007
Si desde el inicio había estado bastante disperso durante la reunión, después de escuchar esa invitación por parte de Taehyun, Beomgyu se vio incapaz de concentrarse. Ya no llevaba la cuenta de las veces que había tenido que disculparse con alguien por no haber escuchado nada de lo que le había dicho, pero era un número demasiado alto.
Le había dicho que no, como primer instinto, pero ahora dudaba de si aquella había sido la respuesta correcta. ¿Acababa de arruinar sus chances?
Que ambos tengan presente el día de su primer beso no podía ser una coincidencia. Estaba convencido de que Taehyun también lo había recordado esa madrugada, porque dudaba mucho que se haya olvidado del significado de esa palabra para ellos y sólo lo esté invitando a comer donuts antes de medianoche.
—¿Ejecutivo Choi? —La voz de uno de los inversionistas lo devolvió a la realidad—. ¿Qué opina?
—Sí, estoy de acuerdo con la directora Bae —respondió de forma genérica, lo que siempre funcionaba—. Lo lamento, iré a refrescarme un momento.
Mientras se excusaba del círculo en el que estaba, podía sentir una mirada penetrante en su espalda, siguiendo su recorrido. Precisamente lo que quería era tomar un poco de aire fresco para dejar de pensar en el pasado, lo que se veía imposibilitado si su ex novio aparecía a su lado. Necesitaba estar solo, así que optó por esconderse en un espacio que consideraba inesperado: las escaleras de emergencia.
Esperó unos segundos y, como no se vio interrumpido, tomó un suspiro. Cerró los ojos al apoyarse de la pared, recuperando su encendedor y una cajetilla de cigarrillos del bolsillo interior de su saco, de la cual sacó el penúltimo cigarro para prender.
La primera inhalación de tabaco no siempre lograba relajarlo, pero esta vez sí le golpeó desde el inicio. Necesitaba despejar su mente de una vez.
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Unos minutos después, Beomgyu se dirigió al baño, con la idea de que un poco de agua fría terminaría por refrescar su cabeza. Además, debía aguardar un rato para que se disperse el vaho del tabaco.
Se ubicó frente a uno de los lavabos, donde podía verse frente al espejo y criticar sus faltas: esas enormes ojeras producto de la amanecida, lo pequeños que lucían sus pesados ojos, la urgencia con la que necesitaba un corte de pelo...
—No sabía que fumabas. —Se sobresaltó al escuchar la voz de Taehyun, quien repentinamente se había ubicado frente al lavabo paralelo.
Inicialmente, Beomgyu no respondió. Su corazón y su cerebro no estaban cooperando en armonía, porque uno le pedía que se disculpara por rechazar su invitación y que quería hablar con él, mientras que el otro señalaba que lo seguro era salir de allí de una vez y seguir con la conducta de evitación.
—Tampoco que ahora mentías —continuó su ex, logrando captar su atención—. ¿Creíste que no tendría acceso a un informe financiero del Grupo Bae?
—No creí importarte tanto como para que busques esa información sobre mí —contestó, seco, restándole relevancia a su mentira pese a que su ansiedad se había elevado en picada—. Si ni siquiera te importé lo suficiente como para que me digas que querías terminar conmigo en vez de desaparecer de repente.
La cruda declaración pareció afectar a Taehyun, porque bajó la mirada y apretó los labios, tomando una pausa.
—¿Sigues pintando? —preguntó, ignorando la acusación.
—¿Te importa? —Beomgyu comenzaba a fastidiarse, posiblemente motivado por el cansancio.
—Por algo estoy preguntando.
Frustrado, dio un suspiro, apoyándose del borde del lavabo. Ese Taehyun definitivamente no era el mismo Taehyun del que se había enamorado por primera vez; aunque estuviera igual de guapo, su aura era distinta. Claro, habían pasado ocho años desde la última vez que estuvieron juntos, por supuesto que tenía que haber cambiado.
—No, ya no —admitió, sincero, recibiendo una risilla como respuesta, lo que le hizo fruncir el ceño—. ¿Qué?
—Nada, me da risa cómo siempre asumimos que tú seguirías pintando toda la vida y que yo no terminaría liderando la empresa de mi papá —recordó el gerente, cínico—. Un poco patético cómo terminamos, ¿no crees?
Sí, de hecho. Quería perfeccionar su arte, aprender nuevas técnicas e ingeniar las propias, hasta ser capaz de vivir de ello. De sólo contrastar ese ideal con el presente, Beomgyu se sentía dolido, y no podía determinar si esa era la intención de Taehyun.
—¿Para eso querías hablar conmigo? ¿Para hacerme sentir mal?
—Claro que no —murmuró, risueño—. Quería que sepas que a mí me va bastante bien.
Colmada su paciencia, Beomgyu lo empujó contra la pared más cercana para que se calle, acorralando su cuerpo en una débil celda conformada por sus brazos y su propia silueta. Taehyun no luchó por escapar, sólo sonrió, manteniendo la expresión burlona, aunque su mirada denotaba una pizca de vulnerabilidad.
—¿Qué diría tu amada Bae si nos viera así? —cuestionó, con acidez.
—No creo que algo muy distinto a tu noviecito.
El mayor sintió una pequeña victoria al no recibir respuesta ante ello, pero su amparo se debilitó al ver cómo su ex desajustaba ligeramente su corbata.
Su pecho subía y bajaba, agitado. No estaba pensando en sus acciones, ni en las consecuencias de ellas, porque lo único que ocupaba su mente era lo jodidamente hermoso que era Taehyun, sobre todo cuando lo tenía cerca. A pocos centímetros de su rostro, podía sentir su cálida respiración contra la suya, tentándolo, atrayéndolo, pidiéndole que se acerque más...
—A pesar de todo —le dijo, bajando la mirada hacia sus labios—, ¿me extrañaste, Gyu?
Con la prepotencia y el egocentrismo implícitos en esa sencilla pregunta, logró que acerque su rostro aún más, hasta tocar su frente.
—Puede que muchas cosas hayan ido mal últimamente, pero yo nunca, nunca...
Las defensas de Beomgyu desaparecieron al notar cómo Taehyun relamía sus labios, sin apartar la mirada de su rostro. Le estaba dando una clara señal, una que debía ignorar si quería conservar la dignidad, si quería quedarse con la última palabra al no caer en su trampa.
—¿Nunca qué? —lo provocó el menor, tomando iniciativa al descansar sus manos sobre sus hombros, con lo que buscaba atraerlo aún más.
Tenerlo así de cerca era peligroso. Su adrenalina estaba tan elevada que la discusión entre su impulso pasional y su raciocinio pasó de ser una lucha a una aplastante victoria, por supuesto, del bando de su pasión.
Se sorprendió a sí mismo al lograr una pasión controlada, que no lo impulsó directo a la búsqueda de un beso, sino que lo llevó a esconderse en la cuenca del cuello de su ex, para tomarlo desprevenido y sacarle un suave suspiro sólo con las cosquillas de su respiración caliente, para hacerle temblar con el roce de sus labios y obligarlo a aferrarse de su espalda.
Porque, aún con el pasar del tiempo, conocía su cuerpo a la perfección.
—Nunca voy a olvidar cómo quebrarte, Tyun.
Envió un escalofrío por el cuerpo contrario al murmurar sus palabras y deslizar la punta de su lengua por su desnuda nuca, saboreando el Chanel con el que se perfumaba, como anticipación para la marca que ansiaba dejarle como señal de pertenencia, una que le recuerde su historia y destaque la intimidad de aquel reencuentro.
El agudo gemido que emitió apenas clavó los dientes en su nuca le sacó una sonrisa satisfecha.
—Beomgyu, aún tenemos que volver a la reunión, debo-
Logró intercambiar esas palabras por más suspiros al besar sobre la marca, jugando con su tersa piel como si fuera un dulce. Entretanto, sus manos se deslizaban por su delgada figura, deteniéndose sobre las pequeñas curvas de sus caderas, ávido por tocarlo sin la molestia de su traje de por medio. Le complacía saber que seguía siendo igual de sensible a su tacto de cómo lo recordaba, o incluso más.
Antes de que pudiera mandar todo a la mierda y desnudarlo, sin embargo, escuchó el crujido de la puerta, que lo llevó a voltear de inmediato.
Allí parado estaba el novio de Taehyun, inmóvil, con los ojos atónitos.
En vez de sentirse culpable por ser el otro, como probablemente debería, Beomgyu sintió que el pecho se le llenaba de un curioso orgullo. El rostro estupefacto del nuevo chico no tenía precio, realmente le daba la idea de que seguro no podía complacer a Taehyun del mismo modo en el que él lo hacía, y que por eso lo buscó, para volver a sentirse bien.
Antes de que pudiera decir algo, el recién llegado volvió a cerrar la puerta de golpe. Se escuchó el cerrojo de la misma, indicador de que incluso decidió dejarles privacidad.
Acercándose a uno de los lavabos, Taehyun exhaló un profundo suspiro apenas quedaron solos de nuevo. De reojo, Beomgyu notó cómo sacudía el cuello de su camisa para darse un poco de aire y calmar sus mejillas sonrojadas, lo que sólo infló más aquel orgullo recién formado.
