CAPÍTULO 45
Saratoga- Acuérdate de mí.
CORREGIDO.
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Los refuerzos están llegando. Oigo muchas pisadas, las nuestras mientras corremos sin descanso y sin interrupciones, porque no hay absolutamente nadie en la calle. Daemon lleva encima a Jul, que mira asustado en todas direcciones, menos mal que él lo ha traído.
No se donde esta Niall, y por más que mire a mi alrededor no lo veo. Lo llevaran más adelante, yo voy en el final, aunque todos corremos al mismo tiempo, ayudándonos entre nosotros para no dejar a nadie atrás.
Giramos a una calle bastante estrecha y eso nos dificulta el paso, no cabemos todos así que la fila se alarga y estrecha, pero eso no nos detiene, y entre todos corremos intentando escapar de allí.
A los minutos hemos salido todos y corremos. Reconozco esta parte de la ciudad, y veo que quedaran, a este paso, muy pocos minutos para llegar a la puerta de salida, aunque imagino que estará cerrada, no nos dejaran salir así de rápido.
Nos lanzan flechas y veo como los míos intentan esquivarlas, muchos de ellos lo consiguen, pero en otros se clavan. No veo que ninguno caiga muerto, ya que suelen impactar en hombros. Pero si no se curan rápido podrán desangrarse, pero no pueden parar de correr, entonces si que acabaríamos todos muertos. No podemos quedarnos quietos, no podemos parar hasta que no estemos fuera de esta ciudad, o en el peor de los casos, muertos.
Giramos una vez más. Nos están pisando los talones. Las calles pasan borrosas a mi al rededor, el viento choca violentamente contra mi cara y mi pelo revolotea a mi alrededor, ni me molesto en apartarme el pelo de la cara. Mis piernas no fallan y no pienso que tengo la garganta tan seca que ni una gota de saliva queda dentro. Mis rodillas piden que pare y mis pies exigen que no les haga tocar el suelo de nuevo. No me detengo y solo pienso en salir de aquí y en ver de nuevo los ojos de Niall. Él está muy grave, pero su corazón aún late.
Las flechas cesan pero una consigue rasparme el hombro rompiendo la camiseta y haciéndome una herida poco profunda que escuece con el choque del viento, me tengo que aguantar el grito que lucha por salir de m garganta. No me doy tiempo a mirarla, es el menor de mis problemas ahora mismo.
Ya veo la puerta y para nuestra alegría esta permanece aun abierta. Todos salen disparados hacia afuera. Salen a una velocidad alucinante, y todos tiramos de todos, intentando no dejar a nadie atrás. Tenemos que salir todos, y no parece muy difícil, hasta que veo que la puerta empieza a cerrarse. Se que de esta no salimos todos, es imposible, cada vez menos gente sale por las puertas, cada vez el hueco es más estrecho.
Paro en seco, y parece que mi cuerpo esta más adolorido ahora que mientras corría. Siento empujones, codazos por todas partes de mi cuerpo, tengo que concentrarme e ignorándolos levanto los brazos y sacando energía de donde no sabía que aun quedaba, lanzo hielo estancando la puerta. Causa un gran ruido y hasta siento como el suelo tiembla un poco ante tan fuerte impacto. La puerta detiene el movimiento inmediatamente. Dejando aun un gran hueco para que pasen varias personas a la vez.
-¡Rápido Delia! -oigo que me gritan mientras todos corren.
Congelo la puerta entera, asegurando que el hielo no se descongelará rápido y dará tiempo a que salga todo el mundo. Cuando acabo suelto un suspiro de derrota, al menos lo he conseguido.
Alguien se acerca a ayudarme. Una chica. Pero no quiero su ayuda. Quiero que se vayan. Que todos se vayan. Que estén a salvo. Que ayuden a Niall. Que Niall este bien. Quiero que toda esta situación acabe, pero ahora mismo se que es imposible.
-¡Salid todos! -rujo lo más alto que me permite mi garganta.
-Delia... -oigo de nuevo mi nombre entre la masa de gente, llamándome.
-Irse... ¡YA! -vuelvo a gritar.
Todos corren y siento el rastro de viento y arena que dejan a mi alrededor mientras corren todos rodeándome. Deben de salir, ahora somos bastante más sin controlar, y varios rogues están muertos, nosotros hemos aumentado un poco el número, y ellos lo han disminuido, aunque siguen siendo demasiados.
Giro sobre mis pies lentamente, con la vista pegada al suelo y preparándome para lo que viene ahora.
Veo como el último de los míos sale de la ciudad y suelto un suspiro de tranquilidad. Hay varias personas esperándonos fuera, por si no volvíamos o la cosa se complicaba, y si que se ha complicado, todo el maldito plan de no descontrolar a nadie y pasar desapercibidos se ha ido a la mierda completamente. Pero no había otra solución, no podíamos dejar a nadie allí y menos si podíamos salvarlos, y eso es justo lo que hicimos, pero no fue nada disimulado, en realidad ha sido todo muy bestia, pero no me arrepiento.
Levanto mi cabeza muy lentamente mientras muevo las mano, dos, tres, cuatro, cinco vueltas y ya las siento menos agarrotadas. Fijo mis ojos morados en los rogues que corren hacia mi. Imposibles de contar, todos armados, fuertes y furiosos. Parece que el infierno viene a buscarme ya. Todo son miradas furiosas, rugidos y gritos furiosos de una masa enorme de gente, rogues, muchos a medio transformar, otros son humanos y algunos son lobos, feos y raros, rogues completamente transformados.
Siento como mi cuerpo se llena de energía. Mis ojos arden y mis manos pican queriendo destruirlos a todos, a cada uno de ellos. Han hecho daño a todos, familias, niños, mujeres, ancianos, humanos... y a Niall.
De mis manos saltan chispas, y de ellas sale fuego que va dirigido a ellos. Oigo chillidos de dolor, tan agudos y todos clavados en mi mente. Alterno hiele y fuego y veo como hombres se congelan mientras otros se queman vivos. Los rasgos de mi cara están tensos, tengo el entrecejo fruncido y mis labios forman una fina línea.
Vuelvo a girarme, mi cabeza pide que me marche. Salgo corriendo y vuelvo con los demás, no irán muy lejos y ese es el problema, si me voy, acabaran alcanzándonos, desprotegidos, cansados, heridos... Estaremos acabamos mucho antes de lo que esperamos.
Reuno toda la energía que puedo, toda la que se concentra en mi corazón, la que fluye por mis venas y la que tengo cerca. La necesito toda.
Ya no chillan tanto y oigo como muchos continúan su camino y se dirigen a mi.
Del suelo crecen pinchos, hileras verdes, gordas, feas y mounstruosas crecen desde el suelo levantando con ellas trozos de suelo, rompiéndolo a su alrededor, y dejan un rastro de tierra donde no se ve nada. Crecen y crecen hasta que llegan a donde terminaría la puerta.
Con una de las mano lanzo bolas de fuego hacia atrás. Sin objetivo entre todos los hombres, ganando tiempo para seguir con lo que estoy haciendo.
Las ramas crecen, y los pinchos son cada vez más puntiagudos, imposible salir por ellos.
Me concentro y visualizo en mi mente, con los ojos cerrados, todas las puertas. La hieleras crecen y rodean en pocos segundos las murallas, bloqueando puertas y todo tipo de salidas... y entradas. Rodeando toda la muralla de la ciudad, todo lleno de hileras puntiagudas y gruesas.
Yo ya no puedo salir, ni ellos tampoco. Los demás tendrán tiempo de correr, de protegerse o por lo menos eso espero.
Siento todo mi cuerpo dolorido, todos mis músculos están tensos y me duele cada músculo y fibra de mi ser. He dado absolutamente todo creando la muralla y de lejos escucho gritos y gruñidos que n logro identificar bien.
Intento poder volver a atacar, es imposible, no tengo ninguna clase de energía recorriéndome el cuerpo. Los rogues que quedan de pie corren hacia mi, no pongo resistencia cuando me levantan, no me había dado cuenta de que estaba medio tirada en el suelo.
Ya de pie, recibo un buen puñetazo en la cara, y otro y otro. Creo que son cinco en total. Me ponen unas esposas que arden en mis muñecas, pero no grito ni forcejeo, no puedo. Me duele absolutamente todo, y noto sangre en mi cara gracias a los puñetazos que acaban de pegarme.
-No te matare todavía bonita, no puedo, pero cuando lo haga, te vas a arrepentir de haber hecho todo esto. -susurra uno de ellos, el que parece al mando, muy cerca de mi oído con tono amenazador y voz demasiado grave.
Aun con el labio partido, un ojo que mañana estará morado y verde con un buen moratón, varios cortes en la cara gracias a la pelea, empujones, varias heridas abiertas que me escuecen y sangran, y sin ápice de energía en mi cuerpo, vuelvo mi rostro y lo enfrento de cara. Lo miro a los ojos y lo encaro. Una sonrisa burlesca se forma en mi rostro, que hasta me escuece al tener roto el labio.
Es rubio y no tendrá más de treinta años y tiene los ojos negros.
-No me voy a arrepentir nunca de haberos jodido la salida. Yo no salgo, pero vosotros tampoco. -Y sonrío. Sonrío con egocentrismo, una sonrisa malvada. Esta vez he ganado yo. Y cuando hayan podido quitar las hileras de ramas todos ya estarán muy lejos.
Recibo otra bofetada que me rompe aun más el labio. Noto como la sangre se acumula en mi boca y sin ninguna vergüenza la escupo al lado de su bota, casi dando en ella.
La sonrisita de ganadora no se me quita cuando cinco hombres me arrastran de nuevo hacia dentro de la ciudad, solo escupo, una vez más, en dirección al treintañero, rubio, que cree que me voy a acobardar.
HA ESTADO INTERESANTE ¿no? Ahora DELIA se las tiene que apañar ¿sola?
Adelanto;
-Delia encontrará un aliado.
-Se descubrirá un traidor. (Pongan en los comentarios quien piensan que será.)
Hasta el próximo capítulo.
Voten y comenten.
JULY
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