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➤ Capítulo 9


Corrimos hacia el andén tomados de la mano para detenernos consiguiendo respirar al ver que aún no estaba el tren, eso o que se había ido ya...

— Aún falta un minuto —dijo mirando el cartel electrónico que mostraba el tiempo restante hasta que llegara el tren.

— Ay Dios mío —reí recuperando el aliento al igual que él.

Respiramos algo agitados y nos miramos un momentos antes de que él me tomara con una mano la cintura.

— ¿Estás bien? ¿No te quieres sentar? —me preguntó observándome directamente a los ojos.

— Sí, no pasa nada.

Cuando vinimos corriendo me detuve un segundo por sentir una pequeña punzada en la espalda pero no era suficiente como a hacer que detuviera en el momento, la verdad es que Heath se preocupó demasiado por esto e intentaba bajar la velocidad, incluso me dijo que podíamos parar y que él le avisaría a su madre que llegaríamos en el tren de dentro de dos horas, pero no fue necesario.

Hoy él tenía planeado ir a visitar a su madre y me invitó para aprovechar y poder conocer la zona donde estuvo viviendo un tiempo.

Sinceramente me emocionó mucho la idea, además su madre me cayó bastante bien a pesar de lo poco que la conocí, acepté definitivamente.

Cuando nos subimos al tren encontramos un asiento libre y él me dio la mano para que me sentara. Como no había lugares libres cerca, terminó por quedarse de pie y sujeto al barrote.

— ¿No quieres cambiar? —pregunté observándolo desde abajo.

— No, no, tú siéntate, yo estoy bien —negó—. ¿Ya no te duele?

— No, estoy bien. Bueno, al menos... dame tu mochila —después unas insistentes miradas cedió y me entregó la mochila la cual yo me pasé abrazando gran parte del trayecto.

La verdad es que me cuesta pensar en el momento en que nos hicimos novios. Después del beso aquel día en la explanada terminamos por sentarnos a hablar más profundamente sobre esto, y esa charla eterna terminó en mi "sí" ante su pregunta sobre querer ser su novia.

Desde hace semanas me había empezado a gustar, pero no me había planteado en verdad que esto llegara a algo más, pensé en Heath como tan sólo un crush más. Las últimas experiencias que había tenido no eran las mejores, pero tampoco es como si me hubiera interesado mucho en una relación desde el accidente. Pero cuando me dijo que sentía lo mismo, que realmente yo había empezado a gustarle... no pude dejar de esperar por cada segundo que pasaba que ya me pidiera salir como novios. 

En verdad quería que lo fuéramos, quería estar con él por más tiempo y vivir más momentos juntos. Seguir hablando de todo lo que quisiéramos, ver cómo puede aguantarme a pesar de lo hartante y molesta que puedo llegar a ser, quiero estar con él en todo lo que tenga que seguir afrontando para recuperarse... Y cuando me lo preguntó sonreí como no había hecho en un buen tiempo para decir que evidentemente eso quería.

No llevamos mucho tiempo así, quizás dos semanas pero definitivamente me encanta. Podría asegurar que me he pasado mucho mejor estas dos semanas con él que todo el tiempo que estuve con los otros dos novios.

— ¿Ya tienes hambre? —me preguntó de repente.

Asentí un par de veces y sonreí alzando la mirada 

Fue cuestión de casi una hora lo que tardamos en llegar. Él estuvo de pie hasta los últimos quince minutos, se bajó una persona de la zona de enfrente y él tomó su lugar teniendo que interrumpir nuestra conversación para sólo dedicarnos miradas y sonrisas a través del vagón.

Cuando llegamos, me extendió la mano para levantarme y bajamos del vagón.

— ¿Segura que estás bien? —preguntó cuando nos acomodamos un poco mejor en la estación.

— Sí, no te preocupes, ya se me pasó desde hace tiempo —asentí tocando el punto exacto donde me dolió hace un rato y comprobando cómo ya no me dolía para nada.

— Okay, nos avisas de cualquier cosa, ¿sí?

— Sí, sí, no te preocupes —reí sujetándole el brazo antes de darle un besito en la mejilla pudiendo ver cómo apenas se deshacía de esa preocupación y reía también rodeándome los hombros para luego también darme un beso en el pelo.

Salimos de la estación y en una de las bancas nos estaba esperando su mamá. Nos identificó casi al instante y se dirigió a nosotros saludándonos con un abrazo a cada uno.