—Tienes mucho que explicarle a tu novio.
Con una suave risa, retomó la cercanía al acercarse a abrazarlo por detrás, posición cómoda para rodear su cintura, colocar el mentón sobre su hombro y conectar sus cuerpos nuevamente, con lo que le mostraba que aún tenía un problema pendiente entre los pantalones.
—O, mejor, déjalo. —Comenzó a bajar una mano hacia la entrepierna contraria—. Soy mejor, ¿no?
Pese a que en un inicio no había protestado, antes de que pudiera rozar el dobladillo de sus pantalones, Taehyun le dio un empujón con el codo, sin permitir que se le insinuara de nuevo.
Apartándose, Beomgyu se vio interpelado, pero no insistió, porque sus golpes podían doler. De todos modos, ese bichito orgulloso que le picó aún no se iba, gracias a que, técnicamente, ese silencio era suficiente para responder a su inquietud. Definitivamente era mejor que su nuevo chico.
Para cubrir el chupetón fresco, Taehyun tuvo que recurrir a un poco de base de maquillaje, la que, curiosamente, llevaba en la chaqueta. A Beomgyu le daban ganas de preguntar por qué la tenía allí, pero le gustaba creer que ya había anticipado lo que ocurriría.
Por un par de minutos, ninguno dijo nada, pero la tensión permanecía latente. El corazón de Beomgyu seguía igual de alerta, ansioso por volver a acorralar a Taehyun y ver una faceta suya mucho más agradable que la del empresario frío que estaba convencido que no lo definía por completo, al menos por un instante
Finalmente, fue Taehyun quien rompió el silencio, al carraspear para llamar la atención del mayor. Su semblante había retornado al de un cínico burlón con aires de superioridad.
—Sólo quería confirmar que puedo manipularte. —Sonrió, declarándose como el ganador.
Sin más, dio pasos calculados en dirección a la puerta de salida, tomándose su tiempo. Al seguir su recorrido con la mirada, Beomgyu escuchaba una voz que le decía que lo detenga, que se alejaba lento a propósito precisamente porque quería que lo detenga, pero no podía moverse. Se sentía estafado, indignado, como un idiota por caer precisamente cuando no debía.
—Por cierto —Taehyun llamó su atención nuevamente, volteando una vez que llegó frente a la puerta—, Yeonjun no es mi novio, no le importa lo que hicimos.
Fue allí que el bichito de orgullo de Beomgyu se desvaneció, viéndose reemplazado por uno de preocupación. ¿Acaso eso significaba que Taehyun estaba soltero, o que también había gravitado hacia ese tipo de vida? Dada su posición en la empresa, no le sorprendería.
Su reacción no fue lo suficientemente rápida como para quedarse con la última palabra. Dejó que el menor abandonara el cuarto de baño, como si nada.
Ahora necesitaba otro cigarro.
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Yeonjun tenía suerte de que el establecimiento tuviera más de un solo baño, o de lo contrario, no estaba seguro de dónde hubiese podido tranquilizarse después de haber interrumpido esa escena.
Aunque Taehyun no fuera su novio, era su amigo más cercano, y estaba seguro de que respetaba su trabajo. No por nada lo había ascendido a un puesto ejecutivo en su empresa. Solía mantener la vida laboral separada de su vida personal, pero después de eso...
—Hey, jefe. —Se acercó a su lado apenas volvieron a encontrarse, manteniendo cierta distancia del resto de ejecutivos para poder hablar en privado—. ¿Te puedo decir algo un poco inapropiado?
—¿Hm? ¿Qué?
—Gimes bonito.
El golpecito al abdomen que se ganó le llevó a soltar un quejido, llamando la atención de algunos de los presentes. Como respuesta, tuvieron que ofrecer sonrisas protocolares.
—¿Supongo que me contarás luego?
—Como quieras, pero ahora cállate.
Taehyun lo tomó de la muñeca para avanzar hacia el círculo de ejecutivos más cercano, con quienes las negociaciones ya estaban por cerrarse. Lo bueno era que ambos eran perfectamente capaces de poner una careta profesional en cuestión de segundos y aparentar que nada había pasado, incluso si la cabeza de Yeonjun estaba viajando a una nueva fantasía.
Nada que ver con el capítulo, pero, ¿alguien tiene algún tipo de intolerancia/alergia? Es que creo que soy intolerante a la lactosa, pero no es que comer algo con leche me mande al baño en 1 segundo o algo así, sino que me hace doler la pancita. Eso sí, no puedo tomar leche entera o vomito :( ¿Cuenta como intolerancia?
Gracias por leer 💖 el capítulo, no mi pregunta sobre la intolerancia a la lactosa kajdownf
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