió de hombros. —Según lo que pude entender, no realmente. Los vampiros no sienten dolor físico, amenos que sean dañados por armas de plata o por su misma especie. Lo que en realidad no es usual, ya que un vampiro matando a otro provoca la instantánea-
—No hablo de eso.
La voz del híbrido fue grave y clara, causando que Kaiser se detuviese un momento a analizar lo que realmente había tratado de transmitir y, finalmente, abriendo la boca en una "o", al entender a lo que se refería.
—Yo... supongo que si.— dijo, jugando con sus dedos sobre su regazo. —Creo que para cualquier madre, saber que su bebé peligra, y que puede perderlo en cualquier instante... debe ser terrible.
Demasiado absorto en su lástima hacia el pelinegro, no notó las manos reconfortantes de Taehyung sobando la espalda del híbrido ni los besos que dejaba constantemente en su hombro, para brindarle apoyo.
En toda honestidad, Kaiser era bastante lento para notar cosas.
—Cuando naciste, el doctor se dio cuenta de que tu manera de crecer distaba del desarrollo vampiro y del humano.— prosiguió, consciente de que era un tema delicado, más que requería tocar. —Tu crecimiento fue más bien una mezcla, un tanto desordenada en algunas etapas. El doctor Kaiser hizo pruebas, te examinó por largo tiempo... y...— Exhaló pesado, antes de enfrentar sus ojos con los de Namjoon. —Llegó a la conclusión de que no eres completamente inmortal.
Observó atentamente al pelinegro, expectante por una reacción, ya fuese buena o mala, podían discutirlo luego, tratar de explicarle la ciencia detrás de los resultados de sus exámenes. Sin embargo, la confusión transparente en la expresión del híbrido, le aclaró que estaba lejos de aceptar y entender cómo aquello era remotamente posible.
Quizás lo que olvidaba, era que desde el principio, nada de ello lo había sido.
—Sé que es difícil de digerir... Pero la inmortalidad es propia de sangre pura, y la tuya es una mezcla de ambas. Según las investigaciones, la muerte se limita a tu edad. Puedes regenerarte, puedes sanar con rapidez... Pero en un par de milenios quizás, empieces a deteriorate por tu cuenta.
Disminuyendo paulatinamente el volumen al hablar, acabó por guardar silencio, al notar el impacto que la noticia significaba para Namjoon. Para los humanos, que les dijeran que eventualmente iban a morir de viejos, era obvio.
Para alguien que se consideró un vampiro, un inmortal, por tantas largas décadas... Imaginaba lo aterrador que podía ser. El enterarse de que su vida no dudaría para siempre; no lo suficiente para la eternidad, pero tampoco lo suficiente para experimentar la de un humano común y corriente. Sino un intermedio, entre el todo y la nada.
—Entonces voy a morir...— musitó. Kaiser suspiró hondo.
—Si...
Con la mirada perdida, Namjoon señaló uno de los libros que yacían sobre la superficie de madera. Uno familiar, que para Kaiser aún era un enigma, pues aunque se había esforzado por entenderlo, el lenguaje antiguo de los vampiros era casi imposible de descifrar.
—Mi madre siempre lo tenía con ella.— dijo Namjoon, recordándolo. Kaiser hizo un ademán para indicarle que podía leerlo si deseaba.
—Está escrito en el idioma antiguo.— aclaró antes de que lo abriera. El híbrido solamente sonrió.
—Lo sé.
Con las yemas de sus dedos acarició las páginas, como si en la tinta pudiera sentir el corazón no latiente de su madre.
Decidiendo entregarle privacidad, Taehyung señaló la puerta para que ambos esperasen afuera a que Namjoon terminase de leer. Kaiser siguió al castaño hacia la salida, notando en su mirada al atravesar el umbral, la seriedad que amenazaba el tocar un tema tan importante.
Aún con la sensación de que el aire se volvía pesado, Kaiser se dedicó a escuchar.
—Quiero que vengas al bosque con nosotros.
No se preocupó en ocultar sus sorpresa, frunciendo el ceño al percatarse de lo que Taehyung estaba pidiéndole. Una cosa era estar en la misma habitación que el híbrido y otra cosa completamente diferente era ir a su nido.
A pesar de que defendía a los vampiros, también era consciente de la necesidad que estos tenían por beber sangre. Era su única fuente de alimento y en ningún momento los había juzgado por ello. Sin embargo, por aquel mismo motivo se habían creado los distritos, para que los humanos no corriesen el riesgo de ser devorados y los vampiros no tuviesen la tentación.
—¿Qué hay de malo con quedarnos en la ciudad?
—Kaiser, sabes que Namjoon está en peligro con cada segundo qué pasa aquí... Basta un indicio para que los de las otras organizaciones descubran que no es normal.— habló con urgencia. El pelirrojo tragó saliva. —Si estamos en el bosque, él estará a salvo, y tendremos más tiempo para explicarle lo que es... Por favor... No soportaría que algo le pasara por mi culpa.
—Podemos mantenerlo escondido...
—Kaiser... alargar su estadía en la ciudad no es bueno... Él necesita alimentarse. En el bosque están los animales. ¿Qué hay aquí para él?
Con el semblante cubierto en pesadumbre, Kaiser supo cuál era la respuesta.
Humanos.
Cientos y cientos de humanos, que serían perfectos para cazar. Y luego el trato de paz se acabaría.
Maldita sea...
—Si voy, ¿prometes que no va a comerme?— dijo nervioso. Taehyung sonrió.
—Lo prometo.
—Ah... Debes estar bastante loco para vivir con alguien como él...
—No vas a arrepentirte, Kaiser. Le explicaremos toda la investigación y luego podrás regresar a tu lindo y adorable departamento.
Lindo y adorable departamento... Si. Aunque todavía no se había ido, ya podía sentir la añoranza y el anhelo de volver a su hogar. El bosque nunca le había resultado llamativo, sino un peligro, desde que era pequeño.
Porque tras la arboleda hay cosas que desconocemos y que pueden hacernos daño, le había dicho su madre. Y Kaiser le había creído.
Con la inocencia de un niño.
Si tan solo la gente supiera...
Si tan solo ellos hubieran previsto lo que realmente debían de temer...
Pues no era la oscuridad del bosque donde los demonios vivían.
Sino bajo la luz del sol, con las suelas sobre el pavimento, años y décadas inventando y creando un ser capaz de igualar al híbrido, del que las personas rumoreaban después de la guerra.
Con el único objetivo de crear un humano inmortal.
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