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¿Por qué Taehyun fingía no conocerlo?

Beomgyu no creía haber cambiado tanto en su aspecto físico desde su adolescencia, así que no cabía la posibilidad de que su ex novio no lo reconociera de inmediato.

¿Acaso lo había borrado de su memoria?

Frunció el ceño para sí mismo, frustrado, sin percatarse de que su ausencia de respuesta verbal había llevado a que el inicio de la conversación entre su jefa y los recién llegados resulte un tanto incómodo.

Bajo el guión, la idea era mantenerse al lado de Joohyun aportando comentarios irrelevantes a la discusión, sin dirigir el tema a una dirección innecesaria. Sin embargo, con la indiferencia de Taehyun a meros centímetros de distancia, no podía pronunciar ni una sola palabra.

La conversación se tornó aún más ajena que las que habían sostenido con los estadounidenses y allegados, mientras Beomgyu ingresaba al ámbito de la nostalgia, de uno de los muchos recuerdos al lado del primer amor que, no, aún no conseguía eliminar de su memoria.

El inédito reencuentro lo llevó a la primera vez que habían conversado, ocho años atrás, en el vacío salón de arte de la escuela.

—¿Estás bien?

Tímidamente, Beomgyu se había acercado a Taehyun, quien acababa de tomar asiento en una de las carpetas del salón de arte, sollozando débilmente. Probablemente, el menor creyó que no había nadie en aquel aula, ya que el resto de la escuela pasaba sus recesos en los espacios compartidos, como la biblioteca o el patio, así que sobresaltó cuando Beomgyu posó una mano sobre su hombro.

—Sí, sólo me estoy haciendo una limpieza de ojos —respondió, sarcástico, antes de negar con la cabeza—. No... Lo siento, no debería hablarte así.

—Descuida, fue divertido. —Empujó una leve risa—. No es divertido que te sientas mal, sólo, llorar en serio es como limpiarnos desde dentro, ¿no?

Taehyun mantuvo el silencio, lo que Beomgyu tomó como señal para continuar.

—Dicen que los ojos son la ventana del alma, y cuando lloramos nos libramos de todo lo que pudo afectar nuestro portal. Así, llorar se siente vulnerable porque es como desnudarle tu alma a los que te vean, tal y como eres.

Consideró decir un poco más, pero al ver a Taehyun con el ceño fruncido, optó por detenerse. A veces sus amigos le decían que hablaba tonterías, seguro era uno de esos momentos.

—Quizás tienes razón... —murmuró el menor, tomando un respiro—. Creo que para entenderlo bien necesito un poco de la droga en la que estás.

Esta vez, ambos rieron, lo que animó a Beomgyu. Le gustaba alegrarle el día a otros, aunque sea con sus narraciones sinsentido.

—Pero en serio, tienes ojos muy bonitos, creo que es un reflejo de lo pura y hermosa que es tu alma.

Contrario a lo que esperaba, Taehyun se cubrió el rostro al escuchar esas palabras, ocultándose sobre la carpeta. Tan sólo de escuchar su respiración entrecortada por lamentos, sentía que se le empañaban los ojos.

—Por qué dices eso... No digas eso.

—Lo siento, no quería incomod-

—¡No, no! —interrumpió, tomando un suspiro antes de levantar el rostro— Es que... Aunque no me conozcas, eres el primero que dice algo así sobre mí, como, algo lindo que no sea superficial.

Ese fue el disparador para despertar las lágrimas compasivas de Beomgyu, quien no podía creer que Taehyun nunca haya escuchado palabras bonitas así. No se contuvo a abrazarlo, ignorando la incomodidad que presentaban las sillas del aula, pese a que, en ese entonces, ni siquiera conocía su nombre.

—¿Quieres contarme lo que pasó? —preguntó, en un murmullo gentil, sin soltarse del abrazo.

—No realmente... Seguro te parecerá estúpido.

—Los sentimientos no son estúpidos, es sólo... A veces pasan cosas, y está bien. Pero si no quieres decirme, también está bien, podemos abrazarnos nada más.

Beomgyu sintió que Taehyun apretó su cuerpo con más fuerza, como si tuviese la necesidad de liberar la tensión de algún modo. Por unos segundos, se mantuvo en silencio, dejándole espacio para imaginarse que había escogido la opción de seguir sólo con el reconfortante abrazo, hasta que carraspeó suavemente, inclinando la balanza hacia la primera opción. Tras otro suspiro, finalmente, le contó lo que le había afectado.

—Saqué A en el examen de gestión empresarial.

Para cualquier otra persona, lo más probable es que sí, le hubiese parecido un poco estúpido e insignificante, considerando que una nota de A era sólo inferior a un A+. Para Beomgyu, sin embargo, tenía perfecto sentido, porque, aunque en un área distinta, era igual de exigente consigo mismo. Entendía su frustración, el esfuerzo que debía haberle puesto a ese examen para probarse a sí mismo que conseguiría su meta, así como la subsecuente decepción por el percibido fracaso.

Ahorrando las palabras que tenía, deslizó su mano hacia su cabello para acariciarlo, con una forma silenciosa de decirle que estaría bien.

—No quiero volver a casa hoy —continuó, en un hilo de voz—, no con este resultado.

—¿Tus papás te exigen mucho? —supuso Beomgyu, tomando el momento para separarse y poder leer las expresiones contrarias.

—Mi papá, algo así, no es que me exija notas perfectas, yo soy el que es exigente conmigo mismo, pero... Si no llevo a casa mejores notas que mis hermanos mayores, confirmo sus sospechas de que soy el más incompetente de la familia, y... —Dio una pausa, sacudiendo la cabeza—. Perdón, no sé por qué te estoy contando esto. Ni siquiera te conozco.

En ese momento, el mayor apretó los labios, lamentando la situación del –aún– extraño. Estuvo por dejarlo ir, hasta que se le encendió la bombilla.

—Podemos cambiar eso. —Sonrió, poniéndose de pie para ir a buscar algo en su mochila—. Soy Beomgyu, estoy en tercer año, me gusta encerrarme aquí algunos días para poder pintar tranquilo, y... Nada, no tengo problemas en escucharte.

Volvió una vez que encontró un pañuelo limpio, tomándose la confianza para sujetar con delicadeza el rostro de Taehyun y secar sus ojos gentilmente, en palmaditas tan ligeras que apenas logró recoger algo de humedad de sus pestañas.

Por primera vez, sus miradas conectaron, despertando una chispa de electricidad en sus corazones. Beomgyu sintió sus palpitaciones aceleradas, sólo por mirarlo a los ojos, pues, precisamente, estaba vivenciando cómo su almas se enlazaban, dándose el primer saludo de muchos.

—Gracias. —El menor lo detuvo tras un par de intentos, ahora más risueño, aunque sus ojos aún estuvieran cristalinos—. Soy Taehyun, estoy en segundo año y... ¿Te molesta si me encierro aquí algunos días para leer tranquilo?

—Claro que no, ven cuando quieras —respondió Beomgyu, pese a que había echado a sus mejores amigos de aquel espacio en solitario en varias oportunidades—. Podemos estar solos juntos.

La sonrisa de alivio que le mostró Taehyun llenó su corazón de calidez, con lo que inmediatamente supo que lo suyo no se quedaría simplemente en una amistad. Como el romántico idealista que era, su idea de una relación estaba inscrita en novelas de amor y baladas melosas, en las que el protagonista se enamora a primera vista del chico perfecto, con quien forma la relación perfecta con el final perfecto, a pesar de los obstáculos que pudiesen encontrar en su camino.

Ahora, casi 10 años después de ese primer encuentro, sólo pensaba en lo iluso que había sido al calificar todo aquello bajo ese adjetivo.

—¡Perfecto, entonces!

Joohyun ya estaba finalizando el acuerdo dialogado inicial con Taehyun, y se encargó de sacar a Beomgyu de su nostalgia al darle un par de golpecitos con el codo. Actuando como su pareja, le ofreció una sonrisa al acariciar su brazo inmediatamente después.

Distraído dentro de su propia mente, Beomgyu no se había enterado de la conclusión de la negociación, así que siguió la costumbre al seguir a su jefa, quien iba iba al lado de dos de los ancianos del Grupo Kang. Sin embargo, al notar que Taehyun se había quedado atrás, a conversar con el único joven entre sus allegados, tuvo que excusarse.

Su intuición le decía que eran pareja, y no estaba contento con eso.

—Cariño, iré a conversar con su jefe —le avisó a Joohyun, por primera vez mostrando iniciativa de negociador—. Sería bueno discutir posibles inversiones conjuntas a futuro, ya sabes.

La mayor elevó las cejas, extrañada. Beomgyu sabía que quería matarlo, porque eso no estaba entre sus planes, pero no podían entrar en desacuerdo en una reunión importante o se consideraría una vulnerabilidad para la empresa.

—Claro, cariño. —Le entregó un beso en la mejilla, tomándose su tiempo para murmurar cerca a su oreja, claramente frustrada—. ¿Creí que te quedarías en el guión?

Sin responder de forma directa, Beomgyu le sonrió a Joohyun al alejarse, asumiendo que lo que escucharon los inversionistas era sólo el permiso. Había olvidado por completo el tema del ascenso.

A pasos calculados, se acercó a Taehyun y quien presumía como su novio, carraspeando para llamar su atención desde el primer segundo.

—¿Puedo hablar con usted? —le consultó a su ex, antes de dirigirle una mirada fría al joven que lo acompañaba—. A solas.

El presunto novio de Taehyun le dio un vistazo de pies a cabeza, antes de mostrarle una breve sonrisa y abandonar el espacio en dirección a la mesa de bebidas, sin haberle permitido escuchar su voz. De inmediato, un incómodo silencio ocupó al dúo restante, mientras ambos se rehusaban a ser el primero en tomar la palabra.

Beomgyu no se había tomado el tiempo de organizar sus pensamientos. Sabía que quería, no, necesitaba hablar con Taehyun, pero de allí a tener una idea clara sobre cómo comenzar era complicado. No podía ser tan directo al hacer la pregunta fundamental que había rondado su cabeza desde aquel invierno en el que todo se acabó, tan repentinamente.

"¿Por qué me dejaste?"

—Ah, Choi Beomgyu. —La voz del menor lo llevó a sobresaltarse— Ya me acordé.

Hijo de puta. ¿Realmente abordaría las cosas así? ¿Como si hubiesen sido meros compañeros de clase que compartían ocasionales conversaciones y ya? Sí, habían pasado 8 años, pero eso no eliminaba automáticamente todos los momentos que habían vivido juntos. Imposible que su indiferencia no sea simulada.

Le fue inevitable zamparse con un bufido, acompañado de una expresión de fastidio. Debía recordar el entorno formal en el que se encontraba.

—Jamás creí que te vería en una reunión así de elegante —musitó, para añadir al insulto—. ¿Qué es de tu vida?

Tardé mucho en terminar la escuela de negocios y odié cada segundo de ese trayecto. Todo para que ahora labure en un trabajo de oficina insignificante y no tenga una casa propia. No he tenido éxito en el amor, ahora sólo aprovecho mi físico para recurrir a los encuentros casuales, y en este momento finjo ser la pareja de mi jefa con la esperanza de que me ascienda a supervisor.

Ah, y creo que te amo, todavía, aunque ahorita mismo lo que amaría es darte una golpiza.

Esa era la verdad, pero por supuesto que no pensaba humillarse al lucir como un fracasado en frente de Taehyun.

—Hace poco terminé mi maestría en comercio internacional y ya soy accionista principal en el Grupo Bae.

Mintió. De pleno, mintió.

Ahora le debía una explicación mucho más extensa a Joohyun.

Tal como sospechaba, aquella falsedad provocó la primera reacción notoria en el rostro de Taehyun, quien lucía sorprendido. Por supuesto que le costaría creerlo, cuando durante el tiempo que se habían conocido Beomgyu no había mostrado mayor interés en perseguir una carrera universitaria como tal, cuando el corte artístico era el que llamaba su atención.

—Genial, me alegra saber que te va tan bien.

Beomgyu no contuvo una sonrisa de mofa, satisfecho por haber impresionado a Taehyun. Porque eso era, ¿cierto? Ahora lo veía como alguien importante, poderoso, su competencia en carne propia. Estaba arrepintiéndose de haberlo tratado mal hacia el final de su relación, y ahora temía que el karma le golpee y pierda el trato con el Grupo Bae por culpa de sus pobres decisiones en la adolescencia. ¿Cierto?

—¿Y qué es de ti, Taehyun? —preguntó, más confiado.

—No mucho —suspiró, casi como desinteresado—. Heredé la compañía de mi padre y ahora soy el director ejecutivo, porque confía más en mí que en mis hermanos mayores.

Bien, eso no se lo esperaba. Joohyun no había especificado los detalles de su puesto cuando le contó que el menor de los Kang tenía las operaciones nacionales de la empresa en sus manos, así que escuchar las palabras 'director ejecutivo' le tomó desprevenido.

Ahora se sentía peor por su mísera realidad en comparación a lo bien que le iba a Taehyun.

La vida no era justa, Beomgyu había sido buen novio con él, lo había llenado de cariño y regalos y todo lo que hubiese podido querer, todo para que sea Taehyun quien lo abandone. Y no sólo eso, sino que, tras la ruptura, Beomgyu había tenido que lidiar con muchos años difíciles, mientras que a Taehyun seguro que le fue perfectamente bien.

¿Quizás olvidarlo y seguir con su vida había sido su estrategia hacia el éxito?

—Genial, también me alegra saber que te va muy bien. —decidió prácticamente repetir el cumplido que Taehyun le había dado previamente, esforzándose por ocultar su resentimiento.

—Gracias.

Detrás del menor, a lo lejos, Beomgyu podía ver al joven compañero de Kang por su cuenta. Los mayores se habían dispersado, pero ese contemporáneo suyo seguía a la espera con un par de copas de vino a la mano, ocasionalmente dirigiéndose al dúo con la mirada.

La realización le hizo ajustar los puños. Su persistente presencia sólo podía significar una cosa: que estuvo en lo correcto desde el inicio de la reunión.

—Bueno, tu novio te espera.

—¿Yeonjun? —Taehyun volteó hacia su compañero por un segundo, un tanto extrañado, pero no tardó en fijar la mirada nuevamente en Beomgyu—. Claro, no debería dejarlo esperando.

Antes de partir, el menor chequeó su reloj digital de muñeca, aparentemente para fijarse en la hora. Soltó una leve risilla, alzando la mirada para dirigirse de nuevo al contrario.

—Ah, feliz cumpleaños, Gyu.

Por un instante, el romántico al que Beomgyu había enterrado mil metros bajo tierra despertó, agitando su corazón. Lo trató de engañar en un inicio, pero por supuesto que sí lo recordaba.

Antes de dejarle formular una respuesta, Taehyun se despidió con un breve gesto de la mano, dándose la vuelta para ir con su novio, quien lo esperaba a algunos metros de distancia. El más alto le sonrió, le entregó una de las copas y lo sostuvo de la cintura con la mano recién liberada al dirigirse a conversar con el grupo de estadounidenses.

Beomgyu apretó la mandíbula al ver la escena.

Habían pasado ocho años desde la última vez que hablaba con Taehyun, y, sin embargo, imaginarlo con alguien más le hervía la sangre del mismo modo que lo hacía cuando aún tenía el lujo de llamarlo suyo.

Lástima que su vida no estaba escrita como una novela de amor.

Cambié un poquito el pasado, y básicamente eso es todo(??) Not me telling u what I already showed 😩✋

De nuevo, gracias por leer, y feliz año nuevo!!

Todos dicen que el 2021 será mejor, y que olvidemos el 2020 de una vez, pero nunca podemos saber lo que nos depara el futuro, así que mejor no pensar 💖💕💓 No, bueno, yo soy una persona muy ansiosa, cuando no tengo nada que hacer mi cabeza dice "piensa en todo lo que podría pasar si haces esto" y no me deja en paz wuWW así que no soy quien para recomendar el ✨pensar en el presente✨, SIN EMBARGO, estudio psicología y me gusta la corriente humanista, así que sí soy alguien para recomendar el ✨pensar en el presente✨. Esto no tiene sentido ayuds

Bueno, me voy a dormir temprano porque veré el concierto de año nuevo de big hit labels, así que buenas noches 💖💞💓

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