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➤ Capítulo 10


Estaba con los brazos recargados en la barra mirando a la pista junto a Adelina y Hikaru. Hoy tuvimos un entrenamiento de acondicionamiento físico todos juntos, es decir, mezclaron a los de hockey con artístico. Por eso ahora nosotros tenemos el día libre, bueno, nuestros entrenadores se pusieron de acuerdo para ahora tenernos aquí y ayudar a los de artístico haciendo de público.

Nuestra tarea es básicamente ver sus prácticas y luego decirles las cosas que como espectadores y poco conocedores de la técnica pero tan amos del hielo como ellos.

— Mira eso... ¡Maldita sea, mira eso! —alzó la voz Adelina señalando a la pista.

Nosotros nos reímos por su reacción, pero Hikaru estaba igual de asombrado.

Y puede que sea precisamente a quien señalaba, lo único que no me gustaba de esta situación.

Evidentemente Bernard estaba aquí, y mientras hacían un pequeño descanso, varios estaban en la pista practicando libremente. Y justo hoy tenía que ser el día en que Bernard volviera a meterse en una pista para, irónicamente, descongelarse y practicar un poco con Vigga y los demás chicos.

Adelina miraba cómo después de un salto para nada sencillo simplemente se ponía a girar en un molinete completamente eterno. Se detuvo en el momento que quiso y rio acercándose a Vigga quien también estaba dando una vuelta por la pista.

— Qué hijo de puta... Hay algo que se llama humildad —negó Adelina con la cabeza aún asombrada haciéndonos reír—. Yo no puedo ni hacer un saltito decente y él viene a humillar al pueblo.

— No, ahora aprovecha tu ataque de rebeldía, sal ahí ponte a competir con él, seguro que le ganas —bromeé yo señalando los patines de hockey que ella se había puesto en lugar de los de artístico.

Suspiró con profundidad y entonces se incorporó con un aplauso.

— ¡Cierto, no hay nadie aquí que me gane haciendo el ridículo! Ahora vengo, voy a humillar al maestro un rato humillándome a mí misma... —dio un paso hacia la entrada antes de reír y regresar justo cuando avisaron de que ya era el turno del siguiente.

Todos abandonaron la pista y él avanzó hacia el interior.

— Tranquila, a él también le ganas sin problema —dijo Hikaru restándole importancia y yo asentí de la misma forma—. También debemos hacer que supere la prueba de concentración máxima, ¿verdad, Froy?

— Claro que sí —asentí sin contener una risa justo cuando él inició.

Adelina y los demás tenían los ojos fijos en él, desde el primer instante era elegante, se movía con fluidez y hacía parecer que coordinarse con la música al patinar fuera lo más fácil del mundo. Pero llegó el momento de complicarlo.

— ¡Qué guapo! —rompí el silencio viendo por segundos cómo él se sacó un poco de onda antes de retomar su concentración.

— ¡Dale, Yuri, mi amor! —el siguiente fue Hikaru y nosotros tres continuamos gritándole cosas con tal de que se mentalizara a ignorarnos. Es una prueba completamente estúpida pero un poco útil que teníamos de tradición en artístico.

— Y lleva su  pescado, mira nada más cuánto, papá —fue Adelina quien hizo que se escuchara cómo intentaba contener una carcajada desde la pista. A lo que ella se refería era al pez que tenía en la espalda de la sudadera, es aquel popular diseño japonés, Hikaru le regaló la camisa, de hecho.

La verdad es que todos nos estábamos riendo, incluso Vigga cuando vino a pedirnos que lo dejáramos.

— Chicos, por favor —pidió en voz baja aún con unas cuantas risitas en el fondo de su voz—. Esta es la primera vez que lo van a ver los entrenadores, luego ya juegan como quieran, ¿sí?

— ¡Rodina, hazme un hijo! —y esta voz no venía de ninguno de nosotros tres, nos volteamos hacia las gradas y ahí estaban Neil y Bernard carcajeándose en silencio por lo que había gritado el más bajo.

— No sé ni para qué les digo nada... —suspiró Vigga sin poder ocultar que también le había hecho gracia. Y de hecho Yuri tuvo que bajar la velocidad para luego intentar ponerse al corriente con la rutina.

Vaya, pues parece que incluso el Señor Perfecto tiene humor... Aunque la verdad es que Turner siempre consigue que los demás se rían si eso es lo que se propone, y el ver a mi hermano con él riéndose justo como hago yo con Hikaru o mis otros amigos me hace pensar en que tampoco es tan perfecto ni estirado como yo digo que es.

Pero es que últimamente no puedo pasarlo ni con agua, lo he evitado a toda costa desde la ultima conversación -por no decir pelea- que tuvimos.

Justo ayer se incorporó un "compañero nuevo", bueno, para mí no era nuevo y tampoco era mi compañero en el equipo. Uno de los chicos con quienes entrenaba cuando estaba en artístico, Yuri Rodina, fue admitido en la ARDI gracias a cierta influencia de Bernard. Mi madre era su entrenadora como lo fue conmigo, pero se ve que últimamente ha habido problemas con mi madre.

Seguro que empezó con exigirle demasiado, a este punto no me extrañaría que se hubiera tomado los estudios de Yuri como algo completamente secundario, es decir, el próximo año empezaremos la universidad, pero para ella no es posible mantener un entrenamiento de talla olímpica a la vez que se está entregado a su carrera.

Bernard sufrió en la universidad, toda la presión que tenía entre las clases y el patinaje hicieron que tuviera que estudiar un año más. Segú recuerdo, llegó a tales grados de estrés que por orden médica tuvo que bajar la intensidad de su día a día, no rendía ni en patinaje ni en la carrera.

De hecho, por haber disminuido tanto su rendimiento, ese fue de los años en que peor posición quedó, entre la impresionante participación de Turner y Byron ese año, y su estrés acumulado, ni siquiera pasó la clasificación europea. Se atrasó un año en la carrera por bajar el ritmo y poder llevar bien el patinaje.

Supongo que él se enteró de que mi mamá planeaba hacer algo parecido con Yuri o que se centraría en convertirlo en un patinador de burbuja. Así llamamos nosotros a aquellos que apenas tienen contacto con otros patinadores, no se sabe mucho de sus vidas y sus entrenadores permanecen igual de cerrados hacia los periodistas o fanáticos.

Se podría decir que Bernard fue así al inicio, cuando entró a la ARDI se abrió mucho más y terminó como cualquier patinador social y abierto a entrevistas. Pero como con el paso del tiempo empezó a ser superado por otros patinadores que encima eran sus mismos compañeros de la Academia, mi mamá se lo tomó demasiado mal y planeaba corregir conmigo todo lo que "hizo mal" con Bernard, este fue uno de los motivos más fuertes de que yo ya no quisiera seguir.

Si había algo que me encantaba del patinaje artístico era lo pequeño pero amable que lucía el ambiente. Mi hermano se iba a celebraciones de las temporadas así como a fiestas que organizaban sus amigos, más de una vez lo vi pasárselo bien con el resto de compañeros antes o después de las competencias, siempre era atento con sus fanáticos... Y mi mamá me quería privar de todo eso.

En el fondo Bernard es igual, sólo que ahora está tan frustrado por sentir que le arrebataron todo aquello y no se da cuenta de que realmente el ser un adulto no es amargarse como hizo mi madre. No es que yo sea muy grande tampoco, pero definitivamente no quiero que mi vida se vuelva gris, aburrida y seria; yo quería ser como mi hermano cuando creciera: divertirme con mis amigos, disfrutar de la etapa que al parecer era la mejor de la vida... Y cuando me pusieron delante la imagen de mi hermano tratando de volverse como mi madre, definitivamente quise huir.

Pero él es igual... Esa estampa efímera de verlo reírse a carcajadas con Neil me hacía sentir que sólo se estaba presionando para mantener su fachada seria y amarga por el miedo al fracaso como adulto, así como siente que lo fue como patinador.

— Me encanta... —suspiró Adelina recargada en la barra mientras observaba fijamente toda la coreografía de Yuri.

Es muy bueno, pronto va a iniciar ya en serio en las competencias y desde ahora se ve que no lo va a tener muy difícil para para pasar las clasificaciones europeas y llegar a las copas mundiales.

Su tema era Toccate and Fugue, aquella versión de violín relativamente nueva, y no me extraña viniendo de mi madre que sólo le haya puesto programas con música clásica.

Una vez acabó se llevó aplausos por parte de todos los presentes, dio las gracias y salió de la pista para luego ponerse las protecciones para los patines casi de inmediato.

— Bien, ¿observaciones? —el entrenador Zhao preguntó pasando al frente.

— Fue muy bello —asintió Adelina con una mano en el pecho dramatizando bastante.

— Definitivamente lo práctico lo tiene muy bien controlado —Liam le dio la razón asintiendo estando sentado en la primera fila de las gradas mientras asentía repetidas veces teniendo los codos sobre sus rodillas.

— Gracias —Yuri agachó un poco la cabeza en agradecimiento y volvió a la mirada a los demás.

— ¿Algo más? —el entrenador miró al resto y Yelena negó con la cabeza haciendo un gesto con las manos mostrándose convencida.

— Umm... No es que te falle, pero creo que en los saltos coges demasiado impulso, no te falló ninguno ni nada, pero da la impresión de que no van a cuadrar las rotaciones explicó Liselotte estando sentada justo al lado de Liam y este compartió su punto de vista dándole la razón—. Pero es todo lo que tengo que decir en cuanto a lo técnico.

Byron alzó la mano y Zhao le dio la palabra.

— En algunas partes te ves demasiado agobiado, parece que estás sufriendo, y como en otras partes te ves bastante relajado, se ve que no es parte del programa. Creo que... te estresas demasiado en algunas partes, bueno, a todos nos pasa, pero creo que deberías localizar esas partes y trabajar en eso de la presión.

— Cierto —le dio la razón Xavier quien estaba un escalón más arriba suyo, alzó las manos en señal de inocencia por unos segundos—. Bueno, tampoco sé de esto, pero sí se nota como si te estuvieras ahogando cuando se mezclan algunos movimientos difíciles, sobre todo cuando sales de las piruetas, pero luego hay momentos, como al inicio de la canción, que te ves como el más mamón del pueblo así que... sí se ve ese contraste —cuando Solaria dejó libre una pequeña risa él luego contuvo la suya intentando seguir hablando.

— Sí, es bueno que den todos su opinión aunque no sean expertos de patinaje artístico. No siempre el público es experto y hay varios errores que a los mismos patinadores les pasan pero son muy evidentes para otros —asintió el entrenador colocando sus manos en la espalda.

— Sí, alguien que no sepa de patinaje se va a dar cuenta rápido si te sales del ritmo o si parece que te estén torturando mucho más a si te falló ligeramente la rotación o si no diste suficientes giros en tu salto pero aún así lo clavaste. Y siempre va a llamar mucho la atención la expresividad que tengas al actuar que en sí la técnica perfecta —comentó Turner alzando un poco la mano y volviendo la vista hacia Rodina.

— Muy bien, creo que podemos pasar con el siguiente. Vamos a ver... —él miró su lista y luego alzó la vista mirando hacia donde yo estaba— Kovacs, pasa.

— Ay Dios mío —se persignó mientras entraba a la pista y comenzó a patinar hacia atrás señalándome—. Quiero superar la prueba de concentración, no tengan piedad.

— No la tendremos —Hikaru alzó el pulgar y ella correspondió casi acabando la vuelta a la pista y viniendo hacia nosotros. Se detuvo a unos pocos metros frenando únicamente con los talones levantando suficiente nieve como para salpicarnos un poco.

— Adelina, cámbiate... —la llamó Bernard, pero ella justamente estaba acercándose al centro de la pista. Seguro le diría que se cambiara los patines ya que ahora llevaba los de hockey.

— Mira —Vigga le hizo un gesto con el dedo para que la observara justo cuando con los brazos se impulsó lo suficiente como para empezar a girar manteniéndose en un pie y bajando hasta quedar casi sentada pero sin dejar de girar.

Para cuando perdió la velocidad de giro por lo complicado que puede ser hacerlo con patines de hockey, se levantó aprovechando para tomar velocidad y subir hasta seguir girando con ambos pies bastante rápido y no detenerse hasta unos segundos después.

— Dígame, maestro —lo miró una vez terminó.

Vigga le dijo algo en voz baja y luego él negó con la cabeza mirando a Adelina.

— Nada. Haz tu rutina así, vamos a ver cómo queda.

— ¡Okay! —alzó el pulgar y se empezó a colocar en el centro de la pista tomando su pose adecuada para que al fin iniciara la música.

Al inicio parecía no controlar mucho la velocidad, pero con el tiempo la fue adaptando. Ahora que lo pienso, al no tener saltos ni movimientos tan complejos, puede hacer varios de sus pasos sin los picos.

Algo que se vio divertido fue cuando remplazó lo que supuse que eran bunny hops por abrir un poco las piernas clavando el talón de un patín y la punta del otro intercambiando la posición un par de veces para cumplir con el ritmo y luego seguir.

Los giros le salieron bastante bien a pesar de no tener suficiente velocidad, bueno, los molinetes básicos yo diría que los hacía demasiado rápido incluso. En un salto de tres, al no tener picos, su pie de aterrizaje se resbaló hacia atrás y ella cayó casi de boca, se sostuvo con los brazos y se levantó más que como una patinadora de artístico que falló, como cualquier jugador de hockey al que han tirado en una pelea.

Kurva... —se pudo escuchar cómo maldijo antes de intentar seguir lo mejor que pudo.

Cogió mucha velocidad en un giro de nuevo, en este mismo alzó una rodilla hasta su pecho para luego tomarse el tobillo y terminar en una pirueta de escorpión bastante bien apañada, la verdad.

En vez de curvarse para conseguir la forma adecuada, puso su cuerpo algo de lado y alzó su pierna aún doblada gracias a la posición peculiar de la cadera. Sólo pudo girar un par de veces en esa posición antes de perder el impulso, tener que girar de manera simple para encajar en el ritmo y luego volver casi al centro para frenar de lado cubriendo lo estoico de esa parada moviendo los brazos para simular delicadeza, detenerse, dar un sólo giro sobre su propio eje teniendo las piernas cruzadas sólo para terminar en la misma posición pero con los brazos estirados a la izquierda y alzando la barbilla antes mirar al frente con una de los sonrisas más verdaderas que he visto en una actuación de patinaje artístico.

— ¡Ay Dios, ¿lo vieron?! —chilló mirando a todos los espectadores para luego salir de la pista sin poder creerlo ella misma— Al fin dominé esa maldita Adelina... Bueno, dominar lo que se dice dominar no... ¡pero le enseñé quién manda! —entonces dio un saltito de alegría cubriéndose la boca para que Hao se levantara y la abrazara para que los dos empezaran a dar brinquitos y chillidos que no sé si daban más risa o ternura.

— ¡Bieeeeen! Ahora falta aprender con los otros patines —le dijo él.

— Bueno, dame tiempo, vamos por partes.

Llegó la hora de todas las correcciones y observaciones. Aunque algo que la verdad me hizo sonreír era ver cómo no parecía frustrarse a pesar de todos los fallos que tuvo, se veía contenta por su logro y no dejaba de estarlo aunque le estuvieran mostrando todo en lo que se equivocó.

Y finalmente llegó el turno de Aria. Antes de que entrara no me contuve y le tomé las manos mirándola a los ojos por unos segundos.

— Recuerda, todo lo que haces me encanta, siempre estaré orgulloso de ti, ¿sí? —ella me sonrió un poco y yo la pegué a mí en un abrazo que correspondió con la misma fuerza.

Entró a la pista mirándome de reojo con su sonrisa aún algo opaca y dio un par de vueltas antes de colocarse en el centro y prepararse para empezar.

La verdad es que Aria tampoco tiene el preciso sueño de ser una campeona olímpica, nos contó que fue por su madre que inició en esto, ella vio su potencial y quiso explotarlo, pero aún así, por más que se esforzaba cada día nunca recibía halagos ni nada por parte de sus padres.

La verdad es que no me costó ponerme en su piel ya que esa misma fue la mía hace unos años. Pero sé que Aria en el fondo ama patinar y le gusta, quizás no le gusten las competencias o el mundo estresante del patinaje profesional, pero el simple hecho de deslizarse en el hielo estando en sintonía con la música hace que sus ojos se brillen iluminado su rostro y mostrando aún mejor su belleza que pule en la pista.

Y eso es lo realmente importante, ¿de qué sirve tener mil medallas si no disfrutas lo que haces? Si hay algo que en verdad amas, lo vas a hacer sin esperar reconocimientos a cambio o alguna ganancia, tu premio es disfrutar haciéndolo. Y quizás ella abandonará la ARDI cuando sea mayor de edad o en cuando hable con su madre, puede que termine en algún otro tipo de espectáculo relacionado con el patinaje o simplemente lo haga por pura diversión mientras sigue con su vida como desea.


Terminamos al fin las pruebas, habíamos pasado todo el día juntos los chicos de hockey para hacer los entrenamientos conjuntos. Luego ellos sirvieron de "jueces" para comentar todos los detalles que notaran sobre las presentaciones de los chicos.

La verdad es que han mejorado mucho, si mantienen el nivel que tienen ahora y lo mejoran con los entrenamientos hasta el inicio de la temporada, definitivamente les irá muy bien a todos.

Vigga se había ido porque debía mirar algo de papeleo con el entrenador, mientras estábamos recogiendo lo poco que habíamos usado.

Yo estaba mirando unos mensajes estando sentado al lado de Neil quien estaba entretenido hablando con Sandra, una de las chicas de hockey, bueno, la única a decir verdad.

Mientras yo leía iba escuchando un poco por encima lo que decían y de vez en cuando no evitaba reírme un poco. Apagué el teléfono justo cuando Sandra se empezó a despedir para irse con sus compañeros y aprovechar para ducharse antes de ir a comer.

I guess I gotta go now or they're gonna leave me behind —rio ella viendo cómo sus compañeros ya se iban hacia las habitaciones y Aurelia preparaba todo para al fin abrir al público.

Girl, you've los all your Aussie accent —le dijo justo cuando ella estaba colgando su mochila en el hombro para irse, pero bajó la cabeza riéndose un poco.

Too much American and Canadian friends, just in a couple months of mucking around with Sonny and all those guys, my accent is all over the place... —fingió quejarse aunque realmente se estuviera riendo al igual que Neil— Even Elliot says that I end up speaking with Jamaican accent.

No, that's ok, you're learning a lot form them —estiró sus brazos haciendo que ella se agachara y correspondiera en un abrazo de despedida—. Bye, sweetie.

Bye —se despidió ella con la mano y luego me miró a mí mientras bajaba—, bye te-... Ay digo... Adiós profe.

Me reí un poco y me despedí de ella en inglés para luego mirar a Neil.

— ¿Tú ya te acostumbraste a que te digan "profe"?

— Nah, además, casi todos mis alumnos me llaman Neil —se encogió de hombros—. Los de hockey igual, aunque cuando estamos de desmadre ya sólo soy "mate", el  respeto de profesor-alumno lo perdí hace tiempo...

— Se ve que se divierten.

— Sí, la verdad es que sí. Con los de artístico salgo a cenar o vamos a dar una vuelta y así, y ya cuando ellos arman sus fiestas con los otros siempre acabo invitado y volvemos a lo mismo. Aunque... —alzó la mirada un tanto pensativo— la verdad es que yo pensé que serían mucho más irresponsables y cabeza-hueca, pero me sorprendieron, son bastante bien portaditos para su edad incluso en las fiestas. Cuando van los que son muy pequeños no toman, e incluso cuando sólo están los mayores, no es como que todos se tiren a la perdición... me dan mucho orgullo, aprecian la vida —se llevó una mano al pecho dramatizando.

— Bueno, nosotros tampoco nos descontrolábamos tanto en nuestras fiestas.

— Cierto... A los 24 años sigo sin encontrarle el gusto al alcohol, en las fiestas yo me fundía los riñones tomando refresco y no tengo ningún remordimiento frente a ello. Aunque tú tampoco eras de tomar, ahora que lo pienso.

— No, tampoco le encuentro el gusto a acabar todo vomitado en la fiesta, hacer el ridículo sin ser consciente de ello y tener que ir a entrenar al día siguiente con resaca.

— Ah, sí, me acuerdo del día en que fuiste a entrenar todo crudo —las risas suaves y perdidas se convirtieron en carcajadas que intentó apagar poco a poco—. Entiendo que no se quiera repetir.

— Sí... ¿cuántas cosas así nos han pasado?

— Demasiadas, créeme que demasiadas —asintió muy seguro de lo que decía—. ¿Te acuerdas de cuando Vigga al fin volvió? Justo el día en que regresa de su año sabático de recuperación y estudios, va Isabelle y se hace daño.

— Ah sí. Ese día vendimos granizados de fresa...

Neil empezó a carcajearse y me miró por unos segundos intentando hablar entre las risas.

— Y lo peor es que fue en verano.

Los dos nos empezamos a reír sin evitar sentirnos mal por cómo fue realmente ese momento. Isabelle estaba practicando con Byron y ella cayó mal y se cortó con su propio patín en la pierna manchando el hielo con un poco de sangre.

No fue nada grave, ni siquiera tuvo que tener puntos o algo así, sólo estuvo unos cuantos días sin practicar para que su herida sanara y pudiera volver ya sólo con un pequeño rasguño.

— Pero ahora aún tenemos muchas anécdotas así y también como profesores.

— Cierto —asentí y él me sonrió contagiándome al instante.

Me levanté y lo ayudé a hacerlo también para llegar a su silla de ruedas e irnos.

Pero justo cuando estábamos pasando por donde está el puesto donde trabajan aquellas chicas, Regina y Aurelia, vi a Froy sentado en una de las banquitas que estaban frente a los espejos grandes.

La verdad es que tenía ganas de acercarme y hablar con él, no hemos vuelto a hablarnos desde la discusión que tuvimos y... no me gusta dejar esto así, quiero que lo hablemos y lleguemos a algún punto definitivo los dos.

— Ve con él —agaché la mirada y vi a Neil quien me señalaba a mi hermano con la cabeza hablando con discreción. Leyó toda mi mente sólo por mi gesto de haberme detenido -y por ende a Neil también- desde un ángulo donde podíamos ver a Froy—. Ve y hablen, los dos lo necesitan.

Me quedé en silencio y entonces él insistió.

— Va a ir bien, ¿sí? —yo tomé aire y lo solté lentamente antes de asentir sin estar muy convencido. Neil sonrió y comenzó a empujar el solo su silla— Puedo llegar solo, tranquilo, no creo que me vayan a secuestrar en el camino.

Avanzó pasando por delante de Froy a quien saludó con normalidad y él respondió con la misma sonrisita y tranquilidad antes de volver la mirada a su celular, pero justo entonces yo llegué y me senté a su lado.

— Froy, ¿qué tal?

— Bien, bien, aprovechando el día de descanso —rio por unos segundos—. ¿Y tú?

— Bien, también.

Sonrió viéndose un poco forzado pero tratando de mostrarse lo más normal posible.

— Oye Froy, quería...

— Hablar de lo del otro día, ¿no? —me interrumpió aún forzando aquella pequeña sonrisa en su rostro— En el fondo creo que yo también.

Asentí y me acomodé mejor para tomar aire profundamente y empezar a hablar, pero justo él lo hizo antes que yo.

— Voy a poner de mi parte, no quiero que acabemos como la otra vez, no te preocupes.

— Yo también... Froy, lo que dijiste la otra vez me puso a pensar. Puede que realmente haya estado insistiendo sólo por querer convencerte de hacer todo lo que no hice o lo que yo quisiera hacer.

— Pero todo lo que me dijiste aún lo puedes hacer. Creo que estás demasiado afectado, fue por culpa de mamá que ahora tienes esas ideas de que una vez te retiras es como si te hubieras muerto, como si ya nunca más pudieras volver a patinar o participar en alguna presentación, date cuenta de que eres joven, que aún tienes mucho por hacer y que de ninguna manera esto es el fin de nada.

— Sí... He intentado pensarlo así, es difícil pero intento verlo desde tu punto de vista. Aún así, más que hablar sobre que te cambies o no, quiero hablar sobre nosotros. Tú ya llevas un año viviendo fuera de casa y ahora ya eres mayor de edad, ya puedes prácticamente desligarte por completo de mamá y papá, puedes vivir por tu cuenta y no tener nada que ver con nosotros... Pero yo no quisiera perder la relación contigo. Desde que entré a la ARDI nos distanciamos porque yo ya no vivía en casa, pero cuando cumplí los dieciocho perdimos aún más el contacto. Y date cuenta que desde que tú entraste a la ARDI  ya no nos hemos vuelto a ver. Independientemente de lo que pase con papá y mamá, yo no quiero que nos separemos, no quisiera que en unos años tú consideraras que no tienes ninguna relación con tu familia o algo así, al menos que estemos tú y yo.

Le puse la mano en la rodilla y me di cuenta de su mirada fija en mí, pero mucho más tranquila que la de la otra vez.

— Soy tú hermano mayor, estoy para cuidarte y apoyarte cuando nuestros padres no estén —entonces rodé los ojos para hacer aquella aclaración en caso de que se molestara—. Y sí, ya sé que eres mayor de edad, te sabes cuidar solito y todo eso, pero ya me entiendes. Los hermanos mayores estamos para consolar a los pequeños cuando la mamá los regaña o cosas así.

Pero me desconcerté cuando sentí cómo me abrazaba el torso con fuerza. Tardé un poco en reaccionar, y lo único que pude hacer fue sonreír y abrazarlo de la forma que pude acariciando también su espalda.

— Yo tampoco quiero perderte a ti, eso es lo que más me preocupaba cuando me peleé con mamá. Por nuestra diferencia de edad siempre fue algo difícil que pudiéramos llevarnos de una forma extremadamente cercana, pero ahora que ya somos mayores de edad y... aunque me lleves casi diez años, creo que ya podemos entendernos mucho mejor a cuando yo tenía ocho y tú diecisiete. No quiero quedarme sin familia, lo dijiste bien, pero no sé cómo estén las cosas con mamá después de todo esto, ya te dije que no voy a cambiarme de disciplina, de carrera, sólo para que mi mamá esté a gusto conmigo. Piensa que sería como si papá te hubiera obligado a ser esquiador y dejar el patinaje a fuerza, te habrían quitado lo que más te gusta injustamente. Así que saber que puedo tenerte a ti aunque tampoco estés muy de acuerdo con lo del hockey, ya significa un apoyo demasiado grande, en verdad.

Le acaricié la cabeza suavemente sin poder quitarme aquella sonrisa que se formó mientras él hablaba.

— Claro que voy a estar contigo. Las cosas con mamá tampoco están muy bien por mi parte, creo que los dos estamos igual ahora. Pero sí, quiero que sepas que puedes contar conmigo para lo que quieras, no te pido que vuelvas a cogerme la confianza de hace años como si nada hubiera pasado, pero espero que poco a poco se recupere. Si algún día quieres hablar de algo, salir a comer o lo que sea... O incluso si quieres venirte a vivir conmigo cuando tengas tus vacaciones en la ARDI, dime sin miedo, de verdad quiero que mejoren las cosas y no voy a ser yo el que te ponga peros para que nos distanciemos de nuevo, ¿sí?

Él asintió incorporándose poco a poco hasta mirarme con una sonrisa.

— Y por lo del hockey... Tampoco te insistiré más, me pusiste a pesar y tienes razón, ¿a mí en qué me afecta? Es lo que dijiste, ¿cómo me hubiera sentido yo si me hubieran obligado a salirme de artístico? Si a ti te gusta y estás feliz con eso, yo te voy a apoyar, prometo dejar de estarte jodiendo con lo de volver a artístico, tienes mi apoyo —asentí varias veces tratando de acatar esa promesa en lo más profundo de mi mente—. Y te iré a animar a los partidos aunque no entienda lo que está pasando.

— Bernard... ¡gracias! —sus ojos comenzaron a brillar como nunca los había visto hacerlo y se tiró encima mío haciendo que tuviera que poner fuerza en una pierna para no caerme del banco y recibirlo en el abrazo agresivo que hizo.

— Además, aunque no te apoyara, lo vas a seguir haciendo igual, así que mejor tomarlo de la mejor manera, ¿no?

— Lo sabes bien —rio levantándose y tomándome de las manos para que me parara junto a él.

Pero la verdad es que me sorprendió cuando se acercó a su casillero y guardó su mochila allí en vez de llevársela a su cuarto.

— Ven, vamos a aprovechar que aún falta un poco para que abran la pista.

— ¿Qué? —inconscientemente lo seguí al mostrador donde él saludó a Regina quien estaba organizando un par de cosas.

— Quítate los zapatos, quiero que pruebes el hockey al menos una vez, tengo un montón de ganas de esto, pero como te la has pasado de hockeyfóbico no había tenido la oportunidad.

— Froy... Espera, ahora no voy a-

— No —negó recargándose de espaldas en el mostrador y mirándome con una sonrisa confiada—, no era una pregunta, es una afirmación. Por primera vez en siglos vas a ver lo que se siente usar patines prestados y sentirse baboso en el hielo.

Reí sin verle remedio, estaba tan confiado y seguro en que no me dejaría irme sin hacerlo así que fue completamente inútil resistirme. Me quité los zapatos viendo cómo Regina reía un poco por lo bajo y se los entregué diciéndole mi talla.

Me sorprendió realmente que Froy estuviera más que dispuesto a recuperar aquella relación así por las buenas, creí que tomaría un tiempo en recuperar la confianza y abrirse conmigo por el tiempo que llevamos sin vernos, pero realmente él estaba esperando a que yo... a que yo dejara de distanciarnos.

— ¡Dale los patines de hockey más profesionales que haya! —le dijo Froy cuando ella iba a ir a buscar los patines.

— Tranquilo, se los voy a dar.

— ¿Me prometes que saldré de esta pista? —alcé una ceja mirando a Froy.

— No prometo nada —en ese mismo momento Regina me entregó los patines.

— Suerte —susurró exageradamente haciendo que nos riéramos.

— Ya me metieron miedo.

Como aún faltaba alrededor de media hora para que se abriera la pista al público, Froy tomó dos sticks de hockey y un disco antes de que entráramos a la pista.

— Por ahí no —me tomó del brazo justo cuando iba a pasar por la entrada al hielo, entonces dio unos golpes a la barra y me miró con seguridad—, por aquí, campeón. Ya no eres el príncipe del hielo, ahora eres un soldado siberiano más.

Pasó las piernas por encima de la barda y llegó al hielo para luego mirarme a mí esperando porque lo hiciera.

— Ahora me vas a devolver todas las veces que te puse a practicar cosas en artístico —reí mientras intentaba imitarlo pasando mis piernas por encima para al fin llegar al hielo y sentir una abismal diferencia.

La superficie de la cuchilla era mucho menor y no había picos. Al principio me costó un poco mantenerme, pero conseguí cogerle el ritmo en un par de minutos después de estar dándole vueltas a la pista.

— Realmente me siento torpe —lo reconocí riendo justo cuando nos detuvimos al ya haber conseguido un poco de soltura.

— ¿Ves? Pues ahora toca sufrir, te voy a enseñar a controlar un puck mientras patinas, así que prepárate. Ahora acuérdate de Adelina haciendo su rutina innovadora con los patines de hockey, ¿te animas a hacerla? —me picó un poco guiñando un ojo.

— Cierto, los patines de hockey tienen mi respeto, hacer un salto de tres con patines de artístico no es nada complicado, pero con estos... —bajé la mirada a mis pies observándolos mientras movía un poco la cuchilla derecha sobre el hielo sin mucha fuerza.

— Tiene su truco.

Entonces él tomó un poco de impulso patinando hacia adelante para luego cerrar sus piernas haciendo un molinete sencillo consiguiendo también la velocidad que tenía Kovacs al hacerlos, para ellos parece ser fácil... tanto como lo es para mí hacer algún molinete en una sola pierna o algún salto complejo teniendo patines con piquitos en la punta.

Cuando acabó me entregó el stick y después de su explicación intenté imitarlo viendo realmente difícil el controlar el puck como él lo hacía, digo... ¡lo hace ver mucho más fácil de lo que realmente es!

Creo que en el artístico es al revés, parece mucho más difícil de lo que en verdad es, o al menos los chicos que he visto que inician desde cero e incluso Adelina, la única excepción que conozco, que inició en hockey y ahora empezó con artístico, toman el ritmo con bastante facilidad.

Después de un par de intentos más, al fin dejamos el puck y los sticks fuera por si empezaba a llegar gente ya. me enseñó algunas de las formas de frenar e incluso movimientos bastante específicos del hcokey.

— Patina hacia adelante y cuando te quieras detener, alzas las puntas, clavas los talones y balanceas tu cuerpo. Vas a acabar en el suelo, es la parada en V o la parada de duende, es de las más difíciles, suerte.

— Ay Dios mío —intenté hacer lo que dijo y en el último momento tuve que echarle todo el valor que tenía para intentar frenarme y, evidentemente, fallar cayéndome hacia atrás—. Urod!

Pero creo que Froy no se reía por mi caída, le hizo más gracia mi grito, empezó a carcajearse sin miedo y luego me extendió la mano para ayudarme a levantarme llegando a contagiarme.

— ¿Tan patético soy?

— Me sorprendió eso: El Señor Perfecto, el finísimo Bernard Girikanan diciendo profanidades como si fuera un cualquiera de la calle —siguió riéndose mientras hacía sculling hacia adelante y atrás.

— Es que soy una caja de sorpresas —bromeé recogiendo un poco mejor mi pelo sin poder dejar de sonreír al verlo tan feliz, en verdad creí que nunca volveríamos a reírnos así, justo como cuando éramos más pequeños.









*** *** ***

¡Hola a todos!

¿Qué tal? ¿Les gustó el capítulo? OwO?

La verdad es que a mí me gustó bastante escribirlo. Las charlas fraternales de los Girikanan que esta vez no acabaron en cocolazos, los recuerdos de los veteranos, un poco de la historia de Aria... ¡el nuevo camarada Gagarin! Ay digo, el Rodina.

Espero que les haya gustado todo este colapso de sucesos >w<

La verdad es que se me vino un poco encima el tiempo con esta actualización, pero al menos pude subirla "a tiempo" (aún es sábado en mi rancho XD), en un rato, o sino, mañana en la noche, me pondré con HELL ya que es un capítulo completamente remodelado así que tomará más tiempo, pero casi seguro que lo tendré a tiempo. Lo mismo con el especial de Navidad de ValParAde, lo subiré el jueves en la mañana o al mediodía, espero que puedan leerlo y les guste ^^/

Lo que sí es que no sé si puedo asegurar que haya actualización el sábado, tal vez se retrase hasta el domingo o lunes, pero si termina colapsándome los horarios, creo que lo dejaré para más tarde. Esto es porque le robaré tiempo al capítulo siguiente por el especial y por HELL y no sé cómo vaya a quedar, pero intentaré que se actualice el fin de semana, le voy a echar ganitas >:3

También comentar que por Instagram (@atsukoanpan) estaré subiendo historias y pendejadas con el esperado (por mí X'D) cosplay de Neil con ayuda de una Vigga voluntaria para hacer babosadas y subir cositas a la cuenta. Recalco que no es contenido serio, principalmente serán memes y cosas así, si se aburren, pueden ir a echarle un ojo y morir de cringe o de risa, no puedo asegurar nada. Aquí el spam indiscreto pero bueno...

Muchas gracias por leer, ¡espero que les haya gustado!

Nos vemos en el siguiente capítulo... Sólo diré que se agarren y vengan listos porque el siguiente capítulo tiene calificación 16+ ewe

Atsushi~

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