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➤ Capítulo 16


Apretaba las uñas contra mis mangas al ver cómo aún le faltaba un poco a la música para terminar pero aún así Byron parecía estar al límite. No es tanto por el esfuerzo físico, para algo ha estado entrenando tanto, su condición le permite hacer la rutina a pesar del cansancio... Fue la presión de la competencia así como la de sus propios pensamientos lo que lo agotó.

Nadie hablaba, los movimientos delicados así como confiados de Byron hacían que se viera misterioso, serio, que el programa encajara a la perfección y te mantuviera atento en todo momento. 

Llevaba todo el programa con nuestros ojos en él, cada movimiento era hipnótico, parecía que su cuerpo era controlado por la música y no por él, coordinaba tan bien las secuencias coreográficas lentas pero firmes que era incapaz dejar de mirarlo.

Después del triple axel que yo conté como el último salto, al acercarse tanto a esta zona, pude incluso escuchar cómo tomó aire casi ahogado, había clavado todos los saltos incluido este, finalmente se liberaba de la presión de estos.

Su traje blanco y negro se mezclaba y contrastaba armoniosamente con el hielo, la música profunda y constante lo hacían todo aún más fluido.

Se agachó en un solo pie rozando el hielo con la mano haciendo un círculo justo antes del último coro, justo antes de aquel salchow triple que definitivamente no estaba en el programa pero lo clavó a la perfección alocando al público.

Se empezó a centrar girando incluso arqueando la espalda teniendo el pecho apuntando al techo antes de encogerse y tomar su pie en esa posición para luego levantarse manteniendo en alto y delante suyo su pierna completamente estirada hacia arriba perdiendo velocidad de giro para finalmente terminar quedando con los pies algo separados, inclinando su cuerpo hacia el lado muy levemente y cubriendo su cara con una mano cubierta con los guantes negros y teniendo la otra en el lado opuesto de su cadera.

Inmediatamente empezamos a aplaudir.

—Increíble presentación del surcoreano Bae Kwan Kim con su programa libre, Skyfall —anunciaron los comentaristas bastante emocionados también.

Él se encogió poniendo las manos en sus rodillas manteniéndose así unos segundos para respirar y luego finalmente alzar la cabeza y agradecer con una reverencia antes de pasearse un poco por la pista y recoger algunas de las flores que arrojaba el público.

Vigga le preguntó con señas si estaba bien y él asintió alzando el pulgar aún sin aliento, se despidió saliendo finalmente donde lo recibió el entrenador Zhao.

—¿Estás bien? —sostuvo por él las flores devolviéndole las protecciones para que se las colocara.

—Sí... —dijo más bien como un jadeo irguiéndose tras colocarse las protecciones.

—¿Sí? Perfecto, lo hiciste muy muy bien —lo felicitó acompañándolo hacia los asientos donde aún estaban Hao, Yuri y Damien además de las chicas. Le acomodó el pelo que tenía recogido en una coleta baja pero ahora estaba repartida en su hombro y espalda así que el entrenador le colocó todo el pelo hacia atrás.

—Gracias —respondió aún sin aire pero viéndose una sonrisa cada vez más amplia en su rostro precisamente cuando Hao se levantó para abrazarlo al igual que Damien y Solaria se acercaba.

—Ahora estás muy alterado, siéntate e intenta tranquilizarte, ¿sí? —el entrenador no lo soltaba del hombro, sólo lo hizo cuando él finalmente se sentó y Hao le tomó la mano con felicidad ajena para darle más espacio que abrazándolo— Esto es por si acaso —Zhao le colocó en el dedo el medidor de pulso viéndose algo angustiado también.

Me parece algo bastante tierno y entrañable, el entrenador es aquel hombre extremadamente alegre y bromista que cuesta tomarse en serio, pero cuando veo cómo se dirige a nosotros de una forma directa y más aún con quienes tiene un vínculo más fuerte por llevar más tiempo a su cargo, no evito sentir que en ocasiones se vuelve casi como una figura paterna para ciertas ocasiones. Bueno, Hao es la excepción, cuando veo que el entrenador le da besos en la cabeza al despedirse antes de una salida o simplemente lo abraza, siento mucha alegría por él, ver que Hao también ha encontrado a su verdadera familia me hace sentir muy alegre y calmado internamente.

—No te preocupes, estás bien, ¿sí? —Byron asintió ya calmándose cada vez más mientras Zhao seguía viendo el aparato en su dedo y le acariciaba la espalda— En serio lo hiciste estupendo, debes estar orgulloso, clavaste todos los saltos y ese adicional que hiciste fue perfecto.

—Gracias —volvió a agradecer asintiendo con su sonrisa aún agitada, pero al mirar al frente y verme observándolo con intriga mientras me quitaba la sudadera, me sonrió aún más ampliamente—. Suerte.

Aunque apenas habló yo asentí y sonreí alzando el pulgar agradeciendo sin poder permitirme felicitarlo ahora, debía centrarme en que yo no perdiera ahora los nervios y arruinara sus expectativas.

Me acerqué al borde y me quité las protecciones entregándoselas a Bernard. Entré al hielo y me mantuve sujeto a la barra teniéndolo frente a mí.

—Tranquilo, no vas a hacer nada nuevo, es la misma rutina, es la misma pista de ayer... sólo concéntrate y no te preocupes por nada —me puso las manos en ambos hombros mirándome a los ojos y yo asentí con seriedad—. Tú puedes hacerlo así que nada de pensamientos de que vas a defraudar a nadie, todos estamos orgullosos de ti y hagas lo que hagas lo harás en grande porque tú eres capaz, ¿de acuerdo?

—Sí —asentí seriamente sacando aire lentamente para tranquilizarme aún más.

Él rio un poco y me miró con unos ojos algo más dulces.

—Tranquilito, ¿sí? —me dio un abrazo por encima del muro y unas palmadas en la espalda antes de asintiera con una sonrisa algo temblorosa y me moviera un poco por la pista esperando a mi presentación.

—Siguiente competidor: de Bélgica, entrenado por Bernard Girikanan, con 20 años, Liam Willow.

Alcé las manos saludando unos segundos antes de moverme un poco por la pista y tomar mi lugar.

Mantuve mi posición hasta que empezó la música, empezaba con una simple secuencia coreográfica así que aproveché esos segundos para centrarme, para hacer todo aquello que he practicado y expresar lo que siento.

Pero realmente el motivo en ese momento que me hizo sonreír y querer darlo todo aún saliendo tranquilo a la pista fue ese mensaje de texto que me llegó hace media hora.

>> ¡¡Ya tenemos el canal!! Recuerda que estamos muy orgullosos de ti, haz lo que sabes y lo mejor que puedas, lo harás genial y lo sabes. ¡Te amamos, Liam!<<

No es que sea raro recibir mensajes de la familia antes de competir o simplemente estando lejos, pero no importa cuántos reciba, cada mensaje de ánimo que me mandan mis padres es especial, no los siento como palabras vacías, aunque no pueden venir a verme por motivos obvios yo siento que con ese mensaje ya no tienen que hacer nada más, ni siquiera verme por la televisión, es más que suficiente.

Mi memoria no es tan buena como para recordar el día en que pasó, pero sí que tengo fresco el recuerdo de las numerosas veces que he visto ese vídeo ya siendo mayor.

Mi madre está en cuclillas delante mío mientras mi padre toma una mochila con toda mi ropa y objetos, yo llevo en la mano un peluche ya viejo de un monito con un suéter azul, puedo recordar incluso ese detalle irrelevante.

Sólo empecé a caminar hacia ella y podía verse cómo contenía sus ganas de abrazarme. Me quedé a unos dos pasos míos de ella y sólo miraba su sonrisa de la que estaban a punto de brotar lágrimas.

—Hola Liam —me saludó dulcemente y podía escucharse muy bajo cómo yo respondí con la voz algo asustada.

—Vamos, está bien, ve con ella —me decía una mujer fuera de la cámara.

Yo la miré y luego volví a fijarme en mi madre quien seguía sonriendo y me estrechó una mano lentamente.

—Vamos a casa, ¿quieres conocer tu nueva casa? —pero yo no respondí, sólo caminé y puse la mano encima de la suya pero antes de que me dijera nada más yo volví a hablar.

—Mamá —y ese fue el momento en que se le escaparon unas lágrimas a la vez que su sonrisa crecía.

—Sí... sí, soy tu mamá, Liam, soy tu mamá —asintió varias veces secándose las lágrimas mientras sujetaba mi mano encima de la suya, pero yo con la otra le estreché el peluche sorprendiéndola bastante—. ¿Quieres que lo tenga?

—Es para mamá —asentí y dejé que lo tomara. Inmediatamente me dio un beso en la cabeza y yo correspondí a su abrazo viendo cómo ella no podía contener las lágrimas de felicidad. Pero yo tampoco tardé en empezar a llorar, empecé a ver a mi cuidadora llorando sin controlarlo por no querer separarme de ella pero aún así sabiendo lo mucho que me iban a querer mis padres.

—No llores, Liam, vas a estar con mamá y con papá, ellos te van a querer muchísimo te van a cuidar muy bien —me insistió ella saliendo un momento al plano secándome las lágrimas viéndose también cómo ella también sentía tristeza—. Así que no llores más, ¿sí? —yo asentí y me acarició la cabeza antes de volver hacia atrás— ¿Tú también vas a querer a tus papás? ¿Vas a ser bueno?

Yo asentí mientras mi madre me secaba las lágrimas e incluso me limpiaba los mocos antes de que le dieran un pañuelo para poder hacerlo mejor, pero aún así no la soltaba, creo que fue duro asimilar que aunque quería a mis padres tendría que separarme también de la mujer que me cuidó durante todo un año después de perder a los biológicos.

Una adopción es un acto de amor, pero en el primer momento es un acto de violencia, un niño sufre al ser separado de lo que asumió como un hogar, y dependiendo del lugar, ese hogar puede ser más o menos cariñoso, pero después de todo es el medio del que viene, no puede añorar un hogar amoroso si el único hogar que ha conocido es uno frío e indiferente, y aunque ese no fue mi caso, sí me dolió el cambio. Según mis padres, aunque esa misma tarde yo estaba gritando y riéndome en la primera vez que me llevaron al parque y me compraron un pastel, en la noche siempre me ponía triste durante unas semanas.

Y ahora me siento demasiado afortunado de que después de todo hayan sido ellos quienes me adopten, no imagino mi vida de otra forma. Siempre supe que sería el heredero de la empresa, que mis padres esperan mucho de mí, y realmente fue el patinaje lo primero que escogí por mi cuenta, sólo para hacerme sentir bien a mí... Pero ellos han llegado al punto en que les hace realmente felices verme hacer esto, verme llegar a la cima de lo que más amo.

Recuerdo incluso cómo en una de mis primeras competencias fallé muchos de los saltos, me caía y seguía siendo torpe, pero aún así al acabar vi a mi madre gritando orgullosa como nunca rompiendo la imagen que se tendría comúnmente sobre la dueña de una empresa importante. Captó toda la atención y aún así no me provocó vergüenza ni mucho menos, todo lo contrario, me hizo muy feliz.

Ellos no me presionan sobre el patinaje, saben que fue elección mía y que en el momento en que yo lo quiera dejar ellos no dirán nada, saben que es un gusto mío, realmente nunca me animaron a ser competitivo, simplemente a que disfrutara de algo que tanto me gusta. Pero aún así les hace muy felices verme patinar, sé y ellos también que lo hago por mí pero aún así se sienten orgullosos. En serio, ¿pude haber tenido mejor suerte?

Y era precisamente lo que decía esta canción: soy imparable. Así me siento al saber que tanta gente apoya una decisión y pasión mía.

—¡Con este ya clavó todos los saltos que había en el programa!

Y si no los hubiera clavado no pasa nada, durante el programa sentía realmente lo que quería expresar, me sentía tan tranquilo y simplemente disfrutando de patinar que no importaba nada más, esa es la sensación que tanto me gusta, ese es el motivo por el que amo esto.

Cuando volví a la realidad ya estaba completando mi última pirueta para terminar ahí la presentación. Tomé aire sin poder borrar la sonrisa que se me había formado en el rostro, era una sonrisa de satisfacción pura, de sentirme bien conmigo mismo.

—¡Maravillosa presentación de Liam Willow representando a Bélgica con su programa Unstoppable!

Recogí un par de regalos y volví a la orilla siendo recibido por Bernard con un abrazo en lo que me entregaba las protección.

—Lo hiciste... simplemente fue increíble —me felicitó con una mano en el hombro.

—Gracias —dije en un jadeo aún sonriendo y caminando hacia el asiento donde estaban los demás.

—¡Liam! —de pronto sentí a Damien abrazarme al igual que Hao— ¡Felicidades, lo hiciste genial!

—Gracias...

—¡Claro que sí! ¡Ah, Dios mío, en serio me emocioné! —Hao se separó y dio un saltito delante mío antes de fingir darme golpes en el abdomen haciéndonos reír a ambos— Ya me pusiste intenso para el resto de la competencia, no puedo dejarte ganar así como así.

—Claro, debes esforzarte tú también —le puse una mano en la cabeza riendo mientras Damien también reía un poco más apartado de nosotros.

—Liam —me di la vuelta al escuchar cómo me llamaban, y sonreí al ver que se trataba de Byron quien ya lucía mucho mejor que cuando yo entré—, felicidades, lo hiciste perfecto —dijo sin alzar demasiado la voz pero con una sonrisa sincera mientras me abrazaba.

Reí un poco con la adrenalina aún recorriendo mi cuerpo y volví a agradecer.

—No podía quedarme atrás cuando dejaste el listón tan alto.

Él rio un poco y me dio unas palmaditas en el hombro antes de mirar hacia el frente. Bernard y Vigga estaban con Yuri, ya se había quitado las protecciones pero aún no entraba al hielo. No fue muy difícil ver cómo estaba llorando así que nos acercamos un poco para ver qué sucedía.

—No pasa nada. Hey, tranquilo —Bernard lo tomó de los hombros para que lo mirara y le extendió un pañuelo—, no te presiones, nadie te está presionando. Esto no lo haces por nadie más, sólo por ti así que da todo lo que tienes, si lo haces va a estar todo bien.

—Pero... no voy a poder, en serio, siento que...

—Sí vas a poder. Créeme que cumplir las expectativas de alguien no significa que cumplas las tuyas, y te quedas muy mal después de eso, debes hacerlo para quedarte a gusto contigo mismo. Si te sale mal un salto no pasa nada, tú te levantas y sigues como si nada, el mundo no se va a acabar por un fallo de rotación, eres tú quien puede hacer que acabe o quien puede simplemente ignorarlo e impresionar a todos y a ti mismo siguiendo con tu rutina, ¿de acuerdo?

Sentí cómo se me erizaban los vellos de la nuca, él se lo decía con tanta firmeza que era imposible que no te convenciera de que era cierto lo que decía, y realmente lo es, acabo de comprobarlo en primera persona.

Finalmente él asintió y entró al hielo, se acomodó un poco el pelo y Bernard volvió a darle un abrazo justo antes de que mencionaran su nombre.

—El tercer participante en la categoría masculina: Entrenado por Bernard Girikanan, representando a la Federación de Rusia con 18 años, Yuri Rodina.

—¡Tú puedes, Yuri! —se escuchó el grito de Hao completamente eufórico haciendo que inmediatamente Damien, Byron y yo gritáramos al mismo tiempo.

—¡Vamos, Yuri!

Él se volteó hacia nosotros ya estando en la pista y sonrió discretamente alzando el pulgar antes de colocarse en su posición. Era simplemente increíble tener a chicos así como compañeros, contagian tanta alegría y positivismo a pesar de estar compitiendo ahora mismo entre todos.

Justo en ese momento vibró mi celular que estaba en el bolsillo de la sudadera que me entregó Vigga al salir del hielo, lo saqué un momento para ver de qué se trataba y nada más leerlo una sonrisa más se dibujó en mí.

>> Mamá te ha enviado un mensaje <<


Vi cómo cerraba los ojos, en verdad estaba confiado, tan sólo con verlo desde aquí podía transmitirme toda su seguridad, en serio llevaba todo el programa diciendo que el hielo era suyo, sólo suyo.

Acababa de clavar un triple salchow como si nada, mientras cogía el impulso y preparaba el salto podía notarse en su expresión lo limpia que tenía la mente, no parecía pensar en nada, y una vez aterrizó su mirada brillante se acompañó de una sonrisa que los comentaristas no dejaron pasar por alto.

—Maravilloso salto, rotación perfecta, muy buen aterrizaje...

—Eso le dará muchos puntos —afirmó la voz de la mujer antes de soltar una risita—. Y esa sonrisa lo dijo todo.

Siguió bajando finalmente el ritmo, ya no hará más saltos, pero con todos los que ha hecho definitivamente ya entró en el podio, fue simplemente magnífico.

Al mover las manos parecía que tuviera alas, su elegancia se podía respirar en toda la pista. Así como el programa de Liam emocionó al público, el de Yuri expresaba tanta fuerza y el de Byron consiguió envolver el estadio de misterio a la vez que expresaba cierta frustración, Damien hacía que todos contuvieran la respiración.

Creo que podría describirlo como un cristal. Se veía tan fino, tan brillante y hermoso así como frágil, nadie quería respirar por miedo de quebrarlo, por suerte todos estaban tan enganchados que ni siquiera podían hacerlo.

—Prepárate —me dijo Vigga sacándome de aquel trance admirando a Damien. Sólo asentí y me acerqué a la entrada que aún estaba cerrada, pero me senté empezando a quitarme las protecciones para los patines y bajando el cierre de mi sudadera.

Pero no podía dejar de verlo. La verdad es que nunca he visto ningún recital del Cascanueces ni nada por el estilo, debo admitir que no me gusta el ballet, pero viendo a Damien así y teniendo en cuenta el nombre de su programa, me imagino que él representa las alas del hada de azúcar. La elegancia con la que se desliza sobre el hielo hace que parezca perfectamente que está volando, que sus afilados movimientos y la armonía en el recinto lo convierten en un cristal admirado por todos. Me gusta imaginar las alas de esa hada hechas de cristal de azúcar, por eso él las representa.

Su sonrisa no era la típica que contagia alegría o entusiasmo, que lo ves sonreír y piensas que se lo está pasando en grande, era una sonrisa fina, repetiré por enésima vez la palabra: era elegante, sumamente elegante, hacía que todos nos sintiéramos unos simples plebeyos con tan sólo mirarlo. Puede que un niño que se crió en las calles de los suburbios de Shanghái no sea el mejor ejemplo, pero cuando miré de reojo a Bernard, supe qué también lo estaba haciendo sentir como un chico que se crió en las calles de Moscú y que la elegancia era inalcanzable para él. 

Damien es todo lo contrario de presumido, pero es que actúa tan bien, está sintiendo la música tan bien, se mueve de una manera que parece que tiene el mayor complejo de superioridad del mundo. Sé que lo está consiguiendo porque no piensa en nada, no está asustado, simplemente confía en él, sé que está tan a gusto consigo mismo como no lo ha estado nunca sólo con mirarle la cara.

Y una vez terminó empezaron los gritos, los aplausos, todos volvieron a respirar y el cristal se rompió. Dejó libre un suspiro lleno de cansancio y en él se fue también aquella actitud que había adoptado para presentar el programa. Sonrió con alivio llevándose una mano al pecho y volvió a verse como aquel Damien que hace unas horas estaba entrando en pánico porque estaba tan nervioso que no se podía poner los lentes de contacto.

Rio un poco y luego empezó a saludar al público con un par de reverencias antes de recoger algunos de los peluches y flores que le tiraban y volvía hacia aquí.

En las competencias de la ARDI los puntajes no se dan hasta el final, el momento de tensión no pasa hasta que todos acaban, hasta que se haga la entrega de medallas no sabes si conseguiste suficientes puntos o no. Por eso son más dinámicas las actuaciones, aquí no hay Kiss and Cry, aquí termina uno, se limpia la pista, le rezas a lo que quieras y te toca entrar.

—Felicidades —abracé a Damien una vez salió de la pista y se acercó a Bernard aún algo agitado.

—Ay, gracias —al llevar las manos ocupadas no pudo abrazarme de vuelta pero intentó hacerlo con la cabeza—. Mucha suerte.

—Gracias —asentí una vez nos separamos y él fue a dejar sus cosas mientras yo me preparaba.

—Okay, vamos —Vigga me quitó la sudadera quedándosela ella mientras yo le entregaba las protecciones a Neil.

Apenas tardaron en recoger las flores y cosas que habían lanzado para Damien. Regina y Aurelia realmente iban muy rápido. Y creo que poder ver a Aurelia tan linda con aquel vestido entre rosado y rojo consiguió dejarme unos segundos en un pequeño trance que me calmó los nervios al menos un poco.

Cuando salieron ella me sonrió y correspondí teniendo que esperar sólo unos segundos antes de que Vigga me guiara con una mano en la espalda al hielo.

Me quedé en la barra frotando ligeramente mis ojos y respirando profundamente.

—El último competidor en la categoría masculina, con 16 años, de la República Democrática de China, Hao Li —me presentó bastante entusiasmado el comentarista.

Al escuchar mi nombre empecé a patinar hacia el centro de la pista saludando con la mano. Di un par de vueltas y no evité tronar mis dedos y sacudir un poco las manos antes de colocarme en mi posición inicial.

Cuando empezó la canción empecé a hacer pequeños circulitos en mi lugar antes de extender un brazo seguido del otro y finalmente empezar a impulsarme.

Pronto vendría el primer salto, era un toe loop, los dos primeros saltos eran iguales. Y esa pequeña parte en la que suena una pequeña risa por parte de la cantante realmente me encantaba, hacía un salto extendiendo las piernas y con los brazos arriba, he visto las grabaciones de yo haciendo ese paso y hasta yo me río, realmente se ve demasiado animado así de la nada, más aún si no sabes qué dice la canción.

Al aterrizar seguía patinando hacia atrás, y tras mantener unos segundos mi pierna encima de mi cabeza debía prepararme para el momento verdaderamente importante.

Debía hacer tres giros exactos antes de avanzar usando sólo las puntas de los patines. Avanzaba unos metros hacia atrás y aquí venía mi combinación favorita de todo el programa que por suerte repito una vez más. Dejando una pierna atrás clavaba los picos frenándome casi poniendo la rodilla en el suelo e impulsándome hacia adelante como si fuera una carrera, hacía un bunny hop bastante largo y me daba media vuelta de nuevo teniendo todo el largo de la pista para preparar mi primer salto en serio. Hice un par de giros suaves y en los últimos metros sólo mantenía mi pierna izquierda en el aire preparándome para hacer el salto.

Me apoyé en mi punta y simplemente salté.

En ese momento no pude escuchar nada, el mundo se detenía mientras giraba, creo que estoy girando bastante alto, más de lo que suelo hacer este salto, cogí más impulso del normal. Maldita sea, no sé si tengo la suficiente rotación como para equilibrar la altura del salto, encima estoy cerca de la pared, si lo fallo voy a acabar en el suelo y estrellándome contra el muro. Papá, ¿estás viendo esto? Lo siento mucho.

Sólo debo conseguir la suficiente rotación y ya, debo girar y ya, sólo girar.

Al sentir el hielo con mi otro pie finalmente recuperé los sentidos, yo estaba de pie, acababan de sonar los platillos justo a la mitad del coro, estaba perfecto de tiempo, tampoco me temblaban las piernas, y pronto se escucharon los gritos y aplausos de la gente.

—¡Fue un cuádruple Salchow!

¿¡Qué!? Yo acababa de...

Ni siquiera me concentré en la actuación, al darme cuenta sonreí sin poder creerlo e intenté seguir lo mejor que pude. Papá, ¿sigues viendo esto?

Vigga estuvo ayudándome a que consiguiera un sentimiento que expresar con esta canción, Neil tuvo que ayudar y aún así seguía costándome, fue aquel día que me quedé con los audífonos cuando me di cuenta de que sí había algo que expresar, algo que parecía muy claro una vez supe qué era. Mi papá había escogido esta canción no sólo por estar en nuestro idioma natal o porque el ritmo le gustara, la escogió queriendo que mostrara al mundo lo que había detrás de ella, mis sentimientos y los de mi padre.

Hemos hablado de esto muchas veces, me repite que no tengo nada de lo que preocuparme, que él me adoptó porque me quería y que nunca más voy a estar solo, también en los últimos años ha llegado a contarme cosas sobre mí que antes no me decía. Me cuenta con tristeza cosas tan inocentes que yo le decía completamente neutral y que ahora si las escuchara se me partiría el corazón.

Como aquella vez en el mercado, él me estaba sermoneando sobre por qué era importante que estudiara y no me desperdiciara en la calle nada más, tenía las manos en los bolsillos y su tono era serio pero no molesto. Aún así cuando las sacó de los bolsillos yo me intenté cubrir porque esperaba que fuera a golpearme. Y aunque yo no lo recuerdo, dice que al menos en los primeros dos años que pasé con él ya siendo adoptado oficialmente, aún tenía el reflejo de cubrirme de golpes o pedirle perdón de una forma exagerada por la mínima equivocación.

Y a él se le quedó grabada la escena de que yo comía arriba las cajas viendo de puntillas cómo la gente patinaba en la pista porque no me dejaban entrar. Dice que una de las cosas que lo hicieron decidirse definitivamente para adoptarme fue ver cómo la mayor alegría que había tenido en toda mi vida valía simplemente una entrada a la pista, eso al parecer lo conmovió demasiado.

¿Por qué salto de puntillas? Siempre lo he hecho. El mundo me ha hecho saltar de puntillas toda la vida.

Escaparme del orfanato requería el mayor sigilo posible, al robar billeteras tampoco podía permitirme ser torpe o ruidoso, al treparme a esas cajas debía ponerme de puntillas para alcanzar la ventana y ver algo, y ahora, años más tarde, literalmente entreno cómo saltar de puntillas... Siempre lo he hecho. Puede sonar la cosa más burda del mundo, pero realmente es una parte de mí que era incapaz de ver pero que al parecer para mi padre significó mucho.

Realmente a mí también me conmovería de sobremanera ver a un niñito comer literalmente basura desde una altura peligrosa sólo para poder ver algo que le alegraba aquello que ni siquiera podría llamarse vida.

Para cuando la música se volvió lenta yo me detuve también, en ese momento debía fingir como si las dos voces me hablaran por distintos lados hasta llegando a agobiarme por querer ir con uno pero inmediatamente ir al otro lado, por eso finalmente terminaba ocultándome en el centro cubriendo mi cara con los brazos antes de retomar el impulso hacia atrás.

Y fue en ese momento de querer expresar los sentimientos que comencé a llorar justo cuando me cubría la cara.

Seguí impulsado hacia atrás unos metros antes de volver a saltar con todas mis fuerzas sin prestar atención ni siquiera al salto en sí, había empezado a llorar mientras patinaba, mi cuerpo se movía por inercia y memoria muscular mientras que yo sólo podía pensar en mi padre, en todo lo que ha hecho por mí y en la maldita suerte que tengo.

Hice dos saltos casi seguidos antes de retomar la coreografía que prácticamente sólo tenía el propósito de llevarme cerca del centro para empezar a girar sujetándome la pierna alzada en un arco sobre mi cabeza, luego detenerme para saltar en el otro pie y seguir girando ahora con el cuerpo completamente estirado horizontalmente y luego seguir girando pero tomando mi pierna. 

Me levanté e hice un par de movimientos con los brazos antes de ponerme únicamente de puntas clavando los picos en el hielo a la vez que me ponía ambas manos detrás de la nuca para luego coger un ligero impulso e igualmente de puntas, mantuve una pierna en el hielo mientras la otra la lanzaba hacia atrás casi encontrándose con mis brazos estirados arriba de mi cabeza.

Ya con todo el filo giré como si fuera un compás pero muy lentamente al estar en las últimas notas, y para el final flexioné mi pierna izquierda manteniéndome también con la punta derecha de la otra pierna estirada. La última nota fue en la que llevé ambos brazos arriba y al frente alzando la barbilla manteniendo la posición unos segundos.

Todo se quebró, los aplausos estallaron, empezaron a tirar los peluches y flores, la gente aplaudía eufórica... pero yo sólo pude dejarme caer sobre mis rodillas cubriendo mi rostro tratando de respirar a pesar del llanto y cansancio que se habían juntado incluso opacando al segundo. Apreté los dientes y me cubrí la boca con ambas manos tratando de ver al frente.

Y entonces pude ver a mi padre justo al otro lado de la entrada mirarme fijamente, contuve la respiración por esos eternos segundos en los que realmente empezaba a dolerme el pecho, pero todo se deshizo cuando él extendió muy levemente los brazos hacia mí.

Dejé libre un sollozo y tomé aire levantándome de golpe clavando los picos para tener más impulso y luego patinar unos pocos metros hasta salir casi saltando la entrada para abrazarlo con fuerza.

Nada me importaba, los sonidos del exterior me daban igual, la competencia también, si quedé en último lugar o en primero no importa, realmente sólo quería saber que él estaba conmigo. Me separaron de mi familia siendo muy pequeño y fue él quien me rescató de volverme alguien quien realmente no soy, me salvó de destruirme a mí mismo, de aniquilar mis ilusiones... Él me demostró que sólo con que alguien crea en ti eres capaz de hacer todo lo que te propongas. A veces esa persona eres tú mismo, a veces es alguien más, pero sea quien sea, es capaz de impulsarte hasta donde no puedes imaginar.

—Papá... gracias —murmuré apretando más el abrazo sintiéndome como un niño pequeño, como alguien indefenso, por eso el simple hecho de tener sus brazos alrededor mío me hacían sentir completamente mejor, me hacían sentirme querido.

—¿Gracias por qué, Hao? —podía incluso escuchar un leve temblor en su voz, parecía haber soltado unas pocas lágrimas también— Estoy muy orgulloso de ti, ¿oíste? Estoy orgulloso de mi hijo, sabía que ibas a poder hacerlo.

Nunca habíamos visto este lado suyo, nunca había visto a mi padre llorar, y aún así yo sentía que ya era un lado suyo que conocía, fue ese que descubrí en el programa, descubrí lo que él sentía hacia mí, todo aquello que quiere que viva sin olvidar lo que ya he pasado.

Pero más allá de darle vueltas a todo esto, ahora sólo podía concentrarme en que esto también es una vivencia nueva, jamás habíamos llorado juntos y menos públicamente, esta sensación de necesitar sentirme querido como hijo que sólo él puede calmar recordándome que, sin importar qué, es mi padre.











*** *** *** 

¡Al fin volvió el poderoso capítulo e iniciaron las competencias!

Wuuuu, por ahora ya salieron los chicos y en los siguientes capítulos se verán los programas de las chicas. Espero que les haya gustado ;w;

¡Nos vemos pronto!

Atsushi~

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