Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

2._Petición


Habían pasado dos días desde que Mojito le había dicho que ella le gustaba y el universo parecía empeñado en recordárselo. Mojito era un chico lindo que contaba con varias admiradoras. Muchas de ellas habían tratado de invitarlo al festival de otoño que tenía como sede la escuela. Durante esa estación coincidían varias festividades como lo eran la del equinoccio, un rito pagano que todavía se festejaba para dar gracias por la cosecha, el día del natalicio del fundador de la ciudad y otras dos eventos que nadie mencionaba. En vista de esto se había tomado la decisión de agrupar todos los festejos en una semana. La semana de vacaciones de la escuela cuando el establecimiento quedaba vacío y podía ser usado para otros propósitos.

El festival de otoño eran días de música, mercadillos y tradiciones locales que la gente disfrutaba mucho. Al final de cada jornada había bailes para todas las edades en diferentes pistas, pero el más querido de todos los bailes era el vals de otoño porque se creía que traía buena fortuna a las parejas. Era muy popular entre las jovencitas que deseaban tener un primer amor de ensueño. Por ello durante los días previos al festival la escuela se agitaba con las declaraciones amorosas de los jóvenes. Hasta se consideraba signo de impopularidad no recibir una invitación para ese festival.

Esa mañana Mary estaba harta de oír a sus compañeros hablar del festival de otoño y sobretodo de escuchar el nombre de Mojito de boca de las chicas. Ann no iba en su salón, pero Mary imaginaba que la pobre debía estarse sintiendo horrible teniendo que oír a otras muchachas comentar que pensaban darle una carta a Mojito.

–Mary– la llamó una chica, pero ella no la oyó. Estaba mirando el patio del otro lado de la ventana, intentando ignorar el cuchicheo sentimental que había en el salón. El maestro no llegó a clases y tenían esas horas libres– ¡Mary!– exclamó la chica nuevamente sosteniendo una bolsita de papel en su mano.

–¿Ah?– murmuró Mary como si acabará de despertar.

–Un chico me pidió que te diera esto. Que es de un amigo suyo dijo– le informó al darle la bolsita de papel.

–¿Un chico?– preguntó algo sorprendida, pero enseguida su actitud cambió a una de recelo– ¿Quién?

–No lo sé. No lo conozco– le contestó la muchacha cuando Mary tomó la bolsita.

La chica quiso ver qué había en el interior, pero Mary no abrió la bolsa y no parecía tener intenciones de hacerlo delante de ella por lo que un poco fastidiada se retiró. Mary miró el obsequio con mucha curiosidad, pero decidió guardarlo en su mochila para verlo durante el descanso del almuerzo que estaba próximo. La verdad no quería descubrir se trataba de un presente de Mojito.

Ese día brillaba el sol de otoño por lo que Mary se vio obligada a llevar la falda de la escuela. Una prenda que detestaba, pero usaba unas medias gruesas y sus botas para disminuir su incomodidad. Era difícil que se desprendiera de ese calzado durante esa época, aunque eso le costó un regaño de uno de los inspectores y una amonestación. Por lo general los solía eludir no paseándose por los pasillos, pero por ir distraída con la bolsita acabó casi estrellándose con uno de esos.

–Solo puedes traer botas en los días de lluvia. Una más y tendré que llamar a tu tutor– le advirtió el hombre en aquel corredor al darle la nota que debía dar al maestro encargado de su salón.

Mary no respondió y rápido se apartó del inspector para salir al patio en busca de un sitio donde poder ver qué había en su misterioso obsequio. Al amparo de un naranjo descubrió dulces. Caramelos de todos los sabores y una pequeña nota que la hizo mirar el patio en busca de alguien que no estaba allí a esa hora.

–Parece que lo decía en serio– se dijo con pesar– Sí Ann se entera me va a matar– agregó sentándose en la hierba húmeda bajo el naranjo.

–Si Ann se entera de... ¿qué? – exclamó una chica justo a su costado.

Mary por poco da un pequeño brinco al ver a Rox a su lado. La chica morena se hincó junto a ella y estiró el cuello tratando de ver que tenía la pelirroja en la bolsita. Mary hizo su obsequio a un lado como escondiéndolo y contestó un tímido: nada.

–¿Cómo que nada?– exclamó Rox– Te acabo de oír diciendo que si Ann se entera te matará ¿Qué hiciste?

–Nada– reiteró Mary.

–¡Ay, ya dime! Se supone que somos amigas así que cuéntame ¿Qué estás pasando?– insistió Rox, aunque de forma muy simpática.

Mary se le quedó viendo y pensando un poco ¿A quién más podía contarle su dilema?

–Vale, pero no debes decirle a nadie en especial a Ann.

–Hmm está bien. Lo prometo– respondió Rox levantando la mano como para hacer un juramento.

–¿Recuerdas a Mojito?

– Claro, es el chico que le gusta a Ann. Lleva meses hablando de él, de que lo invitaría al festival de otoño y bailaría el vals y todas esas cosas– le dijo Rox mortificando, sin proponérselo, a su amiga.

– A él no le gusta Ann, le gustó yo– tal y como solía hacer y seguiría haciendo a lo largo de su vida, Mary simplemente escupió lo que estaba pasando de manera concisa y directa.

–¡¿Qué?! ¿Cómo que le gustas tú? ¿Cómo paso eso?– exclamó Rox y obviamente Mary no tenía la respuesta.

La pelirroja le explicó lo que había pasado hace un par de días. La contó la historia de forma breve, como solía hacer, pero dejando muy en claro que para ella también fue una enorme sorpresa y no estaba segura de como sentirse al respecto.

–Pase lo que pase no puedes decirle que sí a Mojito– fue lo que le dijo Rox al ella terminar su relato– Es código entre chicas. No te metes con el chico que le gusta a tu amiga, aunque él no la corresponda a ella.

–Ni siquiera me gusta– se atrevió a decir Mary en voz muy baja.

–Mucho mejor– exclamó Rox– A Ann le dolería mucho saber que el chico por el que está loca te prefiere a ti.

–¿Qué hay de malo con que me prefiera a mí?

–Nada, es solo cosa de chicas ¿En serio no lo entiendes?

Mary apretó la bolsita contra ella sin decir una palabra. Y no en realidad no entendía ese supuesto código entre chicas. Ella solo no quería herir a su amiga, sin embargo, la declaración de Mojito con el paso de los días no la dejó indiferente y ese pequeño obsequio, aunque fue motivo de mortificación la verdad la había caído muy bien. Cuando Rox le preguntó por lo que tenía entre las manos, Mary le dijo que era un regalo de un chico de su salón sin dar más detalles. Diciendo que diría a la tienda de la escuela por algo de comer se puso de pie y se alejó de su amiga. Hablar con ella no le sirvió de mucho.

Durante el último descanso de la jornada, cuando Mary estaba sentada en una banca en el patio de los naranjos, Ann se le acercó con el fin de desahogarse un poco. Estaba molesta porque había muchas chicas declarándose a Mojito y temía él fuera a aceptar a una de ellas. Mary la oí en silencio mientras ponía un caramelo en su boca. De pronto Ann se calló y Mary la miró para ver qué le había sucedido descubriendo que la chica estaba mirando, a las bancas del otro lado del patio. Ahí estaba Mojito viendo directamente hacia donde ellas estaban lo que puso nerviosa y a la vez emocionó a Ann.

–Esta viendo hacia acá– dijo como embelesada– ¿Crees que me esté mirando?

–Te rechazo hace dos días ¿Por qué te estaría mirando?– le preguntó Mary, pero sin ninguna mala intención solo tenía esa costumbre, a veces, molesta de señalar cosas obvias o que la gente parecía ignorar en pos un absurdo.

Ann la miró con cara de: "no jodas por favor ".

Sí, me rechazó, pero porqué no sabe quién soy. Digo él no me vio a mí, te vio a ti...

–Cierto– admitió Mary balancean los pies y obteniendo una sonrisa de Mojito que la hizo ver a otro lado un poco incómoda.

–Esta sonriendo ¿Crees que le pueda gustar? Tal vez si me ve y sabe que fui yo la que mandó la carta...¡ay no sé!...No deja de ver hacia acá eh...

Mary oia las conclusiones e ideas es su amiga con paciencia mientras te preguntaba si debía o no levantarse y alejarse. Posiblemente si lo hacía Mojito dejaría de ver en esa dirección lo que decepcionaría a su amiga y entonces...

–¿Por qué tenía que ser yo?– murmuró Mary poniendo un segundo caramelo en su boca.

Los envoltorios de esas golosinas eran muy elaborados. Posiblemente habían sido comprados en una tienda especializada en caramelos. A la distancia, Mojito pudo saber que Mary estaba disfrutando su obsequio lo que lo puso de buen humor haciendolo esbozar una sonrisa abierta que cautivo la atención de Ann. La chica rubia miró de reojo a su amiga detrás, pero descartó la idea que la había surgido y volvió a sus palabras de ensoñación.

Esa tarde Mary  tenía práctica en el taller de música. Lugar en el que se iba a encontrar con Mojito. No fue casualidad que él le entregará ese obsequio precisamente el día en que tendría oportunidad de hablar con ella y ella lo entendió al verlo sentado en su lugar de costumbre. Mojito manejaba varios instrumentos de viento. Mary prefería los de cuerda, pero sería evaluada con la flauta Traversa y estaba teniendo problemas con ese instrumento. Se miraron, pero ella apartó rápido los ojos de él para tomar su puesto.

Era curioso para Mary como habían cambiado las cosas respecto a ese sujeto. Antes siempre estuvo ahí, pero jamás le puso atención. No desconocía era lindo ni que tenia una gran popularidad o era muy bueno con los instrumentos de viento, solo no le era alguien relevante en ningún aspecto, en nada que tuviera que ver con ella. Pero desde aquella confesión, Mary comenzó a hacer observarlo un poco. No entendía que vio en ella un tipo como ese. Se sorprendió mirándolo en medio de la instrucción y apartó de él sus ojos.

Al terminó del taller el encargado llamó a Mary para hacerle ver su pobre desempeño con la flauta.

–Creo que te vendría bien un poco de ayuda– le dijo el maestro mientras guardaba sus cosas.

–No me importaría quedarme a practicar unas horas más– manifestó Mary.

–Me alegro porque te conseguí un tutor– le dijo el encargado y miró detrás de Mary y un poco arriba, ese gesto hizo que la chica volteara atras y que quedará con una expresión de espanto– Mojito se ofreció a ayudarte con la flauta Traversa. Pueden quedarse una hora después del término del taller. Yo estaré aquí al lado en caso de que me necesiten.

Mary se quedó viendo a Mojito y por ello no reaccionó a tiempo para replicar y detener al maestro que para cuando ella le miró dejaba el salón junto a otros estudiantes.

–Yo...– murmuró Mary, pero no formuló ninguna frase.

– ¿Te gustó mi presente?– le preguntó Mojito inclinandose un poco.

–Sí– le respondió Mary y solo en ese momento se cuestinó el habérselos comido.

–Me alegro– le respondió él y con un ademán elegante la invitó a volver a su asiento para ensayar con la flauta.

No había necesidad de preguntar por qué él se ofreció para ayudarla, pero Mary se lo cuestionó de todas formas. Se sintió como una estúpida después de eso.

–Eres curiosa– comentó él– La respuesta es obvia, pero tú consideras más posibilidades. Además de lo evidente, cada vez que oído el sonido de esa flauta siento ganas de sacarte del salón– le confesó Mojito.

–¿Tan mal lo hago?– le preguntó Mary un poco decepcionada.

–Podemos trabajar en eso y conocernos un poco...

–Mejor solo concentrarnos en lo primero– exclamó Mary.

Mojito de sonrió y se sentó junto a ella para iniciar con lo más básico en la flauta Traversa. Mary le prestó atención a sus instrucciones, pero también a él. Tenía una voz muy agradable y tranquila. Para ser la voz de un hombre se oía muy suave. Él no le hizo comentarios fuera de lugar. En todo momento se refirió a la música, pero cuando la hora terminó intentó invitarla a algo que Mary ni escucho. Tomó sus cosas y salió corriendo del salón dejándolo con la palabra en la boca.

Algo que Mary no notó por irse rápido, pero Mojito sí fue que Ann los estaba viendo desde el patio. Él la conocía porque la veía con Mary y supuso rápidamente ella le había enviado la carta, pero tal y como le expreso a Mary no estaba interesado en la chica rubia, por lo que cuando sus miradas se encontraron él apartó la vista y tomó sus cosas para volver a casa.

Esa noche, mientras Mary se cuestionando si estaba bien o no tener a Mojito como tutor, recibió una llamada de Ann. Tardo en responder y al hacerlo por poco le sale el corazón del pecho al oír:

– Te ví con Mojito está tarde en la sala de música– siguió, a esas palabras, un largo silencio– Quiero que le hables de mi para que acepte salir ir conmigo al festival ¿puedes, puedes, puedes? ¿Sí? Por favor, por favor...

–Mierda– fue lo único que Mary pudo pensar en ese momento.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro