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CAPÍTULO 47

Extremoduro- tango suicida

CORREGIDO.


Me quitan las esposas, aliviando un poco el dolor que siento en las muñecas, y me empujan de nuevo a la celda. Siento el dolor de las raspaduras cuando caigo al suelo, mejor eso a dar un chocarme con la cabeza. Jax viene hacia mi y noto como me levanta mientras sacude mi ropa. Escucho cuando cierran la puerta con llevan y se alejan.

Al final no me mataron, para mi suerte o mi desgracia, aunque no he dicho nada. Ni pienso decirlo, ellos pierden el tiempo si piensan que de mi boca va a salir alguna palabra que pueda ayudarlos.

Jax y yo nos sentamos en forma de indio al final de la celda y nos apoyamos en la pared. Me acaricia la rodilla animándome mientras yo cierro los ojos y apoyo la cabeza en la pared inclinándola un poco hacia arriba. Tomo una gran respiración.

-¿Te han vuelto a azotar en la espalda?

-No. -respondo aun con los ojos cerrados.

Los azotes no son constantes, los guantazos, puñetazos y alguna que otra patada, si. Llevo en esta celda tres meses, aunque a mí me parece que llevo años. Jax ha sido bueno conmigo, y si no llega a ser por él ya me hubiese vuelto loca. Él dos veces al mes tiene una pelea, y por ahora no ha perdido ninguna. La semana pasada tuvo una y todavía se le esta cicatrizando un corte bastante profundo del brazo, por lo demás esta perfecto, al ser un hombre lobo cicatriza mucho más rápido.

-¿Como te han hecho el corte de la ceja? Te esta saliendo sangre, tengo que curártelo.

-Me han tirado y me he clavado el pico de una mesa, no ha sido profundo al menos. -le contesto despacio, me duele el labio, la semana pasada uno de ellos me dio un puñetazo demasiado fuerte.

-Ven.

Nos sentamos en una esquina, y con el cuenco y el paño que me ha salvado de unas buenas infecciones, empieza a lavarme la herida. Me lava la herida de la ceja y la del labio. Escuece pero es un dolor al que ya estoy algo acostumbrada.

Un rato después traen la comida. Llevo comiendo lo mismo tres veces al día, y la de hoy hasta esta fría. No tengo ni rastro de magia en mi cuerpo, ni energía. Toda ha desaparecido. Jax me mira mientras comemos, solemos charlar mucho, no hay mucho más que hacer en esta celda, pero hoy estoy medio ida y no tengo ganas ni de abrir la boca.

Cada vez que los hombres vienen me cruzo en algún trayecto con Victor y Stephen. Estuve preocupada por mi madre, si él estaba aquí donde estaría ella. Uno de los días me esposaron de pies y manos en una silla. En la sala entró Stephen, y me miro con tanto odio que se me tenso todo el cuerpo. Ahí me entere de muchas cosas.

-¿Dónde esta mi madre? -le pregunte sin acobardarme, aunque estuviera atada e indefensa, sin ningún rastro de poder o magia para poder defenderme.

-Muerta.

Eso me causo más dolor que todas las palizas que me habían dado. Mantuve mis lagrimas a raya todo lo que pude. Pero note como mi corazón se encogía hasta tal punto que pensé que se pararía. Ella estaba muerta, y yo ni siquiera había podido despedirme. 

-¿Qué quieres? -pregunte entre dientes mirándole directamente a los ojos, esperando que viera todo el odio que le tenía. Por un momento imagine mis manos alrededor de su cuello. Apretando mis manos alrededor de él hasta que en sus ojos se reflejara la perdida de vida. Quería verle muerto, quería matarlo, quería que sufriera, y mucho. Devolviéndole todo el dolor y el daño que él había causado.

-Solo quería ver como está mi hijastra. -respondió él risueño.

Apreté los dientes. La rabia me carcomía por dentro, todavía hoy estoy así en realidad.

-No. soy. tu. hijastra. -le conteste marcando cada palabra. Él no era nada mío, tan solo una persona a la que quería ver muerto, y quería ser y quien le arrebatara la vida.

-Verdad, lo eras. -mis manos alrededor de su cuello, mantándolo lentamente. Me ha quitado a mi madre. Lo que más quería en esta vida. La que me cuido y apoyo por tanto tiempo. La única que me entendía completamente, era mi madre, mi apoyo, mi guía, mi mejor amiga. Y por muchos defectos que tuviera, era la mejor madre que podría haberme tocado, tan solo estaba cegada, tan cegada por amor... si tan solo no hubiera caído en los brazos de esta horrenda persona.

Mis ojos se aguan, tomo una respiración honda, siento todos mis huesos rígidos.

-Qué... ¿Vas a llorar? por esa zorra... ni me prestaba atención cuando estabas cerca. Y cuando no estabas menos.

Se agacho hasta quedar cara a cara.

-Pero, ya no esta y no tendré que verla más. Era ya cansino aparentar que la quería para tenerte vigilada ¿sabes? -admitió.

Le escupí y él me dio una bofetada que me partió el labio. Luego cinco hombres me llevaron a otra habitación y me dieron una paliza.

-¿Delia? -me llamo Jax. Había dejado una cucharada a medio camino de la boca- ¿Estás bien?

-He estado mejor... ya ni recuerdo esos momentos. Donde podía ser feliz, o no tener que aparentar ser fuerte siempre... esto es cansino. Estoy tan harta, Jax. Ya llevo aquí tres meses y no se que hacer para escapar, para hacer algo. Lo único que he hecho es recibir palizas. 

-Escúchame bien, Delia. -me mira a los ojos fijamente- no te rindas, eres fuerte, no es que lo aparentes, lo eres. -ya no sabía si eso era verdad- eres buena y se que has aguantando mucho, te sacrificaste por lo tuyos, no lo dudaste, eres fuete, eres valiente, la persona más valiente que he conocido nunca ¿vale? y no te atrevas a contradecirme.

Asentí y le regale una pequeña sonrisa.

-Ven aquí.

Me senté encima de él y lo abracé mientras apoyaba mi cabeza en su hombro. Me dio un beso en la frente mientras me acariciaba mi pelo.  Mis músculos se relajaron y tome una gran bocanada.

-Duerme un poco, anda.


Dos meses más encerrada, el pelo me ha crecido bastante, pero lo tengo recogido en una trenza enredada y sucia. 

Estoy apoyada contra la pared, esperando a que Jax llegue de su pelea. Con un trocito de roca que suelta tinta negra pinto en la pared una raya, sesenta y dos rayas ya. Dos meses.

He adelgazado al menos cinco quilos y no sonrio desde hace mucho. Jax tarda demasiado. Nunca tarda tanto ¿estará bien? Dice que tengo los pómulos demasiado marcados, los ojos ya no me brillan de alegría como antes y mis labios están secos.

Alargo el brazo y cojo el vaso de agua, bebo de un trago el agua que me sobro de la comida anterior, mi boca esta pastosa, y me duele mucho la garganta, ayer me azotaron en la espalda, y grite hasta que no tuve voz. Sigo sin decir nada, sigo sin una pizca de magia y las hileras de ramas no se han movido, por lo menos eso es bueno.

No me gusta estar sola en la celda. Me siento tan sola, y mi mente me lleva a los recuerdos, y cuando despierto veo que sigo aquí y me deprimo aun más. Cuando esta Jax no me encuentro tan mal. Me duelen los moratones que me se me están formando y los que se me van borrando.

Pienso en mi madre, la hecho tanto de menos. Niall, como lo añoro, solo espero que este bien, Lissi, Selene ¿se abran enterado de quien es en realidad Victor? No lo creo. Ojalá si.

Doy golpecitos con el pie, dejando que el tiempo pase. La espalda me arde y se que tengo heridas abiertas. No debería de haberme bebido el agua, luego la necesitare para limpiar las heridas de mi espalda.

No se cuanto tiempo pasa cuando oigo que abren la puerta y entra Jax. Me levanto lo más rápido que puedo, que es bastante lento, me duele horrores todo.

Me fijo en Jax, tiene un pequeño corte en la barbilla y la nariz le sangra un poco. Por lo demás esta bien, eso aligera la tensión de mis hombros.

-¿Qué tal la pelea? -le pregunto mientras me acerco y lo abrazo. Ha sido mi único apoyo en estos cinco meses.

-No ha estado mal. He ganado, pero ha sido larga. -dice mientras me abraza.

Me encojo de dolor cuando sus brazos pasan por mi espalda. Me suelta rápidamente y me mira preocupado.

-No es para tanto... -le digo demasiado bajo, si que duele, demasiado.

Él hace que me gire suavemente. Me hace sentarme y el se sienta detrás de mi. Me levanta la camiseta, y me desabrocha el sujetador.

-Joder...

-¿Está demasiado mal? -susurro torciendo el cuello y buscando su mirada, pero Jax esta demasiado concentrado mirando las heridas.

-Tengo que limpiartelas, si no lo hago se te infectaran, joder... te tiene que doler...

-Si joder, demasiado.

-¿Agua?

-Si no hay en el cuenco no hay, la de la comida, me la bebí.

Se levanto y cogió el cuenco. Sonrió.

-Vas a tener suerte. Quedo de ayer y está limpia.

Suelto un suspiro de alivio.

Se sienta de nuevo detrás e mi y empieza a pasarme el paño mojado suavemente.

Aprieto los puños y me muerdo los labios para no soltar un grito. Todos y cada uno de mis músculos se contraen.

-Lo siento, lo siento... -intenta disculparse. No es su culpa, pero escuece demasiado.

Cuando termina me vuelve a abrochar el sujetador y vuelve a ponerme las camisetas. Cuando traen la comida los dos la devoramos y casi no cruzamos palabra. A la hora de dormir nos acostamos en el suelo y nos abrazamos. Hace demasiado frío y no hay nada para taparnos.


Me levanto sobresaltada, los mechones que se me escapan de la trenza se me pegan a la cara, estoy sudando y tiemblo desconsoladamente. Lágrimas bajan por mis mejillas. Veo borroso por culpa de ellas, pero se perfectamente donde estoy, llevo cinco meses en el mismo maldito lugar.

Jax se sienta al lado mía y me pasa los brazos atrayéndome a hacia él. Dejo que me abrace y me consuele.

-Esta bien, todo esta bien -dice, aunque sea mentira- estoy aquí. Estoy aquí.

Lo abrazo fuerte mientras lagrimas no paran de bajar por mis mejillas. ¿Cuánto podre seguir así?

Antes de volver a quedar dormida pienso en Niall, ¿estará bien? ¿pensara en mi?

Se que este capítulo ha sido triste... Lo siento ♥

Voten y comenten 😙

JULY

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