24. Decisiones (parte 2)
Mary Alice Stewart
Paseé mi mano por el móvil una y otra vez, mientras me figuraba a tener que tomar algunas decisiones en mi vida para poder sobrevivir a este año con éxito. Amanda miraba por la ventana del bar buscando algo que yo no alcanzaba a entender, mientras mi corazón seguía concentrado en alguna parte de mi pasado en la cual me sentía feliz.
Ya hacían varios meses desde que había terminado con Joshua, y luego de mucho llorar, sentirme molesta, renegar y devaluarme varias veces, parecía estar comenzando a ganar perspectiva en este tema. Entonces las decisiones parecían ser claras, pero difusas en ejecución, porque si bien yo estaba convencida de que Joshua era el hombre perfecto para mí en muchos niveles, todavía me quedaban un par de meses antes de saber si decidiría volver a la ciudad, reaparecer en mi vida o simplemente dejar todo hasta aquí.
Las decisiones hasta ahora habían sido pocas, me había quedado sin elecciones y estaba viviendo la vida exactamente como se me estaba presentando. Era típico, quería vivir con Joshua, pero hacerlo de una forma correcta, saludable y sin estorbos. Quería estar tranquila con mis amigas y quería continuar con mi negocio sin demasiadas complicaciones. De todas estas solo tenía libertad con la última, y es que La Petit Princesse estaba en su mejor momento, aunque yo no pudiera tomarme la libertad de disfrutarla tanto como me gustaría.
Lo de Joshua había pasado a segundo plano, y lo de mis amigas, pues... Estaba muy segura de que Lanna no iba a presentarse. Tenía cierto problema de perdón cuando le confesé cierto tema sobre nuestra amiga más cercana y más reciente. Aún así intenté contentarlas, y mostrarle a Lanna que Amanda era bastante genuina con respecto a todo lo demás, pero dado que había pasado media hora y Amanda y yo ya habíamos acabado una ración de papas fritas esperándola en un silencio incómodo, algo me decía que no iba a tener ni una cosa ni la otra durante ese día.
Amanda volvió a hacer ese gesto incómodo, giraba la mano de lado a lado y luego la bajaba de la mesa. Después la subía y hacía dos círculos sobre la madera y me dirigía una mirada furtiva. Me atrevería a decir que era su gesto ansioso, la forma como liberaba la ansiedad en un momento dado, y que era totalmente involuntario para ella. Como si encendiera un coche, como si estuviese comprobando la palanca de cambios o algo similar.
Era momento de liberarla de su estrés y hacer mis pases personales con el hecho de que Lanna no vendría.
—¿Qué me quieres preguntar, Amanda? Sin rodeos —le solicité sabiendo que ella estaba sumamente estresada por alguna cosa. Ella levantó la mirada y luego la ocultó detrás de su cabello.
—¿Crees que Justin regresaría contigo si eso quisieras? —inquirió con el gesto tan serio que me hizo sentir en peligro. Yo respiré profundo.
—¿Tienes problemas con Justin? —ella hizo una mueca—. ¿No es la respuesta que esperabas? —ella soltó una risa incómoda y negó.
—Olvídalo —me pidió. Respiré profundo sabiendo que esto era un problema para nuestra amistad, y que una vez más me quedaría sin opciones para decidir.
—¿Qué exactamente es lo que quieres que olvide? —ella me miró como si le estuviese dando una oportunidad de oro. Abrió los labios para hablar, y luego negó con la cabeza antes de cerrarlos nuevamente.
—No estoy segura —dijo volviendo a hacer ese gesto con las manos.
—¿Qué sucede? —le pregunté—. ¿Quieres que me aleje de Justin? —fui directa.
—Sí... —comenzó a decir y luego negó—. No, es mejor que no.
—Ponte de acuerdo, Mandy —le pedí e intenté con todas mis fuerzas sonar amable, pero no podía hacer demasiado con este tema, me molestaba un poco que después de todo esto decidiera simplemente ser la chica celosa. Aunque tampoco podía culparla.
—No espero que lo entiendas... —dijo con la voz baja.
—No es tan difícil, soy la ex novia de tu novio y te sientes amenazada —ella sintió asco con esta explicación corta, fue tanto su disgusto que alzó la mano hacia un camarero y respiró profundo.
—Un shot de tequila —solicitó antes de mirarme con fiereza y negar—. La verdad no me siento amenazada por ti —dijo como si la hubiese insultado y yo respiré profundo nada más, tratando de no notarme más molesta de lo que realmente estaba, que no era demasiado, realmente yo podía entenderla, pero era repetitivo para mí dedicarme en tiempo y recursos a una persona que decidía que yo era demasiado de algo para continuar con la vida tranquila que quería tener.
—Estoy intentando entenderte, Mandy, ¿estás intentando probar que no puedo hacerlo? —le dije intentando conservar la amabilidad ante su posición totalmente hostil. Ella se tragó el shot de tequila y le hizo una seña al camarero que me recordó mucho a mi hermano mayor. Él se aproximó a servirle nuevamente en el vaso.
—Estoy diciendo que tal vez no entiendes lo que quiero decir —respiré profundo sabiendo que tal vez estaba metiéndome en un terreno demasiado delicado, pero estaba un poco cansada de fingir que no sabía y no entendía nada. La verdad es que necesitaba intentar liberar a Amanda, aunque la perdiera en el proceso.
—¿Y qué es lo que quieres decir? ¿Qué lo tuyo con Justin fue una farsa que se les salió de las manos y ahora temes que quiera regresar al plan inicial? —le dije finalmente.
—¿Qué? —la sorpresa casi hace que se le caiga la quijada, trató de negar y luego bajó ambas manos de la mesa soltando súbitamente tu vasito de tequila.
—¿Crees que soy tonta? —inquirí tomando su vasito de tequila y dándome el trago que le sirvieron.
—No sé de dónde sacas...
—Amanda, haznos un favor y sé honesta —le pedí volviendo a llamar al mesero—. Deja la botella.
—¿Bebes tequila? Eso sí que es una sorpresa —fingió relajarse y recostarse de la silla mientras yo le servía un shot.
—¿Otro vaso? —preguntó el mesero y yo negué con la cabeza. El mesero se fue y yo empujé el vasito con los dedos.
—¿Vas a decirme qué es lo que piensas? —le pregunté cuando ella tomó el vasito entendiendo, se tomó un trago y sonrió.
—No sé lo que pienso, sé lo que siento —logró sorprenderme—. Y me siento muy incómoda cuando estás cerca de Justin —fue totalmente directa cuando terminó de servir el vaso y me lo empujó con los dedos—. ¿Estás interesada en él? —yo me incliné y tomé el vasito con los dedos.
—Dios, no —le dije antes de tomarme el shot y sentir el aguardiente quemarme la garganta. Levanté la botella y le puse el shot al frente.
—¿Entonces por qué no puedes...? —yo levanté la mano para que dejara de hablar.
—Mi turno —le dije empujando el shot con los dedos.
—Bien, bien... —tomó el vasito y me sonrió.
—¿Estás enamorada de Justin? —le pregunté mientras se tomaba el shot y se atragantaba con él. Abrió la boca para hablar y yo levanté el dedo para hacerla aguardar—. Dime la verdad.
—Sí, como estúpida —se recriminó y yo sonreí.
—¿Y por qué lo ayudaste a...? —ella llenó el vasito y lo golpeó con los dedos hacia mí interrumpiéndome de forma súbita.
—¿Por qué sigues queriendo estar cerca de él? —me preguntó cuando yo tomé el shot de un solo trago, figurándome a pensar que solamente tendría dos o tres preguntas más antes de marearme.
—Justin ha sido mi amigo desde que tengo 12 años, Amanda. Es una constante en mi vida que no he podido sacar ni siquiera con la intención de hacerlo. Somos amigos —fui totalmente honesta.
—Amigos que se han visto desnudos... —yo solté una risita que estoy segura de que le quemó el estómago y llené el vasito delante de ella antes de levantar la mirada todavía sonriendo.
—¿Qué? —dijo con molestia.
—Que me había olvidado completamente de ese detalle —fui honesta. Era la verdad. Hacía demasiado tiempo que no pensaba en Justin de esa manera. No tenía cabeza para eso, nunca se me cruzó por la mente semejante cosa. Sin embargo, podía ver en Amanda los vestigios del "Junior" que Justin decía que era Amanda a veces. En sus gestos forzados, despreocupados y semi masculinos, su forma de tomar el trago como si fuese lo único que tuviera seguro. Su forma de esconder a la chica enamoradiza, dulce y frágil que era ella.
Entonces ella negó con la cabeza y yo le arrimé el vasito lleno con los dedos.
—¿Por qué te prestaste para ser la novia falsa de Justin?
—Porque él me lo pidió —dijo antes de lanzarse el shot de tequila como si fuese la respuesta más sencilla de todas y entonces yo supe que ella fácilmente podría hacer todo lo que Justin le dijera. Hice una mueca que odió, lo supe por como sirvió el siguiente shot.
—¿Desde cuando lo sabes? —yo tomé el shot antes de responder.
—Desde que Justin te dejó sola en casa después de un día difícil para ir a verme —mi respuesta le sorprendió—. Si estuviesen tan enamorados como alardeaban, él no habría hecho eso.
—¿Entonces él no me quería? —sonreí ante sus dudas.
—Al contrario, aunque dudo que supiese que te quería tanto —razoné.
—¿Por qué dices que no lo habría hecho? —me preguntó con insistencia.
—Porque trabajó contigo durante 4 años en los que me ignoraba activamente y nunca me fue infiel, ¿o sí? —le dije arrimándole el shot con los dedos.
—Jamás me miró siquiera —dijo con amargura y se tomó el shot. Pero por su respuesta supe que estaba revisando mentalmente si Justin había visto a cualquier otra mujer mientras ella le había visto.
—No porque no fueras hermosa, o no fueras su tipo —admití, y era la verdad—. Es porque él estaba conmigo, y Justin puede ser muchas cosas, pero no es el tipo infiel, créeme.
—En eso tienes razón —dijo con media sonrisa—. Siempre vivía alardeando lo perfecta que eras, se marchaba temprano y prefería ir contigo que... —se quedó pensando un instante cuando yo tomé el shot con los dedos y lo redondeé.
—Hace lo mismo contigo —le aseguré con una media sonrisa, pero ella se negó a creerme.
—¿Crees que Justin elegiría entre tú y yo? —me preguntó y yo me tomé el shot antes de sentir una leve punzada en la cabeza. Negué suavemente.
—Me gustaría decirte que sí, y que ya te eligió. Pero la verdad no creo ni siquiera que esté en la mente de Justin compararnos, mucho menos elegir a una por encima de la otra —le aseguré exponiendo mi más profundo psicoanálisis de Justin. Entonces le di el vasito de tequila y ella me miró expectante—. ¿Por qué tan afanada porque Justin elija entre tú y yo? —inquirí cuando ella se tomó el shot sin pensarlo y lo llenó nuevamente.
—Porque me parece que no lo ha hecho —dijo arrimándome el shot de tequila que resonó en la mesa y yo empecé a sentirme más incómoda con todo esto.
—Si tu lo dices —me quejé tomando el trago y redondeándolo con los dedos. Le tocaba a ella preguntar y yo debería beber para responder. Seguí dando vueltas al trago y negué con la cabeza bajándolo—. Se acabó para mí —le dije al sentirme un poco mareada. Ella soltó una media sonrisa complacida y se recostó de la silla cuando se quedó mirando detrás de mi un instante y luego bajó su postura.
—No tienes que tomar, pregúntame —me pidió cuando yo me rasqué la cabeza. Amanda agitó su cabello de lado a lado y se inclinó hacia adelante en la mesa tomando el tequila con ambas manos y dándose el trago que me correspondía.
—¿Qué es lo que quieres que haga, Amanda? —pregunté finalmente. Ella tomó el shot de tequila y negó con la cabeza, pero hubo algo en su gesto que me hizo dudar de si el gesto era para mí. Cuando iba a voltear para entender qué tanto miraba ella puso una mano sobre la mía y suspiró.
—Simplemente quiero ser feliz, ¿sabes? Odio sentirme de esta manera —y yo supe a qué se refería. Porque pese a quien yo era, pese a lo que hacía o representaba, yo era la ex novia de su novio y no debía estar ahí. No importaba si su miedo era legítimo o estaba infundado, era real y ella lo sentía. Entonces no importaba demasiado lo que yo pensara al respecto, lo mejor era mantenerlo a salvo.
Y una vez más me había quedado sin decisiones.
—Entiendo, entonces... —le dije tomando mi bolso para poner cincuenta dólares sobre la mesa para pagar el tequila. Algo en mi corazón se quebró al saber que había perdido dos grandes amigos ese día. Pero, si eso era necesario para que fueran felices, entonces bien valdría la pena—. Muchas gracias por cuidarme por un tiempo, ha sido muy valioso para mí—. Ella se puso sobre sus pies y yo esperé por un instante que decidiera algo diferente. Pero entonces se tomó el shot que quedaba de tequila y se levantó detrás de mí.
—Ha sido un honor, realmente. Creo que nunca volveré a conocer alguien como tú —y algo en mi ser soltó una oleada de dolor interno, como una especie de puñalada o algún otro daño semejante que me hacía sentir de nuevo "demasiado" para que alguien quisiese quedarse cerca de mí.
Había todo un tema con este empoderamiento de ser súper valioso, y es que la vida seguía dando vueltas. Todos seguían luchando por probar su propio valor, y las personas seguían tomando decisiones. La decisión de alejarme, la decisión de aburrirse, la decisión de irse.
Y en mi caso, parecía ser que siempre la tomaban.
Entonces, ¿de qué servía ser tan valioso si nadie deseaba apreciar tu valor?
Era una auténtica porquería, si me lo preguntan.
Caminamos hasta la salida del restaurante y ella se acercó para darme un pequeño abrazo cuando yo levanté la mirada y suspiré.
—No tienes que preocuparte más por esto, Amanda. No volverás a saber nada de mí —le aseguré con firmeza. Porque esto era importante para ella y porque no tenía que dañarles la relación a ellos simplemente porque yo viviera una pequeña crisis existencial aquí.
—Muchas gracias por entender —sentenció mirando detrás de mí para luego dirigirme una mirada dubitativa y finalmente darme la espalda para irse caminando en la dirección contraria a la que yo iría.
Y fue así como sus decisiones me alcanzaron y yo supe que, por más valiosa que fuera, no podría jamás obligar a nadie a apreciarlo. Era algo con lo que debía vivir, que era realmente incómodo y que me provocaba agruras, pero no era ni de lejos lo peor que me había tocado vivir. Respiré profundo y eché a caminar en dirección contraria, determinada a seguir con mi vida cuando un juego de pasos demasiado cerca de mí me hizo trastabillar.
—Hey —me quejé cuando vi a dos chicos demasiado cerca de mí y los reconocí de la barra del lugar en el que Amanda y yo habíamos estado hacía unos segundos.
—Linda, no tuve tiempo de pedirte tu número —me dijo uno de ellos cuando el otro me sujetó del brazo impidiéndome marcharme.
—¿Eres amiga de Stefannía? —me preguntó el otro mientras pasaba su mano por mi cadera y yo daba por sentado que esta sería otra de esas decisiones a las cuales yo no tenía forma de negarme.
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