Único.
Alzando la vista el demonio detallo sutilmente el perfil galante del ángel que le ofrecía su mano. En ese templo creado por los dioses ambos habían tomado como destino a su encuentro. Ya algo común entre los 2, paciencia que durante mucho tiempo sé necesito para que las heridas de muchos eventos, físicos y mentales sanen por completo.
Él demonio creía al ángel un hombre admirable y honorable, merecido de mucha de su reputación. Pero la verdad que ese ángel sufría el silencio constantemente desde hace años, era el demonio quien le ofrecía paz, le dejaba ignorar las penurias a su alrededor y concentrarse en el presente. La culpa de un destino que su nacimiento forjó, la presión de cumplir en el legado de un tercero, todo un cargo no solo de maestro si no también de segundo padre.
Él demonio pensaba que el ángel era su ancla a la realidad, pero la realidad era que mutuamente ambos se complementaban y el silencio se ofrecían ánimos el uno al otro de seguir, estando poco y nada conscientes de la tormenta emocional que tenían escondidas.
2 opuestos que a la par eran idénticos.
— ¿Quieres acompañarme fuera del santuario está noche? — El primer momento arqueo las cejas por la propuesta tan repentina. Fue un minuto de silencio el que usó para meditar, aceptando lentamente la invitación de su ángel.
El camino no fue la gran cosa, pero ya en la entrada del destino se notaba mucho las diferencias sociales entre ambos mientras más personas se arremolinaban a su alrededor, conversando, señalando y cuchicheando mientras los caballeros de oro se acercaban al lugar.
Él demonio era más reservado, el ángel más abierto a las relaciones. Él demonio era inexperto mientras que el ángel no. Por lo que, aunque se mantenía en silencio reaccionando ligeramente agresivo con varios señalamientos malintencionados, su compañero tomaba la palabra por ambos entre más personas alrededor tenían. De vez en cuando el demonio hablaba, lo más calmado que encontraba. Cordial y menos agresivo como a veces era.
— Un gusto tener a 2 santos de oro en esta noche. — Un hombre los recibió. Indicando cuáles serían sus asientos.
Él demonio nuevamente sé mostró reacción. Solo cruzando sus brazos mientras esperaba a que todo empezará, poco sabía de estos espectáculos. Solo que muchos aquí los reconocían como caballeros de oro de géminis y sagitario. Desviando su mirada, se encontró con el ángel sonriéndole cómo era normal en él, acariciando su brazo sutilmente avisando que ya todo iba a empezar. Las manos de ambos terminaron entrelazadas durante unos minutos mientras las primeras canciones empezaban.
Los ojos del demonio se mostraban como los de un niño descubriendo algo nuevo. Escuchando atentamente todo el espectáculo de sonidos muy nuevos para él, casi hipnotizado por todo el espectáculo de las personas sobre el escenario entregaban recitando un viejo cuento. De cómo la luna le concedió a una chica un hijo.
— Creo que me perdí de mucho. — En voz baja llegó a decir en medio del espectáculo. Aunque solo acepto por ser una petición de su ángel, lo estaba disfrutando bastante. Él tiempo le pasó rápido hasta que terminó. Sujetando la mano de su ángel para ayudarle a levantar. Regresando al Santuario.
— ¿Ópera se llamaba eso? — En el templó de Géminis fue que el demonio tomó la palabra. El camino fue silencioso para ambos, pero la expresión tranquila y sonriente del Demonio no pasó nada desapercibida.
— En efecto. Llegué a ir un par de veces, lo encuentro muy relajante. — El demonio entendía porque.
— Nunca escuché ese tipo de cosas, ni menos no las vi. Me terminó gustando bastante. — Era obvio. — Asumo que por eso me invitaste. — Sonriendo pícaro el ángel se acercó a su demonio, poniendo su mano en su hombro susurrando en su oreja.
— Puede ser.
— ¿Puede?
— Bueno. La verdad me alegra que cumplí mi cometido. Si te interesa. Puedo enseñarte a bailar algún día. Tal vez podamos participar en algún baile la próxima vez. — Sonriendo de medio lado para sorpresa del ángel el demonio le extendió su mano aceptando la propuesta.
Claramente acepto. Sujetando sus manos para que lo rodeará de la cintura mientras sujetaban sus manos a un costado.
— Sígueme. Solo tienes que mover tus pies de la misma forma que lo hago yo. — El demonio asintió a sus palabras empezando lentamente. A medida que pasaban los minutos el ritmo de sus pies aumentaba y sus ojos iban directamente a ver uno de los del otro. Hasta que en un mal paso producto de la inexperiencia ambos cayeron al piso. Pero riendo por la acción. Acercándose para saciar la necesidad de besarse que habían despertado.
Irónicamente fue él ángel quien supo enredar al demonio, darle la confianza para que se acercara a él. Seducirlo al fin de cuenta.
— ¡Sísifo! — Exclamó el nombre de su amante. El ángel sostenía su miembro en su boca, adorándolo con ferviente pasión, aumentando su tamaño. La ropa del demonio estaba abierta en todos los sentidos mientras el ángel ya se encontraba sin la camisa.
— Defteros. — Gimió su nombre al separarse de su miembro, pasando lentamente su mano por su pecho en una caricia mientras subía la mano a su rostro, acercando el suyo para besar el cuerpo del demonio, su pecho, su cuello, su clavícula y terminando con su rostro. Él demonio terminó de quitarse la ropa que llevaba, sujetando al ángel para llevarlo consigo, no sin antes terminar de desnudarlo para él, terminando consumando su acto carnal sobre la cama en el templo de Géminis.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro