➤ Capítulo 3
Ya han pasado casi dos semanas desde que entré a la ARDI, y debo decir que ha sido mucho más duro de lo que pensé. Las clases de danza, ballet, patinaje... todo es bastante difícil ya que es de nivel profesional mientras que yo soy una novata en ello.
Al menos el ambiente en el equipo es bastante bueno. La gran mayoría de mis compañeros comprenden que apenas estoy iniciando y me llevo bien con ellos, también sigo con los amigos del club de hockey más allá de Acker y Elliot.
Algo que me gusta bastante es que cuando salimos a pasear o simplemente pasamos el rato fuera de clases, mis compañeros de artístico y nosotros nos vemos como iguales a pesar de que en clases y entrenamientos yo los vea claramente superiores.
Esta noche salí yo sola, usualmente salgo con Sandra a pasear. Aunque Hao, Yelena y Tammy también me invitan muy seguido.
Y es que todos tenían plan mientras que Sandra estaba demasiado cansada, por eso salí yo sola. Hoy ella en verdad se esforzó demasiado. Vi su entrenamiento y fue realmente duro, ella lo dio todo, por eso sólo se disculpó y se metió a la ducha para irse a su cuarto después.
He de reconocer que muy al inicio yo sentía bastante envidia hacia Sandra, ella está en la selección de ARDI, está jugando hockey en las ligas profesionales... Íbamos a ser compañeras en el equipo, yo iba a poder jugar en su mismo equipo, por fin dejaríamos de ser las únicas mujeres en el equipo. Pero fue cuestión de tiempo hasta que superé ese ligero resentimiento estúpido hacia ella.
Sandra es una chica genial, en poco tiempo le cogí mucho cariño y se ha vuelto una de mis mejores amigas aquí. Claro que envidio poder jugar en la liga profesional, pero es que no puedo tener ningún odio hacia ella: es increíble.
Mi misión del día de hoy es recuperar toda la energía que me acabado en las clases de ballet y volver un poco a mi dieta de jugadora de hockey ya que se ha vuelto costumbre llegar a mi cuarto sin ganas de comer siquiera y simplemente quedarme dormida. Es comparable a esos días durante la quimio en los que apenas quería hacer algo.
Pero el principal objetivo es descubrir mi puesto predilecto de shashlik en la zona. En San Petersburgo yo ya tenía uno inigualable, era cuestión de pasarme por enfrente y el dueño ya ponía tres brochetas a cocinar para mí. El shashlik es mi comida preferida a decir verdad, y adoro que sea algo que deba conseguir yendo por los puestos callejeros en la noche y pueda disfrutar de un paseo con el pretexto de ir a comprar.
Ahora no estoy comprando brochetas de carne de tres en tres, estoy comprando las más pequeñas y voy de uno en uno para probar si realmente saben lo suficientemente bien como para añadirlas a mi lista de lugares predilectos.
Una vez pagué mi brocheta tuve que esperar un par de minutos antes de tenerla entre manos. Empecé a caminar sin alejarme mucho del corredor comercial, pero justo a la primera mordida me detuve.
A un par de metros vi a Heath junto a Duske haciendo fila en otro de los puestos.
Tuve un colapso de sentimientos en ese momento.
Creo que me enamoré...
— Hola —intenté controlarme y saludarlos poniendo algo de atención en el mundo exterior. Toqué el hombro de Heath y él se volteó entonces sonriendo un poco antes de saludarme con un abrazo.
En serio no sé ni cómo reaccionar. Ellos me hablan pero apenas pongo atención.
Él me está mirando a los ojos... me siento terriblemente presionada. Se verá muy descortés dar otra mordida, ¿verdad?
— ¿Quieren? —extendí un poco la brocheta y sólo Heath me aceptó un pedacito de carne.
Miré con ansias cómo lo sacaba del palillo para aprovechar cuando se lo llevó a la boca y hacer lo mismo con otro pedazo.
En serio es el mejor shashlik que he probado. Supera incluso al de San Petersburgo.
— Ahora estamos paseando por aquí, ¿quieres venir con nosotros? —me invitó él apartándose un poco de la fila para no estorbar a las demás personas y dejar que Duske pidiera tranquilo.
Pero en ese momento un escalofrío me recorrió por completo. Me quedé helada, no supe cómo responder, a quién responder primero...
— Estos son los últimos que venderemos —escuché decir a la señora del puesto de shashlik.
Definitivamente no puedo desperdiciar la oportunidad.
— Espera —fue lo único que pude decir antes de correr al puesto, frenar como pude y meter la mano en mi bolsillo buscando el billete con desesperación—. ¿Me puede dar tres más?
Lo siento mucho, Heath, pero necesito ese shashlik y él me necesita a mí. Saqué un billete de 500 rublos y lo puse en la mesita del puesto, en serio me moriría si no me llegaban a vender más.
— Sólo me quedan dos, señorita, lo siento —se disculpó la mujer.
— Bueno, me los llevo —asentí firmemente casi suplicando porque se llevara mi billete entero con tal de que me diera otro.
Me cobró y recibí el cambio aún esperando con desesperación porque las brochetas salieran de la parrilla.
Finalmente me las entregaron y poco me faltó para besarle las manos a la señora. Anoté el nombre del puesto y finalmente volví esperando que ellos no se hubieran ido gracias a mi repentina huida.
Para mi sorpresa ellos seguían esperando allí. Sólo se me ocurrió sonreír algo avergonzada, evidentemente me disculpé por lo que sucedió, pero no esperaba la respuesta que dieron.
— No te preocupes, no es nuevo. Heath le ha hecho eso a la mitad de miembros del equipo —dijo Duske sin contener una pequeña sonrisa.
— Sí, comprendo el pánico de que una tienda esté a punto de cerrar —asintió dándonos la razón.
— Exacto, pero no es cualquier tienda... ¡Ya probaste esto! ¡A esto sabe el cielo, por favor! —dramaticé realmente emocionada antes de morder de nuevo la brocheta que ya tenía iniciada.
Pero entonces pensé un poco en cómo luce esta situación... Y tendré que sacrificar una de mis joyas por el bien de mi imagen en la academia.
— Tomen, para ustedes —les entregué una de las brochetas sabiendo bien el fondo que no quería darla, pero era lo más correcto.
— Gracias —Heath la tomó y se la ofreció a Duske, pero al estar tomando la sopa que acababa de comprar, lo rechazó dando las gracias—. Bueno... ahora que tienes tu shashlik y Duske su sopita, ¿quieres venir? Vamos a dar una vuelta por aquí y en un rato volvemos a la academia.
— Oh, sí, sí, vamos —asentí sonriendo por lo directa que había llegado esa invitación a pesar de que aún no llevamos tanto tiempo conociéndonos ni hemos intimado tanto como he hecho con Sandra o Froy.
Sonrió y me hizo un gesto con la cabeza para que caminara con ellos.
El paseo por esta calle se hizo silencioso, cada uno iba comiendo y simplemente se sentía un ambiente calmado, a pesar de no hablar no se sentía incómodo. O al menos yo no lo sentí así.
— Bueno, entonces... ¿vas a ir a pagar? —preguntó Heath una vez llegamos al final de la calle de los puestos y tiró la brocheta en un contenedor de basura.
— Sí, voy al banco —asintió Duske con la última cucharada de la sopa antes de deshacerse el bote también—. Pero si quieren ustedes vayan a dar una vuelta, yo voy por el coche, los recojo y ya nos vamos. Así aprovechamos el tiempo, ¿no?
— Oh, bueno... a mí no me importa, no quiero cambiarles los planes —alcé un poco las manos negando con la cabeza como en señal de inocencia.
— No, no hay problema —insistió Duske y Heath sólo asintió—. Yo les llamo cuando esté listo y me avisan dónde están para ir por ustedes.
Ambos asentimos y nos quedamos mirando cómo Duske se iba hacia la calle de la derecha. Parecíamos unos niños de preescolar mirando cómo su madre se va tras dejarlos en la escuela.
Una vez lo perdimos de vista, nos miramos casi al mismo tiempo lo cual nos hizo reír un poco.
— Bueno, ¿a dónde quieres ir? ¿Hay algo en Moscú que quieras conocer? —pregunto con media sonrisa guardando sus manos en los bolsillos del pantalón empezando a caminar lentamente hacia la izquierda.
— Pues hoy yo venía en mi misión de encontrar el mejor puesto de shashlik y ya la cumplí. Así que hoy básicamente vengo con el plan de cenar algo, Sandra y yo nos pateamos casi todo Moscú la semana pasada así que sólo me queda visitar los mismos lugares pero con menos prisa —bromeé siguiéndole el paso.
— Así que quieres ir a cenar... —después de reír quedó algo pensativo, pero al cabo de unos segundos sus ojos se agrandaron y me miró de golpe— ¿Se te antoja goulash?
Sonreí en el instante, pero antes de responder lo miré a los ojos unos momentos.
— ¿Le estás preguntando a una húngara si quiere comer goulash? ¿¡A una húngara que juega hockey y come como si no tuviera fondo!? —ambos reímos un poco y entonces yo le sonreí de forma natural— Claro que sí.
Él sonrió de vuelta e hizo un gesto con la cabeza para avanzar hacia la calle de la derecha.
— Te voy a llevar al restaurante que vende el mejor goulash que he probado. Y así veré si está bien hecho de verdad, necesito que le des tu visto bueno como nativa de la tierra del goulash.
— Perfecto, quiero probarlo —froté mis manos fingiendo estar a punto de comer y entonces seguimos el camino—. Tú guíame, yo te seguiré ciegamente sólo por haberme prometido comida, soy fácil de engañar.
Nos reímos y entonces caminamos un par de calles más hasta entrar en un restaurante bastante pequeño. No se veía de lujo ni mucho menos, se veía bastante casero a decir verdad.
— Eso es, tú sí sabes dónde comer. Los restaurantes que lucen como la casa de la abuela son los mejores —dije con seguridad pasando al frente cuando él abrió la puerta dejándome pasar.
— ¿Verdad que sí?
Nada más entrar, nos dio la bienvenida una mujer de unos cuarenta años más o menos, pero me sorprendí un poco cuando vi que ya parecía conocer a Heath.
Nos sentamos en una mesa casi en mitad del espacio total del local, y sin mirar la carta, pedimos una ración de goulash cada uno.
— Ya te conocen bien, ¿no? —reí un poco bebiendo de mi vaso de agua. Los dos pedimos agua a decir verdad.
— Sí, vengo bastante —asintió tomando su vaso también.
— ¿Tan buena es la comida? —pregunté mirándolo de reojo mientras pasaba mi trago. Pero él rio tomando unos segundos de más para tragar su sorbo.
— La verdad sí. Pero además vengo mucho con mi mamá —dejó el vaso en el mantel y entonces me miró—. Cada 29 de noviembre venimos aquí a comer o a cenar, de hecho.
— ¿Su cumpleaños? —él negó ante la pregunta— ¿El tuyo?
— Casi —rio un poco—. Es que yo soy adoptado. Mi mamá me adoptó de Croacia cuando yo tenía un año y poco. Y el día oficial de la adopción fue el 29 de noviembre, entonces ese día solemos hacer algo especial. Un día cerraron el lugar a donde teníamos planeado ir a cenar y terminamos aquí, nos gustó y ahora es nuestra tradición por decirlo así.
Yo asentí apenas pudiendo desviar mi atención de lo que decía.
— Oye... qué bonito suena eso, ¿no? —sonreí— Es entrañable. Encima ser adoptado es algo muy lindo. Significa que eres muy querido, por eso tu mamá pasó por todos esos papeleos, esperó mucho tiempo, viajó tan lejos y todo eso sólo para tenerte.
— Hay pocas personas que dicen eso como primea reacción, la verdad —dijo apenas cambiando su expresión—. Usualmente nadie habla tan directo del tema o simplemente no piensan así de primeras. Pero la verdad sí... Es algo de lo que uno se da cuenta con el tiempo.
— Claro —bebí de nuevo de mi vaso—. Mira, así está la situación: Tu mamá esperó mucho tiempo decidida a terminar todo ese proceso hasta tenerte con ella. Por el otro lado tenemos a mi mamá, quien me tuvo sin pensarlo sólo porque se le hizo fácil lanzarse por otro niño después de haber tenido a mi hermano por culpa de una fiesta sin protección —me aclaré la garganta mirando un poco a la lámpara que colgaba detrás de él—. Yo no estaba prevista y no es como que mi nacimiento fuera muy anhelado, mi mamá entró en depresión y tuvo ansiedad cuando yo era bebé. Pero tú eras más que deseado, le alegraste la vida a tu mamá desde el momento en que le dijeron que ibas a ser su hijo. Así que yo estoy muy de acuerdo con que los niños adoptados alegran vidas como no tienes idea.
Él me miró durante todo mi discurso y entonces sonrió.
— Hablas muy bonito, ¿sabes? —me arrancó una risa avergonzada aquel halago que no me esperaba en absoluto— Y sí, estoy de acuerdo contigo.
Asentí y dejando la sonrisa en mi rostro.
— Y, si no es mucha indiscreción, ¿qué pasó con el asunto de tu mamá?
— Oh, eso, no te preocupes —amplié mi sonrisa tratando de convencerlo de que no tengo problema en hablar de ello—. Pues mis abuelitos fueron por mí a Hungría, ellos ya vivían aquí en Rusia, nos trajeron a mi hermano y a mí y ellos nos criaron. Luego mi mamá regresó, hubo unas cuantas peleas por ahí, pero con el tiempo nos fuimos aclarando mejor y ahora, no es que se haya vuelto la mujer más madura del universo ni mucho menos, pero al menos ya está tomando mejor papel de madre desde hace unos años. Las cosas no terminan de estar bien entre mis abuelos y ella, lo mismo con mi hermano, pero al menos podemos convivir a gusto.
— Entiendo —asintió tomando el vaso de nuevo.
— Y la verdad sí nos unió bastante el hecho de que yo me enfermara. En general mis abuelos mejoraron su relación con mi mamá, mi hermano la vedad sí dio un paso importante queriendo perdonar a mi mamá... Y quieras o no, también lo hicieron por mí, porque en situaciones normales me agobiaba el asunto de mi familia, imagínate lo jodida que estaba con todo el problema del cáncer y encima el problema de mi familia.
— Sí, la verdad afecta bastante. Todas las familias cambian cuando pasa algo así. Mis abuelos murieron hace unos años y mi mamá se divorció cuando yo tenía unos cuatro años más o menos. Su esposo y ella se peleaban bastante y.... fuerte a decir verdad, así que se separaron y a día de hoy apenas se han vuelto a ver. Cuando se ven intentar ser diplomáticos y resolver cosas como adultos. Pero lo que dices es cierto, cambian las familias. Antes, él no nos daba nada más de lo que está acordado porque legalmente es mi padre. Pero cuando me enfermé tenía trece años, aún era menor así que aún tenía la responsabilidad de mantenerme. Pero él incluso nos ayudó a pagar poco más de la mitad de los tratamientos. Y... evidentemente no le tengo real aprecio porque después de todo, le hizo daño a mi mamá y nos dejó; pero debo reconocer que tuvo bastante humanidad y sentido común. De hecho él me pagó toda la radioterapia ya siendo mayor de edad y todo.
— Vaya, pues sí hay que reconocerlo. Hay gente que no daría ni un centavo extra de lo que ya está acordado.
Justo cuando yo estaba terminando mi vaso, él me sirvió más de la jarra que nos entregaron, y mientras rellenaba el vaso, finalmente llegó la mesera con la comida.
Nos dejó un plato con goulash a cada uno y nos deseó buen provecho.
Lo miré y realmente lucía parecido al que hace mi abuela. Por eso simplemente tomé la cuchara y lo miré con una sonrisa.
— Por ahora, sí parece auténtico goulash.
Esperé a que Hao tomara su bolsa y saliera de la habitación para poderla cerrar e irnos juntos hacia el corredor de cristal que lleva a la pista.
Le sonreí y seguimos caminando. Yo llevaba mi termo en la mano bebiendo poco a poco del café caliente que tenía mientras que él aún se frotaba los ojos eventualmente por el sueño.
Las habitaciones de las chicas son individuales casi todas, pero en el lado de los chicos es al contrario, por eso Hao y yo dormimos juntos. Es cierto que son algo más amplios nuestros cuartos, pero aún así no me molesta compartir cuarto con él, realmente nos hemos hecho buenos amigos desde hace tiempo. Aunque las chicas que tienen cuarto individual deben compartir baño con la habitación de al lado, así que después de todo parece una habitación compartida. Incluso hay algunas chicas -como Aria y Abigail- pasaron la cama a la habitación de la otra y duermen en la misma habitación teniendo un cuarto extra libre para guardar sus cosas o la tienen como una especie de sala extra.
Hao y yo compartimos habitación al igual que Byron y Liam, somos los únicos chicos de artístico así que de por sí somos bastante unidos. Aunque también tenemos buena relación con varios de los chicos de hockey.
Esta vez el corredor era sólo para nosotros dos. Los viernes tenemos práctica libre de baile desde las siete y cuarto hasta las nueve, luego paramos para desayunar algo más fuerte, antes sólo comemos algo pequeño para mantenernos.
Entramos a la pista de atletismo y bajamos por las escaleras hasta la pista la cual estaba vacía. Las luces ya estaban encendidas gracias a nuestros compañeros quienes se habían adelantado, pero estaba desértica por completo. Salimos por la puerta que está del lado del puesto donde están Aurelia y Regina entregando patines. Llegamos a la explanada que cruzamos por arriba a través de los corredores de cristal. Podríamos haber bajado desde el mismo edificio de habitaciones, pero sinceramente es más divertido y agradable este camino algo más largo.
No tuvimos que caminar mucho, el edificio del salón de danza está justo al lado del de los cuartos y detrás de la pista, es decir, en la misma explanada pequeña. Y, a decir verdad, es un edificio bastante pequeño, es un bloque de un solo piso y un par de ventanas del lado izquierdo. Aunque el edificio sea sólo para nosotros, es muy pequeño. Aún así lo aprovechamos bastante, ahí es donde a veces nos reunimos almorzar o tenemos nuestras reuniones exclusivas de artístico sin tener que colarnos en el lado del edificio de las chicas.
Entramos al salón el cual era iluminado únicamente por las lámparas debido a la escasa luz del sol. Pero allí nos encontramos con Acker, del equipo de hockey. La verdad nos llevamos bien a pesar de no hablar demasiado, es un chico muy formal a la vez que amigable y maduro.
Él estaba de rodillas en el suelo y delante suyo estaba Byron en una de las sillas de plástico. Pero nada más quitarnos los zapatos y entrar bien, vimos qué era lo que sucedía.
Acker tenía un medidor de presión el cual estaba colocado en el brazo de Byron. Era manual, es decir, Acker bombeaba con la mano para que apretara el brazo del chico rubio.
En el salón ya estaban Liam, Yelena, Solaria, Katrine, Lotte y Adelina. Pero todos estábamos callados, nadie se atrevía a hablar. Quien rompió el silencio fue Acker una vez dejó que se desinflara el brazalete por completo.
— Aún tienes la presión baja. Acuéstate otra vez —colocó los aparatos a un lado de la silla tomando a Byron por las muñecas para levantarlo de la silla y ayudarlo a acostarse en el suelo.
La chamarra que había en el suelo no parecía ser un descuido, estaba puesta con la intención de que ahí Byron apoyara la cabeza al estar en el suelo. Acker le tomó las piernas y se las alzó un par de centímetros. Hao puso su bolsa con la sudadera encima para poder mantenerle los pies en alto.
Acker miró la mochila de Byron -con el debido permiso- y analizó las cajas de medicamentos que había en ella.
— Sí, tómate el Atenolol, es un betabloqueante —sacó la pastilla del empaque y, sin tocarla, la colocó directamente en la boca de Byron para luego entregarle la botella de agua que Katrine le había extendido antes.
Todos seguíamos callados, sólo mirábamos a Acker encargarse de la situación. Por lo que veo, parece que a Byron se le bajó la presión. Le sucede a menudo durante los entrenamientos fuertes, pero no suele tomar medicina entonces.
— Ya se te irá pasando el mareo, desayuna de una vez, y si te sigues sintiendo mal a un nivel aceptable, ve a tu cuarto, si ya no es normal yo te acompaño al ambulatorio. Pero casi seguro que en unos minutos ya estás mejor.
— Sí, sí, ya se va pasando —asintió él haciendo algo de sombra con su mano para poder mirar a Acker.
Él recogió todo y ya estaba a punto de irse. Nos dijo que en una hora nos mandaría mensaje para ver cómo va Byron, y si pasa algo que le avisemos.
— Ah, y no vayan a darle naproxeno o ibuprofeno. Ni se les ocurra —hizo esa advertencia ya cuando se había vuelto a poner los zapatos y todos asentimos como niños regañados.
Efectivamente había tenido una bajada de presión. Según Katrine, él estaba caminando cerca de la barra y de repente tiró su teléfono y se cogió de la barra para no golpearse tanto con el suelo. Terminó de rodillas aún sujeto a la barra y entonces fue cuando llamaron a Acker, Adelina fue por él ya que la enfermería abre hasta las ocho, así que los estudiantes de medicina son la mejor opción. Y como Acker ya ha hecho prácticas y todo, es de las mejores opciones para confiar.
Con el paso del tiempo todo volvió a la normalidad. Byron se quedó recargado en la pared, acurrucado sobre las mochilas, pero se veía bastante mejor. Cuando Acker lo acostó -por segunda vez al parecer- se veía muy pálido, ahora ya se veía con mejor tono y encima estaba aprovechando para desayunar como le habían dicho.
Llegaron los demás y nosotros estábamos calentando y estirando.
Ahora no es una clase en sí, simplemente aprovechamos para ensayar bailes ya hechos, complementar nuestras rutinas con sesiones de ballet o corregir posturas...
Yo estaba tomado de la barra, con un pie el el suelo y el otro alzado por encima de mi cabeza. Estaba de lado así que movía mi cadera haca afuera para así poderme equilibrar mejor y estirar un poco más sin tener que estirar más mi pierna derecha, la cual sujeto con el brazo derecho.
Y aunque casi todos tienen un nivel de elasticidad superior a la media, digno de gimnastas o bailarines, Hao nos humilla a todos por mucho. Él parece estar hecho realmente de goma, no sólo por su elasticidad, sino por su facilidad para probar movimientos nuevos y su miedo prácticamente nulo a caerse. Él estaba con los antebrazos en el suelo y su cuerpo suspendido en el aire. Aunque sus brazos fueran su único punto de apoyo, no parecía costarle estar en esa posición.
Pero incluso cuando no controló bien sus piernas y estas se fueron hacia adelante, simplemente apoyó las puntas de los pies en el suelo delante de él quedando completamente retorcido. Luego lanzó las piernas hacia atrás quedando de rodillas para luego levantarse y seguir como si nada.
Kim ayudaba a Adelina a estirar. Confesó que planea retirarse pronto o que al menos no va a participar en esta temporada, por eso va a permaneces como apoyo, va a ser una especie de profesora suplente. Por eso le tocó encargarse de Adelina practicando con ella lo básico y no retrasar a los demás.
Un rato después Byron se unió como si nada. Y entonces los chicos repasamos el baile que llevamos practicando desde ayer.
La canción es bastante popular: Chandelier.
— No, es hasta la segunda vez —me corrigió Byron cuando iba a empezarme a mover antes de tiempo.
Todos estábamos en cuclillas haciendo la forma de un trapecio. Teníamos la cabeza gacha y se supone que la segunda vez que la letra cuenta hasta tres en inglés, debemos golpear hacia abajo cruzando el brazo derecho y luego el izquierdo, aunque yo me adelanté como siempre. Después hay que golpear hacia abajo en el lado derecho con el brazo derecho y lo mismo a la izquierda. Se repite dos veces más la secuencia y entonces nos tomamos la cabeza moviéndola en pequeños círculos como simulando cierta locura o desesperación.
Nos levantamos lentamente y entonces cuando comienza la secuencia de girar y hacer pequeños saltos con las piernas bastante levantadas.
Y entonces viene el momento en que Liam y Byron se alejan con un paso hacia la izquierda y derecha respectivamente quedando en una posición como de gacela mientras que Hao y yo hacemos dos piruetas antes de hacer dos más pero con la pierna estirada hacia arriba en un split vertical antes de soltar nuestra pierna derecha y dejarnos caer al frente de manera brusca con el cuerpo algo agachado.
Acariciamos el brazo derecho arqueando poco a poco la espalda hacia atrás pero regresamos a la misma posición de antes de golpe para dejarnos ir hacia adelante, abriendo nuestras piernas hacia los lados y luego sentarnos incluso apoyados en nuestras manos por detrás, movemos dos veces los pies imitando el gesto infantil de mover los pies de lado a lado, para entones llevar el torso hacia adelante rodando encima de nuestro spagat hasta queda acostados bocabajo, rodar hacia afuera, levantar la pelvis dejando las piernas flexionadas y los pies sobre el suelo, y finalmente estirar hacia arriba la pierna derecha.
Esta pierna la bajamos lentamente, casi como si se escurriera, para en el último momento patear hacia arriba, acostarnos normal quedarnos así mientras que de nuevo estallaba el coro haciendo que Liam y Byron hicieran su parte.
No avanzamos mucho más en la coreografía, pero la verdad nos está quedando bien para el poco tiempo que llevamos. Es decir, esto no servirá como una presentación ni mucho menos, es más que nada para practicar.
Después de que llegara el turno de las chicas y nosotros repasáramos un par de veces más, hicimos una pausa aprovechando para avisarle a Acker de que todo iba bien.
Yo seguí bebiendo del café que traje en el termo aunque ahora esté algo tibio.
Miré cómo Lotte estaba acomodando sus zapatillas ya que ahora va a repasar sus bailes individuales.
— Lotte —la llamé captando su atención de inmediato.
— Dime.
— ¿Ya decidiste tu proga-programa libre? —le pregunté llegando a trabarme un poco en la palabra.
Ella asintió y sacudió sus manos tras dejar bien puesta su zapatilla.
— Shatter Me —respondió con su usual seriedad pero sin ser cortante.
— ¿En serio? Es muy buena —asentí dándole la razón algo sorprendido por su respuesta.
— No sólo porque me gusta la canción —se levantó estirando un poco su camiseta mientras que yo recargaba un hombro en la pared acomodando un poco mis lentes antes de beber de nuevo del termo—. Fue el programa libre de Neil Turner.
— Es con el que ya no llegó a competir, ¿no?
Ella asintió.
— ¿Y vas a hacer su misma rutina o sólo harás la canción?
— Voy a intentar hacer la más parecida posible, tendré que cambiar algunas cosas para que cumpla con los requisitos de programa libre femenino, y si acaso haré algo con la conexión que hizo entre el cuádruple y el triple axel.
No conozco el programa, es decir, no lo recuerdo con detalle, pero nada más escuchar eso, visualicé la complejidad de la rutina.
— Vaya... Está difícil, no te lo negaré —admití—. Pero seguro que podrás, eres muy buena —sonreí bebiendo un poco más y ella dejó en el aire una sonrisa discreta.
— Gracias.
Entonces ella se excusó yendo a la barra para estirar una vez más.
Neil Turner es un nombre que sobresale en el mundo del patinaje artístico, no sólo por ser de los mejores patinadores actuales, sino porque fue considerado como la mayor tragedia de su generación.
Turner es un chico australiano que destacó en el patinaje desde que entró en la categoría senior. Pasaba las eliminatorias de Asia y Oceanía como si nada, si acaso se trababa en las eliminatorias europeas los primeros años, pero a los diecisiete llegó a las finales casi como si nada. A los dieciocho ganó plata y mucho más reconocimiento por el mérito de haber subido al podio aún siendo de un país no demasiado popular en el patinaje.
A los diecinueve ganó el oro y destronó a Bernard Girikanan, él ganó plata y el bronce se lo llevó Jordan Greenway de Alemania. Turner fue quien sacó definitivamente a Estados Unidos del podio, Erik Eagle nunca subió al podio compitiendo contra él. El año siguiente fue casi igual: Turner se llevó el oro, Girikanan la plata y Edgar Partinus el bronce.
Tenía al mundo del patinaje conquistado. Era excelente patinador, sus programas eran muy emotivos y detallados, tenía buena relación con casi todos los competidores, era muy atento con sus admiradores y se portaba como un chico normal. A pesar de haberle quitado el oro a Girikanan dos veces, no se le subía la fama a la cabeza ni mucho menos, es más, ambos eran amigos en la academia.
Pero a los 21 tuvo un accidente. El día de los programas libres, el último día de la final, el coche en el que iba a la competencia chocó. El choque fue a literalmente tres calles del recinto, el evento se retrasó por eso y casi se pospone para el día siguiente por el impacto que le causó a muchos de los competidores -la gran mayoría cercanos a Turner-. Sobrevivió al igual que el conductor y sus dos acompañantes, pero quedó paralítico por el daño.
Tenía potencial como para incluso superar a Girikanan y al resto durante varias temporadas más, por eso y por el cariño que se ganó, es que lo consideran como la mayor tragedia de la generación.
Lotte es muy fanática suya, igual lo es de Eagle, Girikanan, Partinus, Greenway, Raimon, Woods, Siegfrids... Lotte llegó a convivir con varios de ellos, fueron compañeros en la academia, pero además ella es gran admiradora de ellos desde hace años y es quien más conoce sobre las leyendas del patinaje. Liselotte sabe todo sobre patinaje más allá de cosas técnicas. Conoce todas las noticias, chismes, eventos, galas... De hecho puedo casi jurar que ella no ha eliminado sus redes sociales sólo para estar atenta a lo que publican sus ídolos.
La temporada iniciará a mediados de enero del próximo año, pero para diciembre nosotros tendremos la competencia a nivel ARDI, es decir, competimos entre nosotros de forma "amistosa". La Academia concluye el año con una serie de campeonatos desde mediados de diciembre, antes de que inicien nuestras vacaciones que se extienden hasta primeros de enero ya que muchos vuelven a sus países para celebrar la Navidad y Año Nuevo. Ese evento sirve como demostración de la Academia y su nivel, además de considerarse el preparativo oficial para el inicio de temporada, o al menos en el patinaje artístico ya que presentamos las rutinas que haremos en la competencia mundial antes de la primera ronda.
En artístico hacemos una competencia pequeña -sólo competimos con nuestro programa libre- y hay un podio con sus ganadores. Pero esto no significa nada a nivel oficial, simplemente es a nivel academia y un evento "pequeño". Es decir, lo hacemos en la pista grande y viene bastante público además de ser transmitido, pero la federación no tiene nada que ver, sólo lo coordina la institución.
Por ahora no tengo idea de cuál será mi programa libre... tampoco sé cuál será el corto, tengo bastantes dilemas. El año pasado terminé haciendo Carmen en el programa libre, no es que no me guste la canción, pero es que es un clásico absoluto en el patinaje artístico y terminé escogiéndola por mera desesperación y falta de tiempo. Salió bastante bien, quedé cuarto en la final mundial, evidentemente estoy contento por eso, fue mi segundo año como senior y llegué a las finales.
Ese año Edgar Partinus cerró con broche de oro su carrera como patinador, literalmente, ganó la medalla de oro con el Danubio Azul como programa libre; Liam ganó plata con S.O.S d'un terrien en détresse, aunque de hecho estuvo a punto de conseguir el oro, en general su rutina fue preciosa, la verdad Liam rompió los límites ese año, su estilo fue muy parecido al que usaba Girikanan, incluso su canción fue interpretada por el mismo cantante que interpretó el programa libre de Bernard, pero lo hizo a propósito para dar aún más impacto y lo hizo, lo superó y capturó a todos, Bernard Girikanan dijo que definitivamente lo había superado y que no tenían nada que ver, que ambos tenían su estilo único y que Willow no lo estaba copiando a él ni mucho menos.
El problema fue que no clavó dos saltos, la rutina fue perfecta de no ser por esos dos saltos, no consiguió la altura suficiente y las rotaciones se descoordinaron, por eso quedó segundo. El bronce se lo llevó Paolo Bianchi, de Italia.
Este año Hao ya va a competir y Edgar está fuera, va a ser una temporada interesante, por eso no quiero dejarlo al ahí se va y terminar escogiendo alguna canción al azar. Llevo pensando en eso desde el año pasado, y por ahora creo que voy a hacer el Vals de las Flores, es popular, pero esta vez no la elijo por ser la única opción.
Me quedé mirando el suelo mientras bebía pensando en esto. Por eso reaccioné hasta que Kim dijo que ahora le tocaba a Lotte hacer la práctica de su baile individual. Ella lleva un par de semanas haciendo una coreografía de ballet de La Campanella. Byron la lleva ayudando desde que inició porque él usó La Campanella como programa corto el año pasado así que tuvo que practicar la rutina en el hielo así como los pasos de ballet en el aula. A decir verdad, Byron no es precisamente chico de ballet, él es mucho más de danza contemporánea e incluso hip hop, pero controla el ballet necesario para sus rutinas y el patinaje en sí aunque no suela hacerlo tan clásico. De hecho, La Campanella fue la única rutina en la que realmente incluyó mucho el ballet.
Por ahora, Adelina está practicando junto a Kim Danza Húngara Número 5, tiene una rutina sencilla y muy básica porque le falta mucho pulir el asunto de hacer movimientos con delicadeza. Kim eligió la canción y yo al momento le dije que no, sinceramente lo consideré algo... racista por decirlo así. El asociar de inmediato su nacionalidad con el nombre de la pieza podría parecer algo estereotípico, pero cuando Kim se lo dijo ella no tuvo ningún problema, no se lo tomó a mal ni mucho menos.
Tal vez a veces soy muy paranoico en estas cosas...
— Listo, Lotte, cuando quieras —dijo Isabelle sentada al lado del pequeño escritorio donde tenemos el altavoz puesto.
Ella asintió y se colocó en posición mientras que todos estábamos sentados mirándola.
Lotte emana elegancia por los poros, luce muy fina y elegante en prácticamente todo lo que hace. Y esta vez no fue menos, nada más inició la música, empezó a moverse al ritmo correspondiente sin perder aquella compostura que tanto me aterra olvidar al hacer mis propias rutinas.
*** *** ***
Hola a todos, este fue el capítulo de hoy.
¿Qué tal? Espero que les haya gustado :')
La verdad me gustó mucho escribirlo, es muy divertido. Además estoy bastante al pendiente con la producción de los capítulos. Les juro que hice en vida real la coreografía de los chicos y la grabé sólo para poderla narrar (evidentemente mi versión da cringe pero bueno XD), y estoy haciendo eso con todas las coreografías y literalmente las rutinas de patinaje aunque sea adaptando el entorno. Hay que adaptarse, mis niños, sino no se puede XD
En fin, espero que les haya gustado mucho. Hoy vimos un poco sobre los chismes familiares, el crush de adelina llamado shashlik y el amor platónico de Heath conocido como goulash, vimos que Lotte es una fangirl omnisciente del mundo del patinaje, que Hao no tiene huesos, comprobamos que Acker es la mamá del team de hockey y artístico, aprendimos que Liam está en llamas y derrite la pista cuando le echa pasión a la vida, aprendimos el contexto del mundo del patinaje en este AU... ¡¡recordamos que Bernard es un papacito soviético!! Y mucho más, fue capítulo productivo(? X''D
Muchas gracias por leer y nos vemos pronto.
Atsushi~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro