005
Al término del cóctel de negocios, la fría tensión entre los principales inversionistas era palpable. Joohyun no parecía muy contenta y Taehyun lucía bastante orgulloso, lo que daba luces de qué grupo se había visto más beneficiado por las negociaciones.
Cuando llegó la hora de despedirse del grupo Kang, el semblante de Beomgyu se enfrió hasta emular el de su jefa, porque lo que sentía hacia su ex en ese momento era confuso y difícil de procesar, sobre todo porque aún estaba de brazos entrelazados con su supuesto novio.
Así, todos los presentes se dispersaron. En silencio, Beomgyu siguió a Joohyun hacia su auto, con un nudo en la garganta sobre la resolución final del día. No estaba tan convencido de haber hecho el trabajo indicado para ameritar un ascenso, al contrario.
—Directora Bae...
—¿Qué le dijiste a Kang cuando te fuiste a hablar con él en privado? —espetó de inmediato, dejando que el fastidio escape de sus labios—. ¿Acaso le hablaste mal de la empresa? ¿De mí? ¿Lo insultaste?
Las palabras de Joohyun no guardaban su usual compostura, evidenciando su frustración en un desordenado discurso.
—Sus socios me dijeron que, como grupo, estaban dispuestos a comprometerse al trato 50-50 que anticipamos, donde nuestras empresas tendrían el mismo peso en el trabajo. Pero cuando vino el jefecito comenzó a decir que no, que quería quedarse con el 80% o no habría trato, justo después de conversar contigo.
Beomgyu dio un suspiro al agachar la cabeza y cerrar los ojos, asumiendo la culpa de la acusación. Estaba seguro de que había tenido algo que ver en ello.
—No llegamos a ningún acuerdo, porque no voy a comprometerme a un trato pésimo por el capricho de un engreído al que se le subió el poder a la cabeza. Ugh, ahora nos tenemos que volver a ver, y te tengo que volver a llevar.
¿Volverían a verse? ¿La historia no acababa allí?
—Perdón —murmuró, golpeándose mentalmente—, entiendo su frustración...
—Oh, está de más decir que no tendrás el ascenso —confirmó Joohyun, lo que ya anticipaba—. Lo siento mucho, pero necesitaba cerrar el trato hoy y lo sabías.
Mientras Beomgyu pensaba en alternativas para salir de allí y dejar a su jefa tranquila, ella dio un suspiro más, apoyando la cabeza sobre el respaldar de su asiento al tomarse una pausa.
—¿Qué le dijiste?
—Me ganó el impulso, es que... —Apretó los labios, hesitando antes de compartir la información—. Éramos novios en el colegio.
A causa de la sorpresa, Joohyun giró la llave para encender el vehículo demasiado fuerte y rápido. El motor del auto respondió en un ruidoso quejido de protesta.
—No me jodas, Choi Beomgyu. —El empleado afirmó con la cabeza, ante lo que Joohyun alzó una ceja—. Pruébalo.
—Es vergonzoso admitir que aún tengo nuestros chats viejos, algunos dibujos que le hice, las cartas que nos escribimos, pero... No le miento, están en mi casa.
—Bien, te llevo hasta allá y me enseñas —le dijo la jefa, colocando una mano sobre el volante mientras encendía el GPS—. No puedo creer que Taehyun haya estado contigo...
—Uh... ¿Debería sentirme ofendido?
—No, no, es que Kang Jongsuk es un homofóbico de mierda y todos lo saben, supongo que era de esperarse que el destino le dé al menos un hijo gay —explicó, comenzando a conducir—. ¿Lo confrontaste sobre su pasado directamente? Si es así, te ganas mi respeto, pero-
—En realidad no le dije mucho, sólo... Le dije que soy accionista principal en el Grupo Bae.
Al ver a Joohyun de reojo, pudo notar el pánico en su semblante, pero por suerte sabía manejar bien y mantuvo los ojos en la pista.
—Tienes que decirle la verdad, no lidero una empresa mentirosa —dijo, en un apuro—. No puedo pedir que pongan tu nombre en la página web o en documentos oficiales, si lo busca se dará cuenta de todos modos. Y tampoco me pidas que hable de ti de esa manera, porque hasta ahora sólo he dejado las cosas vagas y se supone que trabajas para mí.
—Entiendo...
—Pero, si realmente eres el ex de Taehyun... Te voy a llevar a todas nuestras reuniones, en algún punto tendrá que quebrarse.
Para que Beomgyu no pueda oponerse, Joohyun encendió la radio como acompañante a la voz del GPS y cubrió cualquier posible silencio dentro el auto. Tampoco tenía mucho que decir, no estaba seguro si confiaba en ella como para contarle cómo había sido su relación, cómo se conocieron y cómo "terminaron".
¿Había cometido un error al contarle?
»──── « ❀ » ────«
Llegaron al desamparado edificio, subieron hasta el cuarto piso, saludaron rápidamente a Soobin al entrar al departamento y se encerraron en el dormitorio de Beomgyu. Por supuesto, nada sospechoso.
—Bueno, uhm, le voy a enseñar porque no quiero que me despida, pero realmente no quisiera hacerlo...
—No necesitas mostrármelo todo —rió Joohyun, con el enojo perdido, al tomar asiento sobre la cama mientras esperaba las pruebas—, sólo con lo que te sientas cómodo.
"No me siento cómodo con nada de esto", quería responderle Beomgyu, pero se limitó al silencio. Abrió su armario, apartó algunas chaquetas y sujetó el asidero de un baúl de madera, utilizando toda su fuerza para cargarlo hacia el pie de su cama. Todos los recuerdos físicos de su primera y única relación duradera estaban almacenados en aquel baúl, heredado de su abuela.
Consciente de tener la mirada de Joohyun encima, se agachó frente al baúl, dándole la espalda a su jefa. Tan sólo por tener aquel objeto en frente, sus ojos se humedecían, y es que era imposible no despertar su lado sensible al conocer toda la historia en primera persona.
Tras un pequeño suspiro de contención emocional, tomó la llave guardada en el cajón al pie de su cama, el último paso necesario antes de abrir aquel, literalmente, baúl de recuerdos.
Encima de todo, se encontraba una nota, escrita por sí mismo.
Beomgyu del futuro, aún estás a tiempo!
No sigas viendo! Cierra el baúl ahora!!
Mejor aún, bótalo y quémalo todo!
Hagas lo que hagas, no leas lo que hay aquí
Te lo advierto, si lo haces te arrepentirás.
Frunció los labios tras leer su propio aviso del peligro que le acechaba si continuaba, comenzando a sentir las palpitaciones de su pecho acelerarse.
Ya sabía lo que le deparaba. No podría aguantar las lágrimas apenas llegue al enésimo recuerdo. Entraría en un nuevo episodio de profunda tristeza, donde perdería el enojo y le daría pie a la nostalgia, a una sensación agridulce en la que rememoraba los momentos lindos al lado de Taehyun, sólo para verse devastado al saber que no eran más que reliquias del pasado.
—Beomgyu —llamó su jefa, pidiéndole que se apresure—, no sé si también te pasa, pero tengo cosas que hacer...
—Lo siento. —Tras un nuevo suspiro, le hizo caso omiso a su nota de advertencia, dejando el papel a un lado para tomar el primer recuerdo con el que se topó: una carta.
Aquella resultó ser la primera dedicatoria que le escribió Taehyun, un mensaje que le llegó de imprevisto a su casillero, cuando aún eran sólo amigos.
Como no quería leerla, se la pasó a Joohyun, para que pudiera revisar su contenido. Sabía que, si leía el mensaje en voz alta, las heridas que aún no sanaban desnudarían la vulnerabilidad de su alma, convirtiéndolo en un desastre emocional frente a su jefa.
Hey.
Me gusta pasar tiempo contigo.
Sé que debería leer y tú deberías pintar en ese tiempo, pero conocerte es mejor.
Espero que pienses lo mismo.
Ayer pasé por una librería y me compré un libro sobre Munch porque me acordé que dijiste que era de tus favoritos. Comencé a leer el primer capítulo y encontré una cita que creo que resuena contigo:
"La naturaleza no sólo consiste en lo que es visible para el ojo, también incluye las imágenes internas del alma."
La forma en la que captura la esencia de la angustia en sus obras es fascinante, y lo demuestra a la perfección en esa cita. Entiendo por qué te gusta su trabajo.
Pensé que también podríamos verlo como un llamado a prestarle atención a nuestro interior, a nuestras emociones y pensamientos, supongo. No sé, tú eres mejor en esto, ¿luego me cuentas lo que se te ocurre?
Me ayudas mucho a crecer en un sentido que nunca imaginé. Gracias.
Te quiere,
KTH
PD: Te dejo esta nota porque hoy tengo un trabajo en grupo y no iré a verte.
Quizás también porque me asusta un poco lo rápido que te estoy ganando confianza.
Beomgyu recordaba haberse emocionado tanto al recibir la carta que no dejaba de sonreír en clase, hasta el punto en el que Jeongin le preguntó cuál era el motivo. Para ese punto, aún no le había contado a su mejor amigo de la escuela que había comenzado a pasar tiempo con Taehyun en los recreos, pero realmente necesitaba compartir su emoción con alguien, así que decidió contarle todo en el receso.
Era una linda memoria, porque le recordaba a aquella época en la que ambos tenían sólo un crush escondido, cuando se demostraban cariño de formas específicas y comenzaban a evidenciar sus principales lenguajes del amor. Taehyun tomaba los actos de servicio como prioridad, y por eso se interesaba tanto en los gustos de Beomgyu, apoyándolo incondicionalmente. Beomgyu tenía el tacto como prioridad, y por eso cada vez que podía abrazaba a Taehyun, tomaba su mano o le acariciaba el pelo, para saber que estaba allí, cerca, que no le incomodaba la intimidad.
—No sabía que te gustaba el arte, o las metáforas. Creí que eras un oficinista simplón. —La voz de Joohyun lo sacó de su cabeza—. Y... Por cómo lo conozco ahora, es difícil creer que Taehyun haya pensado en los intereses de alguien más.
—Sí... —Beomgyu recibió la carta de vuelta, para depositarla en el baúl nuevamente. Antes de dejar que su curiosidad masoquista le gane, cerró el baúl, indicándole a Joohyun que no le enseñaría más.
—Lo siento —dijo la mayor, en un tono de arrepentimiento—, perdón por pedirte esto, sabía que sería personal, pero no sé por qué creí que... No sé, quería contexto y creí que podría obtener algo de esto, pero ahora sólo me siento triste sabiendo que ya no están juntos. Perdón.
Forzando una sonrisa, Beomgyu empujó el baúl hacia un lado y se puso de pie, en dirección a la puerta de su habitación. Le urgía un cigarrillo en ese momento, y no sabía cómo echar a su jefa sin ser grosero.
—Descuide, es lo mínimo que puedo hacer por arruinar las cosas hoy.
—Gracias. —Joohyun entendió su mensaje, porque se dirigió también hacia la puerta, para partir—. Sólo... Una última pregunta. ¿Qué sientes ahora?
¿Angustia o ansiedad? ¿Temor o inseguridad? ¿Nostalgia sesgada o infatuación severa?
Ese era un momento en el que una imagen diría más que mil palabras. Si pudiera, le enseñaría "Autorretrato con cigarrillo"* a su jefa, una obra que encapsulaba sus sentimientos presentes casi a la perfección.
—Nada, realmente —mintió, en cambio—. Han pasado ocho años desde que terminamos, sería ridículo seguir enamorado de él o algo así.
—Entiendo... —Por unos segundos, parecía como si Joohyun diría algo más, pero terminó por apretar los labios y salir de la habitación, seguida de Beomgyu.
—Tampoco creo que él sienta algo, por cierto. No se preocupe, no habrán sentimientos involucrados, y realmente no sé qué es lo que esperaba con esto, pero-
—¿Seguro? —La mayor lo detuvo, en medio de la sala—. Creo que no aceptó las negociaciones iniciales porque quiere volver a verte.
En ese instante, el corazón de Beomgyu se detuvo. Tenía sentido, puede que haya retrasado el acuerdo a propósito después de hablar con él, quizás como una forma retorcida de tenerlo cerca y demostrar su poder, o como un intento de conocer el funcionamiento interno del Grupo Bae...
¿O porque aún no lograba olvidarlo?
—Ya veremos en la siguiente reunión. —Joohyun le mostró una pequeña sonrisa—. Es este viernes, a la misma hora. Te enviaré un guión actualizado y la confirmación del lugar en estos días.
Así, se despidió de su empleado de una vez, dejándolo con una enorme duda encima.
Si a Beomgyu le hubiesen dicho que estaría emocionado por una reunión de trabajo, se hubiese reído, porque nunca le fascinaba la idea de verse rodeado de empresarios poco empáticos. Ahora que cabía la posibilidad de que vuelva a interactuar con Taehyun, sin embargo, no dejaba de pensar en las miles de preguntas que le encantaría hacerle a solas.
—¿Era tu jefa? —Soobin, quien leía desde el sofá de la sala, trajo su atención de vuelta al presente—. Creí que sólo te atraían los hombres.
—No hicimos nada, malpensado —le dijo, rodando los ojos.
—Mhm... —Su compañero de piso dejó su libro a un lado para miraro a los ojos, buscando sinceridad—, ¿y quién quiere volver a verte?
Soobin era el principal confidente de Beomgyu. Se había convertido en su mejor amigo con los años, y como tal, era a quien primero recurría cuando necesitaba hablar con alguien.
Cuando le confesó toda su historia con Taehyun, una noche en la que se acabaron tres botellas de aguardiente barato entre los dos, se sintió aliviado de que no lo juzgara de forma fría y objetiva, como probablemente lo haría un terapeuta, sino que se puso de su lado, con sesgos incluídos, como lo haría un amigo. Si le revelaba lo que había pasado ahora, sabía que lo apoyaría, tal como lo hizo entonces, cuando le dejó hablar mierda de su ex sólo para aguantar sus lamentos nostálgicos después.
—Ya sabes, hoy fuimos a ese cóctel juntos. —Dio una pausa, paseando por el mueble en el que descansaba su televisor malogrado, ya que anticipaba una incipiente conversación—. Y me enteré de que el jefe de la empresa aliada es Taehyun.
—¿Ese Taehyun?
Beomgyu asintió débilmente, mientras se ocupaba de encender un cigarrillo de espaldas al mayor. Lo necesitaba desde que vio a su ex novio en la reunión, ya no podía esperar más.
—Mierda. —Soobin maldijo por lo bajo, junto a un pesado suspiro—. Se supone que nunca volverían a encontrarse...
—¿Qué debería hacer? —preguntó Beomgyu al dar la vuelta, tras exhalar la primera nube de humo.
—Comprarte un cigarro electrónico y acudir a terapia para que vayas dejando el vicio, pero nunca me haces caso.
—Sabes a lo que me refiero —rió lentamente, efectivamente haciendo caso omiso a su recomendación—. La cagué hoy así que no obtuve el ascenso aún, pero puede que si la sigo acompañando...
—Sería lindo que primero puedas obtener una respuesta sobre lo que pasó —recomendó Soobin, sensato—. Por qué desapareció, cómo es que volvió, o lo que sea que necesites saber para poder cerrar ese círculo y alejarte de una vez.
Aunque no estaba seguro de que ese fuera el ideal que buscaba, Beomgyu asintió.
—Recuerda que el sábado irás a una cita con el chico del bar, así que tienes una mejor opción allí.
—Iremos, recuerda.
—La cosa es que, hagas lo que hagas, no caigas de nuevo. Recuerda lo que hizo y no seas un arrastrado, no perdones tan fácil, o te echaré de esta casa.
—Por qué piensas eso... —Dio un suspiro—. Ok, mamá, me portaré bien.
Se burlaba, pero, en el fondo, sabía que Soobin sólo quería lo mejor para él. Había escuchado su lado de la historia y estaba convencido de que el capítulo de Taehyun debía haberse cerrado años atrás.
Beomgyu, sin embargo, creía que era un capítulo que podía abrirse nuevamente.
* "Autorretrato con cigarrillo" (1895), de Edvard Munch
TMI: Antes de conocer el expresionismo, no solía verme emocionalmente involucrada con el arte. Algunas personas comentaban cómo quedarse frente a una pintura removía sus emociones, les generaba una sensación particular o simplemente disfrutaban del placer estético. En mi caso, iba a un museo de arte y quedaba 😐 porque no sentía nada. Me gustaba la fotografía, eso sí, y a veces podía apreciar el valor estético de alguna imagen, pero nada me generaba una respuesta particularmente fuerte. El problema, me parece, era que estaba viendo el arte equivocado. El contemporáneo o el del renacimiento, no es tanto lo mío como el expresionista, para personas más secas como yo, que necesitan el reflejo de la expresión en su forma más cruda para sentirlo.
Gracias por leer 💕
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