— ¿Todo bien en el viaje? —Heath me había quitado mi mochila para evitar que cargara más peso en la espalda por más que le asegurara que estaba bien, así que ella le quitó una de las mochilas para ayudarnos a llevarlas— En el larguísimo viaje —exageró mientras nos guiaba hacia el estacionamiento que estaba cerca.

— Pues todo fue muy bien, se nos hizo rápido —respondí echando un vistazo a la calle que debíamos recorrer hasta el estacionamiento.

Nos subimos al coche y en cuestión de unos minutos llegamos a la casa de Heath. Eran unos departamentos, se veían suficientemente amplios para estar en la ciudad, pero seguían viéndose sencillos.

Tuvimos que subir dos pisos antes de entrar al departamento adecuado. Se veía sencillo pero realmente lucía como toda una casa acogedora, no evité sonreír un poco cuando entré.

Dejamos nuestras mochilas y me invitaron a pasar a la sala.

— Bueno, eh... —Heath suspiró como queriendo recordar lo que iba a decir— Hoy hice una parte del entrenamiento así que... voy a bañarme. Adelina, ¿tú quieres ducharte o algo así?

— No, estoy bien, gracias —asentí con una sonrisa antes de mirar a la señora Moore—. Umm... ¿Le importa si me siento? —señalé el sofá que quedaba a la izquierda.

— Claro, siéntate, cariño.

Por unos momentos sentí de nuevo los pinchazos en la espalda, por eso me quise sentar esperando porque se volvieran a pasar rápidamente. No estoy realmente asustada por esto, creo que es normal que todo el ejercicio físico que no he hecho en un año esté mostrándose en mi zona más vulnerable, pero aún así creo que lo mejor será decirle al entrenador sobre esto, quizás deba bajar un poco la intensidad de los entrenamientos, principalmente de los estiramientos y mantenerme un tiempo lejos de los movimientos que aún me aseguran caídas por lo torpe que soy.

También puede estar influyendo el que lleve unas semanas intentando una y otra vez la Adelina, conseguí la pose de escorpión sin forzar demasiado mi espalda, pero la Adelina se centra en la cadera, hacer un escorpión llevando la pierna no atrás, sino al lado y hacia arriba. Tal vez tendría que dejar de obsesionarme con ese movimiento y centrarme en lo demás.

— ¿Estás bien? —Heath se acercó e incluso se sentó a mi lado.

— Sí, sólo me empezó a molestar un poco, pero no es nada, ya se pasó —aseguré esta vez sin poder tener exactamente la misma tranquilidad que hace un tiempo.

— ¿Quieres tomarte algo? —en serio su voz sonaba preocupada, sentí cómo me empezaba a acariciar la pierna con suavidad incluso.

Me lo pensé, realmente no soy de quienes suelen tomar medicamentos a la mínima que algo les duele, y teniendo en cuenta algo tan drástico como un cáncer, eso me llevó a momentos en los que tuve que tomar medicina sí o sí. Ahora que viajamos hasta aquí para pasar el día con la madre de Heath no quiero que se arruine o tengamos que regresar, por eso al final accedí.

Él se levantó y fue hacia la mochila que yo había dejado en la entrada.

— Es que cuando veníamos también le dolió la espalda así que me preocupa que se haya hecho daño o algo así —explicó él sacando una pastilla directamente desde la plantilla en que estas vienen y me la puso en la boca sin tener que tocarla—. Me acabo de lavar las manos —me hizo un poco de gracia su aclaración, como si no me esperara una higiene máxima de él.

Me trajo un vaso de agua y tragué la pastilla. En serio que yo me encontraba mucho más tranquila que él, principalmente porque la molestia volvió a disminuir en poco tiempo. Lo que me dio fue un desinflamatorio por si resulta que realmente tengo alguna lesión pequeña o algo por el estilo.

Después de asegurarle que estaba bien y podía ir a ducharse tranquilo, al fin lo hizo y su madre se vino a sentar junto a mí.

— No soy ninguna profesora universitaria, pero ya le digo que él tiene vocación —bromeé aún con el vaso de agua entre mis manos y ella rio un poco.

— Sí, le encanta la carrera, es un obsesionado —rio mientras se acomodaba—. Por poco y se deprime cuando tuvo que dejar la universidad  las primeras veces.

No contuve un gesto de ternura por lo que contó.

— ¿Y tú que estás estudiando, cielo?

— Agronomía —asentí ampliando mi sonrisa—. Ahora estoy en mi primer año apenas porque el año pasado no estuve yendo a clases ni nada... Pero la verdad es que me está gustando mucho la carrera, estoy contenta con esto.

— Eso es lo importante, me da mucho gusto —asintió acariciándome un poco la mano.

Cuando desvié la mirada de ella, di con algunas fotos que estaban colgadas en la pared, y aunque estuviéramos algo lejos pude identificar perfectamente a ese pequeño Heath que estaba en las fotos.

— Ay Dios mío, ¡es él! —chillé de ternura al centrarme en la foto.

La señora Moore rio y se levantó yendo hacia el marco de la foto y yo me levanté siguiéndola aunque volvimos al sofá.

La foto la mostraba a ella en lo que se veía como un parque o algo así, estaba en cuclillas mostrando una sonrisa hacia la cámara mientras hacía que él la imitara. Ella seguía siendo más alta que Heath aún estando agachada y se veía aún más tierna la escena al darme cuenta de las manos diminutas de Heath que se escondían en las mangas de su abrigo un poco más grueso pero mucho más pequeño que el de su madre.

— Esto fue en Croacia, fue el día en que al fin nos regresamos a Rusia —dijo ella dibujando una inconsciente sonrisa mientras miraba la imagen—. No sé si ya te contó que es de Croacia...

 — Sí, ya me lo había dicho —asentí compartiendo su sonrisa antes de volver a mirar la imagen.

— Pues esto fue en el paseo que dimos de camino al aeropuerto antes de venirnos. Umm... —se levantó hasta una de las estanterías de donde sacó un libro pequeño y delgado, era un álbum de fotos bastante pequeño el cual abrió sin reparo ante mí.

La verdad es que soy una fanática de ver imágenes familiares o de otras personas cuando eran pequeñas, yo podría mirar los álbumes de fotos familiares de todos los chicos de artístico y hockey con todo el gusto del mundo, otra cosa es que la gente se sienta más o menos cómoda respecto a esto. Así que cuando la señora Moore trajo el álbum una sonrisa inconsciente se dibujó en mí.

— Cuando él nació aún estaba algo delicada la situación por la guerra en Croacia, de hecho lo más seguro es que sus padres lo dejaron en el orfanato por cómo estaba la situación. No pudimos ir a verlo varias veces antes de adoptarlo oficialmente, sólo lo vimos hasta que llegamos a Zagreb —tomó una foto en específico—. Mira, esta fue la foto que nos mandaron de él cuando empezamos el proceso.

La tomé con cuidado y pude verlo, debía tener alrededor de un año o un poquito más, estaba sentado en una alfombra y con sus enormes ojos grisáceos miraba a la cámara.

— Y empezamos todo el papeleo con la gente de la agencia, las relaciones de aquí hasta Croacia... Quizás estuvimos así un año hasta que al fin fuimos allá para terminar los papeleos, ir a los juicios y finalmente adoptarlo. Pero el día en que mi ex-marido y yo tomamos el vuelo para allá, nada más llegar los de la agencia nos dijeron que en la madrugada hubo un incendio en el orfanato pero como estuvimos en el avión y aún no se usaban tanto los celulares, no lo supimos hasta entonces. Íbamos con al menos otros tres padres y todos estábamos de acuerdo en que ni siquiera pasaríamos por el hotel, nos fuimos todos directamente al hospital. Nos dijeron que sí hubo unos niños que murieron, fueron cuatro si no mal recuerdo, pero como estaban con toda la conmoción del accidente no nos podían decir todavía si nuestros hijos estaban bien o no.

Cada palabra que salía de su boca me hacía tensarme por completo, apreté un poco mi pantalón y realmente sentí algo de presión en el pecho. Aunque sepa bien que este relato acabó en un final feliz que es muy evidente actualmente, no puedo evitar sentirme nerviosa por lo que diría a continuación.

— Llegamos y pudimos ir a verlos, fue la primera vez que todos esos padres veíamos por primera vez a nuestros hijos y justamente tenía que ser en un hospital, pero por suerte todos estaban bien, no tenían heridas graves la gran mayoría. Entonces preguntamos por Heath, bueno, antes se llama Siniša así que preguntamos por él y al fin lo vimos por primera vez. También habíamos mandado fotos nuestras que le habían enseñado a él, pero tenía casi tres años, nos sorprendió mucho que nos reconociera. Y la mayoría de niños tardaban en adaptarse a estar con sus nuevos padres, pero él nada más acercarnos a la cunita en la que lo tenían en el hospital, nos miró y al momento me empezó a decir "Mamá". Se ve lo pasaban muy mal, él estaba muy traumatizado cuando lo adoptamos, no sabemos si fue por el incendio o por si de por sí los trataban mal en el orfanato, pero él quería irse con nosotros desde el inicio, no tardó nada en aceptarnos pero le costaba mucho comportarse como un niño normal, te prometo que al principio ni siquiera sabía cómo sonreír.

No me costaba pensar en cómo tuvo que ser, a pesar de que miraba una y otra vez la foto en la que él está con su madre en el parque riendo, justo al lado tenía la primera foto que le mandaron a sus padres y luego en la que está la señora Moore acariciándole la cabeza a Heath cuya expresión seria apenas parecía propia de un niño de tres años, sólo era justificada por el hecho de estar en un hospital después de algo tan fuerte como lo debió ser aquel incendio.

— Sus padres no le pusieron nombre, se ve que lo dieron en adopción desde que nació así que se lo llevaron desde el principio al orfanato, ahí es donde le pusieron Siniša, al principio yo no sabía si cambiarle el nombre o no, después de todo era el nombre con el que había crecido hasta entonces, ¿quién era yo para quitárselo de pronto? Pero luego la muchacha de la agencia nos explicó que Siniša significa "hijo" y que es un nombre que se suele poner a los bebés que abandonan desde el primer momento, por eso al final se lo cambiamos. Y ya al cabo de un par de días se fue acostumbrando aún más a nosotros, entre las enfermeras que lo cuidaban cuando estábamos haciendo trámites y que nosotros estábamos con él todo el tiempo que teníamos libre, para cuando terminó el juicio y una semana después salió del hospital, ya se comportaba más como un niño de su edad. Y por suerte todo salió bien, ahora sólo tiene una cicatriz de las quemaduras en la espalda, pero no tuvo mayor problema con eso.

Y a los trece comenzó con el cáncer... Aunque mi situación sea igual a la suya en la actualidad, definitivamente no puedo comparar todo lo que tuvo que pasar hasta ahora. Ni siquiera yo tuve el cáncer tan joven, viví una infancia y adolescencia completamente ignorante a algo así, siempre me preocupaba por mis abuelos, yo de niña asociaba el cáncer con algo que le pasaba a los abuelitos, no a los niños. Evidentemente ya no tenía esa mentalidad hace uno o dos años, pero definitivamente fue un impacto fuerte el saber que yo lo tenía.

— Lo bueno es que cuando se lo conté, él lo no se lo tomó mal, siempre lo vio de la manera en que todo lo que pasó es lo que lo hizo ser él mismo ahora. Siempre pone el ejemplo de que si no lo hubieran dado en adopción nunca habría llegado a vivir en Rusia, seguramente tendría otra vida con otros padres en Croacia, pero él no sería quien es ahora. Y la verdad es que tiene razón.

— Sí, creo que todo lo que pasamos nos hacer ser quienes somos, es ese... historial de sucesos lo que conforma nuestra vida, después de todo —le di la razón intentando sonreír también a pesar de que, en definitiva, todo el tema era bastante triste aunque ella insista en que a Heath no se lo parece en absoluto.

Justo entonces él salió del pasillo con una ropa distinta y llevando una toalla en las manos.

— Listo, ya terminé —rio cruzando la sala hasta llegar al balcón donde tendió la toalla encima de una cuerda y volvió al interior—. ¿Qué hacían?

— Tu mamá me estaba enseñando el álbum y me iba contando cositas —respondí intentando ampliar mi sonrisa.

— Ay no, ¿ya te expuso las cosas vergonzosas que hice de niño?

Las dos nos empezamos a reír por ello y luego él lo hizo también.

— No exactamente, pero tampoco me importaría escucharlas —respondí aún entre risas—. Tampoco te preocupes, deberías ver mis fotos y escuchar a mi abuela contarte los dolores de cabeza que le daba yo de niña.

Él rio y después de tranquilizarnos, su madre se levantó en dirección a la cocina.

— Bueno, me imagino que tendrán hambre, voy a calentar la comida y ya podemos almorzar —dijo antes de entrar a la cocina y que se escuchara cómo encendía el fuego.

— ¿Te sientes bien? ¿Ya no te duele? —me preguntó acariciándome el cabello suavemente y una vez le asentí con mi sonrisita, él sonrió también tratando de desviarse del tema de mi espalda al verme tan convencida sobre que me encontraba bien— Bueno, pues la verdad me encantaría escuchar tus anécdotas de niña aunque no vengan de la boca de tu abuelita.

Reí y le estreché las manos para que me ayudara a levantarme y fuéramos a ayudar a ir colocando los platos en la mesa para comer.

— Bueno, pues para empezar, la pobre mujer pasó toda mi infancia correteándome en el parque bajo el sol mientras le echaba también un ojo a Kurt. Ves que él es albino, ¿no? Entonces le molesta bastante la luz, y aquí estaba la loca corriendo por todo el parque bañándose en sol a más no poder...


La charla no se detuvo desde que nos sentamos a la mesa, la verdad es que entre Adelina y mi madre esto podría seguir así hasta la madrugada y aún tener temas de los que hablar.

Pero ya se acercaba la hora de tomar el tren de regreso a Moscú, por eso empezamos a prepararnos. Adelina estaba tomando un té, habíamos pasado horas en la mesa y luego nos fuimos a la sala donde siguió la conversación eterna. Yo no intervenía tanto como ellas pero realmente disfrutaba de todo lo que hablaban. La verdad es que mucho de lo que se contaban yo ya lo sabía porque Adelina me lo había contado o eran cosas que contaba mi mamá y yo, evidentemente, ya las sabía; pero siempre aprendía algunos detalles más sobre lo que decían.

— Yo me acuerdo mucho de mi abuelo siempre que compito en hockey, es que tengo el recuerdo de que a los quince, más o menos, mi tía fue a visitarnos y él le contaba cómo yo estaba en la selección de la región y tanto Kurt como yo aspirábamos para las selecciones nacionales. Pero me acuerdo mucho de que mientras lo decía casi se le salían las lágrimas del orgullo, dice que nadie en nuestra familia ha estado en una selección regional, colecciona todos nuestros diplomas, nuestros trofeos... La verdad es que es de quienes más me apoyaban —asintió mostrando una mirada brillante a la vez que nostálgica por todo lo que pensaba.

Aunque sólo fuera mi madre quien tomara la palabra, la verdad es que yo sentí la misma ternura que ella.

— Lo bueno es que le dije que aunque ya no pudiera ganar más trofeos de hockey, cuando volviera a San Petersburgo le llevaría uno de patinaje artístico para que lo ponga junto al informe de la revisión en la que ya dice que no tenía nada de cáncer —rio bebiendo un poco más de la taza—. Es que, en serio, lo tiene como si fuera un diploma.

— Le vas a llevar un trofeo de artístico y otro informe negativo —le asentí haciendo que ella sonriera de una forma increíblemente dulce antes de dejar la taza sobre la mesa.

— ¿Y tu hermano también practica hockey? —preguntó mi madre después de apretarle la mano recibiendo su misma sonrisa de vuelta.

— No, no, él hace fútbol americano —cuando mi mamá asintió con algo de sorpresa, Adelina rio un poco—. Sí, salimos bien brutos los dos. De hecho él lo intentó en su momento, cuando yo entré él también, pero se terminó saliendo al poco tiempo.

— ¿No le gustó? —rio un poco también bebiendo de su taza.

— No, es que él es albino y tiene nistagmus. Heath, piensa rápido —chasqueó con ambas manos señalándome espontáneamente haciendo que riera y, evidentemente, intentara recordar.

— Es una condición en la que los ojos se mueven involuntariamente y está ligada a otras enfermedades o patologías... Me imagino que en Kurt es por el albinismo, ¿no?

Ella asintió y pasó el último traguito.

— Antes de que lo operaran sí se llegaba a poner bastante mal porque no tiene buen equilibrio por eso de que tiene la sensación de que todo se está moviendo y terminaba con migraña todos los días, por eso lo operaron ya algo más grande. Pero cuando éramos pequeñitos aún lo tenía algo fuerte así que estaba todo el tiempo cayéndose y en el hielo se daba unos golpes que ni le cuento... Y ahora está en fútbol americano, que la verdad no sé hasta qué punto es mejor para él, pero al menos ahí es válido caerse encima de la gente.

No contuve la risa haciendo que ella misma se riera en voz alta antes de que miráramos una vez más el reloj dándonos cuenta de que ya tendríamos que ir saliendo para alcanzar el tren.

De nuevo subimos al coche y mi mamá nos llevó hasta la estación donde me despedí de ella sin tomar demasiado tiempo para luego entrar y esperar por el tren.

— ¿Qué tal? Al final no salimos de mi casa, pero ya conociste al menos un poco de la zona —sonreí sentándome a su lado una vez entramos al vagón y esta vez sí encontramos asientos libres para los dos.

— ¡Sí! La verdad es que me lo pasé muy bien, se nos fue todo el día hablando, si no tuviéramos que ir a Moscú, nos hubiéramos quedado hablando hasta la madrugada.

Reí por la forma en que lo dijo. Llevo todo el día escuchándola hablar sin parar pero soy incapaz de cansarme de su voz, todo lo que cuenta atrae mi atención y su voz termina de engancharme para que me sea imposible escapar de ese círculo, aunque tampoco es que me afecte, prefiero no salir nunca saldría de él.

En el recorrido íbamos viendo cómo el cielo se oscurecía poco a poco y la noche empezaba a cubrirnos lentamente.

En un momento dado Adelina se acostó sobre mí y tan sólo la abracé como instinto inmediato, pero no nos importó y nos pasamos así el resto del viaje. Ella jugaba con los cordeles que sobresalían de mi abrigo mientras yo le acariciaba la cabeza y la miraba perdidamente así como de vez en cuando echaba un vistazo a la ventana para apreciar cómo ya era completamente de noche.

— Heath, me voy a dormir si sigues así —murmuró sin mucha energía teniendo ya la cabeza sobre mi pierna.

Me provocó una risa llena de ternura por la forma en que lo decía además de lo tierna que se veía desde aquí.

— Cuando lleguemos a la parada te despierto, ¿sí? —llevé mi mano desde su cabeza hasta su brazo esperando que esto le provocara menos sueño.

— Pero no te vayas a dormir tú también, que sino para cuando nos levantemos ya estamos al final del Transiberiano y yo no me traje ropa de cambio.

De nuevo me hizo reír y terminé por contagiarla a ella también.

— Okay, intentaré no dormirme también —seguí acariciando su brazo hasta que toqué su mano y la agarré sintiendo cómo esta se encontraba un poco más caliente que la mía debido a la posición que ella había mantenido por los últimos minutos—. ¿Has ido ya al Transiberiano?

— No —negó sin poder mover mucho la cabeza y me sujetó mejor la mano—, pero me gustaría ir algún día. Tal vez hacer el Transiberiano hasta Vladivostok o hacer el Transmongoliano... No lo sé, realmente quisiera hacer alguna de esas rutas alguna vez. ¿Tú ya has ido?

— Pues no he hecho la ruta como tal, pero la primera vez que fui a Ekaterinburgo, cuando nos mudamos en la preparatoria, fuimos en el Transiberiano desde Moscú hasta allá, pero nunca he hecho la ruta entera ni un viaje en tren como tal.

— Entonces, ¿quieres que algún día vayamos juntos? —en ese momento bajé mi mirada hasta ella y la encontré girándose hacia arriba para poderme ver desde esa posición.

— Claro —sonreí aprovechando ese momento para seguir acariciando su mano pudiendo sentir sus huesos con una facilidad excesiva debido a los delgadas y débiles que siguen siendo.

Ella sonrió mirándome desde esa posición viéndose tan brillante como siempre. Sus sonrisas y sus risas nunca faltaban en todos nuestros encuentros y me he acostumbrado tanto a ellas que no puedo pensar en cómo podría ser un día entero sin verla sonreír. Sería como un día entero sin tener sol.

Movió un poco su pierna para mantenerse a pesar de estar acostaba bocarriba en mis piernas y un poco sobre el asiento.

— ¿Estás bien? —con el brazo derecho la agarré por la cintura para que tuviera que forzarse menos para mantenerse en esa posición— ¿Ya no te duele?

Sólo negó sin inmutar su sonrisa provocándome unas ganas irresistibles de acariciarle las mejillas, y lo hice, pude sentir su piel suave bajo mis dedos haciéndole un poco de cosquillas antes de agacharme hasta quedar a tan sólo unos pocos centímetros de su cara.

— Te quiero mucho.

Ella respondió cerrando los ojos y dejando que me terminara de acercar para dejar un beso en sus labios y extenderlo unos segundos más antes de que nos separáramos justamente por el aviso de que ya casi estábamos en la parada. La ayudé a incorporarse sin perder aquella espinita de preocupación por lo que dijo en la mañana aunque ya estuviera mucho mejor según ella.

Nada más bajar tuvimos que caminar unas cuantas calles hasta la ARDI. No era realmente tarde, eran las ocho y media más o menos, sólo que debido al horario de invierno, parecía ser mucho más tarde de lo que realmente era. Entramos por la pista viendo cómo estaban las personas disfrutando de una tarde-noche de sábado patinando y dándole vida al lugar. 

Aunque me encante el hockey y siempre me haya gustado mirar a los de artístico entrenar, definitivamente cuando la gente viene en las horas libres es cuando la pista se siente mucho más acogedora.

Teníamos pensado ir a dejar nuestras cosas en las habitaciones y luego salir a cenar o simplemente quedarnos en la explanada como se volvió costumbre desde que nos hicimos novios. Pero justo cuando estábamos atravesando la pista de atletismo que llevaba al gimnasio así como a las pasarelas, vimos que una de sus esquinas ya estaba ocupada.

Yo intenté ser algo discreto cuando vi a Axel sentado en el suelo mientras Katrine se recargaba en él y ambos parecían estar viendo algo en el teléfono. Pero Adelina la saludó como si nada y ella respondió con la misma naturalidad aunque no con el mismo entusiasmo que Adelina. Definitivamente ella la conoce más que yo.

Saludé a Axel con un gesto de cabeza y antes de que Adelina y yo volviéramos a tomar nuestra ruta hasta las pasarelas donde cada uno tomó un camino y no evitamos bromear saludando al otro a través de los cristales.

— ¡Hola! —me saludó ella agitando la mano con energía causando de nuevo que riera.

— Hola —respondí a su gesto antes de que nos dejáramos de ver por llegar al final del pasillo.

Finalmente centré mi mirada en el frente y seguí caminando en dirección a mi cuarto hasta que me encontré de frente con Damien y Hikaru quienes iban tomados de la mano hacia la pasarela.

— Hola, chicos —los saludé deteniéndome en el pasillo.

— Hola —saludaron casi a coro—. ¿Qué tal fue la visita?

— Muy bien. Nos pasamos toda la tarde hablando y hablando, pero Adelina lo disfrutó y yo ya conozco demasiado bien Podolsk así que puedo decir que fue todo un éxito —asentí viendo cómo Damien sonreía.

— Sí que fue bien entonces —asintió—, me alegro mucho.

— Nosotros íbamos a cenar con Abigail, Aria y Sonny; ¿quieren venir o ya vienen cansaditos? —se ofreció Hikaru sin soltar la mano de su novio, simplemente las movió hacia adelante y atrás como si fuera una especie de columpio.

— Ah... Sí, teníamos planeado ir a cenar nosotros también así que le diré a Adelina y ahora les confirmo, no creo que tenga problema con ir juntos.

— ¡Okay! —Damien asintió con entusiasmo y cada uno tomó la iniciativa para seguir su camino— Ojalá y sí puedan ir.

— No te preocupes, seguro que sí —afirmé antes de que nos giráramos y yo al fin entrara a mi habitación sólo para tomar el teléfono y escribirle a Adelina para ver qué pensaba sobre la invitación.










*** *** ***

¡Hola a todos!

Después de tanto error... No, después de tanto tiempo al fin llegó el capítulo :') Hace como... ¿un mes que no actualizo? No lo sé, pero se me complicó la vida con Takoyaki, HELL y los exámenes, pero ahora sí ya estamos bien de nuevo. Subo el capítulo aún en viernes porque mañana no sé cómo vaya a estar de tiempo para actualizar y todo bien, así que de una vez ahí les va ^^

Pronto subiré un anuncio al blog o al murito para explicar cómo me voy a organizar ahora, ahí ya podrán ver todo bien explicadito.

Espero que les haya gustado este capítulo. Sí, tal vez ya estén un poco hartitos de los romances de Adelina, pero prometo que el siguiente capítulo no se va a centrar en la felicidad de esta señora.

Pero al menos se vieron varias cosas de chismes y fuertes confesiones.

Muchas gracias por leer y nos vemos pronto :3

Atsushi~

